(Podéis ver aquí la I parte)
Con la que está cayendo y todavía hay quien mantiene el sentido del humor (y el puesto de trabajo).
Me río por no llorar, claro...
- Abrir las bolsas de plástico del Sánchez Romero: es el supermercado más pijo de entre todos los supermercados pijos. Vamos, el no-va-más. Se permiten cobrarte la barra de pan a precio de salmón y una bandejita de boquerones te puede costar tanto como un kilo de solomillo en el Carrefour. Ahora bien, al cliente lo miman. Diría incluso que lo malcrían. Porque a ver si es muy normal que, junto a la cajera que te acepta la Visa con la misma soltura que Jackie Chan reparte mandobles, tengan una persona dedicada en cuerpo y alma a abrirte la bolsa y colocarte las compras de forma ordenada y por colores. ¡Que te sientes como un lisiado, leches! Pocas veces he entrado, pero siempre acabo mal con el “bolsero” de turno. Que si mueve los yogures pallá, que me los revientas con la botella de Coca-cola, que si aparta los huevos acullá, no ves que les has puesto encima las latas de espárragos… un sin Dios, la verdad. Debe de ser frustrante para esta pobre gente que todas las abuelas del barrio les golpeen en los nudillos, en plan “aparta tus manazas de mi comida, que yo me organizo sola”. He oído cada cosa… pues eso, que no es por cargarme puestos y puestos de trabajo, pero ¿no podrían buscarles una ocupación más digna y entretenida, eh? Pues se ve que no…
- “Conductores” de ascensor: no les veo el sentido. Todavía hay hoteles y edificios antiguos con este servicio. Si los bolseros del Sánchez Romero me hacen sentir una inútil, con estos directamente rayo el encefalograma plano. Menuda vida, sube y baja-baja y sube, calladito y sin mover ni las pestañas. Dándole a los botones por toda diversión. Aguantando en ese cubil los perfumes concentrados de las señoras o las batallitas de la mili de los abuelos-cebolletas. Mal pagado, me juego la merienda.
- Y luego ya tenemos a este señor:
Que me parece (pobre) el súmmum de la esterilidad.
A ver, majete, si lo que tú haces es capaz de hacerlo un cartón, con su carita pintada y sus sombras bien dadas, ¿tú qué pintas en este cuadro?
Ah, pero no. Él es un mandado. Su superior le ha encomendado la graciosa tarea de dejarse rodear por una familia de conos naranjas y él lo borda. Su mujer le plancha el traje cada noche y le abrillanta los tirantes fluorescentes. Por la mañana, acude a su esquina hecho un figurín y se considera un privilegiado, porque a su primo le tocó empujar a los gordos del metro para conseguir que entren como un kilo-sardinillas en una latilla-escabeche y eso sí que es sufrir y acabar con los dedos agarrotaos.
Si yo creo que hasta se le está quedando cara de panoli…
- Y, si pensabas que lo habías visto todo, espera a encontrarte con este listo-relisto:
Este juega con lo más íntimo.
Te ataca en la línea de flotación del orgullo herido y los complejos más enraizados.
¿Cómo? ¿Que nunca te han escrito una poesía?
¿Es posible que no te hayan enviado jamás unos versos inspirados en tus ojos de zafiro y tus andares briosos?
Pues no temas, que “el poeta consagrado” acude veloz en tu ayuda.
Por un módico precio, claro...
Me pregunto cuántas rimas consonantes habrá escrito este en los últimos años…
7 comentarios:
Jo, lo de contratar a un poeta a domicilio debe de ser tristísimo...
El mejor es el señor de los conos, sin duda.
Trabajos algo surrealistas, pero seguro que puedes sacar unos cuantos mas. Y yo que pensaba que lo había visto ya todo ...
Jamás he estado en un supermercado que hubiera alguien metiendo bolsas, y ahora que no dan bolsas en ningún sitio? que ha pasado con esas personas?
Lo más llamativo de los del poeta es que no queda ni una sola tirilla de contacto en el papel, así que el hombre ha debido de tener una crisis de asonantes por el exceso!!!
¿Alguien ya contratará al poeta? jajaja
Lo de las bolsas del super, se me hace de los más normal porque lo ví toda la vida en México. Allá lo hacen niños que estudian la secundaria (13-15 años) y en algunos son personas ya mayores. Ahora estoy en Italia y aquí en ninguno existe ese servicio.
Respecto a los trabajos inútiles, no olvidemos que el modelo económico actual es un invento, unas "reglas de juego" que a una serie de gente le interesa que tomemos como "lo que hay", pero no llegó del cielo; como el dinero, se lo inventaron.
Por tanto, todos aquellos trabajos que simplemente sirven para "jugar" a dichas reglas son trabajos igualmente inventados: no aportan nada al ser humano (a diferencia de ganaderos, artistas, agricultores, educadores, médicos...), sino que sólo participan y perpetúan el modelo económico en el que subsistimos.
Así que (y con todos mis respetos para quienes lo ejercen, que muchas veces no tienen la culpa), ¿quieres trabajos inútiles para la humanidad? Pues... contable, jefe de recursos humanos, comercial, banquero, y técnicos y abogados que asisten a cualquiera de los anteriores, entre otros.
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