Cuando uno está aprendiendo a conducir, se llega a creer que todo el tema de la circulación está controladísimo. Que no hay escape. Que es imposible que se den situaciones no contempladas en el manual. Todo está reglado, descrito y resuelto en los exámenes tipo-test, que para eso tienes que hacerte 5.000 para poder llegar siquiera a presentarte al examen teórico.
Es entonces cuando te sientas ante el examinador y descubres que de eso, nada. Hay mil preguntas que no tienen solución en tus papeles. O no las han puesto adrede para pencar a más gente o, casualidades de la vida, te ha tocado a ti el profesor mandanga que no consideró esa pregunta importante. En ese momento, tus circuitos cerebrales empiezan a echar humo calculando lo que realmente te va a salir el dichoso carnet de conducir. Y ya no das pie con bola. El test, que en clase te salía redondo, se convierte en algo parecido a escalar un ochomil. Y vuelves a casa, con el rabo entre las piernas, y tu madre cabreada porque “con la de zotes que hay al volante, me ha tocado a mí la vaga confiada”.
Bien. Supongamos ahora que han pasado los meses y, finalmente, te han dado el aprobado. Que tiene guasa. Uno catea y catea solito. Pero si uno aprueba, le dan el aprobado. En fin. Sales a la carretera, con más miedo que vergüenza, gracias al utilitario de tu madre, que lleva aparcado 25 años (incomprensible, pa qué lo querrá) y no ha pasado ni la ITV desde los ochenta. Con tu L de LERDO bien clarita en el cristal trasero, para que nadie se lleve a confusión. Menos mal que siempre he sido de autoestima alta, que si no, me hunden en la miseria con una puta letrita. Sales del garaje con dificultad (hago un llamamiento para que pongan los garajes en las azoteas, que ya está bien de tanta columna homicida) y, venga, a circular se ha dicho.
En la primera curva, te topas con esto:
Es entonces cuando te sientas ante el examinador y descubres que de eso, nada. Hay mil preguntas que no tienen solución en tus papeles. O no las han puesto adrede para pencar a más gente o, casualidades de la vida, te ha tocado a ti el profesor mandanga que no consideró esa pregunta importante. En ese momento, tus circuitos cerebrales empiezan a echar humo calculando lo que realmente te va a salir el dichoso carnet de conducir. Y ya no das pie con bola. El test, que en clase te salía redondo, se convierte en algo parecido a escalar un ochomil. Y vuelves a casa, con el rabo entre las piernas, y tu madre cabreada porque “con la de zotes que hay al volante, me ha tocado a mí la vaga confiada”.
Bien. Supongamos ahora que han pasado los meses y, finalmente, te han dado el aprobado. Que tiene guasa. Uno catea y catea solito. Pero si uno aprueba, le dan el aprobado. En fin. Sales a la carretera, con más miedo que vergüenza, gracias al utilitario de tu madre, que lleva aparcado 25 años (incomprensible, pa qué lo querrá) y no ha pasado ni la ITV desde los ochenta. Con tu L de LERDO bien clarita en el cristal trasero, para que nadie se lleve a confusión. Menos mal que siempre he sido de autoestima alta, que si no, me hunden en la miseria con una puta letrita. Sales del garaje con dificultad (hago un llamamiento para que pongan los garajes en las azoteas, que ya está bien de tanta columna homicida) y, venga, a circular se ha dicho.
En la primera curva, te topas con esto:
Vale, repasa los apuntes. ¿Prohibido… circular de pie sobre una motocicleta vestido de samurai, especialmente si vas armado con una catana? ¿Prohibido atropellar trovadores? ¿Prohibido bailar una sardana sobre el asfalto en hora punta? ¿Qué coño es esto? ¿Una gymkana?
A ver, no te pongas nerviosa. Sigue, que hay que echar gasolina porque tienes el depósito temblando. No te entretengas.
Llegas a “tu primera gasolinera” y, en la pared, pegadito al surtidor, ves este cartel:
¿Se recomienda a los paralíticos que reposten en el surtidor del operario simpático, lo reconocerán porque lleva sombrero y saluda con él? Por mis muertos que esto no salía en los tests. ¡Os lo juro! Bien, pues me cambio de surtidor, que no quiero que me venga a echar la bronca el del bombín por no llevar silla de ruedas.
Con el depósito lleno, decido entrar al servicio de la gasolinera, porque con los nervios se me ha soltado la vejiguilla. Veo esto en la puerta:
¿Prohibido plantar un pino? ¿Revise que no haya un pingüino escondiéndose de una foca bajo su coche, no lo vaya a atropellar a lo loco al irse? ¿Prohibido mear de pie, hágalo sentado que salpica menos? ¿Estamos locos? Pero… ¿cómo no me fijé en estas señales cuando no era conductora? ¿Han estado siempre ahí?
Ya en carretera, me topo con esto:
Que debe ser algo así como “cuidado no le vaya a caer encima un aeroplano descontrolado o una vaca suicida”. Ya. Es algo habitual. Me encantaría conocer la estadística. No quepo en mí de asombro. Como pille al profe de la autoescuela por la calle, le meto dos collejas que se marcha llorando a casa. Hace falta ser cabrón. Que no es importante la pregunta, me dice… ¿no va a ser importante? ¡Que le caiga a tu madre una vaca borracha en la cabeza y a ver si le das importancia, so capullo! Sigo que me enervo.
Vamos hombre, no me jodas… ¿que también hay que tener cuidado con los alces asesinos que atacan a los coches como si fueran una vaquilla en un tentadero? ¿En qué mundo vivimos? ¿Los alces no eran como bonachones? ¿O será más bien el marido de la vaca suicida que, cegado por su dolor, ha atacado al coche que ha pillado a su señora? Y ¿cómo explicas esto al llegar a casa? “Verás, cariño, yo estoy bien, pero al fiat-tipo se le ha despeñado encima una vaca despendolada y su marido el alce ha venido a vengarse con tal ímpetu que no ha quedado en pie ni el limpia-parabrisas”… me veo a mi “santo” preguntándome si me he vuelto a tragar los capítulos de “La aldea del Arce” con los niños...Es que me siento más perdida que la Esteban en el barrio-Salamanca, de verdad te lo digo…
No me extraña nada que la gente se pitorree de esto por internet…
Agotada, llamo a una amiga y quedo a tomar una tila, a ver si se me pasa la congoja. Tengo que aparcar el utilitario, pero no hay sitio en ningún lado. Hay señales de "prohibido aparcar" en todas las esquinas. Pero yo, que me he empollado bien todititas las normas, he descubierto una trampa totalmente legal que me arregla la papeleta. A ver quién es el guapo que me pone una multa, que le mando a clase de mi profe pa que le repase ese capítulo del código. Lista que es una…
7 comentarios:
jajajajaja,no se como te las arreglas maja...
que buena la señal de toiletten benutzen...esta se la paso a mi hija y a su novio el kartoffen..
Es que no me digas... la de los pinos, sí, es gráfica, pero todavía me cuesta interpretarla, no te creas....
Un beso!!!
Que graciosas las señales, aunque me hace menos gracia cuando voy conduciendo y no veo las señales pq están tapadas o mal puestas.
http://estanochesoyunaprincesa.blogspot.com/
Sí, eso también me ha pasado... por qué los árboles tienden a crecer justo ENCIMA de las señales??? Gran duda... da para otro post... jejeje
Un abrazo!
Jajaja ha sido muy bueno el post, sobretodo por tu manera de expresarte. Gracias por sacarme una sonrisa hoy! lo necesitaba...
No me estraña que despues haya quien conduzca por ahi que da miedo!!, pero es q lo ponen muy dificil con esta señalizacion!!.
Saludos.
Pues si ha servido para alegraros el día, lo doy por bien-empleado!!!
Un beso para todos y gracias por leerme!!!
Publicar un comentario