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domingo, 30 de enero de 2011

Cuando a mí me den un Oscar...


… juro que no me presentaré en la gala chuza perdía, como Charlie Sheen, Robert Downey jr. o la estilista de sexo en NY (Patricia Field, creo que se llama), por respeto a las entrevistadoras de la abc y sus pestañas postizas inflamables.

… prometo no arriesgar mi integridad con vestidos imposibles ni escotes pseudo-pornos, como hicieron J-Lo y Maraya el año pasado. (Ver No sin mis Oscars!!! para acabar de fliparlo)

… evitaré sesiones botulímicas de última hora, que te dejan la cara más tiesa que la mojama en salazón. Y si, por la razón que fuera, este punto se me olvidara, me comprometo a revisar las fotos de Nicole o Reneé de ediciones anteriores, para así reconducirme sin dudar.

… prometo no llorar en los agradecimientos, ni sorberme los mocos, ni hacer aspavientos innecesarios, ni nombrar a la familia del pueblo, ni, ya puestos, emular a Escarlata, gritándole al cielo de Tara que jamás volveré a pasar hambre, pues sé de sobra que estaría jurando en falso...

… llevaré (por mis muertos) unas manoletinas en el bolsito de fiesta. Porque los zapatroncos están muy bien para la alfombra roja, pero en la fiesta posterior, cuando venga Sean Penn a darme la enhorabuena por mi premio, no me gustaría que, intentando escalar hasta mis mejillas, me pisoteara los juanetes con su andar beodo.

… evitaré posar con gente como Heidi Klum o Nicole Ritchie, que nunca se sabe por qué demonios se presentan a este evento y provocan que la gente se pregunte si eres otra chupacámaras a la búsqueda del encuadre perfecto.

… no experimentaré con peinados desarrapados ni moños de exposición, sino que iré sobria y elegante tras las veinte pruebas de maquillaje y peluquería preceptivas.

… emularé a Meryl, tan campechana ella, descalzándome nada más llegar al asiento del Kodak Theatre. Y ya me pasará los Louboutin… hmmm… Jack Nicholson (por nombrar uno al azar) cuando tenga que subir al escenario.

Amén.

Pues eso.
Por si no se me había notado, igual que el año pasado y así sucesivamente, estoy ansiosa perdía con la llegada de la Ceremonia de los Oscars el próximo 27 de febrero que, para más INRI, es la víspera de mi cumpleaños…

Voy a tener que ponerme las velas de la tarta en los ojos, para sujetármelos por el insomnio. Porque como hay Dios que yo esa noche no pego ojo.

He empezado a organizarme las listas de nominados y a memorizar los títulos de las películas (en inglés, ¿eh? que una es cosmopolita), no vaya a ser que me llamen los del plus a esas horas intempestivas para preguntarme la opinión en directo.
Odiaría no dar la talla como contertulia de última hora…

Por lo demás, sólo espero que la gala de este año sea amena y divertida. No aspiro a mucho más. Teniendo en cuenta el bodrio que se cascaron Steve Martin y Alec Baldwyn en la pasada edición, no será difícil superar la audiencia este año. A poquito que hagan…

A ver qué tal se les da a James Franco (mal apellido se gasta, el pobre) y Anne Hathaway.
He consultado mi bola de cristal y auguro un número musical de ambos y otro más de algún famosete multidisciplinar.

Veremos en qué queda la cosa…


viernes, 28 de enero de 2011

Quién te mandará escribir eso...

En la parroquia de la esquina, por cualquier calle o en tu propia oficina.
Nunca sabes dónde te espera la siguiente carcajada del día:


Ardua tarea la que le espera a esta gente…
No había visto tal disparidad de fuerzas desde lo de David y Goliat.
Se creerá muy machote, el Cristo Rey ese. A ver si es que se apellida Ronaldo…
Les va a caer una tunda a los pobrecitos de la parroquia…


Normal… andandará el Maestro después de hacerse el gracioso sobre las aguas…
Y ahora les va a tocar a los pobres chavales de la parroquia hacerse los turnos a pulmón hasta dar con él. Menudo insensato…


Pobres abueletes. Qué disgusto deben de tener encima…
La parroquia, en cambio, está encantada.
Se han ahorrado la partida destinada a tapones de silicona.

Sí, el de tuba y trombón en fa mayor.
No quiero ni imaginármelo.


¡Se va a montar un jaleo de aúpa!
¿Tú crees que los de la primera fila, por muy fieles que sean, se van a aguantar ahí, torrándose vivos, tan contentos mientras rezan el padrenuestro?
Y todo esto, ¿con qué fin?
¿Por la pura diversión del diácono y sus secuaces?
Gente-enferma-hay-por-el-mundo

A todo esto, espero que el salón parroquial y sus santas alubias queden bien lejos del pirómano del diácono y sus antorchas humanas. O se puede montar una buena en pleno... hmmm... "concierto"...


Di que sí.
Te tragas la obra y lo sobrellevas como todo hijo de vecino: con resignación y buena cara.
Todo sea por los niños…


Elemental, querido inútil.
Es mejor no dar excesivos detalles, que luego vienen a pedirte cuentas.
¿Que cuándo abrimos?
Pues, más o menos, cuando nos sale del nardo.
¿Y que cuándo cerramos?
Hmmm… justo antes de que tú llegues.
No falla.
Éxito garantizado.


Es que ya es mala suerte.
Que le hayan tocado todas a este pobre sujeto.
Por otra parte, da gracias que no ha especificado el nombre del barrio en cuestión.
Como te pillen las lugareñas grafiteando, no te digo por dónde te van a meter el bote de spray…



¡Qué salao el del boli azul! “Y RoVin”, dice el jodío
Para que luego digan que no hay trabajo…
De todos es sabido que un Batman, sin su Robin, no va a ninguna parte, así que arreglado: curro pa dos.

Y ya, por rematar, el último invento del tebeo: el teleborracho.


Lo que me hace preguntarme qué tipo de cualificación precisa este trabajo: si basta con saber tragar gaznate abajo, o si se hace necesario acreditar cierto grado de daño hepático que avale tus años de esfuerzo y dedicación a la causa.

Por cierto, ¿qué tipo de persona es la que necesita aportar un cogorza a su fiesta?
¿Algún ser triste y sin amigos con complejo de muermo?

¿Quién no dispone en su cuadrilla del clásico deshidratao que, ante la frase “hay barra libre”, sale corriendo como alma que lleva el diablo a beberse hasta el agua de las macetas?

¿Voy a pagar a un desconocido pa que se beba mi roncola?
Deja, deja, que estamos en crisis y hay que ahorrar.
Ya me esfuerzo y lo hago yo solita…

miércoles, 26 de enero de 2011

Me lo expliquen...


- Mami, resulta que en el cole me han dicho que los papás de Marutxi se han separado.
- Vaya, hija, qué pena…
- ¿Y eso qué es, mamá?
- ¿El qué? ¿Separarse?
- Sí. Que de dónde se separan.
- ¡Ah! Pues entre ellos, hija. Se separa el matrimonio.
- Ya, pero ¿qué significa?
- Pues… básicamente, que cada uno se irá a vivir a una casita distinta, pero seguirán queriendo a sus hijos exactamente igual, ¿lo entiendes?
- Pues no.
- ¿Qué parte no entiendes? ¿La de las casas separadas o la de seguir cuidando a los hijos igual que antes?
- Las dos. Porque entonces… ¿Marutxi se irá a vivir con su madre y su hermano Pedro con su padre?
- No, hija, no. La cosa no se distribuye por sexos, como si unos fueran al baño de chicas y otros al de chicos. ¡Qué va! Supongo que los dos hermanos se quedarán en casa con su mamá y será el papá el que se vaya a otra casita. Es lo habitual, al menos. Aunque también puede hacerse al revés y que sea…
- … un momento, un momento… ¿y por qué se tiene que ir el papá a otra casa? ¿Le van a dejar solito?
- Hija, es que hay veces que los papás se llevan mejor separados que juntos…
- No lo entiendo.
- Pues eso. Que hay veces que los enfados no se pueden arreglar…
- ¡Que se den un beso y ya está! ¡Como me haces darle a mi hermano cada vez que le grito porque me ha vuelto a desnudar a las Barbies!
- Ya, pero no es lo mismo, hija, de verdad que no…
- ¡Pues ayer nos pusieron en el cole una película y cada hija se iba con un padre a una ciudad distinta y se volvían a encontrar al cumplir once años! A lo mejor, el papá de Marutxi se lleva a Pedrito a la China y no se vuelven a ver hasta que sean mayores… Porque eso… puede pasar, ¿verdad, mamá?
- Pero… ¿qué película os pusieron, criatura?
- Una que se llamaba “tú a Londres y yo a California”. Y lo he buscado en el mapa, mami, y no sabes lo lejos que está la una de la otra…
- Me hago una idea, hija, me hago una idea…
- A mí me parece que esto de separarse no lo han pensado bien. Seguro que si se perdonaran todo para siempre, se arreglaría el lío.
- Seguro, hija. Eso tenlo por seguro…

Y ahí la he dejado, dándole a la pelota, ideando mil formas de conseguir que los padres de Marutxi vuelvan por sus fueros y reconsideren su decisión.

La mente racional de un niño no comprende según qué actitudes.

Si un beso de mamá cura una herida.
Si un abrazo a tu hermano hace que se olviden las rencillas más enquistadas.
Si un guiño de papá hace que te sientas su mayor cómplice… ¿Cómo es posible que los adultos no se den cuenta y lo apliquen? ¿Es que nadie les ha podido hacer ver que todo tiene fácil solución? ¿Están tontos, o qué les pasa?

Claro que, en buena hora se les ocurrió a los padres de Marutxi volver loca a mi hija…

Ahora, cada vez que le contesto algo a mi santo en un tono de voz no del todo calmado, o cada vez que no nos ponemos de acuerdo en qué canal poner, sale la niña toda impertinente:

- Como no arregléis este asunto inmediatamente, mi hermano y yo nos vamos a otra casa y nos separamos de vosotros, ¿estamos? Así que haced el favor de daros un beso y dejarme a mí el mando, que vamos a ver todos el Playhouse Disney.

¡Mecagüen-la-ley-del-divorcio y todos sus complementos!


lunes, 24 de enero de 2011

Me dejas ciega con tu piano de cola


PAQUI: ¿Quién le mandaría hacerse semejante estropicio?
YO: Chica, no será pa tanto, ¿no?
PAQUI: ¿Que no? Cómo se nota que no la has visto todavía.
YO: A ver si llega ya, que me noto como ansiosa…
PAQUI: Yo sigo a lo mío: ¿habrán desaparecido los espejos de su casa o es que anda fatal de la vista?
YO: Puede que sea eso, sí…
PAQUI: ¿”Eso”, el qué… la vista?
YO: Síp
PAQUI: Pues mejor que se hubiera operado la miopía, en lugar de dejarse la herencia en blanqueamientos dentales que ciegan al personal. Ayer, sin ir más lejos, fuimos al cine a ver la nueva peli de Angelina (cosa más mala, por cierto y por Dios, ni se te ocurra ir a verla) y no podía fijar mis ojos en la pantalla por culpa del extraño destello que sus piños despedían. Tuve que ponerme de lado, porque acabé con la retina dolorida.
YO: Me parece que eres un tanto exagerada.
PAQUI: Que no, que no. Ya me contarás cuando la veas, ya… menudo cabrón el dentista. Se ha pasado tres tonos con la pobre mujer. Y cualquiera se lo dice, con lo contenta que se la ve…
YO: Bueno, digo yo que eso tendrá una vida útil, ¿no? Quiero decir que, en cuanto empiece a darle al café y al cigarrillo, la cosa amarilleará y le solucionará la papeleta, ¿eh?
PAQUI: Nidea, pero calla, calla, que por ahí viene…
YO: ¡¡¡Ondiaaaaaaaaa… lucerito a babor!!!
PAQUI: Cállate, que ya sabes lo susceptible que es. Como te oiga, ya la tenemos liada.

Aparece mi vecina Maripaz en escena.

MARIPAZ: ¡Hola guarriiiisssss!

En condiciones normales, eso de “guarris” queda salao en boca de Maripaz.
Hoy, por el contrario, suena obsceno, porque la noto separar los labios de forma un tanto artificial para mostrar a cámara un piano de cola que ríete tú del de “Cine de Barrio”.

MARIPAZ: Perdón por llegar tarde, pero es que vengo de darme unos uva en el solarium, para quitarme la cara de muerta que tenía tras las Navidades.
PAQUI: ¿De muerta? ¿Ha dicho de muerta?- me insiste Paqui en un aparte, mientras Maripaz se levanta a pedirse un vermú.- Esta no ha visto un muerto en su vida, me parece…
YO: Contrólate, Paqui, que te lo va a notar…
PAQUI: ¡Es que no puedo! ¡Si está peor que ayer!
YO: La verdad es que, entre la cara-naranjito y los dientes-neutrex, sí que parece un esperpento, sí… Va a haber que racionarle las toallitas Comodynes, que ya sabes que es de carácter obsesivo-abusivo y, cuando empieza, no sabe parar…

(Vuelve Maripaz a su sitio)
MARIPAZ: ¿A que no sabéis con quién he quedado hoyyy???
YO: Ilústranos.
MARIPAZ: ¡Con el guapérrimo de El Corte Inglés!
PAQUI: ¿El borde aquel que no te hizo ni caso cuando le entraste en la sección de perfumería?
MARIPAZ: ¡Eseeee! Me ha costado lo mío, pero al final ayer me cogió el teléfono (no me preguntéis cómo lo he conseguido, porque si os lo cuento, luego tendría que cortaros la lengua) y hemos quedado esta tarde. Ya verás cuando me vea toda tuneada. ¡Se le van a caer los palos del sombrajo!
YO: Ya te digo… los palos y lo que no son los palos… espero que el chaval no quede irrecuperable…
MARIPAZ: ¿Cómo dices?
YO: Nada, nada, que ya verás qué bien lo pasáis… ¿Dónde dices que vais a ir?
MARIPAZ: Ah, pues no había pensado en eso… supongo que al Antro’s, como siempre…
PAQUI: ¿Al Antro’s? ¡Nooooo!
MARIPAZ: ¿Por?
PAQUI: Ehh… estooo… porque estaremos allí todas y te vas a sentir incómoda y observada, mujer. Mejor llévale a algún sitio más íntimo, ¿no crees?
MARIPAZ: Cierto, cierto…


Un par de horas después, Paqui me aclaró el “pastel”.

PAQUI: Es que en el Antro’s hay luces fluorescentes suficientes como para iluminar las catacumbas romanas. ¿Qué quieres? ¿Que la vea iluminada como si fuera la Virgen de Fátima en plena aparición?
YO: Pues razón no te falta, criatura...

Menos mal que ha estado rápida de reflejos.
Si cuando mi Paqui se pone a darle al bolo, no tiene competencia…

sábado, 22 de enero de 2011

Prohibido todo para siempre

"No piense mal de mí, señorita. Mi interés por usted es puramente sexual."
-Groucho Marx
-


Me pasan un texto en el que aparecen una serie de leyes norteamericanas claramente en desuso (si es que alguna vez se llegaron a usar, que ya lo dudo).

Yo, siguiendo mi línea habitual, me centro en las leyes de contenido sexual, que son las que más juego me dan. Decir que me provocan hilaridad (por no decir llantina) es quedarme corta, así que decido compartirlas con vosotros.

Ahí van algunas:

- En Willowdare, Oregón, es ilegal que un marido le diga obscenidades a su mujer durante el acto sexual: lo cual, así, a bote pronto, me parece hasta saludable. Para decir chorradas, aprovecha el domingo con los colegas frente al televisor y te metes con Mourinho a placer. Pero, si estamos a setas, estamos a setas. En este otro “campo”, mejor céntrate en lo importante y deja las chuminadas aparte. ¡Bien por Oregón y sus legisladores!

- En Connorsville, Wisconsin, es ilegal que el marido dispare su arma cuando su mujer alcanza el orgasmo: no sé muy bien a qué tipo de “arma” se refieren. Si están hablando del clásico Winchester, pues vale. Es comprensible. Ahora bien, si hablan de “lo otro”, pues apaga y vámonos. Lo de la retraeyaculación lo veo complicado. Pero, oye, a lo mejor es que los yanquis se han aficionado al sexo tántrico y están que lo petan (literalmente). A saber…

- En Harrisburg, Pensilvania, es ilegal tener relaciones sexuales con un camionero en los peajes: pues ya me han fastidiado. Una de mis fantasías sexuales echada a perder. Como prohíban también lo del sexo en un ascensor, en el baño de un avión o sobre una fotocopiadora, me han hecho un hijo de madera… Por cierto, que los que habrán aplaudido con las orejas ante esta medida adoptada en Pensilvania serán los cobradores del peaje, supongo. Se han ahorrado una experiencia “religiosa”… ya me los imagino antes de la ley, en plan “a ver, aparte el cimborrio que tengo que cobrar a este señor”… papelón el de esta gente…

- En Florida es ilegal tener relaciones sexuales con puerco espines: está el mundo animal revolucionado. Los humanos ya ni les llaman, ni les escriben, ni ná de ná. La de erizos que hay en terapia porque los han abandonado como si fueran un mero “rollito de verano”. Me parece una norma de una crueldad innecesaria.

- Sin embargo, en el estado de Washington es legal el sexo con animales, siempre que su peso sea inferior a los 18 kilos: y ahí tienes a los puerco espines, a dieta rigurosa, para alcanzar el “peso pluma” requerido. No saben nada los jodíos… se han mudado todos a Washington y se están poniendo cachitas. Ya se sabe que “hecha la ley, hecha la trampa”…

- En Arizona “está prohibido tener más de dos vibradores en casa”. Esta ley, combinada con otra de Ohio que establece que “está prohibido que más de cinco mujeres vivan solas en una casa”, provoca tal caos higiénico que ríete tú de compartir el papel de váter. Tú deja a cinco mujeres solas con dos vibradores y verás lo que pasa. O se matan las unas a las otras o acaban desinfectando el aparato con Listerine por salir del embrollo. Al tiempo…


Otro día (prometido) me meto a fondo con las leyes de contenido no sexual, que no todo el campo va a ser orgasmo, oiga…

¡Feliz finde para todos!
¡Ah! Y no os paséis por Wisconsin sin el arma enfundada, ¿estamos?

Ahora sí: ¡buen finde!


jueves, 20 de enero de 2011

Una orgía de botones



Aprovechando un viaje a Madrid con las amigas, Elvira super-star decide que es “ahora o nunca” y reserva mesa para cuatro en el brunch de un hotelazo de cinco estrellas, porque “esto es lo que hacían Carrie Bradshaw y sus amigas y fíjate qué bien les iba para el cutis y la dieta”.

A todos aquellos que acaben de quedarse in albis por mis palabras, les explicaré que un “brunch” no es otra cosa que la merendola de toda la vida, pero a unas horas (a todas luces) intempestivas. Es decir, que ese día te van a clavar lo que no tienes (ni tendrás) por unos emparedados de pepinillo y un surtido de pastas de pitiminí al ajonjolí, y, por tanto, tu objetivo vital es no desayunar al levantarte, acumular todo el hambre posible hasta el angelus, más o menos, y darlo todo engullendo pan de molde sin corteza, con la única ayuda de un bloody mary que consiga hacértelo pasar por el gaznate.

Dudo que mi cuadrilla estuviera preparada para tanto sacrificio, pero, en un alarde de glamour y saber estar (haciéndonos las chulas descaradamente) y con la cara esa de “yo esto lo hago todos los sábados desde que tomé la primera Comunión”, nos echamos al cuerpo nuestras mejores galas y nos presentamos en la puerta del hotel a la hora convenida.

En esas estábamos, decidiendo si Paqui y su abrigo de leopardo entraban los primeros o si mejor la dejábamos cerrando fila, para no cegar al resto de clientes que poblaban la recepción, cuando me percato de los ojillos de ciervo en plena berrea que me pone Elvira.

Giro el mentón hacia donde sus pupilas señalan y me encuentro con un botones alto y guapetón que, seriamente, nos abre la puerta del establecimiento.

- Pss pss - me dice Elvira- ¿has visto qué abrigo tan chulo lleva el madelman de la puerta? Con sus botones dorados, sus charreteras… le sienta como un guante, ¿eh?
- Pues sí, pero habla bajito, que nos va a oír- le digo yo susurrando.
- Bah, si no he dicho nada malo, sólo que está como un queso. Menudo cimarrón…
- Ya, pues me temo que sospecha que hablamos de él, porque le salen rayos por los ojos- digo yo tras comprobar que el adonis nos mira fijamente sin soltar el pomo de la puerta.
- Déjamelo a mí, que esto lo arreglo yo en un pis pas- dice acercándose al gachó, sin darme tiempo a detener el tsunami que se avecina.

ELVIRA: ¡Hola!
EL BOTONES SACARINO: Buenos días.
ELVIRA: Estábamos comentando mi amiga y yo que vaya un abrigo bonito llevas. Supongo que es parte del uniforme, ¿no?
EL BOTONES SACARINO: (sin cambiar el gesto) Ajá.
ELVIRA: Es que parece muy cómodo y sienta como muy bien, ¿verdad?
EL BOTONES SACARINO: (impasible) Umm…
ELVIRA: Bueno. Lo importante es que sea calentito y…
EL BOTONES SACARINO: (…)

YO: Vamos, Elvira, pasa de una vez, que no tienes quórum y ni te has dado cuenta.
ELVIRA: ¡Es que no me habla!
YO: Ya, ya… pero es que ya te he dicho que se ha debido de pensar que hablábamos mal de él. Déjalo y vámonos, que se nos va a enfriar el desayuno…
ELVIRA: ¡Ni hablar! Voy a decirle la verdad.
YO: Nooooooo- pero ya se me ha escapado, como los granos de arena entre los dedos…

ELVIRA: Mira, majo, por si con esto conseguimos sacarte el palo de escoba que se te ha metido por el culo, te confesaré la verdad: lo que estaba diciéndole a mi amiga por lo bajinis es que tienes un abrigo tan precioso que te follaría vivo. ¿Lo pillas?
EL BOTONES SACARINO: (saliendo de su estupor natural) Hmmm… vagamente…
ELVIRA: Bueno. Pues eso era antes. Ahora, para que te enteres, se me ha volatilizado el furor uterino por culpa de tu cara de boletus y ya no me pareces ni “pasable“. Un placer conocerte. Buenos días.
EL BOTONES SACARINO: Pues… buenos días.

¡Dios mío, qué vergüenza!
Ni desayuné (o bruncheé, o como se diga), ni respiré en un buen rato, ni pienso volver a ese sitio en los años que me resten.
Con deciros que salí por la rampa del parking para evitar el encontronazo con el abrigado…

¡Es la última vez que me dejo convencer por Elvira!
¡Palabrita!

Aunque, ahora que me leo…
…y a mí que esta frase me suena conocida…

martes, 18 de enero de 2011

Ganador del premio "Perplejo del Año 2010"

Y, como no podía ser de otra manera, tras una reñida votación por vuestra parte (mentira cochina, lo de “reñida”, digo), el premio al perplejo del año 2010 ha recaído en…
….. tachán tachánnnnn…..

¡El deporte español!
¡Yupiii!


¡Qué alegría y qué alboroto, le ha tocado un perrito-piloto!

Y quien dice un perrito-piloto, dice un chutazo de eritropoyetina, alias “EPO”, no vaya a decaer la fiesta, oiga… (no me extraña nada que lo abrevien, porque anda que no habrá gente que le llame “poyetinas-en-vinagre” o palabros peores).

Qué bien me parece:

- Que cada vez que un deportista español levante el trofeo de turno, aprovechen la coyuntura para pincharle la aguja en el sobaco, a ver si consiguen quitarle el título, que “fijo que se ha metido algo, que estos españoles si no es por su dosis de clembuterol, ni se levantan de la cama”.

- Que cada vez que se abre un secreto de sumario de la “operación Galgo”, “liebre”, “jabalí” o la que toque, se suiciden un par de viejas glorias, agobiadas por las miraditas en la cola del súper.

- Que se estén planteando en el colegio de mis niños si hacer análisis “al azar” (forma fina del “al buen tun-tun” de toda la vida) a los chavales, aprovechando la liguilla de futbito que juegan los domingos contra los colegios vecinos.

- Que ya nadie consuma solomillo por si, en un hipotético control antidopaje que te hicieran justo antes de la competi de petanca del mes que viene, no te dejaran participar, con lo que tú has practicado con tus amigas jubilatas y lo bien que se te da mandar a paseo las bolas ajenas. Mejor no arriesgar y pasarse a la merluza, que da como más confianza, hombreporDiosss

- Que toda la prensa internacional (véase el ejemplo adjunto publicado por Lemonde) se despiporre de nuestros triunfos (los reales y los inflados) y tengamos que hacer ver al personal que eso pasa “únicamente porque nos tienen envidia”. Con un par…

Si es que no se puede ser tan cazurro, no me digas…

Que el año 2010 sea considerado a la vez “el año del deporte español” y “el año más triste del dopaje patrio” no es de recibo. Algo se tiene que estar haciendo mal, por mis muertos te lo digo...

Y ya son ganas de amargarnos la fiesta a todos…

domingo, 16 de enero de 2011

A cualquier cosa le llaman "clásico"

YO: ¡Uy, mira, una nueva edición de “Orgullo y prejuicio”!

MI SANTO: Pero si ya tienes siete versiones distintas.

YO: Ya, pero esta no la había visto nunca. Está ilustrada y todo. Lo mismo me la pido para mi cumple

MI SANTO: Hmmm… ¿por qué no te pides mejor esta otra, y así luego me la pasas?

YO: Ehhh… ¿“Orgullo y prejuicio y zombies”?

MI SANTO: Psssí.

YO: ¿Tú te pinchas a dos manos?

MI SANTO: No.

YO: ¿Alguna vez me has visto leer algo parecido?

MI SANTO: Siempre hay una primera vez, ¿no crees?

YO: No, no creo.

MI SANTO: Pues si no, esta otra…

YO: ¿”Sentido y sensibilidad y monstruos marinos”? ¿Sigues comatoso desde Nochevieja?

MI SANTO: Tiene que molar, ¿no crees?

YO: Que no. ¡Que no creo! ¿De qué puede ir semejante engendro?

MI SANTO: Pues creo que versiona un tanto la historia original, añadiendo un par de langostas asesinas que dan caña a las hermanas Dashwood y un pulpo acosador.

YO: Buff, a mí el pulpo es que sólo me gusta a la gallega, con sus cachelos

MI SANTO: Espérame aquí, que he visto un poco más atrás una que fijo que te encanta…

YO: Deja, deja, si no vamos a coincidir…

MI SANTO: ¡La tengo! ¡Esta!

YO: (…)

MI SANTO: ¿Qué? ¿Te has quedado muda?

YO: Definitivamente.

MI SANTO: ¿No te gusta la idea o es que ya la has leído?

YO: El día que te enteres de que me he leído “Androide Karenina”, por favor, vienes y me das de guantás hasta que salga del estado de imbecilidad en el que estaré sumida. Vamos, hombre…

MI SANTO: ¡Pero si tiene una pinta estupenda!

YO: Suelta eso o te doy con el libraco en la cabeza hueca que te gastas…

MI SANTO: Pues entonces ni te comento lo que me ha dicho el librero…

YO: ¿Qué te ha dicho? ¿Que tienes un pésimo gusto?

MI SANTO: No. Que el próximo mes sale “Mujercitas Vampiras”, por si te lo quiero reservar, que dice que luego se los quitan de las manos…

YO: A mí no me regales eso, que te lo hago tragar, ¿estamos?

MI SANTO: Vale, valeee… jopé, cómo te pones…

YO: ¡Es que te conozco, bacalao! Y tú eres capaz de comprarlo con la excusa de mi regalo de cumple, para quedártelo cuando ponga mala cara…

MI SANTO: Anda, qué dirás… en la vida se me ocurriría semejante jugarreta…

YO: Claaro, claaaaro, como tampoco se te ocurrió que los Reyes me trajeran “Enrique VII Hombre lobo” o “Lazarillo Z, Matar zombies nunca fue pan comido”, ¿verdad?

MI SANTO: Es que hay que leer literatura clásica y así se hace menos rollo…


¡Qué fijación!
Si Jane Austen o Tolstoi levantaran la cabeza…

¡Ahh, no, espera, mejor que no la levanten, que estoy de zombies hasta las mismísimas!


viernes, 14 de enero de 2011

Romántica empedernida

Eso me achacan en mi casa.
Y lo soy.
A mucha honra.

Pero no una romántica “al uso”, de esas que esperan que toda película que se precie (o dejémoslo en “toda película por la que yo haya pagado un precio”) termine con los personajes casados, enamorados y asociados bajo el consabido “vivieron felices para siempre y se hincharon el vientre a perdices”. No.

En mi caso particular, exijo una segunda parte en la que lo verifiquen y corroboren, no se les vaya a desmandar el prota y, por un despiste tonto del guionista, se largue con la primera zorrona de turno que se le cruce antes de la secuela.

Con la de desgracias que nos rodean a diario, ¿no puedo tener yo mi oasis particular durante noventa minutos escasos?
¿Qué mal hago a la gente?
¿Tan panoli suena lo que pido?

Pues no me explico esa tirria generalizada a los finales felices.
Si fuera por mí, estarían garantizados por ley, mira lo que te digo.
Es que creo que redunda incluso en un beneficio social y sanitario que ni siquiera tenemos cuantificado.

Anda que no conozco yo a más de uno que acabó traumatizado con el final de Seven y tuvo que (casi) acudir al psiquiatra por la chorrada… si todavía hoy en día veo a Gwyneth Paltrow y me pongo como loca a buscarle la brecha en el cuello… A ver si eso no es un atentado salvaje contra la comunidad cinevidente… tenernos así, en vilo por la pobre criatura, sin saber si ya nunca más va a poder anudarse los pañuelicos al cuello…

El caso es que mi “santo” es todo lo contrario a lo anteriormente expuesto.

Si una película puede tener un decilitro de sangre más de lo estipulado, mucho mejor para él. Si muestran cómo arrancarse uñas o venas en directo, o si se desmiembran zombies y/o vampiros a cámara lenta, o si los personajes son capaces de darse de leches a la velocidad de la luz mientras se clavan dagas en los ojos, entonces, la película se convierte ipso facto en el súmmum del buen gusto y el buen hacer. Automáticamente, pasará a ser considerada “una peliculaza”, o “un actorazo” quien la protagonice, y no tendrá parangón en la filmografía de los coetáneos al director de turno.

Para que luego digan que lo que a mí me gustan son los topicazos
Seguro, seguro…

Como…
- sacar un arma en pleno robo a un banco (o en una guerra en algún país de esos que nadie sabe ubicar en el mapa) y matar a cien personas de un único balazo,
- o cargarse tres Ferraris en una persecución tonta por las callejuelas de París,
- o seguir las peripecias por Pandora de un clon Na’vi ultramoderno y animado que apenas sabe hablar (en mi época se llamaban “pitufos”),…

…que no son topicazos en absoluto.
De hecho, son situaciones tan, pero taaaaan originales, que estoy por salir corriendo a registrarlas. Vamos, hombre, no me digas…

Pues a mí, en el cine (y en la vida en general, qué narices), me gustan el amor, el lujo y, sobre todo, la higiene.
Soy así de tonta.

Para ver mocos colgando, uñas negras o pelos sucios, ya tengo a los niños justo antes del baño diario. Y sin pagar por ello.

Menuda originalidad…


miércoles, 12 de enero de 2011

Dame pan y dime tonta

No puedo volver a la lechuga.
Es que no sé cómo hacerlo.

Sólo con probar un bocado bajo en sal o alto contenido en fibra (del alimento que sea), mi cuerpo se descompone y le entran como sudores. Necesito mi chute de polvorón y mi rayita de Suchard para no desfallecer al final de la jornada.

¿Es esto normal?

¿Hasta dónde pueden ensancharse unas caderas de tamaño, llamémosle, “estándar”?
¿Más allá de la pared?

¿Podrían ellas solas, por ejemplo, atravesar el murete de pladur que separa mi despacho del baño? ¿Se han dado casos de “vida propia” de estas características, quiero yo saber, o hay un límite en el que tus cartucheras gritan “por mí y por todas mis compañeras” y, automáticamente, tu cuerpo vuelve a su ser para volver a empezar el juego desde cero?

¿Hay vida después del roscón de crema?
Como veis, he vuelto hecha un mar de dudas.

Estos desmanes preapocalípticos que acompañan a la Navidad son demenciales.
Una ya no sabe si lo normal es desayunar chocolate con galletas de mantequilla, mazapán relleno de cacahué, huevos fritos con chorizo, sopas de ajo y una copita de cava o si es algo que solo está permitido en la madrugada de año nuevo. O si lo de cenar dos tipos de entrantes, cuatro primeros y tres segundos platos distintos es cosa de todos los días o deberíamos limitarlo a la jamada de Nochebuena. Como todo Dios engulle alrededor a dos papos sin inmutarse, una podría llegar a pensar que en sus casas se come así a diario: a lo bestia y sin control.

Yo ya no sé qué creer...
Hmm… ¿qué ven mis ojos? Esperad un momentito…

-Suelta, sueltaaaaa, mano lagarta, suelta el turrón blando, que te va a poner los muslos a juegoooo…

Perdonad la interrupción. Ya estoy de nuevo con vosotros.
Es que tengo a las extremidades revolucionadas y haciendo de su capa un sayo.
Se creen que por haberles dado carta blanca durante una semana, todo el año va a transcurrir de la misma manera.
Angelitos…

Mi madre ya me ha lanzado un par de indirectas, por culpa de un bocata de panceta con pimientos que saltó a mi boca sin permiso la víspera de Reyes. Estaba yo tan tranquila, viendo la cabalgata en familia, cuando, de pronto, como salido de la nada, un panecillo kamikaze, haciendo un doble looping con caída al bies, se incrustó entre mis muelas, obligándome a masticar a megavelocidad y a tragar a raudoceleridad por aquello de no morir asfixiada y por miedo a que Baltasar se vengara dejándome un cargamento de carbón de azúcar. A mí. Que, como sabéis, vivo a dieta…

La cara de mi madre fue un poema. Empezó con la cantinela del “a ver si es que no puedes estar diez minutos seguidos sin comer”, siguió con el “a ver si te vas a poner hiperglucémica justo la noche de Reyes y tus niños a esperar los regalos en el hospital”, para terminar con el “a ver si te va a reventar la chaquetita que te he comprado en estas fiestas y todavía ni me la has prestado”… una gloria este villancico materno. Se ha convertido en todo un superventas estos días en mi casa… Vamos, que se me atragantó la panceta.

Con deciros que le he cogido hasta manía…
A mi madre, no a la panceta, ¿eh?
Eso nunca.

En buena hora dejé de fumar.
Me ha venido bien para no acabar a mamporros con el resto de ciudadanos-sanos o con la máquina de tabaco que se queda las vueltas, pero lo que es a mi hambre-perenne le ha venido de pena. Estoy hecha una insaciable.

Entiéndaseme en el sentido nutritivo del término.
No en el otro, ¡so guarros!

Verás el día que les corte el grifo a mis encías.
Que se aparten todos a mi alrededor, porque puedo morderles un ojo de pura ansiedad.
Y eso, ya lo aviso desde ahora, es irrecuperable.
Que para moverme, reconozco que no dejo estela.
Pero para tragar, soy más rápida que Billy el Niño.

Advertidos quedáis…


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