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miércoles, 30 de junio de 2010

Speed date


Sigo aguantando a mi vecina Maripaz como puedo.

Como parece que no consigue que ningún tío le suelte LA FRASE, ahora ha decidido apuntarse con unas amigas a una Speed date, que viene a ser una reunión de desparejados que se dan, entre sí y por turnos, tres minutos de reloj para contarse su vida y ver si de ahí sale algo en condiciones.

Primer round: el orejas.
Dice Maripaz que lo primero que se le ve es un par de apéndices desabrochados y alocados que te saludan antes que su dueño. Ella escribe en el cuadernillo que le han facilitado los organizadores a cada participante en esta “ruleta rusa del amor”: Dumbo. Camisa de franela. Se ha traído el cubata junto con la libretita. No habla mucho, sólo te mira. Descartado por lechuzo.

Segundo asalto: el bocas.
En este caso, nada más sentarse, el chaval le ha preguntado sus años y a ver a cuántas de estas citas había acudido ya “a su edad”. Maripaz anota disimuladamente: menudo merluzo. Dice que no sale con separadas. No sé cuántos años me echa, pero yo a él le calculo el cociente intelectual de una ameba. Tachado por imbécil.

Tercer participante: el gañán.
Éste no se entera la-Misa-la-media. Él se pensaba que los amigos le llevaban “de putas” (lo ha soltado así, sin más) y está encantado porque dice que “a ver si saco algo y encima gratis, sería una noche redonda”. Maripaz, sin contestarle siquiera, escribe: no se ubica. Está más perdido que yo. Me ha debido ver cara de apodarme “la tacones” y se ha emocionado; vamos, como que pretendía que me largara de ahí con él “por un módico precio”. Nominado por maleducado y soplagaitas. Además, fijo que tiene el tractor aparcado en la puerta.

Cuarto candidato: el mazas.
Aparece el susodicho con una camiseta blanca de tirantes que deja entrever lo que parece ser un tatuaje de Amy Winehouse de proporciones estratosféricas. Sólo se le adivina el moño entre tanto bíceps. Maripaz deduce que: tiene pinta de ex presidiario. Se sobetea los músculos todo el rato mientras me pone caritas. Impresentable a mis padres. Lo descarto por tener “hábitos extraños”.

Quinta intentona: el cara-guapa.
Nada más verle acercarse a la mesa, Maripaz se emociona y empieza a escribir compulsivamente: ojos azules, alto, CON pelo, culo pendiente de puntuar.
El tío se sienta y le empieza a hablar de cremas, sérums reparadores y depilaciones láser. Maripaz se impacienta, porque se teme que le han vuelto a colar un gay entre sus candidatos y no quiere volver a pasar por lo mismo (ver: Mi vecina tiene un novio gay), así que, resignada (tú dirás), anota: el culo mejor ni se lo miro, queda sin puntuar. Descartado por metrosexual o gay. Igual me da. Una pena, porque el chaval prometía.

Sexto concursante: el yogurín.
El pipiolo debe tener 18 años recién cumplidos. Dice Maripaz que estaba asustadísimo. Miraba a todas partes, como con miedo. Ni se ha sentado. Todo lo hablaba de pie. Maripaz escribe: me siento como la profesora haciendo un examen oral. Se frota las manos compulsivamente y no mira a los ojos. Nominado por imberbe e infantiloide.

Séptima (y última) oportunidad: el abuelo mentecato.
Es el que más destaca entre todos los allí presentes, porque le brilla la calva cosa mala. Le saca unos 25 años a mi vecina, pero va de "sobrao". Habla con una parsimonia enervante, como si estuviera pontificando y lo mismo te cuenta que las tiene “a puñaos” que te explica lo que espera de su “futura mujer”. Y sabe de lo que habla, porque acumula cuatro divorcios en su historial. Lo lleva escrito en su tarjeta de visita y todo (será para que no te lleves a engaño):



Don Facundo Jiménez
“cuatridivorciado”
Director de Compras



Maripaz, entre hipidos de risa, anota: El que sabe cómo tenerme contenta. El que me va a dar todo lo que quiera. El que sabe cómo tratarme. Con el que nunca me faltará de nada. El que me va a “quitar de trabajar”. Lo elijo como CANDIDATO OFICIAL, porque lo mismo le quedan dos telediarios y me deja en herencia la casa que tiene en Ibiza y las cuatro libretas de ahorro que ha tenido que abrir porque no le cabía todo en una… ¡¡¡Menudo chollo!!!


martes, 29 de junio de 2010

No se aparte, señora, que ya la atravieso yo si eso...

- Entro al estanco, de 3 metros cuadrados, y una señora estupenda, cargada de bolsas, paraguas y demás utensilios de primera necesidad, se queda plantada en medio contestando a una llamada de móvil.

Yo intento rodearla por la izquierda, pero su bolso me lo impide. Hago un quiebro, cambio mi trayectoria… pero tampoco: tiene el carrito-la-compra pegado a su cadera derecha y no quepo. Bien. Me pongo de puntillas, atisbo a la estanquera (que también se ha puesto de puntillas dentro de la cámara acorazada esa que se gasta) y grito sin pudor:


- ¡Tres de chesssteeeeeerrrrrr!
- ¿Duro o blandooooo?
- ¡Durooooooooooooooo!
- ¡Marchandooooo!
- ¿Cuánto te debooooooo?????
- Diez con ochentaaaaaaaaaa
- Te los dejo aquí en el sueloooooo
- Vale, graciaaasssss, luego los recojoooooooooo

De locos. Me he largado y la señora seguía cimentada al suelo. No ha movido ni una pestaña de su cuerpo serrano. Menos mal que tenía el importe exacto, de lo contrario habría tenido que hacerme un avioncito de papel con el billete para que entrara en el cubil de la estanquera con el efecto necesario. Y luego dicen que las personas mayores tienen mucha más educación que los jóvenes… ¡lo que yo te cuente, morena!

- Voy al supermercado, me pongo a la cola y tengo la mala fortuna (cómo no) de topar con una señora (otra) que tarda cinco minutos y medio en meter en una bolsa una barra de pan y una docena de huevos.

Como la cajera tiene prisa por el cambio de turno, empieza a pasar los códigos de barras de todos mis productos a la velocidad de la luz (kilómetro por segundo arriba-abajo). ¡Qué suerte la mía! ¡Hoy, no se le rebela ni un código! Basta que una tenga prisa para que la del chaleco reflectante tenga que darle la lechuga a una compañera que le mire el “código de marras”, pero como quieras que tarde lo suficiente para que la que va delante de ti sea capaz de abrir la bolsa de plástico sin que se le haga una pelota, vas dada.

Ese día se forma la orgía alimentaria en el mostrador y tienes que andar con mil ojos para que la lista del cardado no te robe tus magdalenas porque “uy, me he debido de despistar, como estaba todo junto, pensaba que era mío”. Pues no, señora, usted sólo ha pagado los huevos y la barra-pan, no vaya de lista y suelte mis bollos, que yo creo que está tardando más de la cuenta para ver si me sisa algún producto mientras me despisto sacando la cartera.

- Me toca recoger del tinte la americana de mi “santo”, que acabó chorreada de aceite en la última “cena de colegas” y, cuando llego, me encuentro a otra señorona con múltiples prendas desparramadas por los tres metros de mostrador.

La dependienta tiene mala cara y ni la mira. Se gira hacia mí y me dice:

- ¡El recibo!
- ¡Como éste!- y se lo paso bajo el sobaco de la de delante.
- Espere ahí que se lo saco ahora mismo.
- ¡Aquí me quedo! (de canto, claro, porque la del mostrador sigue revisando la ropa recogida a ver si encuentra una manchita perdida entre los pliegues y me puede pillar la puerta eléctrica)

Sale con la americana envuelta en plástico y se queda parada. No sabe cómo dármela, porque la pointer sigue buscando manchas, ahora ya oliendo las prendas como el mejor sabueso. Vale, pues por encima.

- A ver, maja, estírate que te lo paso por encima de esta señora.
- ¡Ya la tengo, ya casi la tengo!
- Cuidado con el plástico, no se te vaya a enganchar con las horquillas de su moño…
- Descuide, que me subo al banco de espera y alcanzo mejor, déme un segundo…
- ¿Ya? ¿La tienes?
- ¡Sííiííí…. Parece que llegoooooooo!!!
- Vale, pues hasta otro día.
- ¡¡¡Taluegoooooo!!!

He decidido que voy a empezar a salir a la calle con una aguja escondida entre los dedos para practicar lo de “señora que me cierra el paso, señora a la que pincho”.

Aprovecharé bien el hueco que dejen al dar el salto lateral para hacer mis compras y pondré cara de “yo no he sido” sin ningún complejo.

A ver si te crees que la tienda es tuya, Doña Amable.

lunes, 28 de junio de 2010

¿A que te cruzo un e-mail?

De: Esthertxu (la perpleja)
Para: Elvira Super-Star
Asunto: NOTICIÓN NOTICIÓN!!!

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No te lo vas a creer…. ¡¡¡Han contratado al buenorro!!!
Le he preguntado al jefe a ver qué despacho le van a asignar y… (agárrate los turutus, que vienen curvas…) ¡me lo ponen al ladito, para que le enseñe!!! Pegadito a mí, como si fuera un anexo que me ha salido en la cadera…
¡Tía, tía, tía, en plan becario-total! ¡No me lo puedo creer! ¡Me tiemblan hasta las piedras del riñón!
Empieza mañana, así que te dejo, que tengo que ir a la pelu.
Chaooooooo


De: Elvira-verde que te quiero verde
Para: Esthertxu (la cabrona con suerte)
Asunto: Y DIOS DANDO PAN A QUIEN NO TIENE DIENTES…

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Te odio.
Así, sin más te lo digo…
Aparta tus uñas del chaval, o voy y se lo casco a tu “santo”.
Dame el mail de tu jefe, que tengo que mandarle el currículum de una conocida…
Y tú… vete a la mierda!
Un besito.


De: Esthertxu (la que se ríe de todo)
Para: Elvira-la-amargada
Asunto: YA ESTÁ AQUÍÍÍÍÍ

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Acaba de llegar.
Se ha traído una caja llena de trastos y me tiene el despacho que parece el laboratorio de pruebas del inventor de la bomba atómica.
Pero a mí me da igual. Todo me resbala.
No me importa que se apunte todo lo que le cuento en mil post-its amarillos y me los pegue en los lugares más inverosímiles (he tenido que quitar uno del teclado porque me estaba tapando las eñes), ni que se haya rodeado de plantas para darme “intimidad”.
Dice que es muy preguntón, porque así no se equivoca y aprende más… esta disposición me abruma. Creo que nunca un tío me había escuchado tanto. Estoy encantada-de-la-vida. Dios debe quererme mucho para regalarme un despacho con semejantes “vistas”. No sé si me lo merezco...
Te dejo que me está mirando fijamente.
Eso es que tiene una pregunta en la punta-la-lengua…


De: Elvira-yanoteajunto
Para: Esthertxu (Mrs. Robinson)
Asunto: APARTA DE AHÍ QUE YA LLEGO

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Lagartaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa
¿Qué es lo que tenía en la punta-la-lengua????
Cojo el bolso y me planto en tu oficina en cinco minutos.
Haz el favor de abrirme la puerta o me pongo a chillar como posesa en el rellano.
Tú verás.


De: Esthertxu (esto ya huele)
Para: Elvira-solterona
Asunto: VENTE OTRA VEZ, ANDA, QUE TE PONGO UN CAFÉ

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Esto empieza a agobiarme.
Se pasa el día preguntando.
¡No me deja ni respirar!
Joder, una cosa es tener buena disposición pero ofrecerse a pasarme el tampax cuando voy al baño… eso ya es acoso, no crees?
Anda, vente un ratito, que necesito un respiro…


De: Elvira-yo-te-lo-arreglo
Para: Esthertxu (pa qué te metes)
Asunto: ¿QUÉ ACOSO NI QUÉ COÑO ACOSO?

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Sabrás tú lo que es acoso…
Dame diez minutos, que tengo las uñas sin hacer, y me paso otra vez pa que veas lo que es acoso, que no tienes ni idea…
Una cosita: entre tanto batiburrillo…. ¿No habrá traído un portarretratos con la foto de alguna tía-güena, verdad??? Es por hacerme la composición de lugar y saber bien con quién me estoy jugando los cuartos…


De: Esthertxu (ya estás tardando)
Para: Elvira-corre-que-me-muero
Asunto: ¿TÚ ME VES CARA DE TENER TIEMPO COMO PARA ENCONTRAR UN PORTARRETRATOS?

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Bufff… me ha costado, pero (aprovechando que el jefe le ha llamado a su despacho) he conseguido encontrar algo.
Te lo mando en un archivo adjunto: es una foto que he sacado con el móvil y es lo único parecido a una foto que veo por aquí…

PD: ¿Cuánto dices que te falta para acabarte la manicura?



De: Elvira-estoy-ocupadísima
Para: Esthertxu (se siente, se sienteee)
Asunto: VA A SER QUE NO

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Uyyy, qué liada estoy de prontoooooooooooo
No voy a poder pasarme, eh?
Te va a tocar seguir lidiando con el guapérrimo tú solita, porque yo estoy hasta arriba…
Juajuajuajua
Ya lo siento, eh, maja?
Te mando en un archivo adjunto la causa de mi “rajada”.
Un beso guapísimaaaaaaaaaaaa

domingo, 27 de junio de 2010

¡Telesforo a babor!

Me he puesto a repasar las fotos de la Universidad para escanearlas (en mi época, todo era “papel”, soy así de antigua) y casi me ahogo de la risa.

Poneos en situación: todas las amigas en la playa; una que salta con lo de “una foto, venga, una foto todas juntas”; algunas que nos echamos al agua para tapar las lorzas y que no cante tan estrepitosamente el fracaso de la “operación bikini” en la zona abdominal; el resto que nos sigue la jugada y se planta a nuestro lado improvisando una pose de lo más “natural”… y cuando recoges las fotos en la tienda, salen a cobrarte los 3 cajeros y los 4 operarios que, aunque estaban escondidos en el laboratorio, quieren verte la cara en este preciso momento:



Situación 2: era la época hippie. Todos íbamos en la furgoneta del tío Manuel, con la abuela, los tíos, primos, canario y demás pertenencias. A la altura de Orihuela, más o menos, tocaba parar a estirar las piernas y aprovechar para “darle de beber al canario”, porque para el viaje a Torrevieja echábamos el día entero… y que el primo Fulgencio aprovechara ese momento-foto para olvidarse los gayumbos bajo el pantalón del Mundial del 78 que le mandaron los tíos de Argentina… ese año lo recuerdo con nitidez, porque a la abuela hubo que internarla en el hospital en Orihuela, ya que no era capaz de cerrar la boca y no daban con el motivo…


Situación 3: en la boda de mi primo, todo postín y lentejuelas, aparecieron dos primas suyas-por-parte-de-padre que no tenían desperdicio.
Llevaban unos vestiditos de combustión espontánea que fueron terriblemente criticados por la mayoría de asistentes. El único que las defendía en la mesa familiar era Pepín, un amigo de mi primo al que no habíamos oído hablar nunca (de hecho, pensábamos que era mudo hasta entonces) y que se quedó afónico de tanto alegar que a él le gustaban y que lo nuestro era pura envidia… pobre…


Situación 4: se van mis vecinas de viaje a EEUU y se pasan toda la quincena mandándome mensajitos, que si “qué bonito el cañón del Colorado”, que si “menudas playas las de Malibú”, que si “pedazo rascacielos se han cascado en Manhattan”, que si “te enviamos este souvenir desde Cincinnati”…



Vamos, que menudo álbum me estoy montando…


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Nota: En mi casa, llamamos “Telesforo” a todos aquellos avispaos que se te cuelan en las fotos, queriendo o sin querer, como buscando protagonismo sin tú saberlo… vamos, como cuando sale el reportero del telediario y los borrachitos de turno se ponen a hacer el gañán a sus espaldas, de ahí el título del post. Sin más.

sábado, 26 de junio de 2010

¡Ni que fuera gilipollas!

Me confieso: Soy lectora asidua del Hola!. Me lo compro todos los miércoles, invariablemente. No sé qué es lo que tiene, que me “pone” cantidubi. Lo devoro en unos minutos, como si tuviera que quitarme el mono de golpe, y luego lo releo a placer, parándome en los detalles, deleitándome en los casoplones de las primeras páginas y leyendo “en diagonal” alguna que otra entrevista.

Pero todo esto, treintaypico años después, empieza a cansarme. No hay semana que me diga a mí misma: ¿pero esto no lo han sacado ya? ¿cuántas casas tiene Tita, que cada año me enseñan una en exclusiva? ¿los hijos de Carolina de Mónaco saben cuando empieza el año escolar? Y como estas, mil preguntas…

En el sumario de un Hola! cualquiera no pueden faltar títulos tan originales y declaraciones tan estrambóticas como las que os reflejo:

- Los Trump y su hijo superdotado nos enseñan su suntuoso ático-triplex de Nueva York : “esto es vida y no lo de nuestra lujosa mansión de 50 habitaciones en Bel Air o la majestuosa finca de cien mil hectáreas en Colorado, que son demasiado grandes y se nos pierde el niño”
- Doña Letizia, triunfando con sus letizios y sus trajes sastre, se va de puente con las Infantas aprovechando un hueco en su agitada agenda en solitario: “el príncipe no ha podido venir porque estaba muy liado curándole los puntos al Rey, pero nos llama todos los días”.
- Pierre Casiraghi y su estupenda novia modelo y aristócrata se van de vacaciones a la Provenza en un carromato de gitanos, luciendo un look boho-chic de Chanel, para descansar de sus mini vacaciones en la nieve de Gstaad: “teníamos las ingles que ni nos las sentíamos de tanta cuña y paralelo. Donde esté la simpleza de la Provenza, que se quite el frío de Suiza”.
- Carolina de Mónaco acude sola y vestida por Versace al concurso floral de Santa Devota del Perpetuo Geranio: “me iba a acompañar mi sobrina, pero ha preferido irse a ensayar unos equilibrios con los del circo”.
- La Duquesa de Alba y su novio visitan, enamorados y ajenos a toda maledicencia, una Iglesia románica en la provincia de Palencia: “dejad a mi hija en paz, que no quiere novios y la casáis cada semana. No como a mí, que tengo novio formal y no hay Dios que me deje casarme. ¿A que molan mis pulseritas tobilleras?”
- Norma Duval es una mujer nueva al lado del empresario inmobiliario propietario de una isla-toda-pa-él: “lo de antes era un infierno. Ese señor no me dejaba llevar minifalda. Ahora me lo paso bomba de isla en isla y tiro porque me toca. El rubichi y yo nos sacamos las mechas 2x1”.
- Tres herederas en la hípica: Carlota, Athina y Marta Ortega (la única que precisa nombre para saber de quién hablamos) lucen sus cuerpos dando saltos a caballo en el enésimo concurso ecuestre-que-otra-vez-no-ganaron: “a mí no me preguntes, que a esas dos ni las conozco…”, dijo la heredera.
- Pasarela de amor y glamour en la fiesta del Metropolitan de New York: Eugenia Silva, la única que acudió en solitario: “paso de todo, ni siento, ni padezco,... ni como, ya que estamos. Pero ¿a que me queda ideal este Valentino? Me lo ha hecho exclusivo porque soy su musa”
- Elizabeth Hurley nos habla de cómo le ha cambiado la vida ahora que es granjera: “no me importan los millones de mi marido, a mí lo que me pone es un pepino bien cuidado”.

¿No es un poco rancio todo esto?
Me he propuesto dejar de comprar la revista, porque empiezo el titular y lo acabo sola, sin tener que leérmelo, anticipándome a lo que me van a contar. Siempre es lo mismo.

Pero luego, llego al quiosco y me veo a la Pantoja, en letras de molde, soltando aquello de “Julián me la ha liado parda el muy ladrón” y no puedo evitarlo: caigo irremisiblemente en la tentación y apoquino los dos euros como está mandado.

Parezco gilipuertas, de verdad. Soy carne de cañón ante este tipo de publicaciones.
¿Les echarán “algo” para que me produzcan esta adicción sin medida?


viernes, 25 de junio de 2010

¡La madre que la parió!


La madre de Carlota está empecinada en que mi amiga se case como sea.

Le da igual que tenga o no tenga novio: su hija ha de pasar por el altar (lo del juzgado ni lo contempla) y tiene que ser cuanto antes, porque “tú no es que tengas el arroz pasado, hija, es que otras se han hecho una paella a tu costa, sinsorga, mira que te lo tengo dicho, que a esta edad sólo te quedan los rebotados y los soplagaitas, pero tú a tu aire, como si la cosa no fuera contigo, como si los maridos los regalaran en la tómbola.”

Es destructiva e hiriente y mi amiga, cada vez que me invita a comer a su casa (sí, a sus 35 sigue viviendo con sus padres), no sabe ni dónde mirar.

Díselo tú, que a mí no me hace ni caso- me suelta su madre entre las lentejas y el pollo rebozado. Yo me suelo quedar callada, porque sé que Carlota pasa mucho de estos temas y siempre me han dicho que las disputas familiares hay que solventarlas en casa. Mejor no me meto.
Mamá, que no tengo novio, que tendré que conocer bien a alguien antes de tomar semejante decisión, digo yo, ¿no?- le dice su hija sin caer en la cuenta de que esta frase ya se la he oído yo una docena de veces.
¡Qué conocer bien ni qué niño muerto!… pa conocerse ya está el matrimonio. Tú cásate y luego os contáis todo. ¡Pero como sigas esperando, te van a conocer demasiado y así no pescas a nadie!
Joer, mamá, qué obtusa eres… luego llegan los divorcios y los malos ratos. Hoy en día, hay que estar muy seguro para casarse. Pues no he visto yo cientos de parejas-diez que acaban firmando el convenio regulador antes de que se les caduque la garantía del móvil
Eso son pamplinas. Lo que pasa es que la gente joven ya no aguanta nada. Como el novio aquel que tenías, que te duró un suspiro.
Mamá, que mi ex estaba saliendo ya con otra cuando me dejó. Que llevaban casi dos años juntos. Que aquello no fue falta de aguante, sino de respeto. ¡A ver si te enteras de una vez!
Bah, lo que te cuento: por una chorrada, mandáis la relación a la porra. La de años y oportunidades que has perdido por tiquismiquis
Que no fue una chorrada, doña Juana, que de verdad que llevaba meses poniéndole los cuernos a Carlota…- insisto yo contra mis principios (no sé quedarme callada, científicamente comprobado).
¡Los cuernos, los cuernos… cosas peores habrá… eso se habla y se arregla, que no es pa tanto!. Peor sería que te zurrara…
Mamá… ¿que no es para tanto que te pongan unos tubos que seas la envidia de cualquier Miura? ¿Me quieres decir que tú se los pasarías a papá si te los pusiera? ¿Es eso?
Pues lo mismo ya me los ha puesto y ni me he enterado, yo qué sé, qué más dará, tengo mil cosas más importantes de que ocuparme...- El padre de Carlota ni nos mira, sigue sorbiendo el caldito de las lentejas con la mirada perdida. Pa mí que se hace el longuis…- En un matrimonio hay muchas más cosas, hija mía, pero es que los jóvenes vivís en la luna y os pensáis que vais a tener las carnes prietas y la cintura de avispa hasta la vejez y, de eso, ¡nada!- la señora sigue erre que erre- ¡Mejor que aprendáis las cosas prontito, que luego no ganáis para disgustos! Sal a la calle, engancha a uno y te lo traes, que ya verás cómo le convencemos entre todos
Sí, seguro… ni loca, vamos…- Carlota se la está ganando, lo veo venir…
Pues si no te casas, ya estás buscando piso, que no te voy a cocinar y lavar la ropa hasta los cincuenta años, que bastante tengo con tu padre
Pero mamá, si te pago todos mis gastos cada mes. Si yo trabajo y me basto sola. Si sigo viviendo con vosotros porque cada vez que digo que me quiero emancipar te me echas a llorar
¿Me vas a salir otra vez con lo de vivir sola, como la tía Angustias, que fue toda su vida la solterona de la familia? ¿Qué quieres, hundirme? ¿Que ya no pueda ni llamar a las amigas de la vergüenza? ¿Cómo le explico yo a todo el mundo que mi hija se ha ido a un pisito sin marido? ¿No ves que vas a parecer una fresca, viviendo en un picadero, como si fueras la querida de alguno? ¡Una mujer sale de su casa para irse a la casa de su marido y no me vayas de moderna que sabes de sobra que no me va!
Hala, acaba las lentejas rapidito, que esto no hay quien lo aguante- me dice Carlota por lo bajinis- ha entrado en “modo indignado” y ya no sabe salir de ahí. Date prisa, que como empiece con lo de los hijos, vamos aviadas
¿Y mis nietos? ¿No piensas darme nietos o qué?- llora doña Juana con los mocos en caída libre y sin disimulo alguno a estas alturas de conversación- ¿Voy a ser la única de todas mis amigas que no tenga un nietito que pasear todas las tardes por el parque?
La hemos jodido. Ya es igual, puedes comer tranquila, porque no nos va a dejar salir de casa hasta que se le pase la congoja. No te atragantes, que va pa largo- me anticipa Carlota para que no me cree expectativas falsas.

Bien, pues la comida vino a durar lo que Ben Hur, es decir, unas tres horas y media sin contar los anuncios.

Ya le he dicho a mi amiga que a la siguiente invito yo, pero en un restaurante. Con tal de no aguantar a su madre, pago lo que haga falta.

Como si no tuviera ya bastante con la mía…

jueves, 24 de junio de 2010

Y tú, ¿de dónde has salido?



¿No os encontráis a veces canturreando una melodía que no sabéis de dónde demonios ha salido? ¿O silbando una tonadilla tonta y machacona difícil de borrar una vez que empiezas?

A mí me pasa muy a menudo. Ayer, mientras cuadraba las cuentas familiares en un Excel (todo lo arreglo, cuadro y/o completo con una hoja Excel, soy un caso) me sorprendí a mí misma tarareando “Ajax Pino, los podeeeres del pi-no”. A ver, a ver…¿Qué es esto?

¿La última de Lady Gaga?
¿Alguna melodía clásica de los Little Einsteins que mi mente absurda ha versionado a su antojo?
¿La nueva canción del verano, cortesía de Georgie Dann?
¿Madonna y su obsesión por reinventarse?

Pues no. Es una cuña publicitaria que se ha debido quedar grabada en mi subconsciente desde mi niñez, porque se la he empezado a cantar a mi madre y ella la ha completado sin inmutarse. ¡Qué cosas!

He puesto a repasar a mi mollera y, al calor de esta, han salido varias:

— “Saboreando, saboreando, tomate frito Starlux”. ¡Toma ya! ¡Soy incapaz de recordar ni un solo tema de la carrera de Derecho y, sin embargo, te canto a cuatro voces cualquier cortinilla publicitaria de los ochenta! Digo yo que, de jovencita, debí hartarme a rabos de pasa, porque si no, no le encuentro ningún sentido a este desparrame de retentiva.

Sigo pensando y ¿qué creéis que sale a relucir?

— “Es otro producto Legrain, Paaríííís”… Dios mío, esto debí oírlo en alguna vida anterior. Si me está sonando a antiguo hasta en mi cabeza. Tiene que ser un anuncio del siglo XIX, porque oigo hasta la agujita del tocadiscos sobre la melodía…
— “Un poco de pasta basta. GIOOOOORRR”. ¡Coño! Mira, esto es de ahora. Fijo que lo han sacado al hilo de la Gürtel o la Malaya y no hace 25 años como me estaba pareciendo. El tal “GIOR” debe ser algún político o juez corrupto, con ese nombre…
— “Disfruta la fruta, Juver sin azúcar, disfruuutaaaa”. Y veo, sin querer, a unas Mamachichos estupendas, vestidas a lo Carmen Miranda, moviendo las caderas con frutas de mil colores colgándoles del tanga. ¿Lo habré soñado? No puede ser cierto…
— “Somos los conguitos… y estamos requetebién, qué buenos son los conguitos, rellenos de cacahué”. Esta canción, tal y como está el patio, sería políticamente incorrecta hoy día, así que deduzco que debe ser de la época del apartheid o por ahí… pilla Obama al publicista y lo manda a Guantánamo, fíjate lo que te cuento…
— “Tenemos chica nueva en la oficina. Se llaaaama Farala y es divina”: he aquí el origen de lo fashion, lo divine y lo chic. Claro que, si pienso en la tal “Farala”, con esas ondas al viento al más puro estilo “Carmina Ordóñez antes de sus experiencias con los ansiolíticos”, se me va el glamour por los suelos.
— “Vacaciones Santillana, vacaciones Sannn-tiii-llaaa-naaa”: fijo, unas vacaciones cojonudas eran estas… todo el día dándole a la caligrafía, a las sumas con llevadas y a las tablas de multiplicar machaconas. Una gloria. Y luego dicen que los niños de hoy en día salen más preparados… ¡pero si yo me pasaba los 12 meses del año dándole a los conjuntos y a los productos cartesianos! ¡Que no, hombre, que no!
— “Eko eko ekoooooo”: ya, un lumbreras es lo que tú eres. Resulta que tienes un bote de una bebida intragable a base de achicoria y cereales y, como esperas que se ponga más de moda que el mismísimo café-con-leche de toda la vida, plantas a una tía a gritar el nombre del producto en pleno acantilado. Por lo de Eko-Eco y su parecido fonético, claro. Muy bien traído, chaval, bien visto… Así has triunfado, como un campeón. Casa a la que voy, Eko que me ponen. Un éxito tu campaña.

No sigo por no aburriros, porque tengo la cabeza más llena que el pavo de Navidad.
Ha sido tirar del hilo y sacar la madeja completa. La de recovecos cerebrales que me deben quedar para guardar las chorradas más estupendas. Continuará…


miércoles, 23 de junio de 2010

¡Piticlín-piticlín... el abuelo al aparato!


No sé para qué, pero a mi abuelo (93 años lo contemplan) le hemos regalado un móvil por su cumpleaños. Una idea estupenda, gentileza de mi madre, faltaría más. ¿Qué será lo siguiente que se le ocurra? ¿Un Ipod con la discografía completa de Machín? ¿Una televisión de leds que sólo sintonice Intereconomía? Cualquiera sabe…

— Uno de esos baratitos con los numeracos bien grandes, sin cámara ni - dice mi madre como quitándole importancia.
— Pero mamá, si es que ya todos vienen con cámara. A ver si nos va a costar un ojo-la-cara por buscar el único modelo mundial que no la lleve. Si es que….
— ¡Ese mismo!- dice ella señalando un patatoncio de segunda mano de unos 3 kilos de peso sin contar la batería.
— Mamá, que el abuelo no va a poder cargar con ese peso sobre sus hombros más de 3 segundos. Que ya no son edades para ponerse cachas…
— ¡Que te digo que ése, que luego no lo encuentra entre tanto trasto como tiene!
— ¿Y si le compramos uno más pequeño y se lo atamos con una cadenita al cuello, como la de las gafas?
— ¡Calla ya y compra el que te digo!

Pues vale. Dicho y hecho. Patatoncio pal abuelo.

El pobre, cada vez que le llamas, entre quitarse el sonotone y colocar ese ladrillo sobre su oreja, se tira (fácilmente) dos minutos. Total, pa ná, porque es más fácil intuirle que escucharle.

— ¿Digaaaaa?- pregunta como si los demás estuviésemos tan sordos como él.
— ¡Abuelo, habla más bajo que vas a despertar a todo el pueblo!
— ¿Quién, quién eeeeesssss???
— Soy tu nietaaaaaaa
— ¿Teresaaaaa??? ¿Qué Teresaaa??
— ¡Noooo, tu nietaaaaaaaa!!!
— ¿Mi nieta???? ¿Cuál de ellas???
— La mayor, abuelo, ¡¡¡tu nieta mayor!!!
— ¿Que hace calor??? ¡Pues será ahí, donde usted me llama, porque aquí está diluviando!- encima me da el parte, yo es que no puedo con la vida…
— ¡Abuelo, que soy tu nieta mayor, que felicidades por tu cumpleaños!- a ver si vamos cerrando temas, que no tengo el día para echarlo al teléfono…- ¿Qué tal la abuelaaa???
— ¿Que se la pela??? ¡Oiga usted, váyase a insultar a su madre!

Y me ha colgado. ¡Mi abuelo me ha colgado el teléfono!

— Mamá, que el abuelo, cada vez que le llamo, me cuelga el móvil. Yo creo que no se entera de quién le llama. ¿A ti te pasa lo mismo?
— No. Acabo de hablar con él y tan normal.
— Ah, pues dime qué tal. ¿Va todo bien? ¿Le ha llamado mucha gente para felicitarle?
— Sí, sí… le ha llamado una tal Teresa que vive en algún sitio de playa, por lo que me ha dicho… ¡ah! y que estaba a todo llover en el pueblo. Hmmm… también le ha debido llamar algún pervertido, así que a ver si la próxima vez que vayas de visita le bloqueas las llamadas de este tipo de gente, que ya sabes cómo se solivianta…
Ssstupendo, sstupendo

Ahora resulta que tengo que bloquearle al abuelo mi propio número.
Un éxito el regalo. Si ya decía yo que era mejor comprarle una boina a rosca…

— Y, por cierto- añade mi madre- que has sido la única nieta que no le ha llamado por su cumpleaños. Que te la tiene guardada, que lo sepas…

Ahora mucho mejor. Ya sólo me queda el “pequeño detalle” de explicarle a la cara y sin complejos que yo era el pervertido.

Vamos, que podéis jurar que en breve seré la desheredada oficial de la familia.

martes, 22 de junio de 2010

Cantábricamente...

Ya estoy harta de lo de “Mediterráneamente”.
¡Menuda pijada!

A ver si ahora resulta que todo el mundo tiene un velero en multipropiedad, pesa 40 kilos (a pesar de beberse 8 cervezas antes de comer) y liga en verano como un campeón. O si es que tó quisqui tiene casoplón en Menorca/Formentera/Ibiza o cualquier isla aledaña, sale de marcha con los colegas desplazándose en boogie/vespino/bici-motorizada y remata la faena vestido de blanco impoluto alrededor de una hoguera en la playa, porque aunque esté prohibido, luce un montón…

En mi casa se estila más lo de “Cantábricamente”, para qué os voy a engañar.

Nuestros veraneos son más rollo “pásame el bocata-calamares”, “vigila al niño no se lo lleve la resaca”, “sácate unos vinos que parece que hay sed”, “cuidadín con la toalla que veo a la marea con intención de absorbértela” o “ponte el chubasquero que está cayendo lo más grande y te vas a ahogar de camino al chiringuito”.

También tiene su encanto, no os creáis.
Mis recuerdos más tiernos tienen sus raíces bien plantadas en este tipo de imágenes:

- unas katiuskas azulonas combinadas con un anorak a juego
- un bocadillo de tortilla rebozada en arena con su plátano-pocho de postre
- una espalda roja con sus marcas blancas estratégicas (donde los dedos de mi madre habían llegado con la crema protectora)
- un quisquillero que nos daba servicio cuando en los pocitos de agua calentorra que surgían entre las rocas se despistaba algún camarón (vete ahora con el quisquillero a la marisquería a ver si tienes suerte y los consigues por menos de 80 euros)
- unas cangrejeras en los pies para no acabar el verano con puntos de sutura en plantas y empeines por hacer el animal entre las rocas intentando arrancar media docena de lapas
- dos o tres costras en las rodillas cortesía de la bici heredada de tu primo, que no tenía frenos pero llevaba la pegatina de Naranjito en el cigüeñal y era la envidia de los chavales del pueblo
- litros de kalimotxo en la playa durante la pubertad, porque entonces este tipo de reuniones clandestinas no estaban prohibidas y la palabra “botellón” sólo la usábamos para referirnos a las botellas gigantes de plástico que nuestras madres nos mandaban rellenar en la fuente de la plaza
- esas toallas con solera que lo mismo te servían para secarte después de 4 horas en el mar que para taparte la coleta cuando empezaba el chaparrón (como para encender hogueras en la playa… menudo esfuerzo más inútil)
- esas digestiones de dos horas hasta que te dejaban volver a meterte en el agua a 12 grados, porque si se te cortaba el bocata podías no sé… ahogarte, acalambrarte, vomitar durante media hora seguida, o cagarte en plena marea baja… a saber…
- esas visitas a la cuadra porque la vaca había parido y teníamos que hacerle la ola al ternerito para que se levantara en dos minutos de reloj porque, de lo contrario, tenían que sacrificarle por torpe o por vago, igual me da. Eso era entonces el estrés para mí…
- las meriendas a base de bocatas de nocilla, manzanas robadas del árbol del vecino o sándwiches hechos con las tapas del pan bimbo y dos o tres rodajitas de chorizo-cantimpalo colocadas con pericia para que pareciera que ocupaban toda la superficie...

En una palabra: igualito que los anuncios de la tele.
Mediterráneamente dicen… serán panolis… a esos les daba yo una bici de 50 centímetros de altura, con el sillín elevado “a todo lo que dé de sí”, un triste bocadillo por toda manduca para las próximas 12 horas, una buena cazadora para cuando el viento sople desde la Iglesia (orientación nornoroeste, nada de sirocos y pijadas de ese calibre) y tira millas, chaval.

Y luego vienes y me lo cuentas, con una cancioncilla pegadiza de fondo, si quieres, pero cuéntamelo, que me quiero echar unas risas. Panda de finolis...

lunes, 21 de junio de 2010

Mi propio Diccionario (I parte)


Underwear/Lingerie: las bragas, fajas y sujetadores de toda la vida, pero comprándolos a 60 euros el tanga, y perdiéndote por ello el famoso “3 euros por braga, ahí es ná: fíjate si hay glamour, que me perfumo el coño con Ambipur” de las gitanas del mercadillo.

Persona de perfil bajo: (evítense bromas de mal gusto sobre Torrebruno, Sarkozy o Ángel Cristo) dícese del mal llamado “profesional” que hace las cosas como el culo, pero pide sueldo de “alto ejecutivo” sin ningún empacho.

Derecho a la información: la posibilidad de llamar tontolculo al que se te ponga por delante, alegando que te lo permite la Constitución y eso es innegociable. También conocido como “insultar con un par”.

iPhone/iPad/Palm: la servilletilla del bar cuajada de garabatos, pero con software. O el papelito con la lista-la-compra, pero con tarjeta SIM y código PUK. O la agendita de teléfono de tu madre, sin tener que dejarla junto al teléfono fijo.

GPS: como la suegra-copiloto gritando “vete más pallá merluzo”, o “tuerce pacá albardao”, pero con la tranquilidad de poder insultarla al momento y en su cara o de permitirte cagarte en todos los Santos y sus reencarnaciones sin tener que pasar por Misa y/o el confesionario.

Refinanciación: modo fino de hacer pasar el “se lo ha quedao el Banco y ni me he dao cuenta” por un “me permiten pagarlo en cómodos plazos al 18% de interés durante las próximas tres semanas y ya, si eso, me lo vuelven a revisar el mes que viene con más calma, a ver si me quitan también la “lingerie” para afrontar los intereses que tampoco les he pagado”.

Trendspotter: el clásico imbécil que combina a lo Marichalar un pantalón de amebas con una camiseta de rayas y una flor en la solapa de la cantimplora que se trajo del Amazonas y escribe en su columna de una revista de moda que “la biología combinada con la geometría y la flora es lo más in del momento; la cantimplora es un must”.

Suspensión de pagos: (no confundir con el nuevo “concurso de acreedores”) cuando tu jefe te dice “esto lo cobras tú por encima de mi cadáver” o “por mis cojones que este mes te quedas con lo puesto por tirarte dos horas al teléfono con tu mujer” o “te va a volver a mandar de recadero su puta madre, que te has pegao la mañana de cafelito con los colegas”.

Hacer trekking/rafting/spinning/jumping etc…: el típico culo de mal asiento que se hizo tres brechas en la frente y cuatro en el tórax y extremidades de pequeño o que cazaba avispas con las manos porque le crecían una barbaridad y así daba unos soplamocos que era la envidia del barrio, el cual, debido a la añoranza de otras épocas, busca emociones fuertes que le impidan ver con claridad que está más cerca de los cuarenta que de los veinte y que es más probable conseguir un chute de adrenalina por parada cardiorrespiratoria que por el vértigo del momento.

Talk-show: lo que hacía José María Iñigo cuando se traía al programa a la Ramona para ilustrarnos cómo ordeñar una vaca sin que te arregle la espinilla a coces, mientras su marido, don Genaro, la llamaba de todo porque “qué sabrá ella, si el que ordeña soy yo”, pero con sofás horteras de colores imposibles, presentadoras jovencitas que parezcan supernumerarias del OPUS-DEI e invitados pandilleros desocupados que se piensan que “ordeñar” es sangrar a sus padres pa sacarles unas nuevas llantas de aleación para su buga.

La Transición: periodo histórico de duración ambigua que algunos creen estar viviendo todavía y otros sitúan “después de Patxi”, que sale a colación en cualquier debate de postín, especialmente si el tema versa sobre Carrillo o Fraga. No confundir con los años que van desde la coronación de Juancar hasta la Consti del 78, porque no vas a saber tú más que los contertulios de La Noria.

Mándame un e-mail: el “ponme un fax” de toda la vida de Dios o el académico “dámelo por escrito si hay huevos”, con la notable diferencia de que siempre tendrás la excusa de haber puesto un "asterisco" donde iba una "arroba" porque “yo pa esto de la tecnología nunca he servido, pero te lo mandé, ¿eh?”. Nos ha jodido. Se lo mandaste al limbo, porque lo que es a mí, ni de coña.

Vamos, que cada día hablo peor…



domingo, 20 de junio de 2010

No estaba muerto... ¡estaba de parranda!

Hace seis meses, me llamó una compañera del colegio toda acongojada:

— Maja, ¿sabes quién se ha muerto?
— No, ni idea.
— Pues Mikel, el de clase…
— ¿Mikel? ¿Qué Mikel?
— Sí, mujer, ¿te acuerdas de uno bajito, con gafas, que siempre salía elegido delegado de curso?
— Hmmm… ¿Mikel “el empollón”?
— Justo, ése.
— Ah, pues vaya. ¿Y de qué se ha muerto?
— Una caída tonta. Por lo visto, estaba regando las plantas de su madre y se ha resbalado en la terraza, con tan mala fortuna que se ha ido por encima de la barandilla.
— Joder… pero qué mala suerte, ¿no?
— Ya ves…

Unas semanas después, salía de una tienda acompañada por mi madre cuando me cruzo con la madre de “Mikel el empollón”. Me acerqué a la buena mujer y no sabía ni qué decirle:

— Ehhh, hola, yo soy Esthertxu, no sé si se acordará de mí… era compañera del cole de su hijo Mikel.
— ¡Ahhh, sí, me suena tu cara… ¿qué tal todo?
— Pues yo muy bien, y usted, ¿cómo está?
— Bien, bien, jodidilla, como todos, pero con resignación, qué le vamos a hacer.
— Ya, ya… son momentos duros, ¿verdad?
— Pues sí... pero, hija, no se puede hacer nada, si está todo el mundo igual…
— Ah, pues… bueno, ya nos veremos.
— Claro, claro, ¡hasta otro día!

Mi madre, alucinando, me dice:

— Pero niña, ¿de qué conoces tú a esa señora?
— Es la madre del chico aquel que te conté que se cayó del balcón a la calle, ¿te acuerdas?
— Uyyy, sí- dice mi madre- ya recuerdo… pues no se la veía muy apenada, ¿no?
— Ya, lo mismo he pensado yo… en fin, hay gente que logra superar estas cosas más rápidamente que otras.

Este sábado pasado, de marcha con las amigas, en plena calle de baretos, me quedo pegada al suelo, incapaz de moverme, porque entre toda la marabunta que llenaba la acera aparece, como rodeado de un halo misterioso, “él”: Mikel el empollón, como si fuera “el chico de la curva”, pero con mejor color.

Echo a correr, me abalanzo sobre él, aparto a todos sus amigos a empellones y, abrazándole como a un gusiluz, le grito en toda la oreja:

— ¡No sabes cómo me alegro de verteeeeeeeeeeee!!!!
— Ehhhh… ¿perdona??? Si yo creo que no nos veíamos desde COU, ¿no?- me pregunta intentando soltarse de mi abrazo y apartándome de sus amigos, que me miraban como si fuera la salida de turno.
— Síííí, pero se te echaba taaaaaanto de menos….
— A ver, a ver, ¿tú te llamabas…..?
— ¡Esthertxu! ¡Ayyy, te lo juro, hacía tiempo que no me emocionaba tanto de ver a alguien VIVO!!!
— Ahhhh…. No me digas más…. a ti también te dijeron que me había caído por el balcón, ¿no?
— Síííí,… ¿cómo lo sabes?- es que me pongo suspicaz hasta en los encuentros más emotivos…
— Pues porque es el tercer abrazo en lo que va de noche. Tengo la oreja que ni la siento. No te digo más que mis amigos se quieren comprar mi desodorante, a ver si es por eso por lo que se me echan encima las tías…
— Entonces…. ¿se ha muerto alguien o no se ha muerto nadie del colegio?
— Sí, debió de ser Mikel el de portería, pero no sé bien… no le pongo cara…
— Ah, pues perdona, ¿eh? Que me alegro mucho de que sigas vivo y eso…
— Nada, nada, pa eso estamos, para despejar dudas…
— Sí, bueno, pues hasta otra.

Luego me puse a repasar los acontecimientos y menuda vergüenza… abrazándome a un desconocido como si fuera su viuda, mis amigas por los suelos de la risa, mi “santo” cabreado porque me cuelgo del cuello del primero que pasa y mi madre escandalizada porque no me habían mandado una circular del colegio para explicar la muerte de “Mikel el portero”…

Las noticias que te llegan en plan “teléfono escacharrado” son la bomba…
¡No te fíes nunca!

sábado, 19 de junio de 2010

MEME (o MEMA, según se mire...)

A imagen y semejanza de DANYGIRL , hoy me voy a lanzar con un MEME de estos que tanto pululan por la blogosfera y hacen que conozcamos (supuestamente) un poco más al bloguero de turno. Se supone que hay que contestar con una única palabra. Pero vamos, que ya me conocéis, este punto para mí es impensable. Es que no sé. Simplemente no me sale. O me explayo a gusto, o lo dejo por imposible. Así que yo, a mi aire...


01 ¿Dónde está tu móvil?
Al ladito de mi ordenata, para poder saltar a por él en cuanto empieza a vibrar.
02 ¿Tu cabello?
Castaño con reflejos doraditos. A ver si sale el sol (de verdad) definitivamente y me atrevo con las mechas californianas…
03 ¿Tu mamá?
Hmmm ¿que cómo llamo a mi madre? Pues “mamá”.
04 ¿Tu papá?
Esto depende del momento: a diario, “papá”. Cuando quiero algo “papi”, “papuchi” o “papitito”, ya te digo que es variable y va con el estado de ánimo… del de mi padre, quiero decir…
05 ¿Tu comida favorita?
Huevos fritos con patatas y, si estoy a dieta (me parto yo sola, como si no lo estuviera en algún momento de mi vida) pues… bocata de salchichón... sueño con ellos, me atacan y se ríen de mí en toda mi jeta. Son crueles…
06 ¿Tu sueño de anoche?
Ni flowers. No suelo recordarlos, salvo que sean angustiosos y me despierten, como es el caso de los bocatas de salchichón anteriormente señalados.
07 ¿Tu bebida favorita?
Coca Light y vino blanco. No juntos, ¿eh?. Menudo kalimotxo más raro sería ese…
08 ¿Tu sueño/meta?
Ahora viene cuando me pongo transcendental: ehhh…. Que mis hijos sean siempre tan felices como lo son ahora.
09 ¿En qué habitación estás ahora?
En el salón. Yo, a lo grande, hasta para navegar.
10 ¿Tu hobby?
Escribir y las manualidades más variopintas (hacer broches, tejer y así…)
11 ¿Tu miedo?
Muerte de cualquier ser querido, si me pongo en plan dramático. Para cosas más frívolas, cualquier tipo de insecto. Considérese insecto cualquier ser que respire, desde una mariquita hasta el famoso bicho-palo-amazónico. Vamos: que todos.
12 ¿Qué quieres ser dentro de seis años?
¿Seis? ¿Tiene que ser seis? Pues lo mismo que ahora. Madre, esposa, curranta y pringá. Ahí es .
13 ¿Dónde estabas anoche?
Pues aquí mismito. Ni me he movido. Yo es que soy así: como un oso perezoso.
14 ¿Algo que no eres?
Cínica. Bueno, ni delgada-tipo-modelo….. ¿Esto había que ponerlo? Vaya forma de meterme el dedo en la herida…
15 ¿Muffins?
¿Mande? ¿Que si como magdalenas? ¿Pero no te he dicho que me paso a dieta tol año? Pues eso: que por supuesto.
16 ¿Artículo en tu lista de deseos?
Casa de tres alturas en primera línea de playa. En su defecto, un bolso o unos zapatos. Es que me conformo con y menos…
17 ¿Dónde creciste?
¿En mi casa?
18 ¿La última cosa que hiciste antes de contestar?
Echar un pitillín. Pero lo estoy dejando, ¿eh? (juajuajua ayayay juajuajua soy la monda; me escucho y no me creo ni yo misma, qué desastre)
19 ¿Qué llevas puesto?
Ropa. Yo es que no doy marcas por no hacer publicidad.
20 ¿Tu tele?
No, ya no es mía: es de mis hijos, que no la sueltan ni a leches.
21 ¿Mascotas?
Dos hijos. ¿Esto cuenta como mascota? Porque no sabes cómo comen…
22 ¿Tus amigos?
Muchos. Los mejores. Para todo. Y que no me falten.
23 ¿Tu vida?
Yo es que de mi vida privada no hablo (toma! cagaíta a la Beckham!)
24 ¿Tu humor?
Cambiante. Pero feliz en su mayoría.
25 ¿Extrañas a alguien?
Cantidubi.
26 ¿Vehículo?
Coche, pero intento ni tocarlo.
27 ¿Algo que no llevas puesto?
Hoy se me ha olvidado el reloj. Así ando, como loca, que no sé ni en qué hora vivo.
28 ¿Tu tienda favorita?
Bufff…. ¿el Carrefour?
29 ¿Tu color favorito?
Siempre digo que el azul, pero creo que miento…
30 ¿Cuándo fue la última vez que reíste?
Juajuajua ¡mira! Ahora mismo!
31 ¿La última vez que lloraste?
Igual que reír. Es que los combino indistintamente.
32 ¿Tu mejor amiga?
Si digo un nombre, las demás se ofenden, así que…. “Dedicado a todas mis amigas;-)”
33 ¿Un lugar al que irías una y otra vez?
Tendría que decir “a la oficina”, porque no me queda otra. Pero me encantaría poder escribir “a Nueva York”.
34 ¿Una persona que te envía mails regularmente?
Cualquiera de las señaladas en la pregunta 32.
35 ¿Lugar favorito para comer?
Un italiano. Hablo de restaurantes, no de gentilicios, ¿eh?

Venga, a ver quién toma el relevo y se planta un MEME de estos en su post.

viernes, 18 de junio de 2010

Tócate el chakra

La cabrona de mi amiga Elvira me ha apuntado a clases de Chakra Yoga.

Como sabe que, si es por mi propio pie, nunca iría a semejante sitio, la mala-pécora se ha gastado el presupuesto de mi regalo de cumpleaños en la matrícula para el primer módulo de este invento de Lucifer.

Así que aquí me tenéis: embutida en unas mallas que acentúan mi piel de naranja hasta hacerla parecer el mismísimo cráter del Ngorongoro, con una camiseta "talla Demis Roussos" que me tapa el troncomóvil, la no-cintura y parte de las rodillas y unas deportivas que me ha prestado mi "santo", 4 números (ahí es nada) más grandes que mi pie. Parezco un pandillero del Bronx, pero sin los oros al cuello. Me miro en el espejo-cuerpo-entero de mi habitación y, de verdad... tengo ganas de llorar. ¿Dónde voy con estas pintas? ¿Cómo salgo por el portal, con la de gente que me conoce en el barrio? Como los vecinos sospechen que los Latin Kings andan sueltos por mi calle, me van a echar encima a los Municipales. ¿Cómo me he dejado hacer esta putada?

En fin, me planto las gafas de sol más oscuras que encuentro en el bolso y tiro pa la calle. A la primera mirada suspicaz que note, me hago pasar por Mariah Carey, que eso siempre cuela...

Llego al gimnasio, busco la sala de Chakra Yoga y me encuentro un grupo de señoras estupendas que han conseguido combinar un top de Adidas con las mallas del Mercadona sin mayor esfuerzo. Todas se giran hacia mí, abren los ojos con espanto y me señalan la sala de Kickboxing por si me hubiera equivocado de sitio. Yo, ni caso, como si no las viera, busco a Elvira con la mirada y voy hacia ella sin quitarme las gafas, porque su camiseta ultra ceñida y su culotte fucsias me cegarían ipso facto.

Al frente de este grupo de cincuentonas con cuerpo de veinteañeras que me rodea se encuentra un barbas delgaducho, vestido únicamente con un pantalón-cagao de esos que te dejan el tiro a la altura de los tobillos. Esto promete.

Primera lección: respiración. Se ponen todas con las piernas flexionadas a lo indio, con las plantas de los pies pegaditas y las manos sobre el pecho como si rezaran. Con los ojos cerrados y en pleno recogimiento, empiezan a tomar aire y siguen, siguen y siguen inspirando... ¿a que me dejan sin oxígeno las acaparadoras estas? Soltadlo de una vez, caramba, ¡que parece que estéis envasando la sala al vacío!

A continuación, el barbas suelta: "contracción del perineo". Y las veo que guiñan los ojos y emiten ruiditos como gññrrrr... tsssskkk... joder, qué motivadas las noto. ¿Qué coño será el perineo?

— Pss pss... Elvi, cielo, ¿dónde queda el perineo, en la frontera con Francia?
— Calla, que te van a oír. Grrrrffff Tsssskkkk...
— Elvi, que no estoy de broma. Dime qué tengo que contraer, que como venga el Gandhi este me va a echar la bronca.
— Pues el perineo, ya sabes, el pe-ri-neee-o.
— Que no, que te digo que no sé. ¿Es algún músculo de la tripa? Que ya sabes que a mí me faltan algunos...
— No, es esa pielecita que hay entre la vagina y el ano.
—¿Quéééé?????? ¿Estáis chaladaaaasssss??? ¡Que os vais a hacer daño!

Pero si están todas apretando como locas. Esto sólo puede acabar en desgracia.
Elvira me insiste en que es buenísimo para el sexo y para evitar la incontinencia.
Ya. Pero es que yo , en este momento, ni estoy en celo ni me voy meando por las esquinas como un fox terrier.

— Ehhh, Elvira, estooo... que te espero en la cafetería echando un pitillín, ¿vale?
— Ni se te ocurra moverte de la esterilla, que ya he pagado el módulo completo.
— Bueno, pues... que voy al baño, que las contracciones me han soltado el vientre.

Lo que sea con tal de salir de este infierno.
No me vuelve a engañar ni de broma.
Ya se puede comer el módulo completo con patatas, que yo no vuelvo a pasar esta vergüenza ni "jarta de grifa".

jueves, 17 de junio de 2010

Las bragas de la discordia

Como toca cambio de temporada, me he puesto a hacer limpieza de armarios y cajones, a ver si le hago sitio a unos pantalones a juego con chaquetita de verano que he fichado en la boutique de la esquina, que adelantan las rebajas y no quiero que me lo robe alguna lagarta por falta de espacio.

Pero la mala suerte ha querido que mi madre estuviera por el barrio y se pasara “a ver a los niños un ratito, que seguro que me invitas a un cafecito y así vemos un poco la telenovela después de comer”. Vamos, que ha echado el día en mi casa y sé que es porque tiene la suya plagadita de pintores, que no le dejan ver el culebrón sin opinar a placer mientras le dan a la brocha.

Total, que mientras ella se bebía a sorbitos su té con leche y picoteaba las pastas surtidas sobre mi edredón (no veas cómo me lo ha dejado de migas), yo le daba simultáneamente a la limpieza y a la sin-hueso…

— Pues tú verás, qué vida es esa, que tiene que dejarle a los niños los días pares y los impares le tocan a ella y….
— ¿Qué es eso???— salta mi madre con los ojos como pelotas de tenis.
— ¿El qué??
— ¡¡¡Eso!! ¡Eso que tienes en la mano!
— Ehh… unas bragas, mamá.
— ¿ESO son unas bragas???
— Ehhh…. Pues sí, unas braguitas…
— ¿BRAGUITAS? ¡Pero si parecen el toldo de la terraza!!!
— Bueno, mamá, es que no me ha dado tiempo a pasarme por LaPerla y gastarme 600 euros en un tanga de un centímetro cuadrado, ya ves tú…— le suelto indignada.
— Pero hija… supongo que esas serán “las de repuesto”, ¿no?
— Sí, sí, claro — digo yo sin inmutarme— estas son “las de emergencia”, por si se decidieran a tirar la bomba atómica sobre mi casa o si nos sepultara una riada de lodo y así no se me estropean las otras…
— A ver, enséñamelas, que no te creo nada.
— No.
— ¿No qué? ¿No me las quieres enseñar o no tienes otras?
— ¡Que no te las pienso enseñar, leches, que me dejes en paz!
— ¡Aparta pallá!— grita sin atender a razones y soltándome la taza de té en el regazo— que esto no puede ser cierto… veamos… otras tres bragas-toldo, dos normalitas de color blanco, una faja color carne con corchetes ahí abajo, otras dos con la goma destrozada y lo que parece ser… hmmm… ¿qué es esto?
— Un culotte, mamá.
— ¿¿¿Un culotte que llega casi a medio muslo??? ¿Y esto pa qué sirve?
— Es por si voy un día al gym...
— ¿Al gimnasio? ¿Tú, al gimnasio? ¡Si no sabes ni dónde está! Nada, no cuela. ¿Esto es todo lo que tienes?
— Eh… sí, eso es todo.
— ¡Qué vergüenza! ¿Pero qué dirá la gente cuando te vea?
— Hombre, mamá, tampoco es que yo vaya enseñándolas al primero que se me cruza… no es mi estilo, ya sabes…
— ¡Pero si estas bragas se te tienen que caer en mitad de la calle! ¡Si tienen la goma podrida!
— Qué va, si apenas tienen tres “puestas”…
— ¡Nos vamos de compras ahora mismo!. ¡Agarra a los niños y tira pa la puerta!
— ¡Sssusórdenes, mi sargento!

¿Os acordáis de mis pantalones a juego con su chaquetita de verano?
Pues se los acabo de ver a una rubia recauchutada que paseaba por la calle.
Por culpa de mi madre, me he dejado el presupuesto del próximo trimestre en bragas y sujetadores. Qué bien. Por fuera, me contentaré con un look trasnochado gracias a mis prendas de temporadas pasadas, pero por dentro… ¡ay por dentro!… llevo tangas de hilo dental, braguitas de encaje de bolillos y sujetadores con relleno de auténtico plumón de oca… soy la envidia de cualquier stripper.

Y todo gracias a mi madre, que si te pilla la VISA, tiene más peligro que Jesulín en un karaoke...

miércoles, 16 de junio de 2010

La típica bocachancla

Estoy sofocada de la risa, del bochorno ajeno y del momentazo vivido esta mañana en plena Gran Vía.

Volvíamos Paqui y yo de tomarnos el café de las once, charlando como si nos hubieran tenido amordazadas una semana y opinando sobre las que llevan trikini, bikini o bañador de cuello vuelto, cuando nos ha parado una compañera del colegio a la que no veíamos desde hacía lo menos doce años:

- Hombreeeee, cuánto tiempooooo, si casi ni os reconozcoooo- han sido sus palabras premonitorias.
- Anda, Encarni, sí hace siglos, sí…- le he dicho yo rebuscando en mi memoria. Es que conozco a Paqui y lo mismo ni se acordaba del nombre de la susodicha.
- Bueno, bueno, bueno…. Que me tenéis que contar muchas “cositas”, ¿eh, eh???- nos dice dándome un codazo en plena costilla y guiñándole un ojo a Paqui, que me ha mirado con cara de “ésta de qué va, no le pienso contar nada porque ni me suena su cara”.
- Hija, pues tampoco te creas, lo normal. Trabajamos las dos, yo me casé, Paqui tiene novio…. Chica, de lo más vulgar todo- con esto ya la he puesto al día, a ver si podemos darle esquinazo.
- Ya, ya, ya… vulgar, ¿no? ¿y tú qué tal te encuentras, Paqui?- le dice guiñándole el ojo otra vez. A ver si va a tener un tic, la pobre…
- ¿Yo??? Pues de puta madre, ¿no me ves o qué?- ay, ay, ay… que le estoy notando la mala leche a Paqui desde aquí. Es que cuando no controla del todo la situación, se suele poner a la defensiva.
- Ajá, ya veo… pero como muy muy muy bien, ¿eh? ¿Cómo lo llevas?- insiste la otra.
- ¿Pues no te estoy diciendo que de putísima madre?- ya se ha liado, lo noto en el ambiente.
- Las dos estamos de maravilla, hija, con los achaques habituales y sin mayores novedades- añado yo para ver si aquello termina de una vez y no llega la sangre al río.
- Sí, pero tú, Paqui… ¿te encuentras bien, verdad? ¿No te cansas?- y dale con los guiños. Si no hay viento, no se le ha podido meter nada en el ojo. Paqui está a todo bufar. Yo tampoco entiendo nada.
- ¿Y por qué me voy a cansar, si no me he apuntado a la maratón y vengo de tomarme un café?- pregunta Paqui sospechosa…
- Chica, ya sabes… EN TU ESTADO todo cansa. Hasta respirar. Si lo sabré yo…- nos suelta sin mayor explicación.
- ¿En mi estado? ¿Qué significa “en mi estado”?- me pregunta dándole la espalda a Encarni sin ningún miramiento.
- Ni idea, Paqui- le digo yo-. Te juro que yo no sé nada, de verdad, no sé a qué se refiere.
- Sí, mujer… que de cuánto estás. ¿Ya sabes si es niño o niña?- pregunta la bocachancla como si fuera la Tárrega en plena entrevista a la vez que le acaricia la tripa. Menudo salto mortal con efecto lateral ha pegado Encarni, que no se suele dejar tocar por desconocidos por si le contagian algo.
- ¿Estás insinuando que estoy embarazada?- pregunta a dos metros de distancia. Joder, “insinuando” dice…, mira que es dura de mollera...
- Eh, eh…- empieza el efecto “besugo”, ya verás qué risas- esto… no… si….yooo… ¿entonces, no estás “esperando”?- pregunta Encarni sin dar crédito.
- ¿Me estás llamando gorda?- girándose hacia mí, insiste: ¿Me está llamando gorda esta tía? ¿Tú me ves gorda? Pero si me ha sobao la tripa y todo la tiparraca. ¿He echado barriga?
- No no no, qué dices, si estás estupenda- aclaro yo- será por la ropa, que como no la llevas pegadita le habrá despistado.
- Sí, eso es, la ropa, que me ha confundido, perdona… bueno, me voy, que tengo muchísima prisa, ¿vale? ¡Hasta prontito!- ha salido quemando tacón, como alma que lleva el diablo, con un inquietante color rojo en las mejillas y un ceño fruncido que le va a suponer tres chutes seguidos de botox para paliar las consecuencias.
- Mira, porque ya se ha ido, que si no, le meto dos yoyas que se entera la vacaburra esa. Que si estoy preñada me dice. Yo es que la mato. Llevo dos semanas haciendo el plan Activia y el método Special K, para que venga la lista esta a joderme el verano. A ver ahora qué coño hago con el trikini. Se lo va a poner mi abuela, porque yo, desde luego, no pienso hacerme la embarazada en la playa para disimular la barriga…- no calla. Está tan ofendida que ni se da cuenta de que va por la calle hablando sola, tres pasos por delante y sin respirar entre palabras.

Yo me largo a la oficina, que no quiero líos. Total, ni se va a dar cuenta…

martes, 15 de junio de 2010

El arbusto que se mueve


Un plácido domingo cualquiera, sentada en el jardín de mis padres al sol que más calienta, con los pantalones arremangaos por aquello de coger tono en las pantorrillas y las mangas de la camiseta sujetas por la tira del sujetador…

Viene mi hija corre-que-te-corre asustada y descolocada:

- Mami, que tenemos un arbusto al final del jardín que se mueve.
- Ay, hija, no digas bobadas y vete a jugar con tus primas, que mamá está muy ocupada en este momento.
- Mami, es que tengo un poco de miedo… sólo un poco, ¿eh?
- ¿Pero qué vas a tener miedo tú, con tus siete añazos?
- Sí, mamá, es que se mueve mucho.
- Mira, que no me tomes el pelo, que no hay ni pizca de brisa para que se muevan ni las hojas, ¿no ves los árboles, que parecen en coma?
- Mami, te digo que se mueve y, como no vengas, se lo digo a la abuela.
- A veeeerrrr, ya vooooyyyyy…. (con tal de no oír a mi madre…)

Un erizo. Se nos ha colado un erizo de unos 40 centímetros de largo y el perro ni se ha inmutado. Es igualito que el del anuncio de la tele. Estoy por cogerlo en alto y gritar aquello de “Azumaweyyyy”. Pero claro, el bicho no se deja ni rozar. Le hemos dado con un palito y se ha hecho una bola, tipo “Nanas”, y es cierto, da todo el pego: podría pasar por un arbusto redondito, como bien decía mi hija.

Un momento, un momento…déjame que lo piense bien… ¿desde cuándo un erizo puede trepar una tapia de piedra de 2 metros de altura y medio metro de grosor? Aquí va a haber gato encerrado… esto nos lo han lanzado los vecinos en plan jabalina, ¡me juego la merienda!

A ver ahora qué hacemos con el bicho, que lo mismo lleva viviendo en el jardín, en plan “okupa”, desde los tiempos de Maricastaña. Y el perro “guardián” este, pasando del animal totalmente, ni se ha acercado a olisquearlo siquiera…. ¡Pues menudo segurata de pacotilla estás tú hecho, machote!

Así que ya tenemos el drama montado: mi padre, que quiere tirarlo por la tapia y devolvérselo al supuesto dueño; mi madre que dice que es ella o el erizo, que no piensa alimentar a más seres vivos; mis hijos que si “mételo en una jaula, mami, que nos lo llevamos a casa”; y la menda que nanainas, que bastante tengo ya con los 8 peces de la niña, que no se me mueren ni a tiros.

Solución: le he sacado una foto con el móvil y se la he mandado al veterinario a ver lo que me cuenta. Me dice que es un “erizo Mediterráneo” y que está prohibido tenerlos en cautividad, bajo pena de multa y todo. ¡Bien! Ahora el malo de la película es el veterinario, que les ha fastidiado la mascota a los niños.

La duda que me surge es: ¿un erizo Mediterráneo? ¿En pleno Cantábrico? ¡Pues sí que ha viajado el tío!!! ¡Debe llevar 6 años recorriendo la Península para llegar a casa de mis padres! ¡Lo mismo estaba haciendo el Camino de Santiago y se ha perdido!

- ¡Eso de la multa no me lo creo!- grita mi padre con las manos en alto.
- Pues se lo dices al veterinario, que es el que sabe- le espeto yo lavándome las manos.
- ¡Pero si a mí me ha aparecido él solito en el jardín! ¿Qué culpa tengo yo?
- A ver, papá, que ese tipo de excusas no le valen a la Autoridad, bien lo sabes tú. Es como si alegas que se te ha "caído" una pularda real en la cazuela o que un lince ibérico se te ha colado en el balcón y se ha atado "él solito" una cadena al pescuezo. NO CUELA.

En fin, el caso es que hay que llevarlo a un centro de acogida. Ya, ya… eso se dice muy fácil, pero a ver quién es el guapo que lo atrapa, yo paso de acabar con las manos en carne viva por culpa de un cactus con patas cabreao como una mona… Pues nada, agarramos la pala, lo metemos en una caja de zapatos y a buscar un centro de esos, ya verás qué risas.

Pues nos ha costado tres días encontrarlo de nuevo. No sé qué tipo de poderes tiene la fiera, pero ha conseguido darnos esquinazo desde el domingo. No había forma de dar con él, porque se ha debido mimetizar con la hojarasca. Menos mal que el niño se fija en todo y le ha parecido raro que la tapia intentara saltar los gladiolos de la abuela. Total, que lo hemos llevado a un centro que estaba a 25 kilómetros de distancia y ahí se ha quedado, con el consiguiente disgusto de mis hijos, que se han despedido de él a lágrima viva, como si estuvieran abandonando a su suerte a un tercer hermano imaginario en la casita de la bruja.

A ver qué me invento para levantarles el ánimo, porque está mi casa que parece un camposanto. Me da que esto no lo arreglo ni con doble ración de chuches…

lunes, 14 de junio de 2010

"Garruleando" por el mundo

Tres semanas cruzando excels con las amigas para cerrar una fecha en el calendario que a todas nos viniera fetén.

Dos horas pintándome como una puerta sin pintura especial para exteriores y peinándome inútilmente unos bucles infinitos que caerán irremisiblemente en cuanto salga por el portal de mi casa.

Tres días buscando un trapito que echarme al cuerpo, porque tenía el armario lleno de “nada que ponerme” y todo me hacía culibaja y paticorta.

Cinco días concretando con la canguro la tarifa “especial fin de semana” que me iba a meter por quedarse con los niños y, de paso, hacer noche en mi casa, para que yo pueda llegar a las mil sin mala conciencia y los niños desayunen a una hora prudencial.

¿Y va y se nos presenta Yoli al bar de copas con un peto vaquero, el pelito fosco y la cara de recién levantada como si tal cosa? No, no y no. No se puede hacer el gañán de esa forma y no pagar las consecuencias.

Joder, que he reservado mesa en el local más in de la ciudad para las 4 amigas y nos van a mirar como al “cuarteto de la muerte” por culpa de la dejada de “la Yoli”, porque como hay Dios que, desde este momento, Yoli pasa a ser “la Yoli” por mis santos cojones, mira tú.

Y ella tan contenta. Que si “qué cómoda y fresquita me siento”, que si “de haberlo sabido, me lo compro antes, total, pa lo que me ha costado”, que si “no sé cómo podéis andar con esos zancos, con lo bien que se va con unas alpargatas planitas”… ¡pero si va hecha una borona! ¡No nos va a dejar entrar el segurata, porque la Yoli tiene toda la pinta de llevar escondidas las gallinas y un par de cerdos dentro del peto vaquero!

Al final, entramos al local escondiéndola entre nosotras y disfrazándola un poco con la pashmina de Paqui, aunque el de la puerta me da que se hizo el ciego, porque en aquel restaurante, la “Yoli-a-lo-payés” cantaba más que las deportivas del anuncio de Devorolor.

Llegado el momento “copas”, nos fuimos al Antro’s a continuar con la fiesta. Pero mira tú por dónde que a la Yoli se le desató la vejiguilla y tuvo que correr al baño a hacer sus necesidades.

Al volver, toda ella era una mancha colorada. Resulta que, al comprar su ganga-del-Carrefour, no se había dado cuenta de lo que supone entrar a un baño público con un peto vaquero: que hay que desnudarse entera para cumplir con la madre naturaleza.

Pues ahí la veis, con el petito colgando de las rodillas, el culo en pompa y…. sí, imaginaos… sin camiseta ni sujetador, porque hacía como calor y luego “se suda toda”, como ella dice. Bien. Pues tuvo la mala fortuna de ir a dar con un baño sin pestillo. Estando en plena faena, le entró un tío desorientado que, al encontrársela de esa guisa, abrió los ojos como limones y le preguntó “a ver si quería tema”, porque la notaba como “pidiendo guerrita”.

No me digáis que no tiene guasa que, de cuatro amigas, la única que consiguiera ligar esa noche fuera la Yoli con su “look campesino dispuesto en tres minutos de reloj”.

¡Si me lo cuentan, no me lo creo!

domingo, 13 de junio de 2010

¿Príncipe o mendigo?

Ahora resulta que para dar limosna tienes que pedir presupuesto.

Hay un viejillo orondo en la calle peatonal donde se encuentra mi oficina que, cuando pasas a su lado, te suelta:

- ¿Me das 80 céntimos?

No “dame algo”, ni tan siquiera “llevas suelto” o “me faltan unos céntimos para el billete de autobús”. ¡Qué va! Él ha establecido su tarifa y, si quieres calmar tu conciencia, tienes que ceñirte a la cantidad fijada.

Con esto de la crisis, se ve que hay una tarifa mínima de limosna y yo sin enterarme.

Atrás quedó el famoso “tienes un durillo” o el salao “anda, dame pa vino y pa droga”. Ahora, o le das el coste del aperitivo, o no cuela. Debe ser que 80 céntimos es lo que vale un chato, un zurito o un marianito. No tengo ni idea. Pero si le das, por ejemplo, 50 céntimos (comprobado) te los echa a la cara y te dice que él no se levanta por menos de 80. ¡Y encima te insulta, llamándote “rata” sin miramientos!


¡Joder con el mendigo! ¡Ni que fuera un broker venido a menos! A este paso, de 80 en 80, se saca el Ferrari, el tío!

Y debe ganar más que yo al mes, porque está gordo-regordo y va hecho un pincel. Lo cierto es que se ha buscado una esquinita muy buena, ya que, al estar en la confluencia de dos calles peatonales muy comerciales, la gente sale de las tiendas cargadita de bolsas y se apiada del “gordito gruñón”. Así que se le ha subido el ego hasta la estratosfera y se permite elegir a sus clientes. Si te ve malas pintas, ni te mira. Si te ve toda mona, colgada de tu bolso de imitación, te sale con la cantinela de los 80 céntimos. Vamos, que es un indigente muy señorito con las ideas muy claras.

No te creas que se pone a las puertas del Burger King, ni a la salida de Misa. No, no.

Se planta frente a los Bancos o junto a las tiendas de marca, que debe ser donde abundan los incautos con las conciencias más sucias. Y a pedir, que son dos días.

Ayer me pareció ver a un señor aflojándole lo que tenía pinta de ser un billete de 10 euros. ¿Y sabéis qué hizo el pedigüeño? ¡Le dijo que a ver si no tenía mejor uno de 20, que tenía que pagarse la hipoteca! ¡Habrase visto el caradura! ¡No le dio ni las gracias!

Cualquier día, me planto con los niños en la calle y así me saco pa las extraescolares… ¿Pues no me ha convencido el tío de que ésta es una profesión como otra cualquiera? Se tiene por algo parecido a un “limpiador de conciencias”: cubre la necesidad social de “ser caritativo con el pobre” y cobra por ello. Es un servicio más que ofrece a los transeúntes con remordimientos.

Sólo nos falta que se haya visto el vídeo de Manolo Lama y acabe pidiendo VISAs y móviles, “como los del mendigo de la tele”, porque está en un plan desvergonzado de asustar.

Al tiempo…

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