La que he liado esta mañana con la lavadora…
Lo cierto es que la he puesto medio-dormida, porque desde la noche de los Oscars ando alelada, asustándome con cualquier ruido y echando pestes contra quien levante un poco la voz. Es la falta de sueño, que me tiene como inestable y con un carácter que da risa.
Pues bien, iba yo tan pichi, con el cesto lleno hasta la bandera, cuando mi madre, que tiene el don de la oportunidad, me ha llamado al móvil para preguntarme si le había devuelto la pashmina roja que me dejó para el Bautizo de hace dos findes, que la necesita para una Boda que tiene el que viene. Yo le he jurado por mis muertos y todos los santos crudos que sí, que se la di en una bolsa verde con asas azulonas, que guardaba para estos menesteres. Que lo estaba visualizando y todo, que vi cómo le temblaban los dedillos al ver que su pashmina volvía con su dueña. Que la buscara bien, que es que tiene la cabeza en mil sitios y a saber dónde la ha guardado, que a ver si me iba a dar la murga más veces con el monotema, que la conozco y no se contenta con la primera respuesta… Ya os digo que ando un tanto quisquillosa, no es nada personal contra mi madre.
Y en esas estaba yo, cuelga-descuelga-vuelve-a-colgar, cuando, en plena selección de programa “frío o caliente, qué coño, ponlo caliente que son casi todo bragas”, mi cerebro ha querido avisarme de que me estaba dejando algo importante pal final. En fin, he anulado esa parte de mi mente que me estaba haciendo la vida imposible y me he ido a ver a la Grisso con el primer cafelito de la mañana y un par de sobaos pasiegos que me traje de Santander hace un mes y hay que mojarlos bien para pasarlos.
Ya saciada, me he arreglado para ir a la oficina y, justo antes de salir, me he acordado de la lavadora. Bah, me he dicho a mí misma, ya colgaré las bragas a la vuelta. Y me he ido tan contenta, a ver si descanso en la oficina, que falta me hace…
Por la tarde quería morirme. Ha sido entrar por la puerta y mi hija, que es que está en una edad muy graciosa, me ha informado de lo genial, pero genial-genial, que le parecía que todos vistiéramos de su color favorito a partir de ahora. Como os lo cuento. Haceos cargo de que a los (casi) 7 años, ver a tu padre, a tu madre, a tu hermano y a ti misma completamente vestidos de rosa tiene que dar un placer que no veas. Yo, sin embargo, no entendía nada. Rosa??? Todo rosa??? Pero… todo, todoooo??? Sí, mami, todo-todito como mi Barbie-Rapunzel, a que mola???
Mi “santo” estaba que echaba chispas por los ojos. Que si esto no esperarás que me lo ponga, que si a ver si quieres que piensen que me he cambiado de acera, que si cómo se lo cuento a los amigos sin que me hagan canciones… Yo, toda mosca, porque estaba convencida de que sabía poner lavadoras, me pongo a repasar punto-por-punto mis quehaceres matutinos… Veamos: he cogido el cesto, he mirado por encima y he visto que eran casi todo sujetadores y calzoncillos, he abierto la puerta de la lavadora, he metido la ropa, he echado el Mimosín y las puntomatic y he puesto el programa hmmm…. templadito???
- Templadito???? Templaditooooo???- chilla mi “santo”. Pero no me has dicho cientos de veces que lo ponga siempre en frío???
- Ya, claro, pero es que tú no sabes seleccionar la ropa por colores y te insisto en lo de “en frío” para que no la líes…- le digo yo toda ofendida.
- Pero existe la modalidad “templadito”???-abunda él en la herida…
- Hmmm…. psé…. Ni te digo que sí ni te digo que no…- yo no me mojo que luego todo se sabe…
- Y, tanto que me insistes a mí, has seleccionado por colores???
- Hombre, la duda ofende!!!- le digo yo con los ojos desorbitados. Lo primero que he hecho, justo antes de descolgar el móvil…. O ha sido después de colgarle a mi madre???...
- Y qué quería tu madre a esas horas?
- Nada, tonterías, saber si le había devuelto su pashmina roja, que…se…la di….hace……..díííaaaaayyyyyyyy!!! Ayayayay!!!!
- Ya, la pashmina va a ser el trapo blancuzco ese que ha salido entre mis calcetines y que no sabíamos para qué servía, a que sí???
- Blancuzco??? Pero si era roja-rojísima!!!
- Sí, pero me temo que te ha salido generosa y les ha regalado su color al resto de las prendas.
Y aquí me tenéis. Vestida de rosa, revisándome las oportunidades de El Corte Inglés, a ver si encuentro una pashmina roja para comprársela a mi madre y ocultarla disimuladamente entre sus macetas e insistirle en que tenga cuidado con el perro, que le esconde las cosas en los lugares más insospechados.
Soy o no soy una desgraciada???
Lo cierto es que la he puesto medio-dormida, porque desde la noche de los Oscars ando alelada, asustándome con cualquier ruido y echando pestes contra quien levante un poco la voz. Es la falta de sueño, que me tiene como inestable y con un carácter que da risa.
Pues bien, iba yo tan pichi, con el cesto lleno hasta la bandera, cuando mi madre, que tiene el don de la oportunidad, me ha llamado al móvil para preguntarme si le había devuelto la pashmina roja que me dejó para el Bautizo de hace dos findes, que la necesita para una Boda que tiene el que viene. Yo le he jurado por mis muertos y todos los santos crudos que sí, que se la di en una bolsa verde con asas azulonas, que guardaba para estos menesteres. Que lo estaba visualizando y todo, que vi cómo le temblaban los dedillos al ver que su pashmina volvía con su dueña. Que la buscara bien, que es que tiene la cabeza en mil sitios y a saber dónde la ha guardado, que a ver si me iba a dar la murga más veces con el monotema, que la conozco y no se contenta con la primera respuesta… Ya os digo que ando un tanto quisquillosa, no es nada personal contra mi madre.
Y en esas estaba yo, cuelga-descuelga-vuelve-a-colgar, cuando, en plena selección de programa “frío o caliente, qué coño, ponlo caliente que son casi todo bragas”, mi cerebro ha querido avisarme de que me estaba dejando algo importante pal final. En fin, he anulado esa parte de mi mente que me estaba haciendo la vida imposible y me he ido a ver a la Grisso con el primer cafelito de la mañana y un par de sobaos pasiegos que me traje de Santander hace un mes y hay que mojarlos bien para pasarlos.
Ya saciada, me he arreglado para ir a la oficina y, justo antes de salir, me he acordado de la lavadora. Bah, me he dicho a mí misma, ya colgaré las bragas a la vuelta. Y me he ido tan contenta, a ver si descanso en la oficina, que falta me hace…
Por la tarde quería morirme. Ha sido entrar por la puerta y mi hija, que es que está en una edad muy graciosa, me ha informado de lo genial, pero genial-genial, que le parecía que todos vistiéramos de su color favorito a partir de ahora. Como os lo cuento. Haceos cargo de que a los (casi) 7 años, ver a tu padre, a tu madre, a tu hermano y a ti misma completamente vestidos de rosa tiene que dar un placer que no veas. Yo, sin embargo, no entendía nada. Rosa??? Todo rosa??? Pero… todo, todoooo??? Sí, mami, todo-todito como mi Barbie-Rapunzel, a que mola???
Mi “santo” estaba que echaba chispas por los ojos. Que si esto no esperarás que me lo ponga, que si a ver si quieres que piensen que me he cambiado de acera, que si cómo se lo cuento a los amigos sin que me hagan canciones… Yo, toda mosca, porque estaba convencida de que sabía poner lavadoras, me pongo a repasar punto-por-punto mis quehaceres matutinos… Veamos: he cogido el cesto, he mirado por encima y he visto que eran casi todo sujetadores y calzoncillos, he abierto la puerta de la lavadora, he metido la ropa, he echado el Mimosín y las puntomatic y he puesto el programa hmmm…. templadito???
- Templadito???? Templaditooooo???- chilla mi “santo”. Pero no me has dicho cientos de veces que lo ponga siempre en frío???
- Ya, claro, pero es que tú no sabes seleccionar la ropa por colores y te insisto en lo de “en frío” para que no la líes…- le digo yo toda ofendida.
- Pero existe la modalidad “templadito”???-abunda él en la herida…
- Hmmm…. psé…. Ni te digo que sí ni te digo que no…- yo no me mojo que luego todo se sabe…
- Y, tanto que me insistes a mí, has seleccionado por colores???
- Hombre, la duda ofende!!!- le digo yo con los ojos desorbitados. Lo primero que he hecho, justo antes de descolgar el móvil…. O ha sido después de colgarle a mi madre???...
- Y qué quería tu madre a esas horas?
- Nada, tonterías, saber si le había devuelto su pashmina roja, que…se…la di….hace……..díííaaaaayyyyyyyy!!! Ayayayay!!!!
- Ya, la pashmina va a ser el trapo blancuzco ese que ha salido entre mis calcetines y que no sabíamos para qué servía, a que sí???
- Blancuzco??? Pero si era roja-rojísima!!!
- Sí, pero me temo que te ha salido generosa y les ha regalado su color al resto de las prendas.
Y aquí me tenéis. Vestida de rosa, revisándome las oportunidades de El Corte Inglés, a ver si encuentro una pashmina roja para comprársela a mi madre y ocultarla disimuladamente entre sus macetas e insistirle en que tenga cuidado con el perro, que le esconde las cosas en los lugares más insospechados.
Soy o no soy una desgraciada???
4 comentarios:
!!! Que bien te comprendo !!! Unas veces todos de rosa,otras tirando a azulón, no te desesperes, tiene pésima solución ni con lejía recuperas el color original... Esto nos pasa por ser mujeres muuuuy ocupadas y con la cabeza en muchos sitios. Ánimo que nos ha sucedido a casi todas
Sísísí, a casi todas... pero no veas para conjuntarme los zapatos con el rosa del pantalón... Ni uno pega bien!
Besosss
Jajajajajaja Qué grande eres!!!
Si es que eso nos pasa pq estamos a mil cosas y no puede ser!!!! Que las mujeres somos multi-tarea pero no tanto.
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