La madre de Carlota está empecinada en que mi amiga se case como sea.
Le da igual que tenga o no tenga novio: su hija ha de pasar por el altar (lo del juzgado ni lo contempla) y tiene que ser cuanto antes, porque “tú no es que tengas el arroz pasado, hija, es que otras se han hecho una paella a tu costa, sinsorga, mira que te lo tengo dicho, que a esta edad sólo te quedan los rebotados y los soplagaitas, pero tú a tu aire, como si la cosa no fuera contigo, como si los maridos los regalaran en la tómbola.”
Es destructiva e hiriente y mi amiga, cada vez que me invita a comer a su casa (sí, a sus 35 sigue viviendo con sus padres), no sabe ni dónde mirar.
— Díselo tú, que a mí no me hace ni caso- me suelta su madre entre las lentejas y el pollo rebozado. Yo me suelo quedar callada, porque sé que Carlota pasa mucho de estos temas y siempre me han dicho que las disputas familiares hay que solventarlas en casa. Mejor no me meto.
— Mamá, que no tengo novio, que tendré que conocer bien a alguien antes de tomar semejante decisión, digo yo, ¿no?- le dice su hija sin caer en la cuenta de que esta frase ya se la he oído yo una docena de veces.
— ¡Qué conocer bien ni qué niño muerto!… pa conocerse ya está el matrimonio. Tú cásate y luego os contáis todo. ¡Pero como sigas esperando, te van a conocer demasiado y así no pescas a nadie!
— Joer, mamá, qué obtusa eres… luego llegan los divorcios y los malos ratos. Hoy en día, hay que estar muy seguro para casarse. Pues no he visto yo cientos de parejas-diez que acaban firmando el convenio regulador antes de que se les caduque la garantía del móvil…
— Eso son pamplinas. Lo que pasa es que la gente joven ya no aguanta nada. Como el novio aquel que tenías, que te duró un suspiro.
— Mamá, que mi ex estaba saliendo ya con otra cuando me dejó. Que llevaban casi dos años juntos. Que aquello no fue falta de aguante, sino de respeto. ¡A ver si te enteras de una vez!
— Bah, lo que te cuento: por una chorrada, mandáis la relación a la porra. La de años y oportunidades que has perdido por tiquismiquis…
— Que no fue una chorrada, doña Juana, que de verdad que llevaba meses poniéndole los cuernos a Carlota…- insisto yo contra mis principios (no sé quedarme callada, científicamente comprobado).
— ¡Los cuernos, los cuernos… cosas peores habrá… eso se habla y se arregla, que no es pa tanto!. Peor sería que te zurrara…
— Mamá… ¿que no es para tanto que te pongan unos tubos que seas la envidia de cualquier Miura? ¿Me quieres decir que tú se los pasarías a papá si te los pusiera? ¿Es eso?
— Pues lo mismo ya me los ha puesto y ni me he enterado, yo qué sé, qué más dará, tengo mil cosas más importantes de que ocuparme...- El padre de Carlota ni nos mira, sigue sorbiendo el caldito de las lentejas con la mirada perdida. Pa mí que se hace el longuis…- En un matrimonio hay muchas más cosas, hija mía, pero es que los jóvenes vivís en la luna y os pensáis que vais a tener las carnes prietas y la cintura de avispa hasta la vejez y, de eso, ¡nada!- la señora sigue erre que erre- ¡Mejor que aprendáis las cosas prontito, que luego no ganáis para disgustos! Sal a la calle, engancha a uno y te lo traes, que ya verás cómo le convencemos entre todos…
— Sí, seguro… ni loca, vamos…- Carlota se la está ganando, lo veo venir…
— Pues si no te casas, ya estás buscando piso, que no te voy a cocinar y lavar la ropa hasta los cincuenta años, que bastante tengo con tu padre…
— Pero mamá, si te pago todos mis gastos cada mes. Si yo trabajo y me basto sola. Si sigo viviendo con vosotros porque cada vez que digo que me quiero emancipar te me echas a llorar…
— ¿Me vas a salir otra vez con lo de vivir sola, como la tía Angustias, que fue toda su vida la solterona de la familia? ¿Qué quieres, hundirme? ¿Que ya no pueda ni llamar a las amigas de la vergüenza? ¿Cómo le explico yo a todo el mundo que mi hija se ha ido a un pisito sin marido? ¿No ves que vas a parecer una fresca, viviendo en un picadero, como si fueras la querida de alguno? ¡Una mujer sale de su casa para irse a la casa de su marido y no me vayas de moderna que sabes de sobra que no me va!
— Hala, acaba las lentejas rapidito, que esto no hay quien lo aguante- me dice Carlota por lo bajinis- ha entrado en “modo indignado” y ya no sabe salir de ahí. Date prisa, que como empiece con lo de los hijos, vamos aviadas…
— ¿Y mis nietos? ¿No piensas darme nietos o qué?- llora doña Juana con los mocos en caída libre y sin disimulo alguno a estas alturas de conversación- ¿Voy a ser la única de todas mis amigas que no tenga un nietito que pasear todas las tardes por el parque?
— La hemos jodido. Ya es igual, puedes comer tranquila, porque no nos va a dejar salir de casa hasta que se le pase la congoja. No te atragantes, que va pa largo- me anticipa Carlota para que no me cree expectativas falsas.
Bien, pues la comida vino a durar lo que Ben Hur, es decir, unas tres horas y media sin contar los anuncios.
Ya le he dicho a mi amiga que a la siguiente invito yo, pero en un restaurante. Con tal de no aguantar a su madre, pago lo que haga falta.
Como si no tuviera ya bastante con la mía…
Le da igual que tenga o no tenga novio: su hija ha de pasar por el altar (lo del juzgado ni lo contempla) y tiene que ser cuanto antes, porque “tú no es que tengas el arroz pasado, hija, es que otras se han hecho una paella a tu costa, sinsorga, mira que te lo tengo dicho, que a esta edad sólo te quedan los rebotados y los soplagaitas, pero tú a tu aire, como si la cosa no fuera contigo, como si los maridos los regalaran en la tómbola.”
Es destructiva e hiriente y mi amiga, cada vez que me invita a comer a su casa (sí, a sus 35 sigue viviendo con sus padres), no sabe ni dónde mirar.
— Díselo tú, que a mí no me hace ni caso- me suelta su madre entre las lentejas y el pollo rebozado. Yo me suelo quedar callada, porque sé que Carlota pasa mucho de estos temas y siempre me han dicho que las disputas familiares hay que solventarlas en casa. Mejor no me meto.
— Mamá, que no tengo novio, que tendré que conocer bien a alguien antes de tomar semejante decisión, digo yo, ¿no?- le dice su hija sin caer en la cuenta de que esta frase ya se la he oído yo una docena de veces.
— ¡Qué conocer bien ni qué niño muerto!… pa conocerse ya está el matrimonio. Tú cásate y luego os contáis todo. ¡Pero como sigas esperando, te van a conocer demasiado y así no pescas a nadie!
— Joer, mamá, qué obtusa eres… luego llegan los divorcios y los malos ratos. Hoy en día, hay que estar muy seguro para casarse. Pues no he visto yo cientos de parejas-diez que acaban firmando el convenio regulador antes de que se les caduque la garantía del móvil…
— Eso son pamplinas. Lo que pasa es que la gente joven ya no aguanta nada. Como el novio aquel que tenías, que te duró un suspiro.
— Mamá, que mi ex estaba saliendo ya con otra cuando me dejó. Que llevaban casi dos años juntos. Que aquello no fue falta de aguante, sino de respeto. ¡A ver si te enteras de una vez!
— Bah, lo que te cuento: por una chorrada, mandáis la relación a la porra. La de años y oportunidades que has perdido por tiquismiquis…
— Que no fue una chorrada, doña Juana, que de verdad que llevaba meses poniéndole los cuernos a Carlota…- insisto yo contra mis principios (no sé quedarme callada, científicamente comprobado).
— ¡Los cuernos, los cuernos… cosas peores habrá… eso se habla y se arregla, que no es pa tanto!. Peor sería que te zurrara…
— Mamá… ¿que no es para tanto que te pongan unos tubos que seas la envidia de cualquier Miura? ¿Me quieres decir que tú se los pasarías a papá si te los pusiera? ¿Es eso?
— Pues lo mismo ya me los ha puesto y ni me he enterado, yo qué sé, qué más dará, tengo mil cosas más importantes de que ocuparme...- El padre de Carlota ni nos mira, sigue sorbiendo el caldito de las lentejas con la mirada perdida. Pa mí que se hace el longuis…- En un matrimonio hay muchas más cosas, hija mía, pero es que los jóvenes vivís en la luna y os pensáis que vais a tener las carnes prietas y la cintura de avispa hasta la vejez y, de eso, ¡nada!- la señora sigue erre que erre- ¡Mejor que aprendáis las cosas prontito, que luego no ganáis para disgustos! Sal a la calle, engancha a uno y te lo traes, que ya verás cómo le convencemos entre todos…
— Sí, seguro… ni loca, vamos…- Carlota se la está ganando, lo veo venir…
— Pues si no te casas, ya estás buscando piso, que no te voy a cocinar y lavar la ropa hasta los cincuenta años, que bastante tengo con tu padre…
— Pero mamá, si te pago todos mis gastos cada mes. Si yo trabajo y me basto sola. Si sigo viviendo con vosotros porque cada vez que digo que me quiero emancipar te me echas a llorar…
— ¿Me vas a salir otra vez con lo de vivir sola, como la tía Angustias, que fue toda su vida la solterona de la familia? ¿Qué quieres, hundirme? ¿Que ya no pueda ni llamar a las amigas de la vergüenza? ¿Cómo le explico yo a todo el mundo que mi hija se ha ido a un pisito sin marido? ¿No ves que vas a parecer una fresca, viviendo en un picadero, como si fueras la querida de alguno? ¡Una mujer sale de su casa para irse a la casa de su marido y no me vayas de moderna que sabes de sobra que no me va!
— Hala, acaba las lentejas rapidito, que esto no hay quien lo aguante- me dice Carlota por lo bajinis- ha entrado en “modo indignado” y ya no sabe salir de ahí. Date prisa, que como empiece con lo de los hijos, vamos aviadas…
— ¿Y mis nietos? ¿No piensas darme nietos o qué?- llora doña Juana con los mocos en caída libre y sin disimulo alguno a estas alturas de conversación- ¿Voy a ser la única de todas mis amigas que no tenga un nietito que pasear todas las tardes por el parque?
— La hemos jodido. Ya es igual, puedes comer tranquila, porque no nos va a dejar salir de casa hasta que se le pase la congoja. No te atragantes, que va pa largo- me anticipa Carlota para que no me cree expectativas falsas.
Bien, pues la comida vino a durar lo que Ben Hur, es decir, unas tres horas y media sin contar los anuncios.
Ya le he dicho a mi amiga que a la siguiente invito yo, pero en un restaurante. Con tal de no aguantar a su madre, pago lo que haga falta.
Como si no tuviera ya bastante con la mía…
26 comentarios:
Perplejo me hallo sin duda, por ver escrito con tanto ingenio un drama tan errible, porque tu amiga torea con arte a ese miura de ducación judeocristiana que es su madre, pero muchas (y muchos) no lo consiguen. El asunto es muy grave y genera mucha infelicidad.
Un saludo.
Joder pobrecita... mi abuela es que es igualita a su abuela! jajaja
Mientras tu amiga sea feliz como está, no hay problema ¿no? qué manía con que hay que casarse!!!
Un beso!
Perpleja quédome de saber que existen todovía esas mujeres y las pobres hijas que las sufren.
Un besin
Uff, pobre Carlota! Seguro que su madre le montó un pollo igual cuando encontró trabajo.
Hombre, por favor, no ves que son los hombres los que tienen que trabajar y traer dinero a casa?
Di que sí. La próxima vez, quedáis a comer en un restaurante. Será mejor para vuestra salud emocional.
:)
Besos!
Carlota que no haga caso a su madre,que lo siento pero esa señora está desubicada en la vida.
un beso y suerte para Carlota
Gracias a Dios que vivo sola hace 22 años, que mi madre últimamente se ha vuelto presumida como la Preysler y mentarle la palabra "abuela" le escuece.
Y a mi misma, que hace años que me dije que "lo normal" se iba a ir a chorrarla.
Y gracias a ti que escribes como Dios y nunca encuentro tiempo para decírtelo.
aiiiiiiiii pobre amiga! mira que hay señoras pelmazo eh? qué fuerte! y tú ahí soportando! pobre Carlota pobre Carlota..!almenos quiere nietos! porque yo me sé de alguna madre de amiga que dice que hacerse abuela es hacerse definitivamente vieja! y que ella no quieere esoo
aaaaaaaaaais si es que hay gente pa tó!
oh yeah!
Joder, qué madre! Yo de tu amiga me largaba de casa, con lloros o sin ellos, pero como siga ahí le van a amargar la vida.
En lo único en que le doy la razón a la madre es en que como conozcas mucho a un hombre, no te casas nunca! :D. Ni falta que hace, claro...
Besos!
Madre mía, qué miedo! Pobre tu amiga, a mí cuando mi abuela me dice que ya ha tirado la toalla conmigo, porque ya no voy a encontrar nada decente con esta edad (tengo 25) me parece una tontería, pero es muy incómodo y me da como cosica!
Que suerte he tenido de tener unos padres más o menos modernos que han entendido que no es necesario correr para este tema del matrimonio, sino que es preferible llevar las cosas con calma y dar el paso cuando estes preparado, y si es con 30, como si es con 40 (tengo 31, mi novia 34 y vivimos juntos, conociendonos y queriendonos un monton. Cuando ahorremos, nos casaremos, y tan felices que seremos)
bueno bueno bueno.... lo mejor para ella... que se vaya a otra casa, sola, con amigos o con novio y que empiece a vivir su vida sin tener que escuchar a nadie. Pena me da que sienta vergüenza de su hija...
Menuda madre! pobrecina! yo si pudiera me piraba a un pisito pero ya! seguro que muchas hijas de las amigas de la madre han hecho lo mismo... que hay que enseñar a las madres, no sólo a los hijos!!!
besines y ánimos para tu amiga!
Veo que el tema es un "toca-fribas" de cuidado! A mí, al menos, me la toca (la fibra, eh?) pero bien...
Mi amiga lo padece con resignación (judeocristiana, sí, Babilonio, a ver de cuál si no...), sufre (nos ha jodido, como para no) y lo disimula como puede... aunque no lo consigue.
Entrar a su casa es como cruzar el túnel del tiempo: con su madre anclada en una época que caducó hace años (espero) y un padre ausente que ni siente ni padece.
Gracias a todos por vuestras palabras!
Eso es un abismo generacional. Hoy encuentras pareja con cualquier edad. Una vecina de mis padres se ha divorciado con cuarenta y muchos y ahora tiene otra pareja.
Por triste que parezaca sigue habiendo gente tan triste.
Mi suegra no contó nunca que mi marido se había divorciado de su primera mujer, así que ahora hay gente de su entorno que cree que nuestro hijo lo ha tenido con su ex.
Pero la culpa, en parte, la tienen los hijos, que no hacen que sus padres se vayan adaptando a los tiempos. Yo con los míos no tengo ningún problema, en muchas cosas son más modernos que yo. Pero años de trabajo nos ha costado a mis hermanos y a mí! :D
No sé cómo lo haces, pero con tus post me salen comentarios tan largos que casi me dan ganas de poner un post en mi blog y no llenar el tuyo con mis chorradas. Perdona el rollo macabeo, musus.
qué fuerte, espero que sea ficción, claro que yo te digo una cosa, si a los 35 sigues en casa de tus padres, el mínimo es aguntar las paranoioas de la que cocina las lentejas que te comes, digo yo...
Yo también espero que sea ficción!! Pero ya se sabe, muchas veces la realidad supera la ficción. Comor dice tu entrada de comentarios, perpleja que quedo. Joe...
Pobre Carlota!!!
...que se vaya de una vez de su casa, que necesidad tiene de aguantar eso!!!
....que para un rato, vale, pero todos los dias, uno detras del otro....
Besos!
Cuando ves y escuchas estas cosas es cuando te das cuenta de lo agradecida que estás por la familia que tienes... Me resulta impensable que todavía existan mujeres de este tipo, pero supongo que, como las meigas, haberlas haylas... Carlota, ánimo y lárgate de casa ya mismo, aunque llore y rabie, tu salud mental está por encima de todo...
y te digo yo que por qué no le regalas un burka a la señora a la primera ocasión, Y eso que si conoces mi blog, soy defensora del matrimonio y la familia, pero, ¡leches!
Un abrazo
Ains, qué daño hizo la educación franquista, madre... Cómo entiendo a tu amiga! Gracias por tu comentario! Saludos!
parece mentira que aun haya gente con pensamientos como los de esa señora. Por dior, que está anclada en el pleistoceno. Vaya aguante que tiene tu amiga.
Besucoa.
Madredelamorhermoso!!!!! Normal que la pobre Carlota no encuentre novio formal... si nada más conocer a la futura suegra, saldrán cagando leches los muchachos!!!
Vaya tela con la señora!! Se ha quedado atascada en la Edad de Piedra?? O_o
A mis hijos les pasa parecido con el abuelo (mi padre), a la niña le da mucho la brasa con el tema de que está "muy flaca" y se dedica a intentar cebarla. Hay que decir que mi niña no es flaca, tiene sus carnes donde debe tenerlas, no como su madre, y al nene le da mucho la brasa con lo contrario. En fin, abueletes, pero lo de la madre de tu amiga me suena a mi a esas personas que insisten con mucho más ahinco cuando hay terceros delante, esperando a que alguien les de la razón y a que su hija en este caso "recapacite". Lo que está claro es que tu amiga sabe muy bien que son cosas de su madre y no le da demasiada importancia, pero podría llegar a traumatizarla, a mi me pasaría eso, fijo. Besos.
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