Vamos, hombre, no me digas… ¿no hay más sitios donde colocar la garrota?
¿Te la tienes que incrustar (prácticamente) entre el colon y el recto, para que no se te olvide al acabarte el café?
Que sí, que sí, que ya sé que la parienta se pone hecha una fiera cada vez que te dejas algo olvidado en el bar, pero este método… ¿no es más doloroso que aguantar la chaparrada de tu “santa”, por muy acalorada que se ponga?
La moda esta que se gastan los abuelos me parece insalubre, qué queréis que os diga.
No es el único caso que me he encontrado, pero sí el único documentado. Hasta la fecha, no había tenido los arrestos (ni la tecnología adecuada) para agarrar el móvil y sacarles fotos cada vez que me los cruzo con un paraguas colgado de la nuca, la boina bien metida en la bragueta o una cachava incrustada en el ojete.
Ya digo que hasta hoy, que no he podido resistirme.
Le he visto ahí, tan solo, tan callado, tan a gusto sobre su bastón picudo, que me he dicho… dale, dale al botón, que ahora mismo ni te ve. Está en la gloria. Pasando de sillas altas (estaban vacías, a su lado), que no veas lo que cuesta encaramarse a ellas sin dejarse la dentadura postiza en la barra, para tener que descolgarse después sin ayuda de soga ni piolet.
Dios mío, qué dolor. Y encima el hombre se apoyaba hacia atrás, como si la garrota tuviera respaldo. Ha tenido la previsión y el buen ojo de calzarla bien contra el baldosín. Se ve que tiene ya el gesto más que aprendido, porque el palo ese no se le ha movido ni un milímetro. Qué arte. Qué postura. Qué dominio de la física más compleja.
Me hacen a mí poner el trasero en un milímetro cuadrado de madera y monto la de San Quintín. Acabaría en el suelo, despatarrada, dolorida y con el pantalón hecho jirones. Por no hablar de la incontinencia de por vida que esto te puede ocasionar.
Pero él no. Se ha terminado la consumición como si tal cosa. Ha pagado a la dueña (que nunca sabrá, dada su posición tras el mostrador, que estaba hablando con el auténtico pincho-moruno-humano) y ha desincrustado el cayado de salva sea su parte sin soltar un “ay” ni poner un mal gesto. Ha tirado hacia la puerta con un andar de lo más garboso, (nada de recién-bajado-del-caballo, como podría uno imaginarse) y ha salido a la calle tan contento.
Con razón sólo veo anuncios de indasec en la tele…
¿Te la tienes que incrustar (prácticamente) entre el colon y el recto, para que no se te olvide al acabarte el café?
Que sí, que sí, que ya sé que la parienta se pone hecha una fiera cada vez que te dejas algo olvidado en el bar, pero este método… ¿no es más doloroso que aguantar la chaparrada de tu “santa”, por muy acalorada que se ponga?
La moda esta que se gastan los abuelos me parece insalubre, qué queréis que os diga.
No es el único caso que me he encontrado, pero sí el único documentado. Hasta la fecha, no había tenido los arrestos (ni la tecnología adecuada) para agarrar el móvil y sacarles fotos cada vez que me los cruzo con un paraguas colgado de la nuca, la boina bien metida en la bragueta o una cachava incrustada en el ojete.
Ya digo que hasta hoy, que no he podido resistirme.
Le he visto ahí, tan solo, tan callado, tan a gusto sobre su bastón picudo, que me he dicho… dale, dale al botón, que ahora mismo ni te ve. Está en la gloria. Pasando de sillas altas (estaban vacías, a su lado), que no veas lo que cuesta encaramarse a ellas sin dejarse la dentadura postiza en la barra, para tener que descolgarse después sin ayuda de soga ni piolet.
Dios mío, qué dolor. Y encima el hombre se apoyaba hacia atrás, como si la garrota tuviera respaldo. Ha tenido la previsión y el buen ojo de calzarla bien contra el baldosín. Se ve que tiene ya el gesto más que aprendido, porque el palo ese no se le ha movido ni un milímetro. Qué arte. Qué postura. Qué dominio de la física más compleja.
Me hacen a mí poner el trasero en un milímetro cuadrado de madera y monto la de San Quintín. Acabaría en el suelo, despatarrada, dolorida y con el pantalón hecho jirones. Por no hablar de la incontinencia de por vida que esto te puede ocasionar.
Pero él no. Se ha terminado la consumición como si tal cosa. Ha pagado a la dueña (que nunca sabrá, dada su posición tras el mostrador, que estaba hablando con el auténtico pincho-moruno-humano) y ha desincrustado el cayado de salva sea su parte sin soltar un “ay” ni poner un mal gesto. Ha tirado hacia la puerta con un andar de lo más garboso, (nada de recién-bajado-del-caballo, como podría uno imaginarse) y ha salido a la calle tan contento.
Con razón sólo veo anuncios de indasec en la tele…
17 comentarios:
Qué arte tienes,jajajajaja
Yo diría que es una toma de tierra...
Saludos.
Esto son años de experiencia seguro!! jajaja
Pues entonces a mi me tendrías que hacer una foto con el paragüas, porque en la nuca pocas veces me lo he puesto, pero colgado del abrigo muchisisimas porque cada vez que voy a la facultad soy tal desastre con patas que siempre tengo las manos llenas y no sé ya donde colocarme las cosas xD
jajajaja...joé con los abueletes de tu barrio maja...
me parto con lo de pincho moruno humano..
aunq si lo piensas bien el abuelo practico ya es un rato...
Que bien q has vuelto!!!! se te echa de menos
jajaja Pero que bueno!!!! Si es que lo que no agan estos abuelitos!!! jajajaj
AJAJAJAJJAJAJAJAJAJ
JAMÁS había visto semejante cosa...y si no dices que has hecho tú la foto..me creo que es un montaje...¿¿pero cómo ha podido hacer eso sin caerse?? luego dirá que si se rompe la cadera....
Increíble..jajajaja
El post ha estado graciosísimo..jajaj pincho moruno humano, bajada de caballo, incontinencia de por vida! jajajajaj
Enhorabuena!!
jajaja bueno, todo es probar... jajajajajajaja
jajajajajaja esa escena la he visto yo también alguna vez. Espero no comportarme así cuando llegue mi hora.
jajja buenisima entrada,me has echo reir y mira que hoy tenia un poco mal dia.
un besito!
A ese no le duele....con esa edad seguro que ya tiene callo
Un saludo
Me has hecho partirme la caja a lo grande.
Gracias.
pensaba que era cosa mía lo de los anuncios de indasec, estaba por hacérmelo mirar...
jajajaja! que risa, madre mia!!
yo a veces me cuelgo el paraguas de la mochila... pero cuando no me queda mas remedio, jajaja
jajajaj! que lo tenía de sillín??? madre mía que dolor no??? y no había otro sitio donde colocarlo??? por lo menos no uso la picha de colgador....hay que buscar la parte positiva
Jajajajja, menuda sillita se ha pillado el hombre!
Besos.
jajaajajajaja, si es que.....la inventiva de algunos jajajajajaja
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