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viernes, 2 de diciembre de 2011

Entre teta y teta... ¡pelleja!



Hay que ver cómo está el patio.
Una se ausenta unos días y llegan dos lagartas y te desmontan el tenderete.

Tengo a las amistades y a la familia revolucionadas por culpa de sendos desnudos en la portada de Interviu: “Tonelu” (o la artista antes conocida como Terelu) y “Makoke” (esa que no sé a qué se dedica y cuyo nombre suena más bien a primo de Kunta Kinte) han dado rienda suelta a sus pasiones y se han soltado la faja Vulkan por un módico precio. Con resultado, llamémosle, “anatómicamente cuestionable”. Porque a ver si es muy normal que te desaparezca un flanco entero (con sus costillitas mofletudas y su tripa adyacente) o que te plantes ante el fotógrafo con sujetador pero (¡oh, despiste!) sin bragas y a lo loco. Un despropósito.

- Lo mejor son las frases que destacan en negrita- asegura mi vecina Maripaz, que se compra el Interviu como yo el Hola!: a ojos ciegos todos los lunes. ¡Menuda entrevista sesuda y laboriosa la de estas tipas!
- ¿A qué te refieres? – pregunto yo asomando la cabeza sobre el papel couchê.
- Pues a esto, por ejemplo: “Me gusta el sexo a deshoras”, Terelu dixit.
- No jodas. ¿Entre bocata y bocata, quiere decir?
- Será. O lo mismo le mola justo antes del aperitivo, con lo que me fastidia a mí que me chafen el vermú de los domingos…
- Nah… por la orografía de sus brazo-jamonoides y los montículos muslares que se vislumbran entre tanga y tanga, te digo yo que esta respeta las horas de comer a rajatabla. Debe de referirse a otra cosa…
- Nidea. Y mira lo que añade su prima, Makoke-la-Fantástica: “pasé con Brad Pitt un fin de semana en una casa rural de Valladolid y me dejó fría”.
- Normal que te quedes fría, alma de cantarus. Mira que irte a Pucela, con la rasca que hace allí. ¡Haberte ido a Almería, so lela!
- ¿Y qué haría esta pava con Brad Pitt en una casa rural? ¿Departir sobre lo divino y lo humano?
- Déjate de chorradas, Maripaz, que la interfecta no sabe ni lo que significa “departir”…
- De verdad que cuando leo estas cosas lo primero que me surge es la duda de si esta peña tendrá siquiera el graduado...
- Al graduado se lo tiran, eso fijo. Ahora, tenerlo, lo que se dice tenerlo…
- Mira, mira: “Me da cierto morbo convertirme en póster, mujer de cabina de camionero”. Me temo que a estas alturas ya no es Terelu la que habla, sino las hormonas salidorras que acumula a la altura de las ingles- abunda Maripaz para bochorno ajeno del respetable. Dudo que los camioneros usen su foto más que para jugar a los dardos. Pero qué cardado, qué careto pintarrajeado con Titanlux, qué zapatroncos, qué sujetadores con cazuelas, o mejor dicho, con olla exprés…
- Me vuelvo loca con la rubia.
- ¿Con “Mikiki”?
- Mejor “Sinkoko”. Es que no hago más que imaginarme la situación y me descompongo: llega Brad Pitt a España, te conoce, te lleva a una casa rural y te pone mirando pa Cuenca (hazte cargo que estaban en Castilla-León, luego la postura tiene su “aquél”). A todo esto, entre partida y partida de tute, el guapérrimo Pitt te ofrece un traslado a Los Ángeles con todas las comodidades y sin reparar en gastos. ¿Y qué conclusión sacas tú después de tanto trajín? Pues que eso te pilla muy a desmano y que mejor te quedas con el calvo-Matamoros. Dónde va a parar. La inteligencia (y el estómago, por qué no decirlo) de esta mujer son dignos de admirar.
- No puedo con estas que van de finas y resultan ser más de barrio que un “todo a cien”.
- La chica debió decidir que mejor ser celebrity de Vallecas que no marujona de Wisconsin, si no, no me lo explico… En fin, es pura envidia lo que tengo.
- ¿Por Brad Pitt??
- No, por la casa rural en Valladolid, no te jode
- Chica, cómo te pones. Venga, que te voy a leer el horóscopo a ver si te animas. ¿Qué signo eras?
- Tauro.
- A ver… Tauro… ehhh…ehhh…- la veo palidecer y cerrar la revista de golpe. ¿Y si nos vamos a tomar unas cañitas mejor, eh, que total estas cosas nunca aciertan? Venga, coge el bolso, que ya estamos tardando… ¡Acelera!
- ¡Ya voy, ya voy! Mira que eres cagaprisas

Cualquiera diría que ha visto un fantasma…



miércoles, 2 de noviembre de 2011

Nunca “hacerse un griego” logró un significado tan literal…


En los tiempos que corren, con Grecia dando por saco todo lo que puede, la Merkel y el Sarkozy (dicho así, a lo pueblerino, con su artículo por delante y su canesú por detrás) en un eterno idilio enfermizo y el resto de Europa a verlas venir, se te quitan las ganas hasta de lo más sagrado.
Y no me refiero a comer…

- Estoy desesperada- me confesaba Carlota en un mar de hipidos y pucheros. Ahora, todos los tíos se empeñan en colártela por detrás y yo ya no sé qué excusa peregrina poner. ¡Es descorazonador! ¿Para qué demonios me hago la brasileña extrema, si ni siquiera me la ven? ¡Van directos a la puerta de emergencia, como si se les quemara el cazo en el fuego!
- Es que es probable que se les queme, cielo. Y te enchufan la manguera por donde pueden…
- Con lo fácil que era hace unos años… que te venía el típico gordito, bajito y con carita de bonachón y sabías a qué atenerte: misionero y punto. ¿Que lo que te encontrabas era el clásico cachitas con camiseta pegada? Bueno, pues tampoco estaba mal: un poquito de carretilla, la sillita o, en el peor de los casos, el consabido 69. ¡Pero sabías a qué atenerte, coño! ¡No como ahora, que casi sin saludarte, te ponen a lo perrito y dale que te arreo!
- Pero si el 69 ya no lo hace nadie, Carlota. ¿De cuándo me estás hablando? ¿De la pubertad?
- ¡Qué más dará! Lo que digo es que ahora, como todo Dios le da al porno cosa mala, si no llevas las uñas de porcelana, las extensiones capilares, los zapatos ortopédicos con plataforma, la cara pintada como una puerta, los bajos rasurados cual bebé y te dejas meter cosas por las bajantes, ¡no eres nadie! ¡Que te tachan de frígida, leches!
- Hombre, no será pa tanto, ¿no?
- Que sí, que sí. Que el mercado está como está. Los que quedan están “resabiaos” y no les vale cualquier cosilla. ¡Qué manía con atacar por la retaguardia! Y de algunos no lo dirías nunca, de verdad…
- Pues ponles las cosas claras desde el principio y así no te encontrarás en situaciones tan comprometidas…
- Claaaaro, claaaaro, eso se dice taaaan fácil… ¿y cómo me lo monto? ¿Le suelto al presentarme “muy buenas, soy Carlota, la que va de frente y no culo-en-pompa”? ¿O mejor, con el segundo cubata, le paso un plano detallado de mis zonas pudendas y le marco con una X la zona posterior con un aviso en fosforito, en plan “zona de alto voltaje, no pasar”? Que te crees tú que es tan sencillo vetar según qué prácticas arraigadas… ¡se las saben todas!
- Te noto estresada, Carlota. Tienes que relajarte un poco, mujer…
- ¿Relajarme? ¿Cuando no sé qué me van a meter a la que me despiste? Ahí te quisiera yo ver… ¡que como no estés en guardia, te pueden hacer una desgracia, te estoy diciendo! Si es que yo creo que no entiendes la gravedad del asunto…
- Es que creo que exageras. Tú en tu línea… ¡habrá de todo, mujer!
- Ya, ya. Por eso ayer, sin ir más lejos, quedé a tomar una copa con el hijo de la carnicera de mi madre, (¿te acuerdas que te conté que llevaba meses intentando liarnos diciendo que su hijo “es muy buen partido, serio, guapo y responsable”?) bien, pues no me había terminado aún el primer roncola cuando le veo hacer mil volatines para coger no-sé-qué que se le había caído al suelo. A continuación, voy al baño y, en un giro tonto de esos que pegas cuando te parece que alguien te llama pero no, descubro que el tío tiene los ojos pegados a mi culo y ni respira. Al principio, no le eché cuentas. Pensé: “bah, un hambriento más”. Pero cuando la cosa subió de nivel y se auto invitó a mi casa a tomar la última (es que él vive con su madre, toma partidazo), no me dio tiempo ni a llegar a la cocina. Me enganchó por detrás y, venga, a buscar tesoros donde yo sé que no hay nada reseñable.
- Joder. Pues sí que está mal el patio, sí…
- ¿No te lo estoy diciendo? Y te juro que éste tenía una cara del todo “normal”. Ni pinta de perver, ni ojos de loco enajenado, ni nada… Mi amiga Susana tiene una teoría al respecto: dice que todos lo hacen para ahorrarse el condón en tiempos de crisis.
- Valiente chorrada.
- Lo sé. Es más, cuando le dije que algo tendrán que decir al respecto las enfermedades de transmisión sexual, ya que ésas no entienden de crisis ni de burbujas financieras, la pobre se me echó a llorar desconsolada, porque algún cabronazo la había convencido de que ese tipo de enfermedades sólo se transmiten por vía vaginal. Y para cuando le he abierto los ojos, llevaba ya la pobre un carrerón “a pelo” que no veas… Si cuando te digo que ya no saben qué inventar para convencernos…
- ¿Y en qué acabó la historia con el hijo de la carnicera?
- Ah, pues le he encargado una rabadilla buenísima para mañana. Me ha dicho que me la trae él mismo a casa. No sé, parece majo…
- Ya. Y luego dirás que no estabas avisada, ¿eh?
- ¿A qué te refieres?
- Pues a que uno empieza llevando la rabadilla a domicilio y termina colocando un kilo de butifarra de regalo. ¡Que pareces tonta, niña!
- Hombre, así dicho…

Así dicho, así dicho… Si es lo que yo digo: que no es que los hombres sean muy listos, ¡es que a veces las del encefalograma plano somos nosotras!


miércoles, 19 de octubre de 2011

Pasarse de original

- Bueno. No me has preguntado, pero al final solucioné lo del regalo de mi prima. Y de forma brillante, además, aunque esté mal que yo lo diga…- me susurra Paqui en plena boda de la susodicha.
- Schhh… aunque estés convencida de que hablas bajito, me apuesto lo que quieras a que te ha escuchado hasta el cura.- Y eso que no ha callado en los últimos 15 minutos. Menudo “sermón” se está cascando el colega. Sólo se oye a sí mismo. Si os digo que el monaguillo se ha debido de quedar dormido sobre la campanilla… es que tiene el cuello en un ángulo extraño. Casi inhumano. En una de esas posturas imposibles de conseguir si no estás dormido, vaya…
- ¡Calla, tonta! Pues lo que te comentaba: que le he comprado un mini cactus.
- ¿Perdona? Es que me ha parecido oír que le has regalado un mini cactus, fíjate tú qué chorrada
- Has oído bien. Un mini cactus. Un mini cactus enano, en realidad, por redundante que parezca. Valen un carajal y me lo ha conseguido un amigo de mi vecino en el mercado negro. ¿A que es original?
- Ya te digo… jamás me hubiera atrevido a asegurar que existe un mercado negro de vecinos...
- Nooo, lo que hay es un mercado negro de frutas y plantas exóticas. Y los mini cactus entran dentro de esta categoría.
- Ya, ya… y tú estás segura de que a tu prima le va a encantar el regalo porque…- Se me queda mirando como si fuese cosa mía lo de terminar la frase. Ésta es tonta.
- …Que a ver por qué crees tú que a una novia le entusiasmaría recibir un mini cactus por su compromiso, Paqui, que no acabo de verle el sentido a todo esto- le insisto, elevando el tono más de lo previsto y ganándome una colleja de su tía Enriqueta, que se ha sentado a mi lado y me tiene mareada por los dos litros de Shalimar que lleva encima. Mecagüen las señoras mayores que se creen que por echarse botella y media de perfume pueden ahorrarse la ducha del mes. Desprende un aroma tan concentrado que parece que tiene un aura alrededor. Como si fuese una aparición mariana…
- Pues es algo exclusivo y especial. No creo que conozca a nadie que tenga uno, así que ahí lo tienes- me dice muy ufana.
- ¿Qué es lo que tengo ahí?
- La razón de mi regalo. Una planta especial para alguien especial. Punto. No hay que darle más vueltas.
- Pues tú no se las darás, pero a mí me regalan un cactus y te digo que no saco esa conclusión ni borracha.
- ¿Ah, no? ¿Y qué significado le darías tú a un cactus enano?
- ¿Yo? Pues, para empezar, pensaría que se están cachondeando de toda mi estampa. Para continuar, leería entre líneas (o entre pinchos, igual me da) que me están llamando “cardo” a la cara. Y , por rematar, me parecería que mi adorada prima me está insinuando que no sé cuidar ni a un cactus, por lo que me lo regala enano para que nadie sospeche. No sé, Paqui, pero no pensaría nada bueno. Ya me gustaría poder decirte otra cosa…
- Eso es porque tú eres una amargada insensible. Mi prima no es así. Estoy segura de que le hizo mucha ilusión cuando se lo llevaron a casa. Que la conozco… además, me han contado que regalar un cactus significa que le estás deseando fortaleza ante las dificultades a su nuevo propietario. ¿Qué más se le puede pedir a un bichito tan pequeño?
- Lo que tú digas, chata. Tú la conoces mejor, que para eso eres su prima carnal. Yo he ido a lo sencillo y le he comprado la Nespresso de la lista de bodas. Llámame clásica…
- Y que lo digas…

Pues no.
No debo de ser tan clásica, ya que he tenido la grandísima suerte de “aterrizar por casualidad” en la mesa más divertida del convite, que llevaba el nombre de “treintañeros” y agrupaba a todos los singles desesperados del bodorrio, que me han animado la velada con sus últimas tácticas de placaje y derribo del mercado de invierno y me han dejado ojiplática con las cosas que tienen que hacer para llamar la atención de las “nenas”. Si lo del pavo real y su plumaje vistoso os parecía especial, esperad a que os cuente lo de esta gente. Aunque eso es otra historia, así que la dejo para otro día...

A Paqui, en cambio, la han sentado en la mesa de tía Enriqueta.
Bueno, de tía Enriqueta, tía Encarna y tía Angustias, para ser más exactos.
¿Casualidad?
Puede ser.
Tanto como que su mesa se llamara “las cardos borriqueros” y estuviera decorada con (¡sorpresa!) media docena de cactus enanos.

Por cierto, que se las olía desde la otra punta del salón.
Dudo que la pobre Paqui recupere el sentido del olfato en los próximos 15 días, porque se le ha tenido que quedar la pituitaria atrofiada tras dos horas de comilona.

Y quien dice el sentido del olfato, dice el sentido del ridículo.
Que a estas horas todavía lo tiene por los suelos y no hay quien se lo levante.

Quién le mandaría ser original...
¡Si no sabe!



viernes, 14 de octubre de 2011

Arrebuscando melones te vi las patas y tenías unos pelos como alcayatas...

Como sé que sois un tanto “fisgones” y os gusta saber qué demonios escribe la gente en el buscador para llegar hasta aquí (se cree el ladrón…), os paso otra tanda de pesquisas “jugosonas”, que siempre dan mucho juego…

- Bikinis que meten tripa: no, bonita, la cosa no funciona así. La que metes tripa eres tú. El bikini, como mucho, te la disimula (aunque a duras penas, la verdad…). Esto de humanizar la ropa empieza a pasar de castaño oscuro.

- Cómo borrarme un tatuaje con leche materna: Dios mío… me habían hablado de las bondades de la lactancia, pero jamás me dijeron que funcionara como un rayo láser en caso de necesidad.

- De la expresión, cierra la ptu, se puede deducir que pedro es un muchacho a quien no le gusta que le dé órdenes: claro, claro… y de la frase “tú lo que tienes es un siroco que no te entiende ni tu madre” se puede deducir que en tu siguiente cumpleaños por fin te cae la camisa de fuerza de regalo.

- Basta de chicas con tangas lo de hoy es la braga faja jajajajajajajaja: y se escaralla sola, la pobre… anda que no es triste tener que meter risas “enlatadas” en un buscador porque nadie más te ríe las gracias… o lo mismo es una imitadora de Rihanna con su “umbrella-ella-ella-ella”. Aunque podría haber escogido un término menos chusco, porque lo de “se lleva la braga faja-ja-ja-ja-aja-fafafaja” es de traca…

- ¿Follar o jugar a darse mamporros en los hinchables?: pues menudo dilema me planteas, chico. Aunque no me queda claro a qué “hinchables” te refieres. Lo mismo es que tu novia lleva unos implantes tan gigantes que ni nota los mamporros, pero supongo que preferirá lo primero. Por decir algo, claro…

- ¿A las brujas les molesta el sonido de los tacones?: uy, a la del Oeste lo mismo no, pero a la que vive justo debajo de mi salón sí. Y no sabes cuánto…

- Arriba te abro abajo te aprieto, me lleva el diablo si no te lo meto. ¿Qué será?: ehhhh… ¿el cimborrio? ¿la alcayata? Ya me entiendes, la oruguilla, vaya… joer con las adivinanzas de la peña.

- Costras en el pene: pero hijo mío, ¿dónde lo has metido? ¿Te lo has pillado entre dos ladrillos o es que eres un guarro de campeonato?

- Espinilla en el pene: ¡arrea! Este va a ser el mismo, que va buscando diagnóstico a su “tema” y prueba con todas las enfermedades venéreas que se le ocurren. Bien, bien, chavalote, pues ya sabes, lo importante es que no te la aprietes, porque… ehhh… te puedes quedar ciego. Era eso, ¿no?

- Cleptómana se lía conmigo y me roba: serás taruguillo… se te acerca una tía y se presenta así, tal cual, en plan “hola encanto, me llaman la-mari-cleptómana ¿vienes mucho por aquí?”, ¿y todavía te extrañas?

- En qué año se hizo se ha escrito un crimen: pues me suena que allá por el 1800, aunque no podría precisar con seguridad… pero que Jessica Fletcher debe de rondar los 200 años, eso te lo digo fijo.

- ¿Follarías con manoletinas?: hmmm, déjame pensarlo… No, creo que no. Es que no me estilizan tanto como los tacones y podría pasar por culibaja. Deja, deja.

- Pisar una mierda trae suerte, que te vomitan encima: está la cosa tan chunga, que a cualquier cosa le llaman “suerte”. Endeluego

- Qué quiere decir la frase “suelta el turrón”: ¡esta me la sé, me la sé! Es lo que le tengo que decir todas las Nochebuenas a mi abuela, (diabética tipo II, para más señas) cuando la veo abalanzarse sobre la torta imperial 1880. No falla: “¡abuela, suelte el turrón, que se le van a garrapiñar las encías!” es mi frase navideña favorita.

- ¿Si vivo en un trastero, telepizza me lleva a casa?: ¿quieres decir que si el pobre telepizzero sería tan amable de meterte en la cajita roja esa que lleva detrás y transportarte hasta tu humilde “celda” por un módico precio? ¿Es eso? Desde luego… la gente tiene unos antojos más raros… Me imagino la cara de sorpresa que habrá puesto el motorista… peor que la de la madre de Pablito cuando, por culpa de un ambientador de pino, se encontró a toda la clase de su hijo plantando un ídem en su baño. Aterrador…

Vamos, que como veis, sigue habiendo gente pa tó


martes, 11 de octubre de 2011

La rebelión de los bajos fondos

- Lo tengo decidido. Ahora sólo me falta convencer a mis padres y en unas semanas… ¡vida nueva!

La que habla es mi amiga Carlota.
Y digo que habla porque escupe por su boca todo lo que le llega al cerebro. Sin cribar. Ahora, que se le entienda es ya otro cantar…

- ¿Y qué es eso que te ha costado tanto decidir, cielo?- “paciencia”, pienso para mis adentros. Y agárrate los machos, que a saber por dónde te sale la rubia…
- Operarme. Esta mañana he tenido cita con el cirujano y me ha dado el presupuesto. Va a ser mi regalo de Reyes.
- Ya... tu regalo dices que va a ser… ehhh… ¿una nariz nueva? ¿Unas prótesis mamarias? ¿O tal vez unos implantes de glúteos? Aclárame esta duda, por favor, porque me va a tocar calmar a tu madre cuando lea tu carta de Reyes y me llame poniendo el grito en el cielo.
- Frío frío. Lo que quiero son unos nuevos labios vaginales.

Si me hubieseis visto por un agujerito, todavía os duraría la risa. Y eso que esto ocurrió hace dos días. Con sus noches. Yo todavía tengo pesadillas…

- Carlota, ¿de qué demonios estás hablando? ¿Te has vuelto a tragar todos los DVDs de “cambio radical” o qué?
- No. Lo que pasa es que tú estás demodé. Ahora, si estás en el mercado, esto es lo último.
- Sí. Lo último que nadie se haría, quieres decir.
- No. Lo último es operaciones de estética, es lo que te intento explicar.

Me parto.
Resulta que, según su cirujano de cabecera le comenta, se ha puesto de moda la cirugía de ahí-donde-te-digo. En los últimos 10 años, la demanda al parecer se ha quintuplicado (ahí es nada) y las mujeres recurren a ella aduciendo tanto cuestiones estéticas como de salud.

- Hombreee… ahí quería yo llegar. Párate un poquito, Carlota, que eso merece un análisis concienzudo. ¿Tú te crees lo que estás diciendo?
- ¿A qué parte te refieres?
- A la de la salud. Que te operes el tabique nasal por un supuesto ruidito nocturno que molesta a tu santo y no le deja dormir debido a tus mocos atorados, pase. Pero que se te vaya la vida (y la herencia) en operarte el clítoris y zonas adyacentes, no me digas que es comparable.
- ¿No crees que una labioplastia puede ser la solución a tus problemas médicos?
- Chica, yo no llamaría “enfermedad” o “problema médico” a enseñar demasiado cuando te atreves con un bikini brasileño o un tanga de leopardo. No sé si me explico… vamos, que si esto se arregla con la braga-faja de toda la vida, no puede ser muy grave, ¿no crees?

Es que, a este paso, todavía voy a tener que oír que debería cubrirlo la Seguridad Social.
De verdad que el mundo se ha vuelto loco.

- ¿Y qué vas a pedirte en la carta a los Reyes?- abundo yo en este absurdo sin igual, en vista de que Carlota no entra al trapo. ¿Una lipoescultura de pubis? ¿Un relleno del Monte de Venus, quizá? ¿O va a ser un estrechamiento vaginal con reconstrucción de himen, en plan 2x1?
- Noto cierto retintín en tus palabras.
- Es que tú dirás, chata…
- No. Yo lo que quiero es que sean simétricos. Y que no asomen. Vamos, como cuando era jovencita…
- Pero Carlota, si sólo tienes 37. No dramatices.
- ¡Pues quiero que me los recorten y me los dejen como nuevos, ¿estamos?! ¡Y déjame en paz con la murga, hombreya…!

Nada, nada. La dejaré en paz.
Que le hagan su carnicería inguinal y ya me contará a la vuelta.

Ahora mi duda es la siguiente: si a Maripaz le regalamos un Wonderbra especial-efecto-amigdalitis cuando se operó de “las lolas” (como ella las llama) y a Paqui le compramos unas Reebok cuando le detectaron pie cavo, ¿qué tendría que elegir para Carlota?
¿Unos leggins sensación-tattoo, de esos que se pegan tanto que acaban metiéndose hasta el bazo y no hay forma de sacarlos sin parecer una actriz porno en pleno rodaje?

Menudo dilema existencial…
¡Se aceptan sugerencias!


viernes, 7 de octubre de 2011

Esas frases que laceran mi retina o me perforan el tímpano…

Me refiero a esos textos o conversaciones con los que te topas sin prepararte y acaban dándote en todo el hígado por lo innecesario, lo ridículo y lo falto de cultura que está el panorama.

Como cuando circulas, por ejemplo, tras un coche que parece ir pisando huevos y lees "extasiada" en un cartelito escrito a mano que el buen hombre se ha “plantado” en el cristal trasero:

“NIÑOS ABORDO”.

Hombre, chaval, y que encima te chulees de esto, que es un delito con todas las de la ley… ¿No querrás decir mejor “niños a (espacio laaaargo) bordo”, eh? ¿Y tan cara era una pegatina, con su auto corrector pasado y sus letras de molde, que te has tenido que poner a hacer manualidades para cagarla de esta forma? Si es que hay cada uno…

Otras veces, en cambio, la gente te intenta convencer de que tenemos “unas leyes dragonianas” (no sé si es que piensan que Sánchez Dragó es la nueva adquisición del poder legislativo o si es que consideran nuestras normas más propias de la época de “dragones y mazmorras”, cualquiera sabe) o de que la vecina les habla “con rintintín”. Anda que no ha viajado ni nada el perro este… ¡de boca en boca, claro!

Pero ya cuando la frase llega al grado de “pifia monumental” es cuando te pagas un folleto promocional, con sus fotos cuidadas y su papel de calidad, y te lo traen de la imprenta con la frase:

“Inauguración del Gran Casino de Torremocha.
Nuestro picadero en Flandes”

¿Y la pica? ¿Dónde tenemos ahora la pica? ¿Entre las piernas de Vanessa?
Porque Torremocha no sonará excesivamente "glamouroso", pero si es el nuevo Flandes, eso ya son palabras mayores… aunque habrá que ver a qué le llaman “jugar a la ruleta” o “echarte un cinquillo”…

“¡Estás trasgiversando mis palabras!” es la acusación más repetida por mi vecina Maripaz.
Y, por mucho que le corrijo sutilmente, ella erre que erre. Yo, en plan, “no, cielo, no TER-GI-VER-SO” nada (recalcando las sílabas, para que se le quede en la mollera). Me he limitado a repetir tus palabritas, una a una”.
Pero ella, insistente como es, no aprende nada: “Sí, sí que las trasgiversas. ¡Y lo haces siempre!”

O cuando me pide que, ya que bajo al súper, le compre un “tubo de dientrífico”.
- ¿Den-tí-fri-co?- le repito yo siguiendo esta máxima didáctica machacona que he emprendido con ella.
- Sí, eso: dien-trí-fi-co, pronuncia la muy bruta en plan “toma ya, so pelma, que esta vez lo he bordado”.
- Ya, ya. Que te compre den-tí-fri-co me pides, ¿verdad?- a mí, a burra, no me gana nadie.
- ¡Que sí, cojones, que me subas un tubo-Colgate ya! ¡Arrea, que es gerundio!
- No, Maripaz. “Arrea”, claramente, NO es gerundio. ¿Tú en qué colegio estudiaste, bonita?
- ¡En el de Santa Perpetua de todas las Plastas! ¡El mismo que tú, por cierto! ¡Y larga pa la calle, que me tienes frita con el Espasa!

Con esta actitud cerril, comprenderéis, es imposible pulirla.
Pero yo no desespero.

Al tiempo…


lunes, 3 de octubre de 2011

¡Otro que se apunta!

- No me salen los números.
- ¿Cómo que no te salen los números?- Los ojos de mi madre se desbocan ante semejante afirmación. ¿Tanto colegio de pago para que ahora no sepas hacer la “o” con un canuto?
- No. No lo pillas. Digo que no me salen las cuentas.
- Pues lo que te digo. Anda, toma la calculadora, que tanto Internet os acaba secando la sesera…
- Que no, mamá. Que digo que se me disparan los invitados para la Comunión.

No os hacéis una idea.
Este curso, mi hija (la mayor) cumple 9 años y le toca celebrar su Primera Comunión.
En vista de que las madres de sus amiguitos ya tienen reservado el restaurante, elegido el atuendo y hecha la prueba del menú (demencial), me he propuesto elaborar una lista inicial (llamémosla “la completa”), sobre la que iré practicando las necesarias modificaciones hasta llegar a la que llamaré “la lista definitiva”, que espero me quepa en un post it.
Ilusa de mí…

- ¿Y si nos limitamos a invitar a los padres y hermanos de cada uno y santas-pascuas?- le propongo a mi madre “doña tú-apunta-a-todos-que-ya-habrá-tiempo-de-tachar”.
- Deja, deja. Tú apunta a todos, que ya habrá tiempo de tachar (¿lo ves? No falla…).
- Mamá, que te conozco. No apunto, porque a renglón seguido te pones a llamar por teléfono y el momento “tachón” nunca llega.
- No puedes dejar de invitar a tus tíos.
- Ya, mamá. Si la intención está muy bien. Y yo los quiero mucho. Pero es que son 10 por nuestro lado y otros 9 por el de mi santo. Además, ¿no quedará feo eso de decir a mis primos “vosotros no vengáis, que lo petáis”?
- Ah, no. Es que si invitas, invitas a todos. Con sus hijos, sus nietos o lo que se tercie. Esto es así, ya lo sabes. Se invita a lo que viene siendo “la familia nuclear” y los amigos que se fastidien.
- Bien, bien, pero a este ritmo creciente de invitados te aviso que le seguirá una disminución inversamente proporcional de calidad gastronómica. Que te quede clarito…
- ¿Eso qué quiere decir, hija? ¿Que nos vas a poner croquetas y pinchitos de chopped pork en el cocktail?
- Uy "cocktail", dice la otra… ¡un caldito, un segundo y tira millas! Y no pongo fruta de postre porque está mal visto y a la niña le puedo dar un disgusto similar al que tuve yo cuando vi llegar el brazo de gitano en mi Comunión. No me hagas recordarlo, que se me saltan las lágrimas…
- No creo que tengas queja de tu Comunión. ¡Si te vino hasta la tuna!

Habrase visto… ¡qué coño le importará a una niña la tuna, digo yo!
Si se lo digo a mi hija fijo que me sale con un “¿qué es eso de la tuna? ¿Un tipo de pescado? ¿Y no podrías traerme mejor a los Jonas?”
Angelito… si sólo sabe pedir y pedir…

Bueno, resumiendo: que me he puesto a anotar nombres, en plan… la tita Francisca, con sus cuatro hijos y sus contrarios, más sus nietos y sus novios…. hmmm…. hacen un total deeee…hmmmm…. esto tiene que estar mal, espera que me he dejado una llevada…ehhh… ¡¿ciento treinta y cuatro personas?!

¿Estamos locos o qué?
¡Me cago en la “familia nuclear” y todos sus complementos! ¡Si casi tengo que tirar de listín telefónico para conseguir las direcciones de todos ellos! En buena me he metido…

Es que ahora, con eso de que los mayores cada vez se conservan mejor y se hacen viejos sin que se les note, añadido a que los jóvenes parecen reproducirse como por esporas, me encuentro con familias que conservan entre sus filas a 4 generaciones (vivas, claro) que no veas cómo tragan… ¡a dos carrillos!

Me va a salir un pico la dichosa Comunión...

- Y que no se te olvide invitar a don Pacorro, ¿eh?- me salta mi madre con el dedito “avisador” estirado hacia mi cara.
- ¿Don Pacorro? ¿Y ese quién es? ¿El novio de alguna prima segunda?
- ¿Tú estás tonta o es que se te han fundido los plomos con el presupuesto? ¡Don Pacorro! ¡El cura que te dio a ti la Comunión!
- Mamá, Don Pacorro tiene que estar criando malvas desde hace tiempo… Si me dio la Comunión hace la friolera de 28 años y ya entonces su cara se confundía con el retablo de la Basílica. ¿No ves que es imposible?
- Bueno, pues yo te digo que sigue vivo, que lo he visto por la parroquia y no veas qué bien anda. ¿No ves que los curas se cuidan mucho y se alimentan mejor? ¡Esos viven hasta los 100 años!
- Sí, pues entonces mejor que no venga a esta Comunión, porque lo mismo la palma al día siguiente por indigestión de Findus.
- Déjate de chorradas y apunta los que te digo…

Bien. Hemos llegado a ciento cincuenta y cinco invitados gracias a mi madre y su “lista de impepinables”, que sumada a la de “familia nuclear” y a la “completa por antonomasia”, han conseguido llenar tres hojas Excel.

Y todavía me dice:
- No cierres la lista, que seguro que de aquí a mañana se me ocurren unos cuantos más.

Dios… ¿No habrá Comuniones exprés, como las bodas en Las Vegas, para que me fugue con mi niña sin dar tres cuartos al pregonero?

Ojo, que no es ninguna chorrada lo que digo, que el billete a Nevada de los 4 me saldría “tirado”, en comparación con esta bacanal. Pena que luego nadie le convalide a la chavala los 3 años de catequesis que lleva a sus espaldas. Y con lo bien que declama el Credo a tres voces, sería una lástima desaprovechar tanto esfuerzo y dedicación…

Menos mal que estoy a dieta, porque lo de apretarme el cinturón me habría supuesto un ataque de hipoglucemia brutal hace unas semanas.

Y en esas estamos…


martes, 27 de septiembre de 2011

Humor amarillo

Siguiendo esa ley física que corrobora que Confucio inventó la confusión tanto como que Platón fue el artífice del plato hondo o Rousseau el primero en hornear un pastel ruso, ahora vengo yo a demostrar que los chinos son los amos en esto del “fusilado”:

Apple Stoer en la ciudad de Kunming”.

Léase “ápestol”, para darle el gracejo chino que la ocasión merece.

En una palabra: que lo de los chinos ya no tiene nombre.
¿Pues no se han “cascao” una tienda Apple-pirata, con todos sus accesorios y repuestos no-originales, en plena ciudad de Kunming, sin asomo de arrobo ni pudor? Bueno, en realidad 5 tiendas, para ser más exactos. Con su logo falso, su uniforme brillantoso, sus iphones de pegolete… ¡todo!

¡Por tener tienen incluso trabajadores convencidos de estar currando para la multinacional verdadera! Pero alma de cántaro, ¿a ti quién te paga la nómina? ¿Un tal “Estifyobs”, por casualidad? ¡Que viva la propiedad intelectual en China, di que sí!

Y mira que ya me parecía obra de un virtuoso que la L y la V de los bolsos de Vuitton no se “pringotearan” al imprimirlas sobre plástico. O que las supuestas gafas Gucci que me vendían en la playa no acumularan decenas de demandas por envejecimiento prematuro de córnea o quemaduras de tercer grado en el lagrimal. Pero lo de falsificar un Ipad, con sus microchips, su minicámara y sus delicados cableados a juego, ya me parece la repanocha. El no-va-más de la piratería moderna. Es casi más difícil que hacerlo bien, es decir, en la propia fábrica, con tus nano-herramientas y tus planos orientativos o lo que demonios utilicen los ingenieros de Apple… ¡Eso no tiene mérito alguno! Lo de los chinos, en cambio, es harina de otro costal...

Bueno, pues ahora me entero de que, aupados por el subidón que dan las ventas y la vorágine consumista que asiste a sus conciudadanos, se han venido arriba y han dado un pasito más: calcar las tiendas Ikea. Con un par.

No penséis que les ha dado por plagiar la mesa Söppåppo, el sillón Grumös o el tornillo Sprüngen. (Quién les pondrá estos nombres, por Tutatis. Fijo que no es un chino…). No. ¡La marca entera! De nuevo, con el mismo logo, sus mismos colores, idéntico sistema de venta o secciones de muebles… ¡si tienes hasta las albondiguillas pseudo-suecas en el restaurante! Eso sí: en versión oriental. Con su pan de gambas y sus tallarines para acompañar. Olvídate de las especialidades de Oslo.

La tienda de la discordia ocupa una nada despreciable superficie de 10.000 metros cuadrados en pleno centro de Kunming (otra vez, esta ciudad es una mina) y se llama “Shi Yi Jia Ju”, que bien pronunciado (en chino, claro) suena casi igual que “Ikea” en ese idioma (“Yi Jia Jia Ju”). Tronchante.

Mi amiga Carlota dice que esto es el futuro.
Que la falta de nuevas ideas nos lleva inexorablemente a situaciones de este calibre:

- Hola, chato, ¿me invitas a una copa?
- Ehhh bueno, vale, yo me llamo Carlos.
- Buenas Carlos, yo soy “Charlís”.
- ¿Charlís? ¿Eso qué es, mote o nombre artístico?
- Es mi nombre real, gilipollas. Charlís-Zerón.
- ¿”Charlís-Zerón”? ¿Como la actriz?
- No. Como la actriz no. Que la que me ha plagiado es ella, que es 4 años menor. ¿Sale ese cubata o no sale?
- Sale, sale, tranquila. Pero, una cosita… tú eres consciente de que es i-m-p-o-s-i-b-l-e que te llames como una famosa que vive en Hollywood, se codea con lo más granado del star system y cobra una millonada por película protagonizada, eso lo entiendes, ¿verdad?
- Ya. Y tú entiendes que es imposible ir de falso pijo por la vida sin pagar las consecuencias, ¿verdad que también lo pillas?
- Pues no. No entiendo ni papa.
- ¿Ah no? ¿Y de dónde dices que es esta camisa tan mona que llevas?
- Es de Dior.
- Claro, claro, de Dior. Pues la próxima vez dile al chino que pase el auto corrector, porque te han plantado en la espalda un “Pior” como la copa de un pino, salao. ¿Qué, salen también unas aceitunillas?
- Ssssí sí, ya salen, ya…

A Carlota se le iba a escapar un incauto de estos…
¡Ni en broma!


jueves, 22 de septiembre de 2011

Sin fondo

- Me duele al estirar el brazo- me dice mi hermana con la carita desencajada.
- ¿Fuiste ayer al gimnasio?
- Claro. Como todos los miércoles.
- Pues eso son agujetas.
- No. Es dolor muscular, simplemente.
- Agujetas.
- Que no. Que es dolor muscular. Por el esfuerzo.
- Yo a eso le llamo agujetas.
- No. Las agujetas son pinchazos y yo no tengo más que dolor.
- A ver, si te has esforzado haciendo deporte y al día siguiente te tira o duele esa zona, ¿me quieres tú decir que no tienes agujetas?- la respuesta me parece obvia, pero vete tú a saber por dónde me sale esta ahora…
- Exactamente. No las tengo. Es sólo dolor muscular, insisto. Las agujetas ocurren cuando has sobrepasado tus límites y el cuerpo te lo hace pagar con pinchazos brutales. Está claro que tú nunca las has tenido, porque sabrías la diferencia.

¡Qué cabrona!
Creo que me estaba llamando vaga a la cara, pero como lo dice como sonriente, pues el insulto pasa desapercibido, pero yo, que la conozco como si la hubiera parido (son muchos años juntas ya), sé que se está riendo por dentro.

- Bueno, es que yo no puedo esforzarme tanto. Ya sabes que tengo las pulsaciones disparadas…- ¡Toma castaña! A ver cómo me rebate eso la muy bruja. Con mis coronarias hemos topado…
- Eso es otra falacia.
- ¿Falacia? ¿Quieres decir que miento?- mis ojos no pueden abrirse más sin exponerse a acabar rebotando en el parquet.
- Más o menos. Tú tienes las pulsaciones normales, sólo que no tienes fondo porque no haces deporte. Es la pescadilla que se muerde la cola: cuanto menos deporte haces, peor forma física tienes y así sucesivamente. Pero tus pulsaciones son del todo normales. ¿Cuántas pulsaciones sueles tener en reposo?
- Ehhhh… unas ochenta- suelto al tuntún, colocando sobre la muñeca los dedos índice y corazón como si me las estuviera tomando sobre la marcha…
- Estás dentro de los parámetros normales. Lo tuyo es cuento-chino.

Pues me ha descuajeringado en treinta segundos el discurso que llevo soltando toda una vida. Menuda aguafiestas…

Como no me creo nada, acudo rauda y veloz a San Google y le consulto sobre “lo mío”.
Escribo en el buscador: “con cuántas pulsaciones te vas al otro barrio” y descubro, en un foro de cardiopatía isquémica, que mi hermana no mentía. Que las pulsaciones, si oscilan en reposo entre 60 y 80, son del todo normales. Hasta que no sobrepasas esa cifra, no entras en la zona aeróbica, que alcanza hasta las 150 pulsaciones por minuto.

150.
¡Qué salvajada!
¡Mi pobre corazón tendría que latir de dos en dos para que le diera tiempo a meter tantas en un minuto! No quiero seguir leyendo, porque estoy rompiendo a sudar sólo de imaginarme en esa tesitura. Pero es inevitable, se me van los ojillos y descubro que hay otra zona (que yo calificaría de “la zona oscura”), llamada anaeróbica, que se inicia cuando tu pulso llega a las 150 pulsaciones y termina en el denominado “colapso”.

¿El colapso?
¿Y eso qué es?
¿Que te entre una hambruna que no te abandone hasta Navidad?
¿Que la sudada te provoque un ahogamiento momentáneo?
¿O será algo parecido a mi reacción a los anuncios de KH-7? Porque no sé a vosotros, pero a mí me ponen cardíaca…

En fin, que no me ha quedado claro si puedo seguir diciendo a quien quiera escucharme que mi afección cardíaca me impide ir a clases de Pilates o si tengo que cambiar de hermana para que no me deje en evidencia. Porque anda que no he repetido yo veces lo de que mi único “fondo” era el de armario… ¡Y tan contenta que me quedaba cuando el personal asentía comprensivo ante mi apabullante razonamiento!

¡Pues ya me ha jodido el invento la loro de mi hermana!
Ten familia pa esto…


martes, 20 de septiembre de 2011

Tan mala suerte que se lanzó al vacío y resulta que estaba lleno…

- Fijo que me cae a mí.

La mirada de Paqui es descorazonadora.
Pasa las hojas del periódico como sin energía y tiene el rictus ese que se le queda cada vez que se le rompe una uña o descubre que los pantalones del año pasado ya no le atan por mucho que se tumbe en la cama para vestirse “al vacío”.

- ¿Qué te va a caer? ¿El Euromillón? ¿La quiniela? ¿El "Gordo", quizá?- le pregunto toda animosa, en un intento vacuo de levantarle la moral.
- Ojalá- dice con la tristeza asomando desde sus ojeras. No, me refiero al satélite descontrolado ese que va a impactar contra la Tierra y no se sabe dónde.
- ¡No jodas! ¿Que va a caer un satélite suicida y no saben dónde?
- Ssoes. No tienen ni idea. Es un satélite meteorológico que hace tiempo decidió montárselo por su cuenta. Se ve que les ha salido rebelde. Esto empieza a parecerse a la peli aquella en la que los ordenadores empezaban a apoderarse del mundo, ¿te acuerdas?
-Mmm... Vagamente, pero me suena que estas cosas siempre acaban cayendo en algún Océano, ¿no?
-Puede. Teniendo en cuenta que un 72% de la Tierra es agua, debería ser lo habitual. Pero he leído que la probabilidad de que impacte contra un ser humano es de 1 entre 3.200. Vamos, que me da a mí fijo.
- Mira que eres agorera, Paqui.
- Nonono, de agorera nada. Esto es como lo de que, a partir de los 35, es más probable que te estalle una bomba casera entre las manos que encontrarte un tío decente y soltero. A mí todo me sale mal y cumplo la “estadística negra” al pie de la lista.
- Que yo sepa nunca te ha estallado una bomba casera entre las manos, Paqui.
- No, pero el otro día se me quemaron las planchas del pelo y menudo susto me llevé.

Normal. Si te dejas las planchas enchufadas toda la noche a 200 grados, a ver qué esperas encontrarte por la mañana… y suerte que no le ardió la casa entera. Estoy sufriendo por si, llegada la Navidad, le da por comprarse los 4 kilómetros de luces blancas que insistía en colgar del arbolito el año pasado. Con su espumillón, sus bolas inflamables, sus calcetines de lana pegaditos al cable… ¡puede ser la hecatombe!

- Esto no hace más que confirmar mi mala suerte. Llevo un año, que casi mejor ni haberlo empezado.
- Paqui, no exageres, que lo único malo que te ha pasado es que has cogido 4 kilos en Agosto. Ya los perderás, mujer.
- Ya. ¿Y la maleta que me extraviaron en el vuelo a Ibiza?
- ¡Pero si te llegó al día siguiente!
- ¡Uy, qué fácil se dice eso! Ahí te quiero yo ver, durmiendo en bragas una noche entera y sin mi crema para la dermatitis seborreica... ¿Y qué me dices del bolso que me robaron en el McDonalds?
- ¡Pero si apareció en la calle, tirado junto a la puerta!
- Ya, ¡pero sin un duro!- grita indignada.
- Paqui, no me vengas ahora con la carita de mártir, que me reconociste que sólo llevabas un billete de 5 euros… Venga, dime la verdad: ¿qué te ocurre?

La veo dudar. Abre la boca y la vuelve a cerrar. Tiene un dilema interior. Está clarísimo. No hay más que verla, con las manos estrujadas y el labio mordido.

- Pues que he salido elegida.
- ¿Perdona? ¿He oído “elegida”, tipo concurso de Miss o así?
- ¡Que me ha tocado plaza en el gimnasio, leches, que te lo tengo que explicar todo!
- Acabáramos…
- Pues sí. Me garantizaron que iban a estar completos y que me anotaban en la lista de espera “sólo por apuntarme”, ya que era “materialmente imposible que se den de baja las 28 personas que tienes por delante” y ¿qué crees que ha pasado? ¡Pues que ayer me llamaron para decirme que me fuera comprando las mallas que empezaba mañana! ¿Cómo lo ves? ¿Es o no es una putada?- berrea de forma desbocada.
- Lo es. Lo es.- ¿Pero qué le voy a decir a la pobre, si para mí no hay peor calvario? Me llegan a llamar sin avisar diciendo que ha quedado una plaza libre en el grupo de GAP (Glúteos, Piernas y Abdominales, para los de nivel “usuario”) que abandoné en junio tras la primera sesión agónica y me hacen un hijo de madera.
- Lo que yo digo. ¡Que lo mío es de juzgado de guardia! Así que, ¿un satélite desmandado, dices? ¿Y que puede aplastar a alguien porque pesa más de 5.000 kilos, aunque la posibilidad de que alcance a una persona es muy remota? ¡Pues vete ahorrando pa la corona de flores, porque de esta no me escapo viva!


Aviso a navegantes:
Ojito al parche, que se espera que caiga el viernes.
Ni se os ocurra salir de casa.
Salvo que sea para ir al gimnasio, claro, en cuyo caso vuestro cupo de mala suerte ya estará más que cubierto.

Dios os pille en mallas…


viernes, 16 de septiembre de 2011

Injusticias de la vida

Ya no puedo más.
Esto es un clamor.
Revista que cojo, chorrada que leo. Es un no parar de despropósitos el tiempo este que me ha tocado vivir. Porque a ver si os parece muy normal que la noticia sea esta:

“Victoria Beckham recupera su figura a 2 meses de dar a luz”.

Y yo me pregunto (al estilo Mourinho): ¿por qué?

- ¿Por qué lo que para mí es un arma de destrucción masiva (y hablo del embarazo, no del matrimonio, por si mi pregunta despertara suspicacias) para otras es un paseo por el campo?
- ¿Por qué la tonta de Heidi Klum o la mismísima Spice-pija, ambas de mi “quinta” (lustro arriba-abajo), se ponen a parir el 4º hijo llegada la cuarentena (de años, no de kilos… espera, espera, mejor pensado, de ambos) y yo ni me planteo llegar al tercero, no se me vayan a resbalar las carnes hasta los tobillos y tenga que camuflarlas bajo calentadores de colores como si fuera una Eva Nasarre trasnochada?
- ¿Por qué gente como esta no sufre por cosas tan triviales como acabar sus días haciéndose pis cada vez que pestañeen por culpa de un descolgamiento masivo de suelo pélvico y zonas colindantes?

[Nota mental que me brota… ¿cabrá una indasec en la mini-braga que use esta gente? Consultarlo con la gine. Fin de la nota mental.]

¿Es esto justo? ¿Normal, siquiera?
¿Alguien tiene una explicación plausible, razonada y, a poder ser, no hiriente, gracias?

Bien, pues parece que la hay.
Se trata de un nuevo concepto, recién acuñado para estos casos, que son (todo hay que decirlo) cada vez más frecuentes: la mamirexia, síndrome que afecta a las embarazadas o recién paridas famosas y que consiste en quedar extremadamente delgada en tiempo récord. Y, a poder ser, en más breve tiempo que el que le ha costado a la de al lado, claro.

A ellas no les importa que su obsesión afecte al niño que está a punto de nacer. O a ellas mismas, ya que nos ponemos exquisitos. No.

Lo que realmente motiva a esta panda de descerebradas es calzarse una talla 0 (que dicen que existe; yo estoy por descubrirla) en el mismo plazo que se dan para que se les caigan los puntos. A ver si no es enfermizo…

Pero como yo a todo le saco utilidad, he decidido inventarme “palabros” de estos, que justifiquen mis vicios y manías de forma científica y fácilmente demostrable. No voy a ser yo menos que Angelina o la mismísima Nicole-bichopalo-Kidman.

Así, en mi todavía corta vida (soy optimista), he sufrido de hidratorexia, colesterolexia y grasorexia. Pero, ojo, no sucesivamente, sino de todas a la vez.
Con un par…

Tú te pones un bocata (hidratorexia) de chorizo frito (grasorexia) y su panceta (colesterolexia) y ya lo tienes junto. Sin pestañear.
¿Que te ponen pegas o te afean la conducta?
Pues nada, te sacas el manual y les explicas: “verás, es que sufro de hidratorexia congénita. O me empaco un bocata a la hora, o no soy nadie. Además, mi primo me ha contagiado de grasorexia compulsiva y necesito el chorizo en vena para que mis niveles de azúcar no disminuyan drásticamente. ¡Ah! y por si esto fuera poco, en una visita que hice al hospital a visitar a mi abuelo, me entró una bacteria-asesina que provoca una grasorexia fulminante que te puede dejar en el sitio si no le das tocino en plan inmuno depresor. ¿No te lo había comentado? Pues he pasado un verano fatal a cuenta de esto… chiringuito al que iba, bocata que me cepillaba. No veas qué estrés si pasaba más de una hora sin mi cerveza para ayudar a pasar este bolo alimenticio sin igual… No se lo deseo ni a mi mejor amigo…”

Y, siguiendo esta corriente-alterna, tengo amigas que sufren de Zarexia (arramplan con la nueva temporada de Zara en plenas rebajas, lo nunca visto), de chupitorexia (no saben pedirse un mosto o una caña, se pasan la noche chupito va-chupito viene; entras por la puerta y ya las estás oyendo de lejos: “engaaaa, ¿un chupito? De golpeee”) e incluso de cuernorexia (tienen la obsesión de que sus parejas les ponen los tubos cada semana con una distinta).

Si cuando digo que mis amigas son innovadoras, no lo digo por decir…


¿Y a que más de uno tiene síntomas de muchas de estas enfermedades?
Me juego las natillas a que conocéis más de un caso.
Contadme, contadme, que mis labios están sellados.

Al menos, hasta mi siguiente etapa seboréxica


PS: ¿Se ha notado mucho que estoy a dieta rigurosa?
No, ¿verdad que no?
Pues eso...



miércoles, 14 de septiembre de 2011

Gymkana escolar


De: Profesora 1º Primaria de su hijo
Para: Esthertxu
Asunto: Inicio de curso
__________________________________________________________
Muy buenos días:
Le mando este e-mail para presentarme y comentarle algunos aspectos esenciales (y recalco este punto) para el inicio del curso académico de su hijo:

- El niño ha de traer chándal los lunes y miércoles, días marcados en el horario que le facilitamos adjunto a este mensaje. El chándal ha de ser de tono oscuro, holgado y cómodo. Con un juego de calcetines extra para las actividades de psicomotricidad.
- Cada niño ha de traer un estuche con pinturas, lápices, gomas, sacapuntas, regla, compás, tijeras, punzón, pegamento en barra “Pritt”, cello de doble cara, grapadora infantil (con triple recambio de grapas) y rotuladores lavables. El resto de materiales necesarios se los facilitaremos en el propio aula.
- Los lápices han de ser marca Staedler número 2. El del capuchón rojo, insisto. No el verde. Ni el azul. Sólo puede ser el rojo. La goma ha de ser de “Milán” y los rotuladores “Carioca”. Nada de marcas del chino, que se acaban en dos días. Asegúrense de que el compás está bien calibrado y de que la regla no mida más de 12 centímetros. Esta última ha de ser flexible, para que entre bien en el estuche, que debe ser de tela. No queremos sacapuntas con depósito, pero sí con doble cuchilla. Del mismo modo, las tijeras han de cortar bien y tener la punta semi-redondeada. La grapadora no puede medir más de 10 centímetros de largo, de ahí lo de “infantil”.
- Pongan el nombre de su hijo en todo el material escolar señalado en el punto anterior. Con rotulador negro permanente, no con pegatinas, que se acaban rompiendo.
- Tráiganos 6 fotografías de carnet de su hijo. De frente, como si fueran para el pasaporte. También 5 fotos de la familia en verano. Han de ser de este verano recién terminado (es decir, recientes) y en localizaciones identificables. En papel de fotografía (calidad brillante) y no en folios de oficina.
- Cada niño debe traer una agenda tipo Moleskine, de 13x21 cms, donde apuntarán los deberes de cada día. Con los días del mes en modo “semana a la vista” y encuadernada en piel, que es mucho más resistente.
- Insistimos en que forren los libros de sus hijos con forro adhesivo, que si bien supone una tarea más ardua, luce el doble. Por cierto: los 14 libros (incluyendo los cuadernillos de ejercicios) y no sólo los principales.
- La entrada de los niños a primera hora será por el patio habitual, pero la salida la harán por el patio trasero, el que está en obras. Rogamos a los padres con coche que lo aparquen en el cómodo parking (de pago) que encontrarán a 2 kilómetros en línea recta desde ese punto, ya que los obreros han levantado toda la acera y no hay espacio para estacionamientos “de sólo un minutito”.
- Aquellos niños que acudan al comedor deberán traer una bata de cuadros azul-topacio, de 15x15 milímetros, sin bolsillos y marcada con cinta adhesiva de plancha o bordada con su nombre sobre el pecho izquierdo. No se admitirán batas de otros colores o formatos.

Creo que esto es todo por ahora. En caso de haber más especificaciones, se las haremos saber a la mayor brevedad.
Atentamente,

Rufina (Profesora de 1º Primaria “A”)


De: Esthertxu
Para: Rufina (profesora de 1º Primaria “A”)
Asunto: RE: Inicio de curso
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Bueno, bueno, bueno. Por dónde empezar…
Lo primero de todo: muchas gracias por su completo e-mail. Ha sido enriquecedor a la par que instructivo, de verdad. A medida que lo iba leyendo, me iba dando cuenta del duro trabajo que ustedes realizan. Pero me han quedado algunas “dudillas” que me gustaría que me aclarara, si es tan amable. Por ejemplo:

- El tono oscuro del chándal es fácil de conseguir (de hecho, mi hijo siempre lo acaba trayendo oscuro sin mayor esfuerzo), pero es que ya le he comprado doble equipación de gimnasia, con su pantalón oscuro (no es por chulearme; es que es azul marino) y su polo con sudadera a juego en tonos claros (blancos, en concreto, para poder meterlos en lejía sin miramientos). ¿Algún problema al respecto?
- Tengo un problema: no encuentro grapadoras de 10 centímetros por ningún sitio. Del mismo modo, me dicen que las reglas flexibles de 12 centímetros están descatalogadas y que las tijeras han de ser “puntiagudas” o “redondeadas”. Que no les aparece nada por “semi-redondeadas” ni por “semi-puntiagudas” (ya que estaba, lo he preguntado también). ¿Se le ocurre alguna solución compatible con sus requisitos?
- He puesto el nombre del niño con rotulador en casi todos los utensilios encontrados, pero me está costando un poquito marcar todas las grapas, el pegamento Pritt y el “cello” de doble cara. Paciencia, porque sé que lo lograré.
- Las fotos del verano acabo de recogerlas de la tienda de fotos (aprovecho la coyuntura para agradecerles este descubrimiento; no sabía que todavía hubiera tiendas que te imprimían las fotos, ya ve usted qué cosas) y me he percatado de que son todas en la playa. ¿Por “lugar identificable” se refiere a que le diga el nombre de la playa o es que el niño debe aportar también un mapa explicativo? ¿Y a qué escala, ya que me pongo?
- Me dicen en mi papelería habitual que las Moleskines de piel de las características solicitadas no bajan de los 50 euros. Como estoy segura de que se han debido de equivocar, mejor me espero a que nos comuniquen la verdadera marca de agenda infantil que el niño necesita.
- Ni me pronuncio sobre el forro adhesivo ni la bata del comedor (total, para qué), pero sí me gustaría saber si el colegio subvenciona de alguna forma las horas de parking y los cambios de tapas de mis zapatos tras 4 kilómetros diarios (he sumado la ida y vuelta, no crea que exagero) de caminata para recoger al churumbel. Por no hablar de cómo se pone un niño de 6 años al que le haces caminar 2 kilómetros hasta el coche, claro. Que eso se lo hago gratis…
- Y, vale, yo le meto al niño todo el material que ahí me describe en un estuche de tela (llamémosle “saco” desde este momento) sin problema, pero me gustaría saber a qué se refiere cuando dice que “el resto de materiales necesarios se los facilitaremos en el propio aula”. ¿Está insinuando que hay incluso más utensilios de oficina en el mercado aparte de los señalados? ¿Es eso posible? ¿Qué más cosas puede manejar un niño de 6 años? ¿Un bisturí? ¿La picadora Moulinex? ¿Una pistola de calor, tal vez? ¿O se estará refiriendo, quizá, a que los condones los pone el colegio?

Muy agradecida por su atención,
Esthertxu (siempre perpleja).-


De: Rufina (profesora de 1º Primaria “A”)
Para: Esthertxu
Asunto: ¿Se está quedando conmigo?
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Estimada señora:
Supongo que me está tomando el pelo, lo cual es de agradecer a estas horas de la mañana de un lunes de comienzo de curso. Créame, gente con su gracia y salero es lo que hace falta, tal y como está el panorama. Además, creo que dispongo de un sano sentido del humor que me permite reírme cuando la ocasión lo requiere. Que no es el caso…

A continuación, paso a exponerle mis comentarios brevemente:
- Si digo “oscuro”, es “oscuro”.
- Igualmente, si digo “Moleskine”, es “Moleskine” y no agendilla de medio pelo o cuadernito de chichinabo.
- Asegúrese de marcar bien el “saco” de su hijo si no quiere que lo regalemos en la próxima tómbola colegial.
- Suelo ser muy directa y exacta: me gusta lo literal, así que tómese mis palabras por esta misma vía. Si digo semi-redondeado, créame que no lo quiero semi-puntiagudo ni medio-pensionista. Esmérese y su hijo se lo agradecerá.
- Por último, sí, un mapa explicativo con sus zonas de veraneo marcadas en verde sería de agradecer. A escala 1:1, ya que pregunta. Muy agradecida.

Atentamente (y todavía me estoy riendo, gracias por alegrarme la semana),
Rufi.-



Estoy tan acojonada que no me he atrevido a contestarle.

Menos mal que me acaban de llamar de la papelería diciéndome que en breve me llegan las gomas de Italia. Es que por lo visto en Milán estaban de huelga por culpa de Berlusconi y no han podido servirlas hasta hoy.
Ya sólo me faltan los rotuladores brasileños para tener el pack completo…

No quiero ni imaginarme la próxima reunión con la dóberman esta.
Menudo comienzo de curso de mierda…

lunes, 12 de septiembre de 2011

Bilbao y sus Maitanes

- Cada lugar tiene su idiosincrasia- le decía yo a mi vecina para explicarle lo que me había encontrado en el aeropuerto en mi viaje a Roma.
- ¿Quieres decir que en Italia son todos idiotas?- me preguntaba Maripaz mientras se limaba los juanetes con la piedra pómez. Está empeñada en que son callos y se va a hacer un estropicio…
- No, mujer. “Idiosincrasia” no es un insulto (si cuando las monjas nos insistían en que la REM no podía ser lo mismo que el BUP, era por algo…). Me refiero a que, vayas donde vayas, te encuentras cosas distintivas de cada sitio. Vas a Londres y te topas con sus bobbies. Vas a París y descubres que lleva boina hasta la guardia urbana. Y, si vas al aeropuerto de Bilbao, te das de bruces con sus “Maitanes”. No falla.
- Explícate, porque no sé de qué me estás hablando- insiste ella, enarbolando la crema ultra hidratante para manos y pies.
- Pues, hija, las Maitanes son esas señoras “de Bilbao de toda la vida” (BTV desde este momento) que se compran 3 cámaras digitales “para hacer muchas fotos en Roma y no preocuparme de si me van a caber todas en una”. Esas pobres mujeres no deben de tener hijos y/o nietos que les adviertan que habría bastado con una única cámara y múltiples tarjetas de memoria. Que, ahora que lo pienso, menudo cabrón el dependiente del Media Markt (yo no soy tonto, pero usted sí, comprobado) que le “colocó” las Nikon sin avisar de la inutilidad de su compra, pero en fin…
- Ahhh, ya sé, ya sé… te refieres a ese tipo de señoras que siempre va en grupo por si las violan o algo, ¿no?- me pregunta Maripaz viendo la luz.
- Exactamente. Y siempre se sacan fotos posando en los lugares más insospechados. Como, por ejemplo, delante de los aseos de la puerta de embarque (apasionantes), mostrando a cámara sus dentaduras recién lustradas en la última puesta a punto pre-veraniega (“no se me vaya a saltar el puente de platino sobre la pizza o me dé un dolor de muelas al primer mordisco de semifreddo”).
- ¿Delante del baño, dices?
- Justo delante del de señoras, sí. Retratar el de caballeros les parecía obsceno, o eso me pareció entenderles…
- ¿Y te tocó a ti sacarles la foto?
- Las fotos, querrás decir. Sí, 18, en concreto. Hasta que no dieron con la luz y la pose adecuadas no se quedaron tranquilas. Es que el sol de la mañana creaba falsos reflejos sobre el cartel señalizador, según me confesaron después ruborizadas.
- Yo me habría negado, que me conozco...
- Ya, claro. Imagínate a las señoras, con su carita afligida, sus pantalones piratas y su corte de pelo-a-lo-tazón, soltándote un “por favor, si es tan amable, joven, que luego nunca tenemos una foto de las diez juntas” que te parte el alma. Cualquiera se opone…
- No, si cuando yo digo que tienes el cielo ganado…
- Y el almuerzo, porque, a renglón seguido y ante mi absoluta desolación, se sacaron con garbo y maestría una bolsa de rosquillas anisadas (“caseras, ¿eh? nada de bollería industrial de esa que te venden en el Eroski, que estas las ha hecho Maialen con los huevos del caserío”) del bolso tamaño-container que llevaban todas en plan bandolera (tenían de “bandoleras” lo que yo de monja, como te puedes imaginar…) y se pusieron a repartirlas entre todos los pasajeros que esperábamos ansiosos el aviso por megafonía. Un cuadro…
- Tía, qué auténtico.
- Ya te digo. Como si estuviera viendo el National Geographic, sólo que en vivo y con la tarjeta de embarque en la mano en lugar del mando a distancia.
- Bueno y, a todo esto, ¿Roma qué tal?
- Ah, pues Roma muy bien. En su sitio. Con sus piedritas, sus cuarenta grados a la sombra, sus colas eternas… vamos, lo habitual. Lo mejor es que no me topé con las Maitanes ningún día, que yo iba con un miedo…
- Es que habría sido la leche que te hubiera tocado retratarlas a todas en plena Fontana de Trevi, ¿no? Me las imagino sacando las magdalenas de agradecimiento y se me saltan los empastes de la risa…
- Peor hubiera sido encontrármelas en el Vaticano, que este tipo de señoras suelen ser muy “pías” y cualquiera las aguanta en pleno síndrome de Stendhal frente a San Pedro o lanzando grititos fervorosos al balcón del Papa en plan “soy fan-fatal”. Quita, quita…
- Qué depresión, tía… ¿Nos convertiremos en algo parecido al llegar a su edad?
- Imposible. Tú naciste en Albacete, así que, en tu caso, ni se contempla la posibilidad.
- Oye, pero un momentito… ahora que recuerdo… tú… ¿no habías nacido en el mismo-mismo Bilbao?- me pregunta la pérfida de mi vecina.
- Ya. Pero yo ni sé hacer rosquillas ni me compro pantalones piratas. No me favorecen lo más mínimo.
- Ah, bueno. Pues vale. Entonces ya me quedo más tranquila…



Traducción libre: “Aquellos labios que prueben alcohol, no probarán los nuestros”.
Nos ha jodido. Si fuera el marido de cualquiera de estas, mi vida sería una cogorza perpetua… ¡qué miedo!

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