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jueves, 22 de abril de 2010

Vocabulario de posguerra


En las comidas de empresa, se suele reunir la gente más variopinta.

Esto me encanta, porque te da la oportunidad de conocer a algunos compañeros con los que no sueles hablar o con los que hace años que no tratas.

Uno de ellos se jubilaba esta semana y decidimos organizarle una jamada en condiciones, porque llevaba más de 30 años en la empresa y la ocasión lo merecía.

Tras los temas habituales, que no pasaré a relatar por no aburriros, alguien decidió preguntarle al jubilado a ver cómo se trabajaba en aquellas primeras épocas y en qué condiciones vivían. Como si habláramos del periodo Cretácico, pero bueno, hay gente que quiere saberlo todo…

El hombre empezó a contarnos que, por ejemplo, en sus comienzos laborales, los colchones de su casa eran de arpillera, hasta que pasaron a los de lana, que tenían que abatanar cada pocos días, para que quedaran esponjosos.

Un momento, un momento… ¿arpillera? ¿colchón relleno de lana? ¿abatanar? ¿En qué idioma me está hablando este hombre? ¿En medieval? Pero… ¿la arpillera se fabrica? ¿No es ese material que te encuentras en los contenedores y que puedes coger libremente, sin exponerte a robar? ¿No existía entonces el látex? ¿Ni la viscoelástica? ¿Se puede ser más antiguo? Acabarían con las cervicales hechas un ocho, digo yo.

Y lo de abatanar… apaga y vámonos, que he tenido que irme a un diccionario de sinónimos para descubrir que se refieren a golpear o vapulear, vaya, a darle mamporros, de toda la vida de Dios. Ponte a sujetar ahora un colchón de esos de LoMónaco que anuncia Constantino Romero, con una sola mano sacada por la ventana y dale de leches con la otra por toda la superficie. Y sin caerte desde un cuarto piso, que tiene guasa la cosa. Yo lo veo imposible, a la par que agotador. Lo mismo te lo cargas por hacer la gracia y pierdes la garantía esa de 3 años que tanto anuncian. Déjate…

La conversación seguía animada y llegamos a otro “clásico”: la achicoria para el desayuno. A ver quién es el guapo que sabe describirme la planta de la que se extrae este engendro de la nutrición. Eso tenía que saber a pis, no me digas. El hombre la recordaba como un aguarrichi con aspecto de café y sabor amargo, que actuaba en el estómago como el laxante más efectivo. Menudo invento.

Parecido al de las gachas, que nunca he sabido bien de qué estaban hechas. Me suena a comida de pobres, con tomates en los calcetines y viviendo en barracones, vamos, lo que saldría en la escudilla del prota de cualquier peli de Garci, no sé si se me entiende…

¡Qué épocas, Virgen de la Macarena! Yo no creo que pudiera vivir en esas condiciones… ¿y vosotros? ¿Encontráis, como yo, un montón de palabras en desuso que os suenan a la época del racionamiento?

20 comentarios:

sfontana dijo...

pues a mi las gachas me gustan..en english porridge...
anda, tomate una zarzaparrilla a mi salud!!!
un osculo!!!
sonia

odalis dijo...

a ver si esta frase te dice algo... " a la aleta de la albarda"...traducido es " hasta los topes "....me decia mi abuela cuando me veia llegar a casa con ampollas de sangre en los dedos por el yeso de las zapatillas ,refiriendose a que nos esclavizaban con meter horas sobre las puntas..

Treintañera con hijo dijo...

Pues yo todavía recuerdo los colchones de lana en casa de mi abuela. Era muy pequeña, pero los recuerdo, además te ibas hundiendo para abajo. Y la achicoria había oido hablar de ella pero no la he probado nunca aunque muy buena no debe de estar.

Anónimo dijo...

Como mola oir hablar a los abuelos por ejemplo jejej te partes con sus expresiones.


Un Saludete

Elisabeth dijo...

Pues sin irnos tan lejos, yo recuerdo lo que era trabajar en la agencia sin ordenadores, sin fax con un encantador telex ( tras un largo y duro dia, acabe hablando él y lo malo fue que me llego a responder...)y para que hablar de buscar vuelos, no existia Amadeus ni nada parecido, te cogias un tocho de libraco y a buscar conexiones....¡¡¡ Billetes manuales...¡¡Vamos como diria mi hija " en tu epoca prehistorica...."

Esthertxu dijo...

Veo que hay mucho "jóveno y jóvena" (que diría la Aído) por la blogosfera... jajaja
Yo recuerdo los colchones de muelles, que dejaban toda la superficie de la sábana marcada con círculos, pero lo del colchón de lana no lo he llegado a catar. Mala suerte la mía, porque habría sido ideal para culparle de mi escoliosis incipiente...
Albricias a todos!!!

Bárbara dijo...

Jajajaja, si es que hemos tenido la suerte de vivir tiempos de muchos cambios, yo recuerdo que cuando me fui a estudiar fuera de casa no habia moviles, y llamaba a mi madre desde una cabina,cuando me apetecía, tiempos de libertad, jejeje. A lo colchones de lana no hubiera sobrevivido fijo :S

I need a miracle dijo...

Me encantaba hablar con mi abuela de todas esas cosas. La verdad es que ahora teniendo lo que tenemos, no sé si podríamos desayunar achicoria o dormir en esos "colchones", los pobres lo que se perdieron al no conocer el látex.

Bonita entrada

Hera dijo...

¡Uf! La verdad es que estas conversaciones me recuerdan dos cosas: lo mucho que me falta por aprender y lo importante que es aprovechar la vida, ¡porque pasa tan rápido!

Un saludo

Unknown dijo...

Ahora no se me ocurre ninguna, pero seguro que si pregunto a mis abuelos, salen millones.

Yo tengo problemas también con las palabras nuevas :p

¡Saludos!

Su dijo...

mi abuela me hablaba de la "cocina económica", que funcionaba con carbón, y la nevera de hielo. Qué tiempos aquellos! No sé si al final no hemos salido perdiendo con tanta tecnología! :D
(Bueno, las cervicales han salido ganando, que mis dos hernias discales con un colchón de lana no me las imagino yo...)

Agatha dijo...

Una de las palabras más curiosas es "ECONOMATO" Mi abuela frecuentemente recurre a contarnos historias de esa especie de supermercado de saldos.... desde luego la palabra no puede sonar peor... ECONOMATO grrr!

Agatha dijo...

Esthertxu tienes una pequeña sorpresa en mi blog... espero que te haga sonreir.

Saludos.

Nuria

Esthertxu dijo...

jajaja Agatha, ya te he contestado en tu blog, pero me reitero en el mío: un honor y un placer recibir esas palabras que me dedicas.
Me ha molado eso de "mi seguidora número 47 y tu seguidora número 30", lo mismo lo instauro y empiezo a celebrar mis seguidores-números-redondos... todo se verá...
Un abrazo!

LA VANE dijo...

jijiji, pues mi abuela tenia un colchon de lana de esos y nunca lo cambio. Yo de pequeña cuando me acostaba en su cama recuerdo que me hundia y me hundia y me tenian que ayudar a salir. Vaya recuerdos. Imagina pasar una noche de "pasion" en un colchon de esos, jajaja.

Anónimo dijo...

Pfff de vez en cuando te encuentras palabras así. ¿A alguien le suena la palabra fustán? A mi abuela le encantaba usarla.

Saludos.

Esthertxu dijo...

El ñiqui-ñiqui en un colchón de lana debe ser más difícil que limpiarse el culo con papel de lija... juajuajua
Fustán?? Ni idea, no lo había oído nunca, pero voy a investigarlo....

Según la RAE: tela gruesa de algodón con pelo por una de sus caras. También es una enagua o combinación.

¿Y lo que estamos aprendiendo, eh??

Musaraña dijo...

jajaja...pero no contó el mejor detalle, ha vivido desde la época del destape hasta la de ahora del tanga tirachinas pasando por los días de mamachichos...

Alcyone Abaira dijo...

Yo recuerdo a mi padre dando clases de informatica en la oficina... ¡con tarjetas perforadas!! y era el no va mas de la época, una maravilla.

Anónimo dijo...

Muy bueno, si señor! desde luego para mí: cualquier tiempo pasado NO fué mejor!!! no me imagino yo durmiendo sin mi querido colchón de viscoelástica de LoMonaco, .... vamos, con el trabajico que me ha costado que se me quitaran mis dolores de espalda....!! De verdad, muchas veces me pregunto: cómo sobrevivió tanta gente en esa época??? Me los imagino siempre baldados, o con problemas estomacales, ;-)

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