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miércoles, 14 de abril de 2010

Pero... ¿todo me tiene que pasar a mí?

  • Me siento en la sala de espera del dentista y se me coloca en la silla contigua una chica, aparentemente normal, que me empieza a contar su vida. No había más sillas, qué va. Tiene que sentarse en la de al lado. Encima, debe pensar que tengo cara de interés, a pesar de no haber levantado los ojos del Lecturas que había en la mesita auxiliar y que he agarrado nada más aposentarme. Me empieza a contar que tiene un niño de 10 meses que ha empezado a hablar y que se sabe el nombre de toda la familia, incluyendo primos y tíos segundos. Que sabe sumar y restar y come con cubiertos, así que han decidido llevarle a una guardería para superdotados. Yo asiento, hago que sigo leyendo las aventuras y desventuras de Sara Montiel y no digo ni "palote", no vaya a ser que ésta se crea que me interesan un carajo las aptitudes de su chiquillo. Pero ella, infatigable, me insiste en que a ver si yo tengo hijos y si me ha pasado lo mismo. "No", le digo yo rotunda, "no tengo hijos". Por evitarme lo del "cállate, so loro, no ves que soy una insociable". En buena hora. Me sale con aquello de que la gente tiene hijos cada vez más tarde y que así es imposible que te salgan superdotados y bla, bla, bla... La dentista que no viene, la de al lado que no calla y mi cabeza como un bombo. Así que me he levantado, he ido al mostrador de recepción, he cambiado mi hora con la excusa de una reunión ineludible y me he largado sin dar explicaciones a la madre de Einstein, que se ha quedado con la frase a medio decir buscando interlocutor. ¡Menuda petarda!


  • Nos vanos de finde a Port Aventura. Cargo con los niños, los bocatas y las biodraminas. Subimos al Dragon Khan después de una cola de 2 horas y media y me toca el pequeño al lado. En plena subida, me empieza con lo de "mami, mami, esto no empezará a bajar muy rápido, ¿verdad?". Yo le miro con los ojos desorbitados y… sí, lo que me temía: el crío se ha puesto más blanco que la pared de gotelé de la oficina. Aquello coge la vertical descendente y el chaval, clavando sus garritas en mi brazo, empieza a vomitar todo el desayuno y parte de la merienda-cena de anoche sobre mi persona. Yo no veía nada, sólo oía las arcadas y los chillidos de los de atrás. Llegamos a meta embadurnados de pota, pero él, gracias a la fuerza centrípeta, acabó impoluto. Milagros de la Física. El resto del día quedó para el olvido. No nos dejaban entrar en ninguna atracción por el olor nauseabundo que despedíamos y las bebidas las tuvo que ir a comprar el niño, que era el único que no apestaba como una mofeta.


  • Voy a hacer la compra y, como la despensa estaba “pelada” tras las vacaciones de Semana Santa, cojo el carrito y lo arrastro hasta el súper más cercano. Lo encadeno a los casilleros de la entrada siguiendo la recomendación del segurata, que no se fía ni de su madre y no te deja meter ni la sillita del niño por si te da por esconder comida entre los pañales de la criatura. Compro todo lo habido y por haber. Lleno dos carros gigantes y paso por caja. No compro bolsas reciclables ante la mirada atónita de la cajera, porque tengo mi mega-carro esperándome en la entrada. Pues no. Me lo han birlado. Miro al vigilante con cara de pocos amigos y le increpo aquello de “no se te escapa un brik de Orlando, pero los carros ni los ves, ¿eh, salao?”. No me digas. ¿Alguien se ha dedicado a sabotear el candado de mi carro con una horquilla y el tío ni se ha inmutado??? Vuelta a la caja, dile a la cara-perro que ahora lo que quieres es que te lo manden a casa y ella me suelta lo de: “haga la cola como todos, por favor”. No le he mordido el ojo por si se me abalanzaban en chombo las señoras de la fila. Me he puesto a la cola, dejando los dos carritos ya pagados tras la caja y vigilándolos desde mi puesto por si alguna lista se llevaba algo al pasar. Me ha costado casi 2 horas hacer la compra. Total, como me sobra el tiempo…

¿Soy yo la afortunada o esto le pasa a todo el mundo aunque no me lo cuenten?

9 comentarios:

I need a miracle dijo...

jajaja lo siento,pero me han hecho gracia tus "golpes de suerte" y no sé qué decirte, porque creo que yo soy una de las tuyas. Al menos en algunas de mis entradas eso dejo entrever (mi perro me rompió la paleta tirandome por unas escaleras, me entró un murciélago en el coche mientras conducía, me caí en bicicleta a una piscina,...)

Si es que algunos nacemos con estrella ;)

Saludos, me gusta tu blog

Esthertxu dijo...

Lo mismo es sólo que era martes y 13.... yo, por librarme del "gafe", lo que sea...
A mí también me gusta tu blog! Saludos!

odalis dijo...

Holaaaaa...q te tengo abandonaita...a ver si ya me pongo al dia...
Te contaré un par de casos de " buena estrella" y como los resuelve:
( debo decir que ambas conocemos al susodicho y es de tu ciudad )
- Noche buena 7:00 pm Super del Corte Ingles ,caja rapida...carabineros, turrones,solomillo,vino,trufa y merluza de pincho... en total 14 articulos...pone la compra en la cinta,la cajera empieza a pasarla y cuando llega a 12 cierra la cuenta y se deja los carabineros y el vino y dice que ya no puede pasar mas articulos...el señor la mira no creyendose lo que oye, apela a su educacion y rescatando desde el fondo de su ser algo de parsimonia que le quedaba por allí le dice " pero no me puede dejar sin mis carabineros y el vino !! " ,la otra dice que son 83 leuros con 20 y aparta los carabineros y el vino...resultado? sobre la cinta se quedó la compra y nosostros cenamos en noche buena pizza del Domino's...
Otra:
Vamos al Corte ingles a comprar una mesa de estudio con su correspondiente lampara para la nena...elegimos una buena,elegimos la lampara ,pagamos y antes de llevarnos la lampara a casa el susodicho decide probar la luz de la lampara..resulta que no es la decuada y pide que le cambien la bombilla..el vendedor dice que debemos subir a la 5ta y comprar la bombilla que queremos...quien ya conoces dice que ni por un carro de duros,que el quiere la lampara con una bombilla con la que la nena pueda estudiar...resultado??? cancelamos la compra,mesa de estudio incluida... y hala ! a Ikea a comprarle una mierda mesa a la niña para su habitacion...
ya ves,no eres la unica,solo que algunos toman " sus " decisiones y otras las sufrimos.. jeje

MeGustaSerMama dijo...

Me parto! Uf, yo a la del dentista igual le hubiera soltado una bordería.

Esthertxu dijo...

No me creo nada!!! Pero si teníais solomillo, merluza y turrones para cenar (al margen de los carabineros), por qué narices llamásteis al Telepizza??? Tanta hambre no es buena, mira lo que te digo...
Respecto a la del dentista, quizá no lo he contado todo... jejeje.... si viérais la cara que le puse al soltarle lo de que no tenía hijos... cualquier otro se habría cambiado de sitio, pero ella era como de otro planeta, de verdad. No oía a nadie, sólo a la voz de su interior...
Gracias por pasaros!!!

odalis dijo...

Que no te lo crees? preguntale cuando tengas ocasión,ambas cosas son verdades como templos...y no lo pillaste,se dejó TOOOODa la compra ( incluidos solomillo y turron y demas ) como la cajera no quiso pasarle los 14 articulos,dejo tooooda la compra alli y se marchó tan contento... ( la unica floritura mentirijilla que he dicho es que cenamos del Domino's pizza,lo demas juro que es como lo he contado!!! )

Esthertxu dijo...

Menuda cena de Nochebuena... por cierto... una duda que me corroe: abre el Telepizza en Nochebuena???
Panda de negreros...

Anónimo dijo...

No creas que eres la única a la que le pasan estas cosas. Te contaré la mia.Un largo trayecto en tren... novela en un punto interesante, que esperas leer en el viaje, asientos numerados ( sin posibilidad de levantarte ) y tienes la desgracia que te toca de compañero, un pseudo ejecutivo agresivo, que se pasa todo el tiempo hablando por teléfono, mejor decir gritando y se jodio el invento, te enteras de las ventas, de los gastos... menos de lo que te interesa, ese libro maravilloso que tenías pensado leer tranquilamente, me entran ganas de ponerle una mordaza y que se calle de una vez

Esthertxu dijo...

La solución, tristemente, pasa por comportarse con la misma pésima educación: sacas tu móvil del bolso, haces que llamas a alguien y, orientando tu boca hacia la oreja del tiburón financiero, te pones a chillarle a una supuesta asistenta cómo quieres que te limpie los cristales o te planche los pantalones. Con todo lujo de detalle y a pleno pulmón.
Que se entere. No vas a ser tú la única que se entera de las intimidades ajenas, ¿no?
Besos!

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