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domingo, 4 de abril de 2010

¡Al rico tattoo!

Mirad lo que me he encontrado esta mañana en la piscina:



Creo que esta no era la idea que tenía la señora cuando, de jovencilla, se tatuó unas letras chinas monísimas que había visto en una revista de moda.
Nadie le avisó que, al llegar a la edad adulta, se convertirían en letras de alguna lengua muerta que tendría que buscar entre los pliegues de su piel.

Cada vez que voy a la playa en verano y me cruzo con una jovenzuela con su chihuahua, por ejemplo, tatuado en la clavícula, mi mente genera la foto-del-futuro y siempre me imagino que el perrillo (pobre) se convertirá en una especie de morsa a la altura de las caderas. Esperpéntico. Ponte a buscar el chihuahua 50 años después. A ver si lo encuentras.

Atrás quedaron los famosos “Amor de madre” o “Mari te quiero” sobre el corazón.

Ahora lo que se lleva es tatuarse los nombres de tus niños en camboyano en el omoplato izquierdo. Al más puro estilo Angelina Jolie. O el nombre de tu “santo” en el interior de la muñeca. Para luego tener que versionarlo si cambias de pareja, tapándolo con otras letras o con un asterisco, pongamos, si te pilla en tu época “festivalera”. En breve empezarán a venderse los láser-quita-nombres caseros, ya lo verás. Porque no hay cuerpo que aguante 7 tatuajes, uno sobre otro, si no es borrando primero. Que te queda un manchurrón que no hay Dios que lo entienda…

¿Y esos signos tribales (así creo que los llaman) en la zona lumbar? Yo pensaba que eran las calcamonías que te regalan en las bolsas de los ganchitos y pelotazos, pero qué va, ¡son tatuajes perennes! ¡Y he visto a chavalillas de no más de 15 años con ellos sobre las tiras del tanga! ¿Esto cómo funcionará? ¿La niña te aprueba las 10 asignaturas del bachiller y le regalas el tattoo? ¿Y ya, cuando te aprueban la selectividad, vienen las tetas postizas? Vaya un mundo de locos…

A la niña de la vecina de mi prima Maruja le iban a regalar una orca en el tobillo por su Primera Comunión. Era la ilusión de la chiquilla. Pero como en el pueblo no tenían tatuadores de fiar, se vinieron a la capital a buscar uno que le hiciera una Willy en condiciones.

Resulta que el hombre no sabía hacer orcas y la niña ha acabado con un Bob Esponja amarillo-limón a la altura del empeine. El día de la Comunión, el cura ni la dejó entrar a la Iglesia, porque decía que el Bob Esponja ese asomaba por encima de las bailarinas de la cría y que eso no era de recibo. Un disgusto que pa qué. La niña a todo llorar, diciendo a su madre que a ver para qué se había tragado 3 años de catequesis, la madre corriendo a comprar unos calcetines a juego con el velo… ¡Qué lástima, de verdad, qué lástima!

4 comentarios:

Mo dijo...

Ayss a mi es que las agujas me gustan muy poquito... pero lo de un tatuajin pequeño (que no sea el nombre del churri ni de ningún otro) en la muñeca.. no me importaría!!

Besosssssssssssss

♥ Ana ♥ dijo...

Yo llevo un tatuaje desde hace muchos años, me lo hice con 22. Sabía perfectamente lo que quería, el dibujo lo diseñé yo, me lo pagué con mi dinero y significa algo importante para mí. Jamás me he arrepentido de haberlo hecho.

odalis dijo...

jajaja,que bueno!!! ...

No me veo yo con un tatoo...no se...me da que no es para mi...y sobre todo me ha "tirao patras " esa imagen que comentas de buscarse el tatoo entre los pliegues y lo de las lenguas muertas ...ecs,q asco!!

Esthertxu dijo...

Mientras sea una cosa bonita, cuidada y, sobre todo, escondida, pues ni tan mal... pero es que me he topado con cada cosa...
Ana, lo importante es lo que tú dces: que tenga un significado especial para ti y que no te arrepientas nunca de habértelo hecho.
Hay crías de apenas 16 años con multitud de tatuajes y a saber en qué queda eso con el paso de los años...
Gracias a todas por postear!!!

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