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lunes, 28 de febrero de 2011

¡Menuda patata de ceremonia!

Bien, ahora que todo ha finalizado puedo afirmar, sin temor a equivocarme, que ha sido una gala-patata.

No ha habido ritmo, ni humor, ni gracia, ni espectáculo, ni sorpresas, ni imprevistos.

Todo estaba cantado, incluyendo los 4 Oscars que se ha llevado "el discurso del rey" y los 3 de "la red social". Sólo me ha alucinado un poco que "Origen" dé para 4 premios. Pero bueno, es lo que ha dado de sí una gala aburrida, sosaina y falta de contenido.

Tampoco ha habido sorpresas en los Oscars a Colin Firth y Natalie Portman.

Por señalar el que parecía que iba a ser el "momento-cumbre", diré que le han dado 3 minutos a Billy Cristal y yo solo podía mirarle los injertos. ¡Su cara era un auténtico chicle de Boomer estirado! ¿¡Qué se ha hecho ese hombre, por Dios!?

Celine-bicho-palo-Dion ha cantado durante el In Memoriam, que ha vuelto a olvidarse de varios actores fallecidos este año (como Jean Simmons y María Shriver, así, a bote pronto). Momentazo que Halle Berry ha tenido a bien destrozar reivindicando a una de las actrices que aparecían en el vídeo, que (cómo no) era afroamericana y "nos abrió muchas puertas a los actores actuales". Que digo yo que todos tendrían algo meritorio en sus carreras, pero es que esta señora (la Berry, quiero decir) sólo sabe hablar siempre de lo mismo: de los afroamericanos que lucharon por escapar de la esclavitud y sembrar las semillas que florecerían en los actores venideros y bla, bla,bla. Halle, hija, ya cansas.

En una palabra y por resumir cómo ha sido la ceremonia de esta noche: aburrida.
Sin más.

Y me largo a la piltra, porque me caigo de sueño.
Ya editaré mañana las entradas, para meter alguna foto que avale lo que os cuento.

Vamos, que no os habéis perdido mucho...

¡Qué ven mis ojos!

Josh Brolin y Javier Bardem presentan premio vestidos de… ¿camareros caribeños? Con ese smoking tan blanco parecen un anuncio de Nespresso, con el Cloney a las puertas del cielo y Dios pidiéndole que le saque las cápsulas de gorra.

Entregan el Óscar al mejor guión adaptado a “La red social”. Y el de mejor guión original a “El discurso del rey”, mientras Javier señala algo que sólo él ve entre el público y se descojona vivo en pleno escenario. Qué bien… pena que la mejor película de habla no inglesa ha sido la danesa y no “Biutiful”. ¿Se reiría de eso?

Christian-cara-chupá-Bale ha ganado el premio al mejor actor de reparto. El pobre tiene hasta mal color de no comer. Nada que ver con el bronceado Mateo-me-acabo-de-bajar-de-la-tabla-de-surf y Scarlett-me-acabo-de-bajar-de-la-moto, que han entregado los premios de sonido a “Origen”.

Os dejo, que parece que esto se anima y prometen número musical.
Veremos…

Un comienzo muy "blanco"...

Empieza la gala con los presentadores haciendo un montaje-cameo en todas las películas nominadas, que son nada más y nada menos que 10.

Hacen bromas facilonas y saludan a su madre y a su abuela, ambas entre el público, que se levantan y les dan consejos (“hija, está Spielberg en el teatro, ponte recta“).

Recuerdo años previos, con un número fuerte al comienzo (normalmente, un musical) y me entristezco con este comienzo soso y aburrido. No hay guión, no hay humor; lo cierto es que no hay nada… ¡Que vuelva Lobezno-Jackman, que lo bordaba!

El primer premio (al diseño de producción) lo da Tom Hanks y se lo lleva “Alicia en el país de las maravillas“. ¡Sorpresa! La primera de la noche… El premio a mejor fotografía es para “Origen”.

Esta gala no promete gran cosa…
Rectifico: primera standing ovation de la noche para Kirk Douglas. He de reconocer que me he sorprendido hasta yo al verlo aparecer, porque no recordaba que este hombre siguiera vivo.
Se encarga de presentar a las actrices nominadas a mejor actriz de reparto. ¡Y se permite flirtear con ellas desde el escenario!
Genio y figura los de este hombre... se tira media hora con el sobre abierto sin decir quién gana y contando batallitas. Las tiene a todas hiperventilando.
Bueno, pues tres horas después, parece que ha ganado Melissa Leo.
La cara de Helena Bonham-Carter es un poema... ¡Se le va a alisar el pelo del disgusto!

Puro despelleje


Se ve que acaba de aparcar el autobús de las góticas… el presupuesto anual de esta gente en polvos de arroz es equivalente al producto interior bruto de Swazilandia.














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Pepe Colubi está sembrado en la tele: no contento con peguntarle a la Siñériz si se ha puesto la Tena Lady, ahora va y nos avisa de que, debido al frío que hace estos días en Los Ángeles, muchas actrices irán empitonadas bajo sus costosos trapillos.

Desde ese momento, sólo me fijo en los pezones de las celebrities...

Bueno, menos cuando veo aparecer a Penélope y su brilli-brilli. No me fijo en sus pezones, sino en la pura carne que los rodea y los desborda. Dudo que respire… como le pille el modelo la Carey, se lo plagia, porque es de su estilo: reventón y de los que brillan en la oscuridad.


¡Arranca, que llevo el manos libres!

¡Empieza la retransmisión en el plus!
Ana García Siñériz regresa a los Oscars, de donde nunca debió marcharse y, esta noche, en un claro homenaje al “cisne negro” de la Portman, viste un traje cuajadito de plumas de ese color.
Cristina Teva vuelve a entrevistar desde Los Ángeles, a pie de alfombra. Un clásico. A ver cuántos actores caen rendidos ante su micro…

Vale, primera cagada de la noche: Valentino.
Ha mutado y se ha convertido en bombona de butano andante… qué grande…
Le ves al lado de la presentadora (Anne Hathaway, para los no versados) y parecen la reencarnación de Naranjito y Casper, respectivamente.



Les sigue una mesita con tapete colgandero que sonríe al personal. No entiendo bien qué le hace tanta gracia… cuando mañana se vea en prensa, se le quitará la sonrisa de cuajo. Con lo bien que se veía ella en el espejo cuerpo-entero que tiene junto a la cama…



¡Virgen de la Encarnación Perpetua!
¡Jennifer Hudson precisa de dos asistentes que le sujeten los pliegues del vestido!
Pero chiquilla, ¿cómo piensas hacer pipí metida en eso?
¿O es que escondes una sonda bajo tanta tela?

Sujétame el Oscar, que tengo que ir al baño...


Pues aquí estoy de nuevo: en la puerta del Kodak Theatre, como cada año por estas fechas (día arriba-día abajo).

Me he puesto un pijamita ideal y llevo un moñaco con pinza fucsia del todo a cien que haría las delicias de Tori Spelling.
Vamos, que fijo que no me pisan el atuendo las elegantes de la alfombra roja.

Este año, voy a escribir mi crónica en riguroso directo.
Siempre y cuando Anne (Hathaway) y James (Franco) hagan bien sus deberes y me entretengan, claro, porque, como me entre el sueño, los mando a todos a paseo.

Iré subiendo mi crónica oscaril anual a trozos.
Es decir, a medida que me den al ojo los modelis de las famosas, o cuando ocurra cualquier percance reseñable (como, por ejemplo, que Heidi Klum se caiga delante de los fotógrafos al abusar del "posado-Pataky", Dios, eso sí que molaría...), o si le dan el premio a MI Colin Firth, como es de esperar... vamos, que vendré a cascarlo todo-todito, así que aguantad el tipo un poco más, que a las 00:30 empieza la pasarela de guapas y no podemos faltar, que las pobres llevan tres días alisándose los pliegues nasogenianos y probándose trapos imposibles, como para que ahora nos dejemos llevar por la legaña... ¡ni hablar!

De modo que ahí os quiero ver.
Comentando, criticando y, qué narices, ¡despellejando!

¡Poneos un cubata, si es necesario, que empieza la cuenta atrás!

Ay, qué lástima de lunes, Dios santo, qué lástima...

sábado, 26 de febrero de 2011

La princesa y el anillo


- Mami, ¿me compras ese anillo?
- ¿Anillo? ¿Dónde ves tú un anillo, criatura, si estamos en el súper?
- Ahí, justo detrás de esa señora.

Veo que la cajera, conteniendo la risa, se aparta un poco para dejarme ver qué esconde su chepa y… efectiviwonder. En el súper venden anillos.

Concretamente, de la marca Durex.

- Mira, cielo, es que eso no es un anillo, es… otra cosa- le digo a la niña sacando las lechugas de la cestita y colocándolas amorosamente sobre la cinta transportadora-asesina.
- Pues ahí pone “anillo vibrador”. Y yo lo quiero. Ninguno de los que tengo vibra, así que me lo podrías regalar por mi cumpleaños, ¿eh, mami?
- Pues no. Te digo que eso no es un anillo, aunque lo diga el rótulo- pa qué coño les enseñarán a leer, me pregunto yo, con lo bien que vivíamos cuando era analfabeta.
- Mamá. ¿Qué pone aquí?
- Ehhh… “mantequilla”, ¿por?
- ¿Y es mantequilla o es “otra cosa”?- me pregunta imitando mi voz y remarcando el “otra cosa” como si fuera una palabrota que se le ha escapado a su madre.
- ES mantequilla -recalco yo-, pero lo que tú pides, aunque se llame “anillo”, no es para adornarse los dedos, ¿estamos? Deja ya de hablar y saca las manzanas de la cesta, anda, que se supone que has venido a ayudarme…
- Y, si ese anillo no se pone en los dedos,… ¿dónde se pone entonces, mamá?

Estaba esperando este momentazo.
De hecho, ha sido terminar la maldita frase y darme cuenta al segundo de que esta pregunta iba a llegar.
“No es para adornarse los dedos”, “no es para adornarse los dedos” (léase con voz repipi y burlona). Si es que no se puede ser más desafortunada, leches

- Bueno… pues no sé, porque nunca he tenido uno, pero ya nos enteraremos. A ver si aguantas calladita un minuto, ¿eh?, que tengo que pagar la compra y me despistas con las llevadas…
- ¡Pues cómpralo, si es muy baratito!
- ¡Que no lo compro, que eso no es para chicas, que es para chicos y calla ya la bocota!

A todo esto, la cola que acumula mi caja es la más larga del súper (¡oh, sorpresa!) y todo por la función gratuita que les estamos regalando la madre y la hija. Parecemos las “Pimpinela” del hipermercado. Me da la sensación de que nos van a empezar a echar monedas en cuanto paguemos la cuenta.

- Es imposible que sea para chicos. ¿No ves que el envoltorio es de color rosa?

Que viva la lógica multicolor.
La gente gira la cabeza de mi hija hacia mí, como esperando mi revés. Y yo ya no sé qué excusas darle a la chiquilla, así que opto por algo radical para finiquitar el asunto:

- Cariño: es un anillo que se ponen los hombres en el pene y no te lo puedo comprar porque tú no tienes pene. ¿Verdad que no tienes pene?

La abuelilla que estaba detrás de mi hija, se tapa los oídos y cierra los ojos, por si el palabro en cuestión le pudiera entrar por cualquier orificio corporal y le tocara tener que confesarse nada más salir del súper.

Un grupillo de chavales con sus litronas de cerveza empieza a descojonarse y a hacer gestos obscenos contra el muestrario de anillos vibradores.

Y la señora de las mechas, que ha aguantado estoicamente un cuarto de hora de cola para pagar un triste calabacín, abandona la hortaliza en la cesta, coge un envoltorio rosa de Durex y vuelve a su sitio.

Esto es un espectáculo.
Yo ni miro a mi hija, por si le veo ojillos espantados.
Pago a toda pastilla, agarro las bolsas y avanzo hacia la puerta.
Casi llego.
Ya “huelo” la calle, cuando escucho en lontananza:

- Mamiiii, esperaaaaaa, ¿y si le compramos uno a papáááá??????

Sólo añadiré que, por no oírla más, mi santo va a recibir el día del padre un anillo vibrador de parte de sus hijos. Y los niños están tan orgullosos de su regalito…

Verás qué gracia cuando le digan que se lo ponga.
A mí, que me registren…

jueves, 24 de febrero de 2011

A ver si es que la gafe soy yo...

- ¡Hola, melona! Te llamo para convocarte a tomar unas birritas, que hemos quedado Paqui y yo en el Antro’s dentro de media hora- la voz de Elvira suena alegre y pizpireta. Esta lleva ya dos cubatas-polizones en el cuerpo, como que me llamo Esthertxu…
- No, deja, deja, que tengo la casa empantaná, mejor otro día…- tengo el pelo que es un puro remolino y me apetece pasarme las planchas como darme de bofetadas. Mejor me excuso con que hoy es el “viernes de desinfección general” y, encima, quedo de limpia…
- ¿Seguro? Mira que luego siempre te pierdes lo mejor, ¿eh?
- Buah, con la que está cayendo, suerte tendréis si no os ahogáis en cualquier paso de cebra…
- Tú misma. Mañana te llamo. ¡Chaooooo!

Me llama al día siguiente:

- ¡No te lo vas a creer!
- A ver, Elvi, sorpréndeme, que soy toda orejas…
- ¡Ayer ligamos!
- Buenooo... ¿Con los jubilatas de siempre?
- ¡Nooooooo! ¡Con un grupo de bomberos noruegos que habían venido a un congreso!
- Ya. Y ahora es cuando te despiertas y te das cuenta de que todo era un sueño húmedo. ¡Un, dos, tres, ya!- grito chasqueando los dedos con toda la crueldad de que soy capaz.
- ¡Que no estoy de broma! ¡Que eran seis machomanes como seis soles! ¡Si se nos rifaban y todo! No me había pasado algo así en la vida… era como entrar en la pastelería y poder elegir gratis entre la bomba de nata o la palmera con triple capa de chocolate. ¡Puro vicio!

Y yo, como una imbécil, viendo la mierda esa del Sálvame-Deluxe…
Si es que soy una desgraciada, si ya me lo decía mi madre…

- Y, a todo esto,… ¿qué pintan unos bomberos de Noruega en un congreso? ¿Ya sabrán esos leer siquiera?- mi crueldad sigue escalando posiciones y se dispone a coronar un ochomil. Como si a Elvira le importara un pimiento que el madelman este sea capaz de leerse el Quijote... ella lo que quiere es que sepa clavar la lanza, no sé si me explico...
- Nidea, chica, pero… ¡por la noche apagaron dos fuegos descontrolados!- me grita despepitada mi amiga entre risotadas e hipidos.
- ¿Y Paqui? ¿También triunfó?
- También, también… ¡si tenían pa todas! Pena que “sobraron” cuatro. Se quedaron los pobres con una carita cuando nos fuimos…
- Ya, como de pena, ¿no?
- No, como de hambre más bien…
- Si lo estoy viendo… cuatro chuletones abandonados en el basurero… menudo desperdicio de carne…

Aunque menos mal que no fui, porque a ver cómo le explico a mi “santo” que me he traído un bombero noruego a casa y que me vaya haciendo sitio en la cama, porque no le caben los músculos en metro y medio de colchón…

Lo mismo se me deprime el pobrecillo (por “pobrecillo” me refiero a mi santo, no al nórdico- y por "nórdico" me refiero al noruego, no al relleno de pluma de oca- salgo de aquí, que creo que he entrado en un bucle espacio-temporal...), que ha empezado esta semana a hacer flexiones porque (palabritas textuales) “me empiezo a notar una talla 85 copa C de tetamen” y, al echar el cuerpo a tierra, se ha percatado de que es incapaz de hacer más de dos seguidas.

Si ve al cachas apagafuegos, fijo que le pega… (hmmm... no, espera, que ahí lleva las de perder…), o fijo que le insulta… (hmmm, tampoco, que la cosa puede acabar fatal…), o… bueno, pues fijo que le escupe o algo.

Ya verás cómo el viernes que viene nos entran los jubilatas en barrena.
Salgo yo, así que no falla…

martes, 22 de febrero de 2011

Confesiones de una narradora compulsiva


Pues me acaba de caer, como llovido del cielo (nunca mejor dicho, porque menuda la que está cayendo en la calle; he llegado a casa con los calcetos tan empapados que, si los abandono a su suerte sobre la calefacción, mañana tendré suficiente penicilina casera como para venderla al mayor; bueno sigo, que me enrollo cual persiana), decía que me han dado un premio que, dicho así, a bote pronto, pudiera parecer un bombón, pero resulta que viene envenenado (gracias, Fer, eres un encanto).

Y digo “envenenado” porque la condición sine qua non para recogerlo es contar siete cosas inéditas sobre tu persona.
Ahí me han dao.

Llevo un año largando por esta bocota todo lo que me brota y me alborota, así que ponte ahora a buscar (y encontrar, que esa es otra) algo inédito sobre tu persona, que lo dicen las bases del premio bien clarito, que me las he repasado a conciencia: “siete cosas personales sobre uno mismo”.

A ver, que digo yo que si son “personales”, serán “sobre uno mismo”, ¿no?
Redundancias a mí…

Y luego te lo arreglan diciendo que es algo voluntario, lo de contar tus siete secretillos.
Claro, claro.
“Voluntario”.
Bonito palabro

Tan voluntario como darle dos besos en la verruga a tía Eustaquia bajo la atenta mirada cejijunta de tu madre cuando ibas de visita los domingos.

Voluntario como darle a la monja el sobre del Domund bien llenito, mientras pasaba lista a las morosas, justo antes de poner un examen sorpresa de Matemáticas (qué casualidad, ahora que lo pienso, que siempre suspendieran las que se habían gastado el sobre en el donuts del recreo).

Vamos, los cojones voluntario…

En fin, como una es una bien-queda de narices, voy a ver qué araño a mi subconsciente…

Podría empezar contándoos que de pequeña me mordía las uñas.
Lo sé, lo sé. Es un detalle estúpido y desagradable que dice poco (o más bien nada) de mi persona. Pero ahí está.
Es mi realidad.
Me costó 16 años dejar de hacerlo. Y mira que intenté de todo, ¿eh? Pintarme las uñas de colores rabiosos, o con sabores apestosos, o cubrírmelas a lo Michael Jackson, con toneladas de tiritas y esparadrapos. Pero no hubo forma. Tuvo que llegarme la edad del pavo para caer en la cuenta de que no me iba a comer un colín con semejantes dedos.
Y lo dejé de un día para otro.
Radical que es una…
Igual que dejé el tabaco.
Que ahora que lo pienso (yo soy así, de arrebatos) podrían inventar una ley anti-come-uñas, que no veas el favor que le iban a hacer a más de una…

Sigo con otra confesión: Me da rabia la gente que va por la calle “caminando sin pisar raya”. Me parecen unos kamikazes urbanos.
Algunos, a su edad (porque este tipo de paranoias ataca especialmente a la gente de cierta edad), se ponen en plan Matrix, a sortear líneas imaginarias y a saltar adoquines impares a la vez que andan como “en diagonal”, para acabar aterrizando sobre mis juanetes.
Y aquí es donde llega mi secreto: confieso que más de una vez he hecho como que perdía el equilibrio y les he empujado con toda la intención. Como si no me hubiera dado cuenta de que estaban justo a mi lado, en plan “ups, uy, vaya, perdona, no te había visto, qué mala suerte que te he hecho pisar… ¿tres líneas continuas y un paralelepípedo romboidal con señal de peligro?”. Y la señora, al borde del llanto y mirándome como si sus pupilas pudieran acribillarme a balazos, dejando caer el pie que se le había quedado en el aire, tiene que volver veinte metros atrás, al punto de partida, porque son las reglas que se ha autoimpuesto y no hay más tu tía.
“Esa”- suelo pensar yo para mis adentros- “hoy, no llega a casa, fíjate lo que te digo”…

Otro detalle que me viene a la cabeza: Mi hija es clavada a mí.
Pero calcada, calcadita.
Nada de “¡uyyy, si parece que se da un aire a su madre!”. No.
Podríamos decir que la oveja Dolly se daba un aire a su madre.
Mi hija es mi clon.
Y punto.
Por eso, cada vez que la veo mirarse y remirarse en el espejo y la escucho preguntarme: “¿a que estoy delgadita, mami?”, me entra la congoja y no sé bien cómo decirle que se va a pasar la vida a dieta como la menda y que sufrirá una seria e incomprensible adicción a los hidratos de carbono que la acompañará hasta la tumba.
Así que me limito a contestarle: “¡como un fideo, hija, eres un palo con patas!”
Y ella tan contenta.
Que digo yo que para qué le voy a dar la mala noticia tan pronto. Si ya lo irá viendo ella sobre la marcha, ¿no?

Cuarta confesión: En ocasiones, veo muertos…
…¡Que nooo!
Es que me venía al pelo. No me digáis que no habría sido un puntazo, ¿eh?
Al lío: no uso cremas de ningún tipo.
Ni en la cara, ni en el cuerpo, ni en las manos, ni nada de nada.
A ver, sí uso gel, champú, suavizante, colonia y pasta de dientes, se sobreentiende.
Pero nada más.
Y, como me da vergüenza reconocerlo, cada vez que me preguntan “¿tú qué crema de día usas?”, yo me la invento. Y lo mismo cuando hablo de sérums, contornos de ojos, bases alisadoras o hidratantes con efecto reafirmante y cuajaditas de oligoelementos.
Es todo una bola descomunal. Pero como leo mucho y me sé las revistas de memoria, pues tiro de hemeroteca mental y salvo la papeleta.
Cualquier día me pillan y me empapelan…

Quinta chorrada personal: bebo al día litro y medio de té negro.
Como mínimo.
Me da igual que sea con frutos del bosque, al caramelo, con aroma de naranja o trocitos de mandarina,… todo me vale.
He sustituido el café con leche (otra adicción cercenada de cuajo, lo mío es un filón) por esta infusión sin apenas calorías y estoy feliz. No me recuerda tanto al pitillo (dejé de fumar hace cuatro meses, he ahí la razón del cambio de bebida) y me ayuda con mi eterna dieta (no sé vivir comiendo lo que quiera, así que, aunque adelgace, me engaño para no dejarme llevar por la gula desmedida).

Mírala cara a cara que viene la sexta: odio la cerveza.
Es un sabor tan, pero tan asqueroso, que no entiendo cómo puede haber tanta gente dándole al botellín.
Ni bien fresquita, ni del tiempo, ni rubia, ni morena, ni en litrona, ni en lata… ¡es que no puedo!
Lo he intentado de todas las formas posibles: a palo seco, con bocata de por medio, acompañada de limón, de manzana o de casera… nada. Me parece un invento del demonio.
Digo yo que el primero que se echó una birra al coleto debía de estar pasándolas canutas en una isla desierta, con la lengua hecha un esparto y una mahou por única compañía, porque a mí hasta el pis se me haría más agradable al paladar en semejantes circunstancias extremas.

Por último, aunque no por ello menos personal, confieso que a veces tengo que ir a comulgar porque mi hija me controla y me mira de reojo, como si me llevara la cuenta del número de hostias (de las que se comen, no de las que te amoratan, ¿eh?) que he tragado ese mes.
Alguna vez me he saltado este paso y la muy ladina me viene con la preguntita: “¿tú qué pasa, que no has hecho la Comunión o es que has matado a alguien?”
Y ahí me tenéis a mí, disimulando, con un “sí, hija, si ya iba, es que estaba esperando a ver si se aligeraba la cola”.
Seré cobarde…

Bueno, ahora me toca darle el premio y pasarle la pelota (y el marrón) de los siete pecadillos veniales a dos blogueros de reconocido prestigio.

He de reconocer que lo he hecho por sorteo entre mis favoritos, porque dos (¿sólo dos?) es muy poco y me cuesta un mundo decidirme, así que he escogido 25 finalistas (que se dice pronto), he escrito su nombre en otros tantos papelitos y la mano inocente de mi hija ha hecho el resto, sacando estos dos nombres:

- Odry, con su blog “Historias luceras
- Alber, con su “Me tenía que pasar a mí

¡Suerte a los premiados!
A ver ahora qué contáis sobre vosotros.
Ya sabéis: cuanto más bochornoso, más nos gusta…

¡No os cortéis y sed hirientes!

domingo, 20 de febrero de 2011

Cuaresma gestacional


Me llama una amiga embarazada para preguntarme a ver si es verdad que, en su estado, una no puede teñirse la melena, porque le han dicho en el trabajo que el tinte pasa al torrente sanguíneo por los capilares y, poco más o menos, puede salir el niño con el pelo mechado en tres tonos de rubio.

- A ver, yo también lo oí cuando me embaracé, pero llegué a la conclusión de que no debe de ser tan grave, porque entonces habrían sacado un bando desde el Ministerio de Sanidad o te lo advertirían los ginecólogos muy seriamente, cosa que no hacen. ¿No crees?
- Ya. Entonces… ¿tú te teñiste?
- Ehhh… no. La verdad es que no. Por si las moscas…
- ¿Tengo que ir con raíces kilométricas durante 40 semanas?
- Efectivamente. “Canas al sol“, me llamaba mi hermana. Es que no te imaginas lo que brillan en la playa, las jodías
- Pero… pero… ¡esto de embarazarse es una mierda! ¿Cómo no me avisasteis antes? ¡Me habéis tenido engañada todos estos años!
- ¿Engañada?
- ¡A ver, tú dirás! No puedo comer jamón, ni foie, ni sashimi, que me chifla. No puedo acabar los bonos de depilación láser que justo había terminado de pagar dos días antes de hacerme el predictor... Porque supongo que eso es inamovible, ¿no? El láser ni catarlo, ¿verdad?
- Verdad. Has de conservar todos tus pelos, tanto en ingles, como en piernas, sobacos y monte de Venus. Nunca se sabe qué salida les puedes llegar a dar… Una parturienta con la brasileña impecable se considera incluso de mal gusto en el paritorio.
- Y de los rayos uva ni hablamos, claro.
- Ni lo dudes. Color blanco-folio-nuclear es lo suyo en esta etapa ingrata de tu vida. Recuerda que la melanina se os vuelve medio loca y el moreno no te coge homogéneamente. Te puedes encontrar con media cara naranja y la otra media azulada, a lo Braveheart. Ahora que me acuerdo… ¿tú no eras propensa a las varices, como tu madre?
- Pues sí, pero me cuido mucho la circulación y me aplico tres capas distintas de crema cada noche, no creo que me pillen por ahí.
- Lo que tú digas, chata. Pero se te van a poner guapas las piernas. Vete haciéndote a la idea… la genética es así de cabrona en el tema “varices y estrías”.
- ¿Estrías? ¿Hay algo más que te estés guardando? No te cortes. Cuéntame todas las bondades del embarazo, que estoy extasiada...
- Almorranas, por lo que me han dicho. Ahí no te puedo ayudar, pero si llamas a Almu, ella te puede orientar más. ¿Recuerdas cuando aparecía con un flotador bajo el brazo cada vez que quedábamos a tomar algo y se justificaba diciendo que esa tarde le tocaba al niño natación?
- Perfectamente. Lo recuerdo con nitidez, ¿por?
- Porque su niño le tiene terror al agua. Jamás ha ido a un cursillo en la piscina. Saca tus propias conclusiones…
- Me quiero morir. Además, yo sin mis dosis semestrales de bótox y vitaminas no soy nadie… ¡se me va a caer toda la cara!
- Pero… ¿para qué te metes esas porquerías? Si al final te va a venir bien el embarazo, para que hagas un poco de “limpieza” cosmética…
- ¡Si estoy llenita de arrugas!
- No. Eso que te notas son tus líneas de expresión. En cualquier caso, hay soluciones caseras que no afectan al bebé…
- ¿Como por ejemplo…?
- Una coleta bien tirante.
- ¿Me estás tomando el pelo?
- No. Haz la prueba. Ponte una coleta lo más tensa posible y luego me cuentas. Otra opción es el clásico esparadrapo en la nuca, bien tirante. Se lo vi a Carmen Sevilla una vez y, efectivamente, le quitaba por lo menos diez minutos de edad. Pero te advierto que es incompatible con el sistema coletero, porque se te vería la tirita en el cogote. Elige uno de los dos métodos, pero no los simultanees…
- (…)
- ¿Hola? ¿Sigues ahí?

Creo que le ha dado un síncope gestacional.
Típico de las embarazadas.

Menuda fiesta…

viernes, 18 de febrero de 2011

Tonta-lista...


No puedo con las mosquitas muertas.
Sí, sí. Esas mismas.
Las que os estáis imaginando.

Aquellas que te sueltan con voz lastimera un “¿he sido yo?” que impide que les cuelgues el muerto pero te obliga a asumir las consecuencias del desaguisado.

Las que nunca rompen un plato pero, a la que te despistas, han dado con la vajilla entera y siguen con la cristalería.

Esas que nunca te la clavarían por la espalda y son “súper amigas de sus amigas”, pero, mira tú por dónde, en dos meses se han quedado con tu marido, tu casa, tu mascota y, si te duermes en los laureles, hasta con tus hijos.

Y me he topado ya con unas cuantas…

Mi amiga Paqui las llama “esas tontas-listas”, porque siempre son calificadas de “cortitas, lentas, simples o memas”, directamente, pero a la larga son las que se acaban quedando con el pedazo más grande del pastel.

Tienen ese extraño don de ir usurpando los bienes y personalidades ajenos, pero sin que se note.
Y son las que se llevan el gato al agua.
No falla.
Vamos, unas listas con apariencia de gilipuertas...

Os preguntaréis a santo de qué vengo con esta manifiesta antipatía.

Pues resulta que a mi prima Maruja se la ha jugado la maestra del pueblo, ingenua confesa y timorata reconocida en toda la provincia y municipios aledaños.

Llevaba varias semanas cubriéndole las espaldas porque debe de llevar una vida sexual que ríete tú de la del conejito-Duracell.
Cada vez que se le acercaba al cogote, era para pedirle ayuda:

- Oye, Maru, por si el párroco te pegunta, acuérdate que anoche estuve en el cine contigo y luego nos fuimos a cenar al Burger, ¿estamos?
- Ehhh… vale, vale… ya me contarás, ¿eeh, bribona?
- Bah, nada, nada, tonterías, pero es que se pone muy pesado el hombre y no quiero preocuparle…

A los dos días, vuelve a la carga la pedigüeña:

- Maruja, cielo, que si te pregunta Baldomero, recuerda que ayer echamos la tarde juntas merendando en tu casa, ¿de acuerdo?
- Jolín, Remi (se llama Remigia, tócate los albérchigos), ¿también te lo haces con el panadero? Menuda vida llevas…
- ¡Qué dices! Sólo nos estamos conociendo. Pero es que se cree que puede controlarme, el muy bobalicón…
- Vale, yo te cubro, ¡pero dime al menos con quién estabas de verdad!
- ¿Pues no te digo que contigo? ¡No se te olvide!
- Que no, hija, que no me olvido. Cómo te pones de pelma…

Bien, pues se ha descubierto todo-todito el pastel.

Porque cuando vino el párroco, Maruja -despistada como es- situó a la maestra en plena merendola. Y, cuando llegó Baldomero, le soltó lo del Happy Meal nocturno. Con el aciago resultado de que panadero y párroco se sentaron a cuadrar agendas y no les salieron las cuentas de ninguna manera.

Ahora, adivinad quién se ha tragado el brownie sin mascarlo ni disfrutarlo: pues Maruja.

Porque la maestra, como es tontita, no va a hacer la canallada de simultanear a tres tíos a la vez.

Como es cortita, no tiene capacidad para urdir un plan a tres bandas.

Como de todos es sabido que ni sabe hacer la O con un canuto ni tiene egoísmo alguno, no hay posibilidad de que meta a mi prima en este berenjenal con dolo ni mala leche.

Conclusión: Maruja se lo ha inventado todo porque le tiene envidia y quería dejarla en evidencia. El cura lo suelta en el púlpito el domingo, el panadero lo cacarea a las clientas mientras despacha cruasanes y la pelandusca de la maestra lo publica en el periódico escolar.

¿Veis lo que os decía? Tonta-lista de manual…

Me temo que, esta vez, la (enésima) visita de Maruja va a ser la definitiva.
A ver cómo la saco de casa sin arruinarle la existencia.

Por cierto, comprobado: yo lo que soy es tonta "a secas".

miércoles, 16 de febrero de 2011

Un año de Blog (¡que viva el autobombo!)



En un burdo plagio a Luz Casal dando voz a sus boleros, yo hoy me arranco con lo siguiente: “recordarás, nuestros días felices, y entenderáááás en un solo momentooo, qué significa, un año de blog… qué significaaa… un año de blooooooogggggggggg"

Bien, pues significa lo siguiente:

- Que (día arriba, día abajo, bien por pérdida de datos debido al cambio estético de la página, bien porque no descubrí Histats hasta pasados unos días publicando entradas) unas 55.000 almas cándidas (55.025 para ser exactos, que no parezca que exagero) han visitado la friolera de 95.355 paginitas de este humilde blog, logrando una media de 1,73 páginas vistas por visita. Ya me fastidia no poder redondear y decir que han sido 100.000. Ojalá pudiera hacer como con la altura, que te permite añadir (sin exponerte a mentir) un par de centímetros por aquello de soltar un número “redondo”. Pero no, aquí no vale ese recurso. Porque lo ibais a ver todos en el contador de la página e iba a quedar toda fardona. No es plan.
- Que predominan los visitantes españoles (obvio), pero que cada vez se suman más nacionalidades al grupillo, especialmente de Estados Unidos (¡un saludo al colgado de Alaska que me sigue sin pudor!), México y Argentina, por este orden. Si a esto le añades un par de colombianos desorientados y un trío de venezolanos salerosos, tenemos el cuadro completo. Bueno, y un inglés y un alemán, que sé que parece un chiste, pero ahí están, al pie del cañón.
- Que la entrada más leída (ergo, la que más os ha gustado, concluyo) ha sido la del pasado 8 de junio de 2010, titulada “estoy del reciclaje hasta las mamellas”. No sé bien si esto se debe a vuestra creciente conciencia ecológica o a vuestra hartura eco-verde. El caso es que dicho post se ha leído 2.677 veces. Y no, ya os anticipo que esta vez no ha sido mi madre dándole al botón de actualizar de forma insistente.
- Que os encantan los relatos cuyo título incluya alguna palabra picantona o, directamente, verde-perdida, como es el caso de “dormir en bolas, he ahí la cuestión”, “follamigo en versión original y sin subtítulos”, “esperma a granel”, “aparta esas tetas que me tapas el sol”, o (mismamente) “una orgía de botones”. Qué cosas…nunca lo hubiera imaginado…
- Que la media de permanencia en el blog es de unos dos minutos y medio, lo cual no está mal, teniendo en cuenta la de gente que se larga nada más aterrizar y darse de bruces con tanta letra y tan poca imagen, con lo que cansa leer… En las antípodas de esta peña, tenemos a una docenita de incondicionales que echan horas (literalmente hablando) en mi página y, oye, ¡tan contentos! Esto sí que es fidelidad, y no lo de Tiger Woods…
- Que un 46% de las visitas que entran a diario en el blog son nuevas. Es decir, que seguimos creciendo, ¿no? Al menos, yo así lo interpreto…
- Que vuestro momento favorito para leerme es el ratillo que va de las 13:00 a las 14:00 horas. Resumiendo: que me visitáis con el estómago vacío (esto no lo hagáis nunca si os toca hacer el pedido en el súper, ¿vale?). Tendré que tenerlo en cuenta para futuras entradas, no os vaya a sentar mal leerme “a palo seco”…

Bueno, ya no os abrumo con más datos, que parezco la Carbonero dándole estadísticas sin control a JJ. Santos a pie de campo.

Sólo me resta agradeceros el tiempo, la dedicación, los mensajes, las sonrisas y los buenos momentos que me habéis brindado desde la primera frase que publiqué.

De verdad que tengo familiares con los que hablo mucho menos que con algunos de vosotros...

Y que me perdonéis si no siempre puedo responderos o visitar vuestros blogs.
Mi intención ha sido, es y será seguir haciéndolo, pero la vida, a veces, es la que te lleva por donde le da la gana y no siempre se hace fácil contentar a todo el mundo.

Todavía recuerdo mi primer día, pensando para mis adentros: “¿y si no me lee nadie?”
Pues lo borro todo y santas-Pascuas, me decía yo a mí misma por lo bajinis.
Sí, claro. Ponte ahora a borrar los 243 posts publicados. Me duelen las huellas dactilares sólo de pensarlo…
“¿Y si no se me ocurre nada que escribir?”- le insistía yo a mi conciencia.
“A ver, pues escribe menos a menudo, so torda”, me decía todo el mundo. “¡Que lo del post diario ya ni se estila!”, aseguraban. “Pues vaya un curro que te has echado a la chepa, hija. Ni que te pagaran por ello”, me decía mi padre…

Bueno, espero que el folio en blanco no termine con nuestro idilio.
En cualquier caso (y hasta que eso ocurra), ¡gracias, gracias y mil veces gracias!
Que nadie escribe un blog para que sólo lo lea su madre o su hermana.

Todo un detallazo el vuestro…



lunes, 14 de febrero de 2011

Follamigo en versión original y sin subtítulos

Riiiing riiiingggggg


- ¡Qué agobio! ¡Tengo que volver a la academia de inglés, o no me voy a comer ni los mocos!- me suelta Elvira por teléfono sin darme tiempo ni a saludar.
- ¿Pero de qué hablas, Elvi?
- De Roberto, mi follamigo de Mallorca, el que te conté que viene una vez por trimestre, ¿te acuerdas de él?
- Hmmm apenas…
- Sí, mujer, el morenazo que te presenté anoche.
- ¡Ahhh, eseeee!
- Pues resulta que ha vivido en medio mundo y es tan políglota y cosmopolita el chaval que, en el momento “cumbre“, te lo hace en inglés.
- ¿Cómo dices?
- Lo que oyes. Que le sale el dialecto salvaje que lleva dentro y empieza a comerte la oreja en el idioma de Shakespeare. Y a mí, que iba más caliente que la moto de un hippie, me dio tal bajón de golpe que no supe ni reaccionar. ¡Yo! ¡Que siempre salgo airosa de los peores percales! ¿Te puedes creer mi mala suerte?
- Pues no había oído nunca cosa igual, hija.
-Ya ves. Me sentí una impostora total. Como cuando pones en el currículum aquello de “nivel medio hablado y escrito“, ¿sabes lo que te digo?
- Perfectamente, perfectamente.
- Pues eso. Menos mal que no puse nivel alto (y eso que estuve en un tris de hacerlo, ¿eh?), porque lo mismo el tío me pilla en plena mentira y ni me remata la jugada como castigo…
- ¿Y qué solución le ves al asunto?
- Pues, habiendo tachado la opción de llevarme un intérprete y aposentarlo junto al catre, creo que lo único que me queda es repasar mi inglés- me dice al borde del llanto.
- Se ve que este tío te mola, porque pagarte un cursillo para cuatro polvos al año, tiene mérito, chica- ataco yo donde más duele.
- Ya, pero es que son los cuatro mejores del año y no me gustaría perderlos por mi ineptitud para los idiomas.
- Oye, y ya que estamos… sacia por favor mi curiosidad… ¿qué es lo que te decía el snob este en inglis-pitinglis?
- Ni idea. Sólo me pareció entender “fáquer-fáquer-fáquer”. Pero vete tú a saber lo que me estaba contando. El caso es que me quedé tan perpleja que perdí el compás y todo. Ya no me centraba en nada. Sólo buscaba el botón rojo para apretarlo en caso de pregunta directa y poder gritar “pasapalabra” sin mayores consecuencias.
- Vamos, agobio total, ¿eh? Menudo corta-rollos…
- Y espérate, que me ha dicho que el mes que viene se va a Alemania. En la siguiente cita lo voy a pasar de pena, porque todo lo que sé yo en teutón es aquello de “Kartoffen” que le gritábamos de niños a Jose el calvo.
- Papelón el tuyo.
- No voy a ganar pa tanto profesor particular…
- Yo reconsideraría lo del traductor simultáneo sentadito en la mesilla de noche. Te va a costar mucho menos y, oye, si está buenorro, os montáis un trío multi-dialéctico. ¿Ves cómo todo son ventajas?
- Visto así… voy a empezar a hacer el casting de traductor, que veo que es parte importante en este asunto, ¿no?
- Ssoes. Tú busca bien. Y luego vienes y me lo cuentas, por Dios, que tu vida sexual es un filón que me está alegrando la vida…

sábado, 12 de febrero de 2011

Los remedios de la abuela


¿Qué demonios les pasa por la cabeza a las madres con hijas recién paridas?
Esto empieza a ser un problema social.

Como expliqué hace un tiempo (podéis hacer memoria en la entrada “se me ha embarazado media cuadrilla“), la mitad de las féminas del grupo ha dado a luz en los últimos meses y, cada vez que nos reunimos a tomar un cafetito (se acabó lo de echar kinitos o mazarnos a base de botellines de Mahou, ahora lo que se estila es compartir una porción de tarta entre tetada y tetada, quién las ha visto y quién las ve), bien, pues eso, cada vez que nos sentamos a charlar sale el mismo problemón: los consejos de las madres. O lo que es lo mismo: los remedios de las abuelas de las criaturas.

Y es que hay cada una…
Porque a ver en qué cabeza cabe que una abuelita, que se supone que siente cierto aprecio por su nieto, recomiende a su hija-made-novata para el estreñimiento de su pequeño un poquito de perejil en salva sea la parte.

-¿Cómo que perejil?- le pregunto yo con mirada sospechosa- ¿quiere decir en el biberón?
- No, maja, no. ¡Por el culo!- grita mi amiga indignada. Dice que le eche un poquito de aceite en un extremo del tallo de perejil y que con eso… ¡le “estimule” el ojete! ¡Está loca!
- Pero… ¿eso te lo ha dicho tu madre?
- ¡Que sí! ¡Que dice que es mano de santo! Mira, de verdad te lo digo, sólo de pensar que me haya metido a mí eso de niña, ¡es que me dan los siete males!
- No me extraña… ¿y qué vas a hacer?
- Lo primero: no dejarle al niño por las tardes. He buscado una chica joven que espero que no tenga una madre “naturista” como la mía y se limite a darle fibra a manta al niño.
- ¿Y cómo se lo ha tomado tu madre?
- Pues fatal, te puedes imaginar. Pero a mí me la repanfinfla. Le he dicho que haga sus experimentos con mi padre, pero que a mi hijo ni se arrime.
- Pues mi madre hace algo parecido, pero con la variante del termómetro de mercurio- dice otra sin levantar la vista de su té con sacarina.
- ¿Qué quieres decir? ¿Que donde la madre de Encarni mete un poquito de perejil (¡anda, como Arguiñano!) tu madre introduce un termómetro de mercurio?
- Sip- dice mi amiga la teinómana.
- A mí eso me suena a sodomizar al niño, os pongáis como os pongáis- insisto yo sin dar crédito a lo que escuchan mis orejuelas.
- Ya, pero el caso es que da resultado. No falla nunca- aclara la del Earl Grey.
- Pero si ya ni venden esos termómetros, por lo tóxico que es el mercurio… cualquier día tenéis un disgusto, Amparo- auguro yo con cara de pitonisa Lola.
- ¿Y lo del anís, eh? ¿Eso no lo recomiendan vuestras madres?- pregunta Almudena con cara como de pena.
- Hombre- digo yo- si es para conseguir una resaca monumental sí, pero estamos hablando de bebés, Almu.
- No, no, si mi madre dice que es mano de santo para los cólicos del lactante.
- ¿El anís del mono?- insisto yo incrédula.
- No, el anís estrellado.
- Pues mi pediatra dice que le dé aerored y me deje de anises de esos, que están prohibidos por Sanidad desde hace tiempo- nos cuenta Encarni, quien se ve que también ha oído de esta técnica del borrachito-neonato.
- Mi madre es que es más de ginebra para los dolores de tripa…- abunda Loles como si tal cosa.
- ¿Tanqueray o Larios?- pregunto yo toda jocosa.
- Beefeater- contesta ella sin pestañear ni reírse.
- ¿Con un chorrito de tónica y una rodajita de limón?- vuelvo yo a la carga.
- Pues no. A palo seco. Al menos así es como me la han dado a mí desde pequeña.

No, si cuando yo digo que el aguante de mis amigas en cualquier competición etílica es de récord Guiness, lo digo con conocimiento de causa…

De algo les tiene que servir llevar el alcohol en vena desde su más tierna infancia. No hay tío que las tumbe a vino, cerveza o combinado-jariguay.

Lo malo es la panda de yonkarras que va a salir de entre sus vástagos…
¡Y todo por culpa de los consejos de la abuela!

Que me los imagino en plena pubertad, simulando un estreñimiento crónico para fumarse el perejil o un cólico nefrítico para ponerse morados a tontonics, y no puedo parar de reír…

jueves, 10 de febrero de 2011

Madre no hay más que una... a Dios gracias...


¿Recordais cuando os hablé de la madre de Carlota?
¿Y de cuando la susodicha (o sea, Carlota) se echó novio?

Bien, pues ya no lo tiene.
Y su madre quiere matar a alguien por haberle estropeado el plan vital que tenía organizado para toda la familia a expensas del maromo.

Pacorro, un buen día, cogió el portante y decidió abandonarlo todo: casa, trabajo, coche, novia, periquito… Se mudó de ciudad con la excusa de necesitar aires nuevos y no hemos vuelto a saber de él. Lo mismo se lo ha llevado el viento, como a María Sarmiento…

Algunos, en la cuadrilla, bautizaron este acto espontáneo del muchacho como “el cruce de cables de Pacorro” (también conocido como “la ventolera del Paco”).

Otros, como Carlota, lo justifican diciendo que “Paco lo que está buscando es su identidad”.

Su madre, simplemente, lo califica como “la gran cagada de mi exyerno”.
Si cuando el refrán dice que todo depende del color del cristal con que se mire…
Y (os lo digo yo) el cristal de doña Juana como hay Dios que está tintado…

Carlota ya ni siente ni padece.
Es la segunda relación que se le va al garete en un año. Una, por perfecta. La otra, por indocumentada. El caso es no acertar...

Pero lo peor no es su situación sentimental.

Lo peor es que su madre le obliga a mantener la ficción del noviazgo ante sus amistades, porque “si no a ver qué se van a pensar, que eres una fresca que no se contenta con nada, a tus años”…

Le tiene terminantemente prohibido revelar el abandono de Francisco Simancas (nombre real del huidizo Pacorro) bajo pena de excomunión, desheredación y exilio forzoso bajo el puente del tren. Yo ya se lo he dicho: preferiría vivir como un mendigo, bajo las vías, que con esa arpía que dice llamarse “tu madre”. Pero Carlota es sumisa, conformista y obediente. Y abandonar "la secta" se le hace un mundo.

- Búscate un piso y mándala a la mierda- le insisto yo, que cuando me pongo, soy bastante más bruja que doña Juana.
- Imposible. No lo superaría.
- ¿Quién? ¿Tú o tu madre?
- Ella. No sabría qué excusa darles a sus amistades...
- Pues que les den a todos. Tienes que vivir tu vida y no permitir que te mangoneen más, Carlota.
- Pero si es que, cuando por fin encuentro el coraje para lanzarme a la vida, llega siempre mi madre y me quita la venda de los ojos. Cuando le dejé caer que iba a empezar a buscarme un pisito, empezó a contarme la de casos que conoce de mujeres solas que han acabado violadas en los ascensores o atracadas en el portal o secuestradas en su propia casa. Y,claro, se me quitan las ganas de golpe. Para mi madre, los hombres son unos terroristas en potencia y sólo se les aplacan los instintos cuando les pones una alianza en el dedo. Por eso, en mi familia, está prohibido emanciparse hasta que salgas de casa vestida de blanco.
- Si ya lo sé, Carlota, si la conozco de sobra. Pero es que esto empieza ya a ser enfermizo. No sólo es imposible que se te acerque nadie bajo pena de ser golpeado hasta la muerte por tu madre y su bolso tamaño XL, ¡es que encima tu autoestima está por los suelos! ¡Sal de esa casa y vive la vida!
- Que no, que no puedo hacerle eso. Que les ha dicho a todos que estamos poniendo ya la fecha de boda.
- ¿Estamos? ¿De quién hablas?
- De Pacorro y de mí, de quién va a ser. Justo ayer recibimos la invitación para la boda de mi primo, mira tú...
- ¿Y qué vas a hacer?
- Pedirle a Satur que me acompañe y se haga pasar por un tal Pacorro. Total, nadie le conoce, salvo mis padres...

Mi pobre Satur...
Con lo metepatas que es, esa boda acabará mal, lo estoy viendo venir...
Aunque, bien pensado, si se le "cae" de la boca que él no se llama Pacorro y que le han pagado por ponerse un traje y hacer de acompañante, lo mismo se acaba esta tragicomedia y Carlota puede empezar a vivir.

Tengo que hablar con Satur urgentemente...

martes, 8 de febrero de 2011

El mercado reproductivo y el mercado resolutivo



No confundirlos.
Que no son lo mismo ni de lejos.

Dice mi vecina Maripaz que está convencida de que los hombres que valen para una cosa son nulos para la otra.

Resumiéndolo en Román paladino: que el que te sirve como padre fiel, que proveerá a tus hijos de las viandas y el cobijo necesarios, jamás te sorprenderá con noches orgiásticas de lujuria y desenfreno ni con prácticas libidinosas plenamente satisfactorias. Vamos, lo que viene siendo un moñas de manual, por sensiblero y familiar.

Pero ay, amigas, aquél otro que te provoque calores inoportunos con un simple pestañeo o te “resuelva” el clásico calentón del sábado-noche (de ahí lo del mercado resolutivo), ése, no podrá escuchar las palabras “hijos” o “familia” sin autodestruirse en cinco segundos.

Toma máxima.
No, si Maripaz, cuando se pone a pontificar, no tiene parangón...

Ella jura y perjura que no busca hombres del primer tipo, sino del segundo.

- Vamos, el pimpampum de toda la vida- me aclara al ver mis ojillos desubicados.

Pero es acabar de decir semejante frase y pasar a preguntarme: ¿tú crees que me llamará, el muy patán?

- Chica, a ver si te aclaras- le suelo decir yo toda sabihonda- porque si me estás diciendo que has visto las estrellas con el tío este, siguiendo tu razonamiento de los mercados sexuales, lo suyo sería que no le volvieras a ver el pelo, ¿no? ¿… o es que me he perdido en la demostración matemática de tu teoría?
- Ya, ya, pero eso es la pura teoría, como bien dices. Luego vengo yo con la parte práctica y me convierto en la excepción que confirma la regla. Vamos, que la cago, la recago y la vuelvo a recagar.
- Ya, ya te entiendo… es lo de siempre: “Consejos vendo que para mí no tengo”.
- Sí, hija, sí. Porque lo del “aquí te pillo, aquí te mato” está de fábula. Pero como te “resuelvan” bien el sábado, es inevitable querer más. Chica, con lo que cuesta encontrar uno que sepa de lo que habla… Por cada experto de estos, me como media docena de “los otros”. Es frustrante…

Y cada vez que surge esta conversación (y estamos hablando de un mínimo de dos veces al mes, tratándose de Maripaz), me alegro de no estar en el mercado.

Que una ya está hecha a sus manías y a su rutina.
A mí, tanto jolgorio y frenesí sensorial como que me abruma.


Tiene que ser agotador...



domingo, 6 de febrero de 2011

Gran Hermano oficinista

Aparece la rubia más rubia del departamento comercial en mi despacho.

- Tengo un mal presentimiento- me susurra con voz inquietante...
- ¿Cómo dices, Aurora?
- Que las cosas se están poniendo feas y creo que he dado con la respuesta a mis preguntas.
- Bueeeno, pues qué suerte lo tuyo. Yo sigo con mil dudas y empiezo a sospechar que moriré con ellas puestas, ya ves tú…
- No me estás entendiendo nada. Te digo que nos espían.
- ¿Nos? ¿A ti y a mí, quieres decir?- que también es mala suerte, leñes, con la de tías buenas que hay para elegir en su departamento, tienen que venir a fisgonear en el mío, que es el más anodino de la compañía…
- No, cielo. A todos.
- Ahhhh, claaaro, claaaro, a todos… ya, ya…
- No me contestes como si fuera rubia, que sabes que llevo mechas.
- Perdona, pero es que …
- Sé de lo que hablo. Créeme. Aparta y te lo demostraré.
- ¿Que me aparte?
- Sí. Necesito entrar en google.

Veo que abre la página en mi ordenador y, en el cuadradito de rigor, empieza a teclear: RUBIA CACHONDA BUSCA SEXO SALVAJE.

- Joder, Aurora, si sabes que tenemos “capadas” todas las páginas de contenido erótico-festivo, ¿qué pretendes con esta búsqueda inútil?
- Tú espera ahí tranquilita.

A los diez segundos de pronunciar esa frase, aparece en mi despacho Juanjo el informático, seguido por su compañero, “el tirantes”, (desconozco su nombre, sólo me sé el mote) quien, en clara peor forma que el primero, arrastra su cuerpo abotijado como puede para no perderle la estela.

- ¡Hombre, Juanjo, cómo tú por aquí! Si nunca sales de tu cubículo del sótano. Y acompañado del tirantes, nada más y nada menos, ¡qué honor!- le suelto con recochineo, porque veo que les falta el aliento y no pueden ni hablar.
- Hola… que…. veníamos… a preguntaros si queríais bajar a tomar el café con nosotros…
- Ehhh… dejadnos un momentito y hora mismo hablamos con vosotros, que andamos con algo peliagudo entre manos, ¿de acuerdo? Esperadnos fuera…- les dice Aurora toda resolutiva ella.
- Vale… peliagudo… entiendo… estamos ahí mismo, ¿eh?- insiste el tirantes con cara libidinosa.

Les veo salir atolondrados y mi compañera cierra la puerta de mi despacho.

- ¿Lo ves?- me dice con los ojos como platos.
- ¿El qué? ¿Que los tienes loquitos?
- No, so mema. Que en cuanto he tecleado lo del sexo salvaje, ¡han brotado estos dos setas como de la nada! No puede ser casualidad. Nunca salen de su zulo y esta vez han conseguido subir los tres pisos que separan Mordor de la Tierra Media en 20 segundos escasos. ¡Estos nos tienen vigiladas, que te lo digo yo!
- ¿Los informáticos? ¿Y para qué?- insisto yo sin salir de mi asombro.
- Poder. Este tipo de información les da poder. Y, como ya nos quitaron el Facebook y el Youtube hace meses, sólo pueden recurrir a nuestras búsquedas de google. Llevo un tiempo sospechándolo.
- Pues ojito con el código deontológico de la empresa y tus “búsquedas calientes”, porque, como nos quiten el google por tu culpa, ¡te vas a enterar! Yo ya he advertido a dirección que “capar” el Hola.com puede ser considerado acoso laboral. Por ahora, parece que me lo respetan… Anda, anda, tira pa la calle, que a ver cómo nos quitamos de encima a los frikis estos, que por tu gracieta se me va a atragantar el café. Que serás rubia mechada, pero hay veces que juraría que lo tuyo es natural…

Desde ese día, no me atrevo a buscar casi nada en Internet desde el ordenador de la oficina.

Mido mis palabras y reviso lo que tecleo como una pirada de esas que creen en las teorías conspirativas.

Vivo con la constante sensación de que va a aparecer la Milá del armario archivador. O de que me van a despedir sin finiquito por haber buscado la letra de “ge de gilipollas” un día tonto que se me ocurrió buscar la discografía completa de los Hombres G.

Así que he decidido acojonar a los del departamento informático tecleando en el buscador lo siguiente: “LA CURIOSIDAD MATÓ AL GATO”.

Ahí queda eso.
Si alguien lo considera una amenaza, es su problema…


viernes, 4 de febrero de 2011

En busca del blog maldito

Y llega otra tanda de búsquedas imposibles para dar con este modesto blog.
Si os apetece y disponéis de tiempo a cascoporro, podéis retrotraeros a pesquisas anteriores pinchando aquí, aquí, aquí o aquí.
Pero agarraos las córneas, no se os vayan a escapar del susto.

Ya sabéis que el que avisa…
…es un chivato.

- Colocar chinchetas en la oreja para adelgazar: que digo yo que habrá métodos menos drásticos, ¿eh? No sigáis los consejos de este insigne humano, porque adelgazar no sé si adelgazaréis, pero sangrar… ¡a litros! Ojito con dejarse la cara más perjudicada que la mismísima Lisbeth Salander por la tontería…
- Cómo se hace la porqueta romana: esto es lo que pasa cuando una tiene poca idea de cocina y mucha mente sucia y libidinosa. Yo pensando que este engendro buscaba alguna técnica sexual depravada y poco higiénica y, al meter en Google las palabras señaladas, me topo con una receta italiana que prepara el lechón salteado y lo introduce posteriormente en el horno a 180 grados. ¿Cómo iba a creer que se referían a algo tan simple como un alimento, si lo más parecido que suelo encontrarme son salvajadas tales como “manzana saliendo del culo” o “es un mito que el priapismo se quita con huevos”? Y ambas búsquedas son verídicas, ya os lo adelanto…
- ¿Qué me puede pasar si me follo a mi perro?: vale, hasta aquí podíamos llegar... ¡Fuera de mi blog, de mi país, de mi continente y de mi bola del mundo! ¡Delincuente! Aunque, por si acaso te quedas y sigues leyendo, te comento: se te caerá la chorra a pedazos y se la comerá el chucho en venganza. Tú mismo. Avisado quedas...
- Cine gay corredor sordo: hmmm… estoy confusa. Por lo visto, estamos jugando a las películas, ¿no? Bien, bien. ¿Y me preguntas por una en la que sale un gay sordo que corre despavorido? ¿No huirá del dueño del perro de la búsqueda anterior? Veamos… ¿puede ser… hmmm… “se montó la sorda”? ¿O…“el nabo del miedo”? Espera, espera, que creo que lo tengo… ¡¡¡“La teniente A-nal”!!! ¿He acertado?
- Si me pongo una faja, ¿cuántos centímetros disimulo?: la pobre… debe ser la misma que tecleó la primera búsqueda (la de las chinchetas, vaya). Mira, cielo, no te la pongas, porque existe una ley física inamovible que reza así: “la energía ni se crea ni se destruye; sólo se transforma”. Es decir, que las lorzas (por mucha moto que te vendan) no se volatilizan, sino que suben o bajan en función del tipo de faja: si usas una barriguera, te aparecen en las cartucheras, abundando en tu miseria. Si es caderil, te las sube (las lorzas, no va a ser la bilirrubina) hasta el ombligo, haciéndolo desaparecer en un flotador con patito la mar de simpático. Vamos, que no compensa el sofocón…
- Al “hablar por hablar” sólo llaman tarados: ya, hijo, ya. Y a “si me lo cuentan, no me lo creo” sólo lo buscan pervertidos y aquí me tienes, aguantando el tipo como puedo. A cada uno, su cruz…
- Caras de famosos enfermos con gonorrea: esto ya me parece enfermizo. A ver, chavalote, ¿tú crees que algún famoso va a reconocer que ha pillado una gonorrea? Sería más fácil que reconocieran haber pegado a su madre, fíjate lo que te cuento. Déjate de tonterías y vete al médico, que la gonorrea no se diagnostica por la cara, sino por la manga pastelera… no sé si me explico…
- Chichi rubichi y, a renglón seguido, Chichi birichi: ¡qué divertido! Vamos, que te has liado tú solo, ¿eh, bribón? ¿En qué estarías pensando al escribir? Chichi rubichi, dice el tío… será porque no es rubia de bote, entonces… ¿no? ¡Ay, la cabeza! Que la tenemos metidita entre las perneras del pantalón para que no se enfríe…

Y eso os cuento.
Me alivia pensar que, gracias a esta panda de tarados, tengo tema para mis entradas pa los restos.
Es lo único “limpio” que saco de todo esto…

miércoles, 2 de febrero de 2011

¡Ay, Bisbalete, si no sabes torear pa qué te metes!



Es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente
-Groucho Marx-





Pobre Bisbal…

Estaba él tan contento, viendo las noticias y a toda esa gente manifestándose por las calles no-se-sabe-muy-bien-por-qué, cuando ha llegado su parienta y le ha contado que “no sabes la que hay liada en Egipto; me han dicho en la peluquería, mientras me hacía la mechas californianas, que se han cargado dos momias y cuatro vasijas egipcias unos descerebrados ociosos”…

Y, claro, él, hombre informado como es, de pie de calle y contacto con las masas, ha corrido a twittear una frase solidaria que se ha quedado más bien en “lapidaria”.
La coletilla era como sigue: “Nunca se han visto las pirámides de Egipto tan poco transitadas, ojalá que pronto se acabe la revuelta”.

En buena hora, Bisbi, en buena hora…

La red, cachonda como pocas, ha empezado a echar humo y a vomitar sentencias sin parangón al hilo de la empatía Bisbaliana, y todavía estoy hipando de la risa.

Algunas de estas dedicatorias al cantante son dignas del mejor catálogo de humor:

- “Me dice mi amigo Alejandro Sanz que va poca gente a las pirámides porque los piratas se las descargan ilegalmente”, afirma un navegante todo serio haciéndose pasar por el almeriense.
- “Impresionante el concierto que ha organizado Mubarak en El Cairo”, se cachondea otro.
- “Vengo de ver la Capilla Sixtina. Para ser una tortuga ninja, Michelangelo era un pintor cojonudo”, dice un twittero sin que se le escapen las carcajadas a borbotones.
- Uno más reivindica: “Basta de abusos, todo mi apoyo al pueblo egipcio en sus protestas contra el Faraón”.
- “¿Alguien sabe a qué hora disparan el cañón del Colorado?", pregunta el de más allá. Su primo afirma: “Estoy en Orlando pero no encuentro la fábrica de tomate”. Y un vecino remata: “Pues yo estoy en Mónaco, ¿dónde diantres están los colchones?”. Vamos, que parece que no dan un duro por los conocimientos geográficos de Bisbal…
- Otros, parafraseando al cantante de la voltereta sobre su eje, repiten: “Nunca se han visto tan pocos coches circulando por Venecia, ojalá se acabe pronto la inundación”. De llorar… de la risa, claro…

Con deciros que hasta se ha creado frase de nuevo cuño y la gente ya la utiliza sin ningún empacho: ¡estoy más agobiado que Bisbal en Fitur!

El cantante se ha mostrado muy molesto por estos comentarios surgidos al hilo de lo que él creía una dedicatoria seria y humanitaria.
Vamos, que no entiende nada…

¡Ojito con los trending topics y el ingenio colectivo!


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