Tuve una despedida de soltera hace unos días.
Estoy indignada con el resultado.
Veréis, mi grupo no es que sea de esos “salvajes” en lo que a despedidas se refiere. No vamos “sin bragas y a lo loco”, como esos grupillos de salidorras que me encuentro por los bares en cuanto llega la época estival. Simplemente, nos juntamos para charlar, beber (llegamos como deshidratadas siempre a estas festolinas) y echarnos unas risas a costa de la pobre desgraciada que va a perpetrar casamiento. Pero sin ensañarnos con ella, ¿eh?. Como mucho, le suele tocar poner unas bandas de mister a los chicos de la disco, en plan “Mister cachas” o “Mister buenorro”.
La semana pasada, por ejemplo, me llamó mi amiga Laura para decirme que estaba en la floristería, con las letras de la palabra “culo” desperdigadas por el mostrador mientras la cajera le pasaba la maquinita al código de barras. Es que son las mismas letras que ponen a las coronas funerarias y nos sale más económico comprarlas en la floristería que en la papelería. A estas alturas y después de haber organizado una docena de despedidas, ya nos sabemos los mejores trucos. Y ver a la del bodorrio escogiendo tío para plantarle la banda de “Mister culo” es nuestra máxima diversión.
Bien, pues a mi amiga Laura se le ocurrió innovar un poco esta vez porque, dice, nos estábamos repitiendo ya mucho con el tema de las bandas y el juego de la Oca-sexual. Vale. Innovemos. ¿Y qué creéis que se le ocurrió? Pues llamar a la del tuppersex para que se viniera con su maletita roja y nos hiciera una demostración de aparatitos erótico-festivos para ponernos al día en estas cuestiones. Vaya tela.
Apareció la tía con dos maletas, aunque sólo abrió una de ellas. Creo que, al ver el percal, no se atrevió con la segunda, que era (como nos confesó más tarde) de aparatos un tanto “agresivos”, en plan sado-maso y bondage. Menos mal que la dejó cerrada, porque algunas de mis amigas se vuelven un tanto brutas con dos copitas y pueden acabar lesionando a sus parejas con estas tonterías.
Estoy indignada con el resultado.
Veréis, mi grupo no es que sea de esos “salvajes” en lo que a despedidas se refiere. No vamos “sin bragas y a lo loco”, como esos grupillos de salidorras que me encuentro por los bares en cuanto llega la época estival. Simplemente, nos juntamos para charlar, beber (llegamos como deshidratadas siempre a estas festolinas) y echarnos unas risas a costa de la pobre desgraciada que va a perpetrar casamiento. Pero sin ensañarnos con ella, ¿eh?. Como mucho, le suele tocar poner unas bandas de mister a los chicos de la disco, en plan “Mister cachas” o “Mister buenorro”.
La semana pasada, por ejemplo, me llamó mi amiga Laura para decirme que estaba en la floristería, con las letras de la palabra “culo” desperdigadas por el mostrador mientras la cajera le pasaba la maquinita al código de barras. Es que son las mismas letras que ponen a las coronas funerarias y nos sale más económico comprarlas en la floristería que en la papelería. A estas alturas y después de haber organizado una docena de despedidas, ya nos sabemos los mejores trucos. Y ver a la del bodorrio escogiendo tío para plantarle la banda de “Mister culo” es nuestra máxima diversión.
Bien, pues a mi amiga Laura se le ocurrió innovar un poco esta vez porque, dice, nos estábamos repitiendo ya mucho con el tema de las bandas y el juego de la Oca-sexual. Vale. Innovemos. ¿Y qué creéis que se le ocurrió? Pues llamar a la del tuppersex para que se viniera con su maletita roja y nos hiciera una demostración de aparatitos erótico-festivos para ponernos al día en estas cuestiones. Vaya tela.
Apareció la tía con dos maletas, aunque sólo abrió una de ellas. Creo que, al ver el percal, no se atrevió con la segunda, que era (como nos confesó más tarde) de aparatos un tanto “agresivos”, en plan sado-maso y bondage. Menos mal que la dejó cerrada, porque algunas de mis amigas se vuelven un tanto brutas con dos copitas y pueden acabar lesionando a sus parejas con estas tonterías.
De aquella maletita aparentemente inofensiva empezaron a salir patos de goma de todos los colores y tamaños, pepinos de varias texturas (estriados, estrellados, curvos, dobles, con forma de cactus…), anillas con y sin vibrador, condones de todos los materiales (excepto madera) y geles de distintos sabores para según qué zonas del cuerpo. Era como un mercadillo de pervertidas en hora punta. Mis amigas abrían los ojos y boqueaban del subidón. Lo querían todo.
Yo, que soy un tanto vergonzosa en estos menesteres, no me atrevía a tocar nada y sólo preguntaba: “pero esto no estará usado, ¿¿verdad????”. Mis amigas, siguiendo las indicaciones de la licenciada en orgasmos, toqueteaban y sobaban los aparatos como cuando te compras un jersey de angora y te lo pasas por la cara para comprobar que no pica. ¡Qué entusiasmo!.
Sólo diré que la señora hizo el Agosto con nosotras y colocó más de media docena de bolas chinas y varios consoladores a precio-de-oro. Yo, tímida como soy, sólo me atreví a comprar una especie de esponja vibradora con forma de fresón que la entendida no tenía en ese momento, pero que prometió enviarme en cuanto pasara por su casa, que es donde guarda la mercancía
¿Pues no va y me llama hoy para decirme que mi esponja está agotada en toda España y que no sabe si la recibirá en un mes o en un año y que me devuelve el dinero? Ya le dije: ¡yo no quiero el dinero, yo lo que quiero es mi esponjita! Que la busque donde sea o la pida al proveedor, pero que la quiero en mi casa, que ya le tengo buscado un hueco en el armarito del baño, bien alto, para que no llegue la niña y me la robe pensando que es un juguete de Feber. ¿Os lo podéis creer? ¡Para una vez que me animo y resulta que anda medio país en la bañera pasándose mi esponja por donde-te-digo!!!
Dita suerte la mía…
2 comentarios:
Jajaja pues que mala suerte pobre... Yo hice un tupper sex un día y la verdad es que fue muy divertido! Aunque el mio era mas light potque no recuerdo nada de esponjitas... y te aseguro que lo que no habia era nada relacionado con el sado... jeje
Besos!
Todavía no he perdido la esperanza... cualquier día me viene alguien con un regalito sorpresa y resulta ser mi esponjita envuelta con un gran lazo... al tiempo...
Un abrazo y gracias por pasarte, Trasto!
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