Enviado desde mi Blackberry

Mi amiga Paqui echa el día por la calle sólo para contestarnos los e-mails con su frasecilla adjunta: “Enviado desde mi Blackberry”. Para ella, eso de llevar el correo electrónico “puesto” es de lo más chic y no se cansa de teclear por las esquinas y mirar hacia donde supone que está el satélite, como si la fueran a retratar los del anuncio de Tulipán.

Tiene al jefe echando humo, porque Paqui se ofrece voluntaria cada vez que hay que salir a hacer algún recado. Y lo hace sólo para darnos en las narices a las amigas y repasarnos su nueva adquisición. Ya ves tú qué simple. Ni que fuera un tío…

Lo mismo te manda un mensajito ridículo, que una presentación power point por error, pero siempre con su coletilla: “Enviado desde mi Blackberry”. Y claro, toda la cuadrilla ha empezado a reírse de ella.

Ayer mismo, cuando nos propuso inocentemente (y por e-mail, of course) que “este finde quedamos a tomar unos potes, ¿os hace?. Enviado desde mi Blackberry”, todas las demás empezaron a contestar, cargadas de ironía, las frases más ocurrentes:

- Yo no puedo. Me voy a la playa.
Enviado desde mi móvil bananero con antena parabólica.

- Imposible. Me vienen los suegros a cenar.
Enviado desde mi transportador de ángulos con datación radiométrica.

- Vale, pero llama con tiempo, que tengo que hacerme las planchas.
Enviado desde mi sextante magnético con tubo de Pitot.

- ¿Y los niños a quién se los encasqueto? ¿A tu madre???
Enviado desde mi báscula digital anatómica y giratoria.

Ella, que no es tonta, notó la burla que nuestras palabras escondían, pero no os creáis que se achantó lo más mínimo:

- Yo lo que veo es mucha envidia suelta…
Enviado desde mi Blackberry.

- Sí, sí, envidia… ¿no te he dicho que me voy a la playa?
Enviado desde mi libreta de ahorros con depósito ciego.

- Yo sí que tengo envidia. Mi planazo es ir al parque a andar en bici con los niños. ¿Le has preguntado a tu madre si se los puede quedar?
Enviado desde mi arpa inalámbrica de cuerdas de pelo de yak.

- Pues dice mi suegra que, si quieres, te pases al café… yo te lo comunico por obligación, no por envidia, que conste…
Enviado desde mi rencor como nuera favorita.

- Ya me he pasado las planchas. Por mí, fijemos sitio y hora.
Enviado desde mi cornucopia de nácar embrutecido.

Otro mensajito más con la coletilla anexa y voy a su oficina a pisoteársela, os lo juro. ¡Qué cansina, por Dios! Es que me pongo a leer y no me quedo con el mensaje. ¡Sólo con la frasecita!

Pero como yo a todo le saco provecho, me ha parecido una buenísima idea esta de adjuntar un eslogan a todos aquellos mensajes que tenga que enviar a determinadas personas que no quiero ver. Así, si un representante (por ejemplo) me pide quedar en mi despacho a darme la murga, le diré que estoy fuera de la oficina, cosiéndole debajo lo de “Enviado desde mi Blackberry” como prueba irrefutable. O si mi jefe me dice por mail “vente a mi despacho que te voy a pasar un marrón”, le contestaré con un “ahora es imposible, que estoy de bancos. Enviado desde mi Blackberry” sin mayor contemplación.

Sólo rezo por que mi jefe no se entere nunca de que lo que yo tengo es un Nokia…

Enviado desde mi barra de escritorio de color azul klein…