Mi niña, a sus tiernos siete años, anda pensando qué va a ser de mayor.
Supongo que todos habréis pasado por esa época.
Yo no.
A mí nunca me dio por pedirme ser astronauta, granjera o peluquera. Yo iba a mi aire y no me metía en semejantes berenjenales. Me imagino que, de haberlo pensado, habría elegido las profesiones más peregrinas, como modelo (jate tú, si llego a saber entonces que no iba a pasar del metro sesenta…), misionera o trapecista (pues tengo yo un equilibrio, que es para troncharse de la risa), pero nunca me dio por ahí.
Mi hija, en cambio, tiene casi finiquitado el plan de negocio de toda su vida profesional.
Supongo que todos habréis pasado por esa época.
Yo no.
A mí nunca me dio por pedirme ser astronauta, granjera o peluquera. Yo iba a mi aire y no me metía en semejantes berenjenales. Me imagino que, de haberlo pensado, habría elegido las profesiones más peregrinas, como modelo (jate tú, si llego a saber entonces que no iba a pasar del metro sesenta…), misionera o trapecista (pues tengo yo un equilibrio, que es para troncharse de la risa), pero nunca me dio por ahí.
Mi hija, en cambio, tiene casi finiquitado el plan de negocio de toda su vida profesional.
Sueña con ser bailarina de ballet o, en su defecto, gimnasta.
Calcadita a su madre, vaya.
Yo la miro, tan segura a su edad, y me cago de miedo. Porque como la cosa se tuerza y se haga un esguince (de esos que se hacen todos los que “iban para deportistas de élite y se quedaron en contertulios por un accidente de rodilla”) se me va a frustrar entera y a ver cómo le levanto el ánimo. Que ella es muy terca, os lo digo yo.
Me paso la vida dándole alternativas:
- Mira qué bien se te da el inglés, criatura. Lo mismo puedes ser traductora de mayor…
- Que no, mami, que ya sabes que yo lo que tengo que hacer es practicar el clavo y el pino-puente, para poder actuar en el polideportivo delante de todo el mundo.
- Ya, hija, pero eso es para ahora, que eres pequeña. Cuando seas mayor…
- Y dale, que ya soy mayor, mamá. ¡Y yo quiero hacer esto siempre!
- Bueno, hija, pero es que “siempre” es mucho tiempo.
- Pues eso: quiero hacerlo TODO el tiempo.
¡Qué cruz!
Su hermano, en cambio, es otra cosa.
Yo la miro, tan segura a su edad, y me cago de miedo. Porque como la cosa se tuerza y se haga un esguince (de esos que se hacen todos los que “iban para deportistas de élite y se quedaron en contertulios por un accidente de rodilla”) se me va a frustrar entera y a ver cómo le levanto el ánimo. Que ella es muy terca, os lo digo yo.
Me paso la vida dándole alternativas:
- Mira qué bien se te da el inglés, criatura. Lo mismo puedes ser traductora de mayor…
- Que no, mami, que ya sabes que yo lo que tengo que hacer es practicar el clavo y el pino-puente, para poder actuar en el polideportivo delante de todo el mundo.
- Ya, hija, pero eso es para ahora, que eres pequeña. Cuando seas mayor…
- Y dale, que ya soy mayor, mamá. ¡Y yo quiero hacer esto siempre!
- Bueno, hija, pero es que “siempre” es mucho tiempo.
- Pues eso: quiero hacerlo TODO el tiempo.
¡Qué cruz!
Su hermano, en cambio, es otra cosa.
No se complica la vida en absoluto. Salvo que escuche a su hermana con estas cosas y empiece a darle a la mollera.
- ¿Yo, qué sé hacer bien, mami?
- Pues dibujar, hijo. ¡Si dibujas de miedo!
- Ya, pero eso es para pequeños… los mayores no dibujan.
- ¿Cómo que no? ¿Y los pintores, qué hacen entonces?
- Pintar casas… y eso es muy aburrido.
- Tranquilo, hijo, que ya encontrarás algo que te guste.
- No sé… es que yo sólo sé comer, jugar y ver la tele. ¿De mayor se puede ver la tele trabajando?
Dios de mi vida, qué inocencia… ¡pues claro que se puede!
Conozco ya varios casos, que hacen como que curran y se están tragando el magazín de Anachocha.
Pero eso no se lo digo al chaval, no vaya a ser que se emocione y mande los libros a la porra. Sería la leche, tener viviendo en casa hasta los cincuenta años a una gimnasta en paro y un televidente sedentario. ¿Te lo imaginas?
Estos hijos míos… ¡me van a buscar la ruina!
- ¿Yo, qué sé hacer bien, mami?
- Pues dibujar, hijo. ¡Si dibujas de miedo!
- Ya, pero eso es para pequeños… los mayores no dibujan.
- ¿Cómo que no? ¿Y los pintores, qué hacen entonces?
- Pintar casas… y eso es muy aburrido.
- Tranquilo, hijo, que ya encontrarás algo que te guste.
- No sé… es que yo sólo sé comer, jugar y ver la tele. ¿De mayor se puede ver la tele trabajando?
Dios de mi vida, qué inocencia… ¡pues claro que se puede!
Conozco ya varios casos, que hacen como que curran y se están tragando el magazín de Anachocha.
Pero eso no se lo digo al chaval, no vaya a ser que se emocione y mande los libros a la porra. Sería la leche, tener viviendo en casa hasta los cincuenta años a una gimnasta en paro y un televidente sedentario. ¿Te lo imaginas?
Estos hijos míos… ¡me van a buscar la ruina!
17 comentarios:
Que buena la entrada! La verdad es que me gusta cada una de ellas...
Dioss...esa época de ilusiones, deseos...(yo era de esas, y más o menos acabé en ello) y los que nunca sabían y se acojonaban por eso...
Tus hijos, seguro que serán lo que quieran...
Jajajajajaj, fantásticos tus niños. Mira, la mía pequeña tambien lo ha tenido claro. Nunca decía nada hasta que me harté de verla detras de mi copiando recetas de todo lo que hacía y la pregunté si quería ser cocinera y me contestó que si eso era una profesión y si daba para vivir.... yo la hable de Arguiñano y de Adriá.... y ahora estudia en la escuela de hostelería.
La mayor fué un caso aparte, cuando no quería ser carnicera ( adora meter las manos en la carne picada) quería ser pescadera, o panadera o pastelera o ..... intentó varias cosas y al final la convencí que lo que mejor se la daba era la estética, pues se hace unos peinados y unos maquillajes increibles ( en eso no sale a mí que soy poco estilosa) y al final me estoy dejando la pasta en una academia de peluquería y creo que la niña es tan buena que seguramente se la quedaran en las peluquerías que tienen los dueños de la academia, al menos es lo que le han dicho a ella...
La vida se encarga de llevarles por donde debe, y da lo mismo lo que uno piense de pequeño, la vida te va cambiando y si no es así.... esperemos que tengan suerte.
Besucos.
jaaaaa, que bueno, yo de pequeña quería ser majorette, que por cierto ya no se ven en ningún lado, mira por donde si no se me hubiera quitado de la cabeza ahora estaría en el paro.
Pues yo no quiero hundirte en la miseria, pero yo ya desde pequeñita tenía claro lo que quería ser y por más que mi padre intentó coaccionarme... el pobre tenía tanta ilusión con tener una hija abogada!
Ánimo mujer, podrás superarlo :S
Caminando despacio: sí, de eso se trata, de que sean lo que quieran... de mayores!!! Porque lo que quieren ahora es más bien convertirse en una Barbie y en un Gormiti, respectivamente. Tu dirás si no es excitante...
La Queli: te haré caso, que veo que las tuyas han encontrado el camino... esperemos que los míos no pillen un atajo de los chungos... ayyy
Tha LadyMissJo: qué bueno, majorette!!! Eso sí que me molaba a mí... pero lo que tú dices, menos mal que la vida te va orientando, porque de lo contrario, estaría el país llenito de majorettes en paro!!! Y no hay tantos desfiles al año como para "colocar" semejante excedente... juasss
La Yoli: tu caso es parecido al mío, por lo que veo... no sé si era la ilusión de mi padre, o es que consiguió que se transformara en "mi" ilusión, pero calcadita, oye...
Un abrazo!!!
Genial la conversación..
Yo siempre quise ser profesora (bueno, casi todas por aquella época queríamos ser profesora), pero ahora muuuuuuuucho mejor que nuestros hijos sean futbolistas o cantantes (profesiones muy solicitadas por los enanos de ahora), que así nos sacan de pobres!!!
Un besete
Me ha encantado la respuesta de tu hijo: "Yo sólo sé comer, jugar y ver la tele" xD ¿Qué se pensará el pobre que tiene que saber hacer a su edad? Jejeje
Si tu hija es como mi hermano cambiará de futura profesión pronto, fíjate que él decía que quería ser cura... Jajajaja
¡Besos!
...buena mi hija mayor que tiene ocho años dice que quiere ser cantante o bailarina...ya la verás en el programa ese de Anachocha o sucesores....y las otras aún no estan en época de pensar a tan largo plazo ;D
di que sí, que están en la edad de los sueños, yo por entonces quería ser astronauta primero, después domadora de leones como Angel Cristo y luego pasé a querer ser modelo porno de revistas, sí cómo lo oyes, quién sabe qué frustración o represión pasaba por mi cabeza, pa estudiarlo...
Joer que viñeta de forges. Fantastica! Yo debo de ser un crío, todavía me pregunto que quiero ser de mayor.
Uff, pues no quería yo ser cosas con 7 años...
Y luego, ná que ver.
jajajajajaja
Qué inocentes somos a esas edades! Qué lástima que eso se pierda con los años!
:)
Besossss!!!
Yo no quería ser ni astronauta, ni bailarina ni ná de eso... Lo que yo quería ser de mayor era: ¡Cajera del supermercado! Os lo juro... ¡Qué falta de ambición! Así me va... ja, ja, ja...
Me ha encantado esta entrada :). Cuando somos pequeños no pensamos en las salidas de una profesión. Nada de eso xd. Lo que nos gusta o nos atrae, eso es lo que queremos. Yo decía que quería ser alcaldesa xd. Incluso antes peluquera...menuda diferencia! Y me da que no seré nada de eso xd.
Un beso!
Yo dde pequeñita quería ser princesa ( ya se ve que las ganas de trabajar eran pocas,ajajaja ).
Mi hija de 6 años quiere ser bailarina y profesora de Ingles, por lo menos buscó algo que le dé dinerito.
Besos
JAjajajaj! Qué ricos tus nenes!! Con ellos no te aburrirás nunca, eh??? YO también pasé esa etapa: yo de mayor quiero ser.... Y de las cosas que quería se a lo que después he sido, nada que ver. Así que tranqui, que esto es sólo una etapa.
Genial lo de Anachocha, juas!!!!
Si mi propia generacion se queda en casa de papa hasta los 30,no me quiero imaginas que será de la siguiente...jajajaja
jajajajaja me muero de ternura. Y bueno, quien sabe tal vez se le cumpla el sueño :) .
Nunca se sabe , y no quieres ser la madre q la apartaba de su sueño cuando sea famosa eh! jajajaja.
Sobre el nene, son vagos, que le vas a hacer jaja. Para mi que termina de blogger profesional haciendo reviews o algo asi, :P jaja
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