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miércoles, 6 de julio de 2011

Entre usted que empuja y yo que la meto...

- Señorita, yo no he incumplido ninguna norma. ¡Le digo que mi equipaje de mano está dentro de los estándares que ustedes manejan en su página web, así que no pienso pagar ni un duro!
- Señor, no vamos a discutir. Haga el favor de introducir su equipaje de mano en el habitáculo que tiene a su espalda y comprobaremos la veracidad de sus palabras.

Llevamos así 10 minutos.
Tenía que pasarme a mí, cómo no. Hay 3 filas de facturación y el señor tocapelotas me lo han asignado sin preguntar. Maldita sea mi estampa…

Le veo levantar un maletín que abulta como si llevara en él la Espasa Calpe-Edición ilustrada, el cual intenta introducir en un armazón de hierro que la compañía aérea ha apostado junto al mostrador. Sin conseguirlo, claro.

- ¡Mi maleta es de las dimensiones exigidas, que la he medido en casa tres veces!- grita a la fila, como si nos importara un comino.
- Señor, se ve a simple vista que ese maletín no cabe. Tiene usted que facturarlo.
- ¡Que no! ¡Que cabe por mis muertos! ¡Ya lo verá, so lista!

Empieza a empujar, empujar y empujar… y consigue meter una rueda y la esquinita del lateral derecho. Pero el mamotreto no avanza. Parece atascado y dudo que lo que sea que transporte en su interior vuelva a su ser una vez lleguemos a nuestro destino.
Pero él insiste. Se llega a sentar sobre la maleta en un vano esfuerzo por meter en la jaula el volumen completo de su equipaje.

- ¡Ya casi lo tengo! ¿Qué le dije?

La cara de la señorita es todo un poema.

- Señor, le falta por introducir el 80% de la maleta. Me temo que llegados a este punto no me queda otra que…
- ¡No! ¡Déme un segundito más!

Ahora le toca al pie.
Comprime la cremallera y el asa con toda la suela del zapato y ya, sin recato alguno, empieza a mirarnos a todos pidiéndonos ayuda con los ojos.

- Caballero, ¿le importa echarme un capote?- le dice al que tengo a mi espalda.
- Faltaría más- le dice el cachitas. Y se ponen a darle de leches a la pobre samsonite.

No me explico cómo, pero la han metido.
Enterita.
Les ha costado sus buenos 5 minutos, pero ahí está, “empacadita” en la mazmorra.

- Bien. Ahora, si es tan amable, la pone en la cinta para verificar que no pase de 10 kilos…
- ¿Cómoooooo?- pregunta el energúmeno. El cachitas ha huido a la fila de al lado, porque se teme lo peor. Yo me hago la longuis y simulo rellenar un sudoku-killer y el hombre, que a estas alturas suda ya más que Camacho retransmitiendo la final del Mundial (sólo le ha faltado lo de “maleta-de-mi-vidaaaa”), se lleva las manos a la cabeza sin saber por dónde empezar.

Y aquí es cuando llega lo bueno: en vista de que aquello no sale ni parriba, ni pabajo, ni paunlao ni palotro, va el fiera y aúpa el armazón completo (con su maletita y su canesú) y lo posa con delicadeza en la cinta de facturación como quien no quiere la cosa.

- Aquí dice 30 kilos- suelta la lista del ordenador.
- Descuente, por favor, los kilos del habitáculo, que es propiedad de la compañía.
- Lo siento, pero entonces tendrá que despegarlo usted de su maleta.
- De eso nada, monada. Si no he leído mal, ustedes me obligan a meterlo en esa jaula. No a sacarlo. En ningún sitio pone que deba hacerlo yo. Así que ya sabe. Le va a tocar ponerse a ello. Y cuidado con las uñas, no se le vayan a romper.
- Son 300 euros de sobrepeso, si es tan amable.
- Pues no. No soy tan amable…

Ni que lo jures…
Y me largué de allí, porque aquello sólo podía acabar en tragedia.

Por no dejaros a medias, os diré que ese caballero y su maleta enjaulada se quedaron en tierra. Bien escoltados (eso sí) por dos seguratas y tres guardias civiles, que aparecieron de la nada y les acompañaron a una salita, en la que echaron el resto de la mañana.

La compañía tuvo que traer otra pajarera metálica y, en un par de ocasiones, llegué a dudar de que lo que allí metían volviera a salir ileso, visto lo visto. Pero siempre lo conseguían, oye. Se ve que la gente, a fuerza de viajar, va cogiendo cierto callo. Que no sabrán hacer la O con un canuto, pero lo del escapismo-maletero está claro que lo llevan en la sangre.

¿O quizás es simplemente que la opción B (léase, pagar 60 euros por maleta y trayecto o 300 de multa por sobrepeso) no permite otra cosa que esmerarse?
Me da en la nariz que va a ser esto último…

¿Y no deberíamos, entonces, empezar a enseñar a nuestros niños cómo meter y sacar (sobre todo “sacar”) un elefante de una caja de zapatos o pasar una vaca por un ojal, en vez de tanta trigonometría y teorías de conjuntos? Porque eso sí que es útil para moverse por el mundo y no la chorrada esa del “conocimiento del medio” que le imponen a mi hija.

Mira tú de qué le sirvió al energúmeno del aeropuerto, por ejemplo, la Lengua Española, salvo para sacársela a la del mostrador de Ryanair mientras se lo llevaban esposado.
Si es que estamos en la inopia…

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Aún cuando cada visita que hago intento pasar desapercibido, ya realmente ahora se me ha hecho imposible. No puedo describir las risotadas que me has hecho dar envidiando el genio que tienes para crear semejantes historias. Felicidades!!!!

Kobal dijo...

Lo de la cola de facturación me ha dejado en un estado de Deja Vu , como cuando voy al supermercado y siempre me toca el cliente toca pelotas.

Yo ne RyanAir no vuelo ni muerto, después de trabajar para la competencia y ver como operaban estos no monto ni aunque me regalen el billete.

ODRY dijo...

Ja ja ja Nena que cola más entretenida, las mias son de un aburrido que pa qué.

Un besazo.

Alber dijo...

Me rindo a tu verbo, cantabrica amiga...es realmente delicioso!! Esperate que yo viajo con Vueling en September y solo he facturado una maleta...espero que mi moza no tenga problemas con su maletita, que es capaz de crecer motu proprio en la cola de facturación y dejarnos con un palmo de narices y calentando musculo para encajarla en el medidor, juas!!

Ms Josephine dijo...

en RyanAir siempre pasan estas cosas xD yo lo pillo cuando es necesario (vease megaultraeconomico o no va otra compañia a mi destino) pero batallitas de estas siempre hay jajaja tb hay q decir q ese pedazo de hierro q colocan no es de tamaño normal, igual q el de Easyjet q tiene las dimensiones totalmente diferentes...

Escribir es seducir dijo...

CUANTOS PROBLEMAS CON EL EQUIPAJE TAL VEZ SI SE EXCEDIÓ UN POQUITITO EN LO QUE LLEVABA JAJAJAJA

SALUDOS

Chelo dijo...

Entretenida se os hizo la espera, no podrás negarlo jajaja
Para mi lo Más de esa compañía, es el momento embarque, saca lo peor de cada uno... lo peor de lo peor, he llegado a ver a señoras con muletas usándolas para apartar a la competencia de su camino, lo juro

AM Editorial dijo...

Como siempre... ¡¡qué razón tienes!!

Y tú que has medido y remedido la maleta en casa, que ya has viajado chiquicientas veces con ella, pero llegado el momento... miras la "jaula", miras tu maleta... ¡y te parece de 2m x 5m!

En esas colas es donde conocía la familia de Michelin, el que trabajaba en las gasolineras, al completo.

Qué fueeerrrrte!

llamameloca dijo...

Yo aún recuerdo un vuelo a Alicante, por trabajo y con vuelta al día siguiente. Llevaba la mini-maleta de mano con la ropa del día siguiente y la bolsa del portatil. La señorita de la compañía aérea (carisima que pagaba la empresa) no me quería dejar pasar con las dos cosas al avión... Asi que yo, ni corta ni perezosa, cogí el maletín del portátil me lo colgué del hombro y le dije "Este es mi bolso". (Afortunadamente, entonces no habia esos límites de un sólo bulto por persona, etc).
Hace ya tiempo que tengo que volar por trabajo, así que no sé cómo estará el tema de poder llevar la maletita y el portatil en cabina. Pero vamos, para mi era un lujo, facturaba por internet, y de cabeza al control. No tenía que llegar al aeropuerto con 2 horas de adelanto, y eso se agradece cuando tu vuelo sale a las 7:30 de la madrugrada.

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