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domingo, 14 de noviembre de 2010

Más maja que las pesetas


- Hija, dime a ver qué pone ahí, que no me he traído las gafas…
- Hmmm… 18 euros, mamá- qué fuerte, debe de ponerlo en negrita Arial tamaño 78, pero ella no lo ve. Me pregunto si sabrá con cuál de sus dos hijas está….
- Vaya, 3.000 pesetas, ¡qué barbaridad!
- ¿Qué son las pesetas, abuela?
- Calla, criatura… pues una moneda, ¿qué va a ser?
- ¿La moneda de quién?- insiste la niña.
-¡La nuestra, cariño, la nuestra!- grita mi madre mientras sigue haciendo ver que lee los cartelitos…
- No, cielo, verás, lo que la abuela quiere decir es que esa era nuestra anterior moneda. La que usábamos antes de que tú nacieras. Ahora usamos el Euro, que ya lo sabes tú bien, ¿verdad?
- Sí. En el cole nos han enseñado a calcular las vueltas de la compra usando Euros y céntimos…
-Claro, pero es que la abuela sigue anclada en el pasado. Si la oyes hablar de perras gordas, haz como que no la escuchas, ¿estamos? Yo llevo haciéndolo toda la vida y, créeme, me ha ido de fábula.
- Vale, mamá.
- ¿Leo 72 Euros ahí?- oímos a mi madre tras el stand de perfumería- ¿O son centavos de esos?
- Mamá, se llaman céntimos. Y sí, lo que pone ahí son 72 Euros.
- ¡Virgen Santísima!, ¿12.000 pesetas por un secador de pelo?
- Y dale molino... 72 Euros, ¡pesada! A ver cuándo dejas de hacer la conversión, que ya van a ser 10 años usando la moneda y tú sigues estancada en la tabla del 6...
- Pero si es que no me hago a la idea, hija mía. ¿No ves que si no hago el cálculo rápido, soy capaz de pagar esa barbaridad sin darme cuenta? Veo un 72 y me parece tan “tirado” de precio que lo mismo voy y compro media docena de secadores a lo loco, pensando que he encontrado una ganga…
- Pero mamá, es que si lo conviertes, lo comparas con los precios que manejábamos hace 10 años y entonces sí que te puede dar el siroco… ¿a quién se le ocurre gritarle al de la cafetería que 200 pesetas por un café es un robo a mano armada? ¡Pero si el pobre era de Ucrania… no ha oído hablar de las pesetas en su puñetera vida!
- ¡Pero si un café costaba 90 pesetas hasta antes de ayer! ¿Nadie se da cuenta, más que yo?- grita al aire, como si estuviera hablando con el espíritu de las Navidades pasadas...
- Ya mamá, pero eso era en tu otra vida. En esta, apoquinas el Euro con veinte céntimos y te callas la boca. ¡Hombre ya!
- No puedo acostumbrarme. De hecho, no quiero hacerlo…
- Pues allá tú, pero que sepas que te miran con horror los camareros cada vez que te ven entrar por la puerta del bar. Y, venga, vamos a comer, que nos van a dar las uvas…
- ¿El menú del día?- pregunta con voz meliflua.
- Sí, es lo que habíamos quedado, ¿no?
- Ya... pero... es que me acabo de dar cuenta de que habíamos elegido el de 15 Euros...
- Efectivamente. Y te ha parecido un precio razonable, según me has comentado antes.
- Eso era antes, hija. En tu otra vida, como tú la llamas. En esta, me he dado cuenta de que son 2.500 pelas por barba y me parece un abuso. Vámonos a casa, que me quedan dos tuppers con lentejas de ayer.
- Genial. A la niña le va a hacer una ilusión que no veas…
- No te preocupes, que eso lo arreglo yo con una propinilla para su hucha. Le doy cinco duros y arreglado.
- ¿Te das cuenta de que pretendes sobornar a tu nieta con 15 céntimos?
- Es verdad. Mejor le doy 20, que es una monedita como más lucida…
- ¿33 pesetas? ¿Le vas a dar 33 pesetas a mi hija?
- Mira quién es la que convierte ahora… pareces estancada en los noventa, bonita. Anda, tira pa casa, que sólo abres la boca para hacerme feos…

Pues sí.
Mucho más guapa calladita.
¡Que viva la perra chica y la madre que la parió!

14 comentarios:

Claudia P. dijo...

Mi madre tb es de las q hacen el cambio a pesetas, le sale solo!!! jaja

Leia Organa dijo...

Pues yo sería incapaz ahora de hacer la "conversión"... con lo que me costó dejar la tala del seis!

Por cierto, todos son iguales, mi suegro compara los sueldos y los precios con Cánada y claro... sale lo que sale.

Jo Grass dijo...

Me parece que es un clásico. Algunas madres y casi el total de abuelas lo sigue haciendo. Incluso yo lo pienso alguna vez, jajaja

Lo que diga el espantapájaros dijo...

Reconozco que yo muchas veces hago la conversión... Y eso que no soy tan mayor!

Unknown dijo...

Confieso, confieso...

Yo también hago la conversión varias veces.

Negrevernis dijo...

Yo ya no hago la conversión, pero el dinero se me va igual de rápido que hace diez años ;-)

MoeX dijo...

pues yo muchas veces lo hago... y tengo 26 ni madre, ni mucho menos abuela XD

Dama Oscura dijo...

jaja!!! que curiosa la historia... esta muy buena!! sigue asi :P

Web dijo...

Muy chulo tu blog y muy buenas tus historias,esta muy real ehh, las abuelas ya se sabe.. Te felicito desde curioso y os envio un saludo!!!

Anónimo dijo...

La verdad es que es muy cierto, hay muchas personas que siguen hablando en pesetas...de hecho para mi madre un kilo de tomates no vale uno con 30, vale 130 xD

Besitos de caramelo

Cheli dijo...

En el trabajo, a veces hay clientas (en general, señoras mayores) que cuando le doy el precio me lo preguntan en pesetas, y tengo que estar haciendo cuentas (que no es lo mio, ja jaja!!) me hago unos lios que pa que!!

Besos!

Elle dijo...

Como muchos, tengo que reconocer que a veces también pienso en pesetas, aunque cada vez menos. Pero vamos, lo mismo nos va a pasar con la y griega... Toda la vida llamándola "y griega" para que vengan 4 lumbreras y les de por cambiarle el nombre a "ye"...

semilla dijo...

Muy divertido, hacen exactamente igual que mi churri que sigue contando en pesetas, ¡me pone negra! y cada vez que se lo digo insiste en lo caro que está todo desde el euro, y no deja de llevar razón..

Kobal dijo...

Creo que como tu madre hay mas de una, por ejemplo la mía. No le quito la costumbre de la conversión ni a tiros, y por supuesto le encanta decir que con el euro nos están timando.

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