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sábado, 30 de octubre de 2010

Abrirse en canal

De menos a más: hay gente torpe, muy torpe, garrula, garrulísima, inútil, desahuciada y ya, por último, está la gama “al estilo Paqui”.

Dice mi amiga que anda liadilla con un tío, pero que no quiere que nadie se entere, entre otras cosas, porque no le gusta que le pregunten y porque él no tiene “la casa ordenada” todavía… a saber a qué se refiere, si es que el hombre es un guarro inmundo o si es que no le ha comentado a su pareja que se ha buscado repuesto a sus espaldas. Puede ser cualquier cosa. Viniendo de Paqui, me lo creo todo…

Pero lo que no es de recibo es que, en las horas vacuas de la noche, esas en las que uno ya no tiene fuerzas ni para pensar, al tun-tun y sin motivo aparente, te dé por actualizar tu estado civil en Facebook y publiques al aire: “Paqui Montejo tiene una relación con Gorka Limotxo”. Con un corazoncito rojo centelleante (para más inri), que la máquina te añade de forma romántica y altruista al ladito del nombre de los enamorados.

“Vale”- pensarás tú para tus adentros- “no pasa nada, porque todos sabemos de sobra que Gorka Limotxo tiene que ser un mote. Nadie puede llamarse así en la vida real. Dudo que alguien dé con su verdadera personalidad”.

Bien, bien, pero eso es simplemente lo que tú piensas.
Porque el nuevo chorbo de mi amiga se llama en realidad Gorka Limoko, y le hemos llamado desde siempre Gorka Limotxo, por el evidente vicio público que se gasta por el tintorro. Deducirás, por tanto, que a nadie en su sano juicio le ha quedado la más mínima duda de que estos dos están liados.

Y más aún si pinchas sobre el nombre del susodicho y le ves el careto (en primerísimo plano) cubierto de piercings, escarificaciones y tatuajes monocromáticos. Te juro que no hay pérdida en cuanto a su identificación. Vamos, que en caso de defunción, éste sería el típico caso en el que pueden ahorrarse hasta la autopsia.

Llegados a este punto, agarro el móvil a las 12 de la noche y llamo a Paqui con el leitmotiv “tienes menos vista que un pez por el culo”:

- Paqui, hija, a quién se le ocurre… mira que te lo tengo dicho, que estas ansias exhibicionistas que te dan con las redes sociales van a acabar con tu reputación…
- ¿Y yo qué sabía que la maquinita lo iba a contar a todo chichi-birichi?
- Pero si sabes que se publica TODO. Lo que no quieres que se sepa, no lo pongas, cohone… que pareces tonta.
- Pues yo no he autorizado al bicho este para pregonarlo, así que me da que es denunciable.
- Y a mí me da que se va a liar la mundial como Gorka no “limpie” su casa en condiciones antes de llegar al curro a las 9 de la mañana…
- Vale, pues esto lo arreglo yo de un plumazo, verás…
- Miedo me das… espera, que voy pa tu casa. ¡No hagas nada hasta que llegue!

Ilusa de mí…
Nada más abrirme la puerta, la noto sofocada.
Corro hacia su portátil y, ahí, negro sobre blanco, aparece lo que, a partir de este momento, se conocerá para los restos como “la cagada del año”:



Mi pobre Paqui metepatas…
Abierta al mundo en canal, para que la destripen a placer…

Dice que se muda de ciudad. Que no puede salir de casa, ni ir al trabajo, ni comprar el pan donde siempre… vamos, que el Facebook le ha destrozado la vida...

Pues anda que la de Gorka no se habrá visto trastocada también, sobre todo ahora que sabemos que lleva relleno en la entrepierna...

Quién le mandaría ponerse a explicar su vida y milagros a las masas…


jueves, 28 de octubre de 2010

Suelte mi cara, que aún no he terminado de pagarla...


Me trinca una amiga de mi abuela a cinco pasos escasos de mi portal.

¡Mierda!
Si no me hubiera saltado el semáforo en rojo, o si hubiera ayudado a un cieguito a cruzar, o si hubiera salvado a un niño en peligro de ser atropellado por un trailer o devorado por una manada de rottweilers desbocados, me habría librado de “Doña pellizcos”, como la llaman mis hermanos.

Qué pena que mi vida sea tan anodina y falta de acontecimientos planetarios…
Porque toda la familia huye (huimos) de esta señora desde que tenemos uso de razón, ya que tiene la santa manía de agarrarte la mejilla en cuanto te despistas y dejártela en carne viva de puro cariño.

- ¡Ayyy, mírala, Marianooo, qué guapota y qué sanota está la niña-la-Encarni! (zaca-zaca, la cara me la ha girado de este a oeste a velocidad de crucero 10 nudos. No hay lifting que lo supere. ¡Y sin anestesia local! Pa que luego digan que soy una blanda…)
- Buenas Doña Brígida. Voy a toda pastilla, que tengo que comer y volver pitando a la ofici…
- Pero chiquilla… (no ha soltado mi carrillo; empiezo a sospechar que planea llevárselo a casa de recuerdo), ¡si no has cambiado nada!- (segundo zaca-zaca, ahora me ha dejado mirando hacia el portal; Dios mío, lo veo tan cerca… y tan lejos a la vez…)
- Aaayyyy, espere… un… minuto… deje… que… saque… las… llaves…. (y no me suelta, la cabrona. Estoy hurgando en el bolso, con los lagrimones a punto de descolgarse de mis pestañas por el dolor insoportable que siento en el surco nasogeniano, pero ella se ha amarrado a mi dermis como a un trapillo de saldo el primer día de rebajas)… ahh… aquí… están… por… fin….
- ¿Y tus niños? ¿Estarán enormes, no?- (ahora tocan pequeñas sacudidas norte-sur. No tiran tanto como las anteriores. Pero son más repetitivas. Alargan el dolor, que se me ha alojado en la encía superior derecha. Me noto al borde del colapso nervioso por la agonía insostenible.)
- Sí, gigantes… que… me… vooooyyyy… yaaaaa…
- ¿Y tus padres? ¿Qué es de su vida?- (…la otra mano... ¡Ha levantado la otra mano hacia mi otra mejilla! Ahora siento cómo mi umbral del dolor rompe a llorar…)
- ¿Mis padres? En… la… gloriaaa…. (se me han dormido las bolas de Bichat por la presión dactilar) llámeles un día… (¡me ha soltado! ¡mejilla izquierda liberada!, esto va a ser que está perdiendo fuelle, ya no son años los de esta mujer…), que les va a hacer una ilusiónnnn…
- ¡Eso haré!- (nooo, sube hacia mi papada…. Nooooo, dime que noooo)- dile a tu madre que a ver si el viernes puede quedar a tomar un cafetito, ¿de acuerdo? (el gesto “tolón-tolón” tirando del pellejo papadil es nuevo. Me ha pillado desprevenida. Este movimiento no estaba registrado en mis recuerdos juveniles. A la porra el efecto tensor de mi nueva crema reestructuradora del óvalo facial. De esta, salgo con treinta años más en mis carnes…)
- Se lo… diré… descuieayyyy… hastalavistaaaaaaayyy… (apunte mental: si tiro para huir, es peor, mucho peor…)
- Díselo, ¿eh majicaaa? (ahora está ordeñando mis lóbulos; como se saque otro gesto nuevo de la manga, voy a estrenar mis botas voladoras en su jeta…)
- Loharéloharé…

Me miro en el espejo del ascensor con más miedo que vergüenza y descubro que los desmanes entrañables de Doña Brígida me van a salir caros. Fíjate si han causado estragos, que lo primero que me suelta mi “santo” al entrar por la puerta de casa es el tan temido: “¡qué mala cara traes!, ¿has estado llorando?”

No lo sabes tú bien.

“Más que llorando, suplicando. Me he humillado y dejado apalear por un ser desalmado que pretendía quedarse con mi cara para ahorrarse unas cremas”- le digo yo con voz desesperada. Pero él no se cree nada. Duda, tuerce el morro, se acerca, observa bien el nuevo “código de barras” que me ha salido junto a la nariz y exclama sin dudar: “No me digas más. Doña Brígida, ¿verdad?”.

Pues sí. La misma.
He estado a punto de clavarle la llavecita del buzón en todo el ojo.
Otro abuso corporal de este calibre y no respondo de mis actos.
Apúntame en la lista de Reyes la pistola Taser que descartamos el año pasado.
No quiero dejarlo todo perdido…

martes, 26 de octubre de 2010

Noche de difuntos

Se acerca Halloween y yo me tiro de los pelos.

Una de esas tardes tontas de domingo en las que no sabes qué hacer, se me ocurrió decirles a los niños que por qué no decorábamos la casa con temas siniestros para celebrar el gran día.
En buena hora…

Yo pensaba que con hacerles un par de trajes de fantasma con las sábanas viejas que aún guardo de mi pisito de soltera, recortar unas tibias y peronés de papel y comprar una cajita de huesos de santo en mi pastelería favorita, tenía la fiesta organizada.
Pues se ve que no.

Según me comunica por escrito el “comité organizador de fiestas jalogüineras”, me falta lo siguiente:

- Unas calaveras de plástico para pegar por las paredes de casa
- Media docena de calabazas, de diversos tamaños, para crear caras espeluznantes con ellas
- Bombillas de bajo consumo (para introducir en dichas calabazas) y muchas velas
- Dos kilos de caramelos a granel, de colores, “a poder ser blanditos y variaditos” (no son para dar a los niños, sino para consumo propio)
- Spray-imitación de tela de araña: 6 botes
- Pintura de maquillaje blanca y raya de ojos negra
- Bola con grillete y una escoba “como la de Harry Potter”
- Disfraz completo de bruja: talla 7 años
- Verrugas de mentira: 1 bolsa
- CD con “música de cementerio” (estoy desconcertada con este punto: no sé a qué se refieren; no tenía ni idea de que los muertos organizaran guateques)
- Cartulina de color negro para hacer un ataúd: 50 hojas
- Huesos de goma
- Tijeras “que corten bien y no las de punta redondeada, que no sirven para vaciar una calabaza”, pegamento y mucho mucho pero mucho albal.

¿Pero qué negocio es éste?
¿Por qué nos dedicamos a importar costumbres caras y estrafalarias, pudiendo celebrar lo propio?

Yo recuerdo las fiestas de “Todos los Santos” de mi niñez como muy familiares, yendo de cementerios a poner flores y a rezarle al abuelo y demás parientes que ya no están y, con la excusa, pegarte unas jamadas de campeonato con los tíos y los primos. ¿Pero esto otro, a santo de qué?

¿Se trata de una broma?
¿Una excusa para los desmanes más vergonzosos?
¿Una americanización patológica en la que caemos encantados?
¿Otro sacaperras más?
¿Qué va a ser lo siguiente? ¿Celebrar el 4 de julio ondeando banderitas de barras y estrellas?

Mis hijos no tienen ni idea de esa celebración familiar que yo les cuento.
Para ellos es Halloween, que se lo han dicho en el cole (y eso que es un colegio religioso, toma castaña…) y no hay más tu tía. Punto en boca.

La mayor lleva días enseñándole al pequeño a decir “truco o trato” y el otro no comprende nada. Le sale siempre “susto o muerte” y, a renglón seguido, se pone como a aullar: “auuuuuu”. Cuando la niña se desespera, el otro le suelta: “tranquila, que eso es para cuando elijan susto”.
Y, claro, ella le grita con las manos en la cabeza: “¿estás tonto? ¿no ves que así no nos van a dar caramelos?” En una palabra: yo pago el atrezzo y ellos sacan el beneficio.

Creo que estamos perdiendo el Norte…

Eso sí: como me llamen los chavales a la puerta esa noche, me veo echándoles en el saco los yogures Activia y unas zanahorias, porque, a cuenta de mi dieta y para evitar las tentaciones, no hay nada dulce en casa.

A ver quién da el susto a quién…

domingo, 24 de octubre de 2010

Si no hay fiebre, nos vamos.



(piticlin piticlin)

- ¡¡¡Holaaaaa!!!- (es mi vecina Maripaz. ¡Qué energías se gasta, Dios-de-mi-vida!)
- … cofcof hodddaa…- (¡¡¡no encuentro la voz, no encuentro la voz!!!)
- ¿Qué…te vienes a tomar unas copas, que he quedado con mi pandi de singles?
- Do.
- ¿Do???
- Shhhi. He disscho que do- (tujutuju)
- ¿Y qué te pasa en la voz, que te sale engolada?
- Desfiado. Catadddo… ¡Miedda, que esshtoy enfedma, joded!
- Pues vaya… ¿tienes fiebre?
- Do.
- ¡Pues vente, mujer, que esto se te arregla con dos tontonics!
- Dihablar
- ¡Que sí! ¡Llevamos un cajón de pañuelos y ya verás qué bien lo pasamos!
- Tuperbien, teguro
- Venga, anímate, que para un día que podemos quedar… no vas a dejar a los mocos dirigirte la vida, ¿no?
- Jo que do… ahoda mismo noto cómo me shuben al cedebdo. Ocupan todo el esshpacio. Tengo la dariz que padece un poddrdón… más colodada que tus bdagas de Nosscheviedja
- ¡Qué divertido! ¡Nos van a mirar todos los tíos! ¡Ven, por favor, aunque sólo sea por ayudar a tu amiga la hambrienta…!
- Ya, cladopa que haga de payashho, ¿do?
- ¡Que no, so boba, que te maquillo y te dejo la nariz como nueva!
- Ya, teguroesssho misshmo le dijedon a la Esshteban y mida

Siete.
¡Siete días con mocos y la fiebre sin hacer acto de presencia!
Resumiendo, que tienes que ir a currar con la carita desencajada, las pusias y demás bacterias rodeándote en plena efervescencia y la nariz empaquetada en un kleenex.
Pero aaahhhh, como no tienes fiebreee… ¡se sienteee!

Pues no la ha palmao gente sin fiebre ni
¡Están los cementerios llenos de ellos!, que decía mi abuela.

Yo me irrito hasta la estratosfera cada vez que me excuso con un “tengo tal dolor de cabeza que me estallan las meninges”, o con un “me duele la tripa que ríete tú de la coz de un mulo” o, por poner, “me he tirado la tarde entera sentada en el váter y he tenido que mandar a la niña dos veces a por papel higiénico” y el de enfrente, obcecado él, mete bien el dedito en la llaga: “¿pero ties fiebre, bonicaaa?”

Pues mira, no.
No tengo fiebre.
Me dedico a vomitar, cagarme por las esquinas o toser a pulmón batiente por placer.
Vamos, que como el termómetro no pasa de 37, lo mío debe ser puro vicio…

Pues conste aquí mi llamamiento:

Estimados señores médicos de cabecera, con la de bajas por “vaya-usted-a-saber” que están firmando, ¿no podrían compadecerse de una pobre mocosa/lacrimosa/abotargada persona humana que no da pie con bola y cuyo termómetro se estancó en el 36,5 ºC de forma incomprensible?

Pues parece ser que do.


viernes, 22 de octubre de 2010

No vayas por ahí, que me encuentras...


Y vamos con otra tanda de búsquedas en google para dar con este humilde blog. (Ver anteriores: “Todos los caminos conducen a Roma” y “Busca que te busca”)

Sigo perpleja: no sé cómo pueden encontrarme metiendo semejantes disparates en el buscador. Y el caso es que llegan, los jodíos. Aterrizan por aquí y ¡muchos de ellos se quedan!

Tengo que hacérmelo mirar…

“Un nipón me arranca la falda”: hay que ver cómo son los orientales cuando se ponen burracos, ¿eh? Me hace a mí esto y le cae un soplamocos que le dejo la cara más plana, si cabe. Cuánto daño ha hecho a este país “humor amarillo”…

“Por qué se me cambia el fondo de pantalla del ordenador y me sale la Virgen del Pilar”: chico, esto de las apariciones ciber-marianas es lo que tiene… que nunca sabes cuándo te va a tocar a ti. A mí también se me aparece la Esteban en la tele a la que me despisto y no veas el susto... Ya te puedes imaginar la solución: apaga (el ordenata) y enciende (una vela).

“¿Qué pasa si me pongo vicks vaporub en el culo?”: Pues mira, lo primero que vas a notar es una sensación como de frío polar que se te meterá hasta las entrañas (literalmente). A continuación, un escozor sublime que no aliviarás ni con friegas de guante de crin. Y, por último (aunque no por ello menos doloroso), unos latigazos en las zonas colindantes que ríete tú de embutirte los leotardos de un enano. Eso sí: ni una almorrana. Garantizado por escrito.

“Despedida de solteros en granja escuela”: pues no. No te lo recomiendo. Alcohol y animales en la misma ecuación, me parece mucho arriesgar... Hay demasiada "hambre" y soledad en el mundo. Las pobres vacas no tienen la culpa. Ahórrales el bochorno y la humillación.

“Cómo posar en una foto si tienes estrabismo”: de perfil. Siempre de perfil. Está más claro que el agua. ¿No se pone la Pataky de espaldas para que le retraten el culo-en-pompa, que es su parte más agraciada? Pues tú lo mismo: te plantas de ladillo y a ver quién es el guapo que te llama birojo. Lo malo es que tus fotos siempre parecerán sellos de correos. Pero algo hay que sacrificar…

“Cómo se dice en inglés te juro que si no me haces este trabajo, me las vas a pagar”: Ai suer tu yu dat if yu don du dis guork for mi, te cagas por las trancas. Si lo dices en alto, acojona más que escrito. Lo que aprende una viendo "El Padrino" en versión original… Si le añades al final lo de “meik it luk laik an acsident”, te tomarán por el mismísimo Luca Brasi.

“Cuando uno siente calor sin estar enfermo y no hay sol ni calor, qué significa”. Pues una de dos: o me estás escribiendo desde un edificio en llamas y todavía no sabes que vas a morir chamuscado o tienes a tu secretaria, de nuevo, haciendo de las suyas bajo la mesa. Mira a ver...

“Dónde se puede hacer barbacoa en Barajas”: en la terminal 4. Sin duda. En concreto, en la zona donde leas “Nada que declarar”. Montas ahí el bidón, la gasofa y tu parrilla y luego me cuentas qué tal ha ido la fiesta. No te olvides los porros, que le van a dar un toque muy divertido al jolgorio.

“El chutazo de la abuelita”: supongo que te refieres a que tu abuela es un crack del balón, ¿no? Que es la envidia del geriátrico, porque se casca unas chilenas los domingos en el patio de las resi, que ya le han llamado los ojeadores del Barça-senil para ficharla pa primera. Porque es eso, ¿verdad? No querrás insinuar que la anciana se pone ciega a morfina o insulina los sábados-noche por aquello de ahorrarse el garrafón, ¿verdad que no?


Como podréis imaginar, estoy acariciando seriamente la idea de poner un consultorio.

Veo mucha gente falta de cariño y atención por el mundo...

miércoles, 20 de octubre de 2010

Cocinillas


Me dice mi “santo”, delantal al cuello:

- Cielo, te voy a hacer una cena que te vas a rechupetear los dedos. Ya verás cuando se lo cuentes a todas tus amigas. Vas a ser la envidia del café de los viernes. Sácame una foto con el móvil para tener pruebas fehacientes…
- ¡Qué bien! ¿Necesitas ayuda?
- Noooo, tranquila que me valgo solo. ¿No ves que me he tragado tres capítulos seguidos de Arguiñano? Tú siéntate un ratito y ya te aviso cuando esté todo preparado.
- Pues vale. Genial. Me siento entonces …

(Al minuto y medio)

- Oyeeee, ¿dónde me has metido la nataaaa???
- ¿La nata? ¡Que yo sepa, no tenemos nata!
- ¿Cómo no va a haber nata? ¡En todas las casas hay nata!
- Ya, ya… pues mira, has ido a dar justo con la que no tiene. Sustitúyela por leche…
- ¿Leche? ¡Ni hablar! ¡Aquí no aparece la leche por ninguna parte!
- ¿Aquí, dónde?
- ¡Pues aquí, en la receta, dónde va a ser!
- Chico, pues no sé qué más decirte. O pones leche, o cambias de menú…
- Deja, deja, supongo que cuando eche la panceta ahumada la cosa se arreglará...
- ¿Panceta ahumada?
- Sí, panceta ahumada. Lo dice aquí, en el tercer renglón: “añada 150 gramos de panceta ahumada en taquitos”. No hay duda.
- Bien, bien… pero una cosita, sólo por concretar: cuando dices “no hay duda”, lo que intentas decir es que “no hay duda de que he comprado panceta ahumada al salir del trabajo”, ¿verdad?
- ¿Yo? ¿Que si he comprado yo panceta al salir del trabajo?
- No voy a ser yo. Si no me comunicas con un mínimo de antelación que te vas a poner a cocinar un martes por la noche y que necesitas ingredientes extraños, ¿cómo quieres que lo sepa? ¿Leyéndote la mente?
- ¡A la mierda la receta! ¿Se puede sustituir por algo parecido?
- Hmmm…. como no le pongas jamón serrano…
- ¿Tenemos?
- Ehh… (miro en la bandejita de la nevera) pues tampoco. ¿Te vale un poco de jamón York?
- ¡MecagüenlamadrequeparióalArguiñano!
- A ver, no te enerves y sigue con lo tuyo, que tampoco creo que se note tanto en el resultado final…
- ¿Que no se va a notar? ¿Tú crees que no vas a notar que los “espaguetis a la salsa de nata con su reducción de panceta ahumada y extracto de cabrales” llevan en realidad leche calentita con jamón York?
- No sé cómo decirte esto, pero… ¿tienes pensado el plan B para el cabrales?
- ¡No me jodas, no me jodas!
- Te lo jodo. No hay cabrales. ¿Te valen unos tranchettes?
- ¡Viva la madre superiora! Ahora me sales con que no tenemos espaguetis y ya me has hecho un hijo de madera!
- Hmmmm… Tornillitos.
- ¿Cómo??? ¿Es una palabra en clave para que me autodestruya o algo así?
- No. Que sólo nos quedan los tornillitos que les suelo poner a los niños con tomate.
- ¡Agarra el abrigo!- me grita lanzando al fregadero la sartén con algo que parece cebollita picada y requemada.
- ¿Me estás echando de casa del cabreo que te has pillado?
- No. Te llevo a cenar por ahí. No pienso comer jamón York con leche y tranchettes sobre tornillitos recalentados.
- Chachi.
- ¡Ah! Y borra la foto, que no la vean tus amigas. No creo que pudiera soportar las bromitas de sus maridos…
- Hecho. ¿Puedo elegir restaurante?
- Mientras no sea un italiano…

lunes, 18 de octubre de 2010

Diccionario visual


Porque, a veces (y sólo a veces) una imagen explica más que un libro entero.

Tomar el pelo:



Estar a dos velas:



Andar más quemao que la moto un hippie:



La cuenta-la-vieja:



Hazme una perdida:



Comportamiento bipolar:



Me subí a la reja, con la p… tiesa…



Ser más feo que un parto:



Dar palos de ciego:



Salida a bolsa:



Curva bien peraltada:



Armar la gorda:



… A pierna suelta:




¿A que queda todo mucho más claro cuando entra por los ojos?
Pues eso.

sábado, 16 de octubre de 2010

¿Será una mierda... será un avión? ¡Serán los globos de Gallardón!


Cientos de neoyorquinos que paseaban ayer por Manhattan se vieron sorprendidos por unas "brillantes" presencias en el cielo. La Policía de Nueva York y el departamento de Aviación Civil estadounidense recibieron decenas de llamadas de peatones "preocupados", que decían haber visto ovnis sobre la ciudad de los rascacielos.



Qué risa, madre-del-amor-perpetuo.

Pues, efectivamente, iba Mr. Johnson tan tranquilo paseando con su señora por la calle 23 esquina con la 8ª avenida cuando, de pronto, una luz extraña llamó la atención de sus ojos perplejos.

Aquello que volaba en lontananza no podía ser obra de la mano del hombre. El extraño “cuerpo” se balanceaba rodeado por unas luces entre amarillas y azules (el famoso “yellow-blue” de los americanos, supongo yo, así, a bote-pronto) y viraba en dirección nor-noroeste a velocidad (llamémosle) “supersónica”.

Todas las televisiones y radios del país se pusieron inmediatamente en contacto con el matrimonio Johnson, para que relatara a Norteamérica su experiencia alienígena.

El hombre, sorprendido no sólo por su visión, sino por la oportunidad de oro que le brindaban los extraterrestres de tener su minuto de gloria, explicaba estupefacto cómo a su señora se le cayó el perrito caliente en toda la pechuga de la emoción de saber que ellos eran los elegidos. “Vi cinco o seis luces brillando en el cielo. No puedo explicar lo que viví. Es algo maravilloso esto de saber, por fin, que no estamos solos. Aprovecho para saludar a mi madre, que me estará viendo por la televisión por cable: Maaaama, que soy yoooo, que me quieren abduciiiirrr, como al teniente Muldeeeer.”

Si ya sabía yo que el nombramiento por parte de la ONU de una embajadora para asuntos alienígenas iba a traer cola… Mira que lo avisé…

Hablando claramente, aquello realmente era un OVNI, si nos limitamos a la definición que nos brinda el acrónimo (ya sabéis, “Objeto Volador No Identificado”). Pero digo yo que la cabeza la tenemos para algo, ¿eh, Mr. Johnson y señora?

Porque a ver cómo se te queda el cuerpo si no cuando te cuentan que aquello que jurabas por tus muertos que era un platillo haciendo eses en el cielo, era en realidad un puñado de globos amarillos que habían soltado en Times Square minutos antes para promocionar Madrid y su centenaria Gran Vía. Que ya hay que ser cateto para ponerte a llamar a todo quisqui, contando que eres poco menos que el Mesías redivivo (afincado en Cincinnati, eso sí) y que los aliens se te quieren llevar a su planeta con el único fin de abusar de ti y de tu parienta y robarte el cerebro. ¡Pues menudo regalo se iban a llevar, por cierto!




Desde aquí, hago un llamamiento a todos los oculistas y ópticos de España: ¡señores, emigren en peregrinación a la Gran Manzana, que allí hay trabajo a cascoporro!



jueves, 14 de octubre de 2010

Ya vienen los Reyes...


- Mami, ¿cuánto falta para Navidad?
- Ehhh… hmmm… ¿para Navidad? Pues… como dos meses y medio, hija, ¿por qué lo preguntas?
- Porque es poco tiempo.
- Hombre, es poco… o mucho, según se mire.
- No. Es poco. Hay que empezar a moverse.
- ¿A moverse? ¿Adónde?
- A las tiendas, mami, que no te enteras. ¿No ves que hay que comprar ya el Belén y los adornos del arbolito?
- ¡Pero si ya tenemos un Belén la mar de completo!
- ¡Qué va! A Baltasar se le rompió el camello el año pasado, cuando a mi hermano se le cayó la bola Bakugan sobre el rebaño de ovejas. ¿No te acuerdas?
- Hmmm… no.
- ¿Y el pozo con agua hecha de papel albal, que íbamos a cambiar por un molino que girara, con su agüita y sus pececitos de colores, ya se te ha olvidado también?
- Pues también…
- ¿Y las bolitas del árbol que se cargó papá cuando fue corriendo al baño (porque no llegaba a tiempo) y acabó sentándose sobre la estrella, eh, eh, no te acuerdas?
- Nop. ¿Se cargó la estrella?
- Genial. ¿Y que la Virgen María era más pequeñita que el niño Jesús y me dijiste que este año compraríamos una nueva, de un tamaño mayor, tampoco te suena?
- Tampoco.
- Da igual. Hay que hacerlo y punto. El niño no puede estar sin madre… Además, tenemos pocas cabras. Muchas ovejas, pero pocas cabras. Voy a hacer una lista con todo lo necesario.
- Pero hija mía, si nunca lo montamos hasta Diciembre…
- Ya. Y siempre te agobias. Este año podríamos empezarlo antes y así lo tenemos más tiempo.
- ¿Más tiempo? ¿Quieres llenar la casa de espumillón y musgo desde Octubre hasta Enero?
- Claro. Y de brillantina. Tengo un montón de ideas nuevas, ¿te las cuento?
- No, deja, deja, que hiperventilo…
- Pues ya verás cuando veas la carta a los Reyes Magos… he cogido el catálogo de El Corte Inglés y he ido marcando todo lo que quería, para que no tengan que moverse de tienda en tienda. Así lo tienen todo juntito…
- Pero… pero… ¡si te he dicho mil veces que hay muchos niños en el mundo y que los Reyes no pueden traerlo todo, porque no dan abasto ni tienen tanto tiempo!
- Es que yo creo que esto está mal organizado desde el principio, mamá… si todos hicieran como yo y lo marcaran en el catálogo, los Reyes no tendrían que salir del centro comercial para nada. Podrían dejar los camellos en el parking y comer en el Burger King, mientras los pajes cargan las alforjas con las compras de todos.
- ¡Ay mi madre!… ¿y de dónde van a sacar los Reyes tanto dinero?
- Pues de las fotos. ¡Si está clarísimo!
- ¿De las fotos? ¿Qué fotos, cielo?
- De las fotos que se sacan con los niños en la cabalgata. ¿O es que no les pagan por posar con la túnica y el turbante?
- Ya me extrañaría…
- Bueno, no me despistes, que tengo que actualizar la lista de la compra. Es que me acabo de acordar de que la mula y el buey los usamos para rellenar la granja de playmobil que les regalamos a las primas. Mejor, así ponemos una vaca gordota con manchas negras y no la mula escuálida que teníamos.
- ¡Hija, me estás asustando, te lo digo en serio!

Bien pensado, el que se va a asustar de verdad va a ser el buey, cuando se percate de cómo se le ha puesto la parienta en un año… almadecántarus...


martes, 12 de octubre de 2010

¡Maremía, maremía, qué cuadro mañanero!

Cada vez que me encuentro un espantajo por la calle y me quedo mirándole deslumbrada, mi madre me sale con la misma cantinela:

- ¡Pero hija, disimula! ¡No mires, que te pillan, por Dios!

Vamos a ver, mamá, desde aquí te lo digo, para dejar constancia fehaciente y no repetirme más que un polo de chorizo: ¿Tú crees (sinceramente) que si me cruzo con esto por el barrio (por ponerte un ejemplo al tun-tun)…




… soy capaz de apartar los ojos de esa conjunción fulgente y estrambótica multicolor que hipnotiza mis pupilas?

¿Crees (sinceramente) que este buen hombre, al vestirse por la mañana, pensó para sí: “voy a ver si elijo algo discreto que echarme al cuerpo, no vaya a ser que mi ropa arrincone a mi nuevo peinado, con lo que me ha costado hacerme la onda lateral”?
¿Lo crees?

¿No será más bien que el tipo éste pretendía justo lo que yo hice: que tó Dios se le quedara mirando las amebas y los cuadros escoceses, no dando crédito a semejante despropósito combinatorio? ¿Tú crees (sinceramente) que el hombre pretendía pasar desapercibido? ¿Camuflarse, quizá? No, ¿verdad que no?

Si hubiera visto esto otro, en cambio…



… ahí sí que te habría dado la razón, mamá, mira tú por dónde.

Esta señora, claramente, intentaba pasar desapercibida. Confundirse en la inmensidad de su sillón favorito. Para ello, optó por la opción más mimética: el conocido “estampado circulero”, que te permite reírte de los que pasan o hacerle muecas a la autoridad sin exponerte a un tortazo o a una multa por desacato. La gente pensará: “vaya, qué sillón más sonriente” y seguirá su camino tan campante, sin mediar agresión por su parte.

Pero cuando la peña viene provocando…



… a ver quién soy yo para quitarles la ilusión.

¿No ves que si hago como que no les veo o me toco el ojo como si se me hubiera metido un elefante volador, van a pensar: “pues vaya imbécil, con la de horas que he echado en el baño de la residencia para lograr el tono exacto de pómulos y lo que me ha costado que las lentejuelas queden paralelas…”? ¿Quién soy yo (insisto) para dejar a esta gente peor que como ya venían de serie? ¿No comprendes que es inhumano hacerles creer que no saben llamar la atención, o (lo que es peor) que son vulgares, anodinos y del montón?
¿Esperas de veras que sea tan cruel? ¿Tan insensible? ¿Tan desalmada como para hacerles llorar por culpa de mi indiferencia?

No, madre, no.
Esta gente pide a gritos que les observes.
Que los examines al detalle.
Que les señales con el dedo índice bien estirado. Sin piedad.

Olvídate de las reglas del decoro y súbete al carro de la chabacanería más cateta.
Y grita conmigo sin vergüenza alguna:

¡¡¡Maremía, maremía, qué cuadro mañanero!!!



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Imágenes extraídas de la web: www. Poorlydressed.com
Sin desperdicio…

domingo, 10 de octubre de 2010

¿Habrá sido un sueño?


A la mierda todo mi trabajo.
A la mierda mis notitas llenas de garabatos, mi calendario tan molón, mi móvil y mi teclado sin cables, ergonómico y desgastado.
A la mierda mis bolis sin tapón mordisqueados, mis hojas recicladas para guarrear y mi calculadora de colores. Mi agenda de piel, mi colección de gomas de Hello Kitty y mis altavoces JBL Platinum, también: ¡a la mierda!

Y todo por culpa de la maldita cafeína…

No, no me he vuelto loca.
Simplemente, torpe.

Quería coger la grapadora a la vez que contestaba un e-mail y sujetaba el móvil haciendo la “pinza oreja-hombro” (gesto éste, el de la pinza, que realizo con soltura cada día un mínimo de veinticinco veces por debajo de la patilla) y mi campo visual se ha visto trastocado en su ángulo ciego por un vaso de (casi) medio litro de café con leche que todavía no había tenido el honor de catar.

Con el esmero que le había puesto en prepararlo… con su sacarinita, su leche desnatada, su espumita… ¡pues a la mierda también!

Ha quedado toda mi mesa empantanada. Cubierta por un líquido viscoso (sí, sí, en el vaso era líquido, pero sobre una superficie plana tiende a cristalizarse, palabrita) que chorreaba sobre la CPU y mis pantalones a supervelocidad. Bueno, para ser del todo sincera, si se hubiera desparramado a nanovelocidad tampoco se habría notado la diferencia, porque me he quedado tan bloqueada y sorprendida de mi poca pericia con las manos, que no he sabido reaccionar.

Alertadas por el ruido, han brotado varias compañeras ante mi puerta a ver lo que pasaba. Yo seguía quieta. Impávida. Sin capacidad alguna de intervención. Con la mente perdida en los recuerdos de mi niñez. Aquellos que aparecen en mis peores pesadillas, ayudados por vocecitas infantiles que me canturrean en la oreja de forma siniestra… “manospieeeessss, manospieeeessss, lala lala la laaa, eres una manospieeessss”. Aterrador…

Mis compis, mucho más resolutivas que yo para los momentos puntuales de catástrofe o emergencia (no en vano, tienen hechos varios cursillos de primeros auxilios y prevención de riesgos laborales), se han coreografiado de forma tácita y silenciosa para arreglar aquel desaguisado y sacarme del charco en el que me encontraba.

Yo no he movido ni un dedo. No podía.

Me he “despertado” del aturdimiento ya en el baño, con una falda que no recordaba haberme puesto esa mañana (lo cierto es que no iba del todo desconjuntada con la chaqueta que llevaba) y unos zapatos prestados no sé por quién (un par de tallas grandes, pero daban el pego). Desconcertante.

Del café, cristales rotos y demás enseres anegados, ni rastro.
Todo estaba impoluto. Lustroso y brillante.
Como si hubiera sido un sueño.

Así que vuelta a empezar.

Mis compañeras me han regalado una pelotita para ejercitar las manos y yo, obediente como soy, practico con esfuerzo.
Ahora tengo ordenador nuevo y mil cosas “para ayer” que actualizar.
No tengo tiempo ni para tomar café.
Tanto mejor.

Otro contratiempo de este calibre y me imprimen en las tarjetas de visita “Esthertxu la zopenca”. La taza de plástico con soporte-ventosa que me ha dejado mi jefe esta mañana sobre la mesa no augura nada bueno.

Vivo con más miedo que un pensionista con hipoteca…


viernes, 8 de octubre de 2010

Si la envidia fuera tiña...


De: Esthertxu (la perpleja)
Para: Elvira Super-Star
Asunto: ¿Te has quedao muda?
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Cielooooo
¡Hace siglos que no sé nada de ti!
Ya ni me llamas, ni me escribes, ni te pasas por la oficina… ¿todo bien?

De: Elvira-la perenne
Para: Esthertxu (Doña angustias)
Asunto: pero, pero, pero…
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Chiquilla, ¡si hablamos hace cuatro días!
¿No te acuerdas que te conté que tenía nueva compañera de trabajo?
Pues aquí ando, explicándole todo… no tiene ni idea de nada.
Pero de nada, nada-nadita, ¿eh?
Pa mí que la han contratado por buenorra, mira lo que te digo…

De: Esthertxu (la desmemoriada)
Para: Elvira-la-amargada
Asunto: se me había hecho eterno
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Chica, como solíamos hablar a diario, cuatro días (¿sólo cuatro, seguro?) se me hacen un mundo…
Cuenta, cuenta, así que te ha tocado una avispada, ¿eh?
Si ya te lo decía yo, que a tu jefe se le ve venir a la legua.
¿Qué… como dos carretas, no?
No me digas más…

De: Elvira-no-lo-sabes-tú-bien
Para: Esthertxu (la adivina)
Asunto: y encima rubia…
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Yo disimulo como que estoy contestando al Notario, pero te cuento la situación…
Recién separada.
1,70 de altura. Con los tacones, sube lo menos al 1,90.
Gasta una 100, copa C. Orientadas hacia Teruel.
Debe pesar 40 kilos. Bueno, con los implantes quizá llegue a 45.
Talla… le doy una 36, a todo tirar.
Mechada. Con ondas salvajes del Caribe.
Minifaldera, pero rollo modernito. Como quién te digo yo… a lo Hannah Montana, por decir una.
Tiene una conversación (llamémosle) “plana”. A todo te responde con un “¿de verdad? ¡pero qué me cuentas!”
Mi jefe está obnubilado. Con decirte que viene hasta peinado de casa…
No lo reconocería ni su propia madre.

De: Esthertxu (típico)
Para: Elvira-la-envidiosa
Asunto: estoy por pasarme y verificar los datos…
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Hija, pa tanto no puede ser.
Algo malo tendrá…

De: Elvira-ya-te-lo-he-dicho
Para: Esthertxu (lee bien)
Asunto: evidentemente…
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¿Pues no te digo que no sabe hacer la “O” con un canuto?
Ahí está el truco…
Eso sí, maquillarse, se maquilla de muerte.
Le he dicho que me tiene que enseñar a hacerme la raya del ojo sin que se me suba hasta la frente y me ha mirado con pavor.
Dice que a ella le costó un cursillo de seis meses dominarlo…
Podría haber aprendido a teclear en ese tiempo, que me toca a mí pasarle todas las cartas del jefe porque “se me estropean las uñas de porcelana una barbaridad”…

De: Esthertxu (me dejas muerta)
Para: Elvira-te-están-toreando-me-temo
Asunto: ¿se está quedando contigo?
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Pero Elvi, con lo que tú has sido… ¿le estás sacando a esta tipa el trabajo adelante a cambio de un cursillo de eyeliner?
No te reconozco.
A ti, doña “soy-liberal-porque-el-mundo-me-ha-hecho-así”.
La que mandaba al jefe a la mierda cuando le pedía un café.
La alumna más aventajada de la carrera de Derecho.
¿Te encuentras bien?

De: Elvira-estoy-quemadísima
Para: Esthertxu (es lo que hay)
Asunto: la misma
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Yo no he dicho que le esté haciendo el trabajo BIEN.
Sólo he dicho que se lo hago.
Y, como ella no lo repasa, me pego unas risas que me oyen en Constantinopla.
¿No quería aprender?
¡Pues a leches va a aprender!
Te dejo, que sale llorando del despacho del jefe.
Voy a coger la máscara de pestañas y me encierro con ella en el baño a consolarla.
¡De esta, me saco el cursillo gratis como está mandado!
¿Quedamos a las 11 en el café de siempre?
¡Vente pintada, que voy a llegar ideal y luego te mueres de envidia!

De: Esthertxu (espérame sentada)
Para: Elvira-mala-pécora
Asunto: mejor pídeme un té
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¡Hecho!
No te vengas con la rubichi, que no me ha dado tiempo a adelgazar todo lo programado y como la vea comerse un bocata soy capaz de arrancarle las extensiones-pelo-de-muñeca.

De: Elvira-ya-me-he-relajado
Para: Esthertxu (la ansiosa)
Asunto: descuida
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Tranquila, que tiene pa un rato.
Se tiene que retocar todo el maquillaje y eso le lleva una hora.
La he dejado en el baño con un neceser de tres pisos que tiene para emergencias.
A esta ya no se la oye hasta la tarde.
Voy saliendo, que tengo taaaaanto que contarteeeeeeee…

miércoles, 6 de octubre de 2010

¡Agua va!


"Él puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se deje usted engañar, es realmente un idiota."
-Groucho Marx-




Contrastado: el ser humano es medio gilipollas.

A ver, si no, cómo me explicas que nos gastemos la intemerata es cosas inútiles o fraudulentas y, oye, ¡tan contentos, que encima nos ha salido tirado de precio!






Vamos a ver, hermanos, ¿nos la dan siempre con queso o es que somos carne de cañón?

Que está muy bien que birles una botellita cilíndrica de estas en el restaurante (mi caso), porque no veas lo bien que te cuadra para la puertecita de la nevera y lo que vas a fardar en la próxima cena de la cuadrilla, que la rellenes con agüita del grifo y la sirvas bien fresquita a tus amistades, en lugar del botellón de plástico con la etiqueta medio arrancada de costumbre. Pero que esto lo haga la embotelladora y te cobre cuatro euros por ello, no me digas que no tiene guasa.

Los portavoces de la marca llevan días diciendo que ellos no mentían en sus promesas publicitarias. Es decir, que la localidad noruega de Iveland se sirve del agua del deshielo de un glaciar para abastecer a toda su población y ellos, simplemente, aprovechan el derroche.

Eso es tener clase, no me digas… estos noruegos son la repanocha. Tienen como diez años de baja maternal, cobran un sueldo mínimo interprofesional del triple que el españolito de a pie y encima les sirven agua de lujo directamente a sus hogares, ya sea para lavarse los dientes, usar el bidé o fregar los cacharros…

Yo he bebido aguas estancadas o con sabor a pis (directamente) en según qué regiones españolas que no habrían pasado el visto bueno de las autoridades sanitarias más beodas. Si les llega a dar por embotellarla, tendrían que hervirte el agua en el propio restaurante y ante tus ojos, porque si no, fíate y no corras…

Pero mira, en Noruega beben agua de 4 euros los 0,8 litros (más cara en los restaurantes, por supuesto) y ni lo agradecen. Ni en la ruta del bacalao he visto yo el líquido elemento a semejantes precios…

Y eso pasa con una marca de prestigio, que utiliza un nombre elegante y una imagen cuidada.
Ponte ahora a elucubrar de dónde sacan, por ejemplo, el Solán de Cabras. Con ese nombre, cualquiera sabe…

Tengo una amiga que dice que ahora se siente pueblerina total:

- ¿Cómo me han podido engañar? ¡Si podría jurar que a mí me sabía distinta a todas las demás!
- Es que sabía distinta, cielo- le digo yo-. Sabía a grifo... noruego, eso sí.
- ¿Pero por qué siempre caigo en estas chuminadas?
- No sé… pero a ver si gracias a esto ves la luz y te quitas las 7 power balance que llevas en las muñecas… total, pa lo que te sirven…
- Nonono, eso todavía no está demostrado. El mes pasado sólo me caí tres veces por las escaleras de la oficina. No sé si es algo psicológico, pero a mí me funciona…
- Lo que hace que funcione es que por fin os han puesto barandilla en la escalera, Mari, que te aprovechas y lo llevas todo a tu terreno…
- Pues será, pero el caso es que yo he disminuido mi siniestralidad, así que ahí se quedan.

Con estos planteamientos de vida, lo de pagar el agua a precio de barril de Brent es casi anecdótico.

Cualquier día nos enteramos que las bolitas de caviar son pelotillas del ombligo de algún guarro y nos echamos las manos a la cabeza.

Vivir para ver y ver para creer…

lunes, 4 de octubre de 2010

Elegí un mal día para dejar de comer...


Bien, pues ya estoy en ello.

Me he preparado un plan estricto de comidas de aquí a Navidad, con el que me he propuesto quitar unos kilillos. No diré cuántos por no herir susceptibilidades.

Y lo voy a llevar a rajatabla.
Le hago a mi “santo” comer a escondidas y me hincho a lechuga como si fuera una vaca a punto de entrar en hibernación.

Nada me tienta. No pienso flaquear. Voy a mantenerme firme en mis propósitos aunque me cueste sudores y cabreos monumentales.

Aunque, salvo un par de conatos, tampoco es que haya llegado la sangre al río…

Hasta esta mañana, que iba yo tan tranquila por El Corte Inglés a hacer unos recaditos y me asalta una tiparraca de forma abrupta y sin avisar:

- ¿Quiere usted flis flis probar nuestro flis flis flis nuevo perfume flis flis, que está de ofertaaaaa flis-flis flis-flis-flis?

¿Que si quiero probarlo, cabrona, que me has echado ya medio litro aprovechando la coyuntura? ¡Y en todo el ojo! Mira que yo no quería enfadarme, ¿eh? ¡Pero es que me obligan!

Y que a estas no las pille la policía, que diría mi madre….

La he apartado de un manotazo (Dios, si todavía me huele el pelo a pachuli y eso que han pasado ocho horas desde el ataque tierra-aire) y he seguido toda digna hasta la sección de prensa, a comprarme el periódico y las revistas de la semana.

Mientras leía las noticias y desayunaba tranquilamente mi té con sacarina, noto como una presencia extraña sobrevolando mi hombro. Me vuelvo y el hombrecillo sentado detrás de mí gira abruptamente el cuello y se pone a mirar fijamente el cenicero. Sin pestañear.

Bien, no parece que quiera nada, así que yo sigo a lo mío.

Pasan treinta segundos y vuelvo a notar el poltergeist . Paso de hoja, me giro a velocidad defcon-3 y ahí está, el abuelillo, a medio camino entre arriba y abajo, estirando la cabeza hacia mí y con el culillo en pompa. Me suelta:

- ¿Te importa volver un momentito a la página anterior, que no me has dado tiempo a acabarme el artículo sobre el Ibex35?
- Lo que usted quiera, caballero. ¿Le pido también un carajillo y un Farias?
- Hombre, pues sería un detallazo, bonita.

La gente no tiene piedad. Y, además, es inconsciente por defecto.

Si supieran el peligro que corren tocándole los muñones a una hambrienta en su primera semana de régimen, se andarían con más ojo…

Mejor ni os digo lo que le he contestado al salado este… ¡me da hasta vergüenza!
Si es que a veces, no me reconozco…

sábado, 2 de octubre de 2010

Flaneando por la vida


Tengo unas compañeras de trabajo que son la bomba.
Como lo de currar 8 horas, adecentar la casa, educar a los niños y hacer la compra les parece poco, han hecho camarilla para que todas nos apuntemos a clases de danza del vientre.

Y van y me incluyen en el grupo.
A mí.
Doña “yo no imito a Shakira porque me flanea la tripa y puedo provocar un desajuste tal en la tectónica de placas que se genere un tsunami en la India sin querer”.

Me cuesta hasta escribirlo…

Sobra decir que era la única en aquella sala que cubría la barriga con cuatro capas de ropa, a saber: la camiseta interior (apretadita, para que haga bien el efecto-faja que tanto me gusta), una camiseta de tirantes, otra holgada (también llamada “la de transpirar”, que me parto sola, como si mi cintura supiera transpirar… ¡qué va, hombre!) y la chaquetilla de cremallera que me parece tan “deportiva” y me evita decir que llevo chándal (ya sabéis que yo de eso no uso). El resto iban estilo Mama-Chicho, con un bikini con cuentecitas y un pantalón o falda encajados sobre la pelvis, milímetro arriba-abajo.

¿Cómo demonios puede alguien mover las caderas de pared a pared (y estoy hablando de metros de separación entre ellas) y mantener el ombligo quieto en el epicentro de su anatomía? ¡Pero si eso no lo recoge ni el Libro Guiness de los Records! Es que de verdad te digo que nos engañan como a chinas… ¡Mi cuerpo es un bloque! Y punto. Hay que asumir lo propio y vivir con ello. Pero siempre hay gente que peca de optimista y te lleva por el camino de la amargura…

Es físicamente imposible llevar un ritmo con los brazos, otro con los muslos y dejar inerte la zona de flotación. ¿Tan difícil es de entender? Yo, si me muevo, voy pallá con todo el equipo, no acudo por partes, ¿no? Pues eso.

Y cuando por fin le dan vía libre al pobre ombliguillo, que estaba ya aburrido viendo pasar carnes a su alrededor sin poder moverse, resulta que sólo puede ir hacia adentro y hacia fuera, hacia adentro y hacia fuera…. ¿qué broma es esta? Con lo tímido que es mi ombligo, además, que no veas lo que me cuesta que asome… en una de esas, se queda dentro y no vuelve a salir nunca más. Deja, deja…

Menuda encerrona.
Sólo me ha quedado clara una cosa: me toca ponerme a dieta rigurosa.
Con la de cenas, bodas y demás banquetes que se acumulan en mi agenda… no quiero ni pensarlo.

Por rematar la tarde, sólo os comentaré cuál fue la merendola que nos pegamos todas tras el desgaste abdominal: ellas, una manzanita o kiwi con una botellita de Isostar. Yo, un bocata de jamón con tomate y una cañita.

Todo pa mi ombligo, que se ha portado como un jabato, ¡hombre ya!

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