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lunes, 18 de abril de 2011
No se vayan todavía... ¡aún hay más!
sábado, 16 de abril de 2011
Tempus fugit ("el tiempo vuela", para los de Ciencias puras)
jueves, 14 de abril de 2011
Fumemos la pipa de la paz
martes, 12 de abril de 2011
¡Vete a demonizar a tu madre!
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Os invito a firmar en esta página: Di no a la campaña de adoctrinamiento en la Educación de Promusicae, SGAE y FAP.
domingo, 10 de abril de 2011
Marejada tirando a fuerte marejada
- ¿Cuál de ellos?- como si hubiera muchos donde elegir, si somos cuatro pisos y entre sus amigas “las singles” y la menda-lerenda ya cubrimos 4 de las 8 manos del inmueble…
- ¿Pues quién va a ser? El del segundo.
- ¿El abuelo hippie?- joer, me digo yo, qué moderna se ha vuelto Maripaz.
- ¡No, imbécil, el otro del segundo!
- Ah,… ¿”el mustio”?
- ¡No le llames así, que me enervo!
- ¡Pero si el mote se lo pusiste tú!
- Mi otra yo. La de ahora no permite esa falta de educación.
- Ehhh… ¿te ha metido mano? ¿Ha abusado de ti frente a los buzones? No sé… ¿te ha mirado el culo con disimulo mientras esperabais en el rellano? Yo qué sé.
- Mira que eres envidiosa, ¿eh? ¡Que no, que ha abierto la puerta y me ha cedido el paso!
- Espera, espera, que hay más. Me ha dicho que parecía que por fin salía el sol. Yo creo que me hablaba con segundas…
- Ya. Como Shakira, que habla con metáforas, ¿verdad?
- Ssoes… y que a ver si no se estropeaba el día…
- Más metáforas, esto parece predestinato…
- Sí. Todo encaja. Cuando me ha dicho que “salía el sol”, se refería a nuestro encuentro en el portal y cuando ha deseado “que no se estropeara el día” hablaba de que quedáramos esta tarde. ¿No lo ves igual?
- Pues no.
- ¿No?
- No. Para nada. Mi sincera opinión es que el chaval, que te recuerdo que tenía un mote por algo, no sabía ni de qué hablar contigo y ha recurrido al tema más manido desde que el mundo gira: el tiempo.
- Imposible. Nadie habla del tiempo. Menuda memez…
- Todo el mundo habla del tiempo, Maripaz. Créeme.
- Que te digo que no. Que si alguien te dice que sale el sol, es que te está echando un piropo.
- No, cielo. Estás confundida. Si alguien te dice “vete por la sombra, que los bombones se derriten al sol”, entonces sí que te está echando un piropo. Y bastante vulgar, por cierto. Pero hablar del tiempo así, en genérico, no implica nada. Simplemente que no hay tema y sientes que hay que rellenar los huecos silenciosos. De lo contrario, Mario Picazo sería un auténtico Casanova.
- Entonces… ¿no me va a llamar para quedar esta noche?
- Ya me extrañaría…
- Ay… ayayayayay…
Pip. Pip. Piiiip.
Luego supe por qué me colgó de esa forma tan radical.
Desde entonces, cada vez que entra al portal, se encuentre a quien se encuentre, Maripaz empieza a darle el parte: “pues hoy parece que llueve, a ver si esta noche escampa, que mañana vienen vientos racheados y en las islas esperan olas de hasta siete metros”.
De considerarla la pilingui de la escalera, ahora han pasado a llamarla “la meteoróloga”.
Salvo el mustio.
Que ayer, estando yo presente, la vio entrar por la puerta y soltó un “ya vuelve a salir el sol” que me dejó patidifusa.
Porque fuera llovía a cántaros.
Imaginaos mi estampa. Con la boca abierta hasta el suelo y los ojos desorbitados. Muda y sin capacidad de reacción. Vamos, que me pinchan y no sangro. El tío me hablaba y ni sé qué me decía. Yo sólo me acordaba de Maripaz y su “nadie habla del tiempo, menuda memez”.
Creo que el mote me lo voy a llevar yo a partir de ahora.
Seré oficialmente “la cagarrutas”, o “la cenizo”, o “la aguafiestas”, qué sé yo….
A ver cómo arreglo el desaguisado sin tener que pagar un peaje excesivo.
“Nadie habla del tiempo”, “nadie habla del tiempo”.
Para qué me meteré donde no me llaman…
viernes, 8 de abril de 2011
Ratones a mí...
miércoles, 6 de abril de 2011
Ni tanto ni tan calvo


lunes, 4 de abril de 2011
La tragaldabas
Esto es lo primero que me ha venido a la mente al ver a mi prima Maruja, la de Cornalejos del Monte, quien, en los escasos dos meses que han pasado desde su última visita, ha conseguido engordar unos veinte kilotrones, la pobre…
Yo no quería decirle nada, porque cuando se nos aparece ante la puerta al más puro estilo Virgen de Fátima (échale una vez al trimestre, como nada) suele ser porque ha tocado fondo.
Y hacer leña del árbol caído nunca ha sido mi estilo.
Pero me lo ha debido de notar en los ojos, especialmente cuando se han puesto a rebotar en el parquet tras salírseme de sus cuencas. Un papelón…
- Lo sé, lo sé- me ha dicho la pobre tirando del jersey hacia abajo, como queriendo taparse hasta los zapatos. No me digas nada, que ni yo misma me reconozco.
- ¡Hombre, Maruja, si casi ni te abro la puerta! Es que no te reconocía con ese… pelo…
- Ya, ya… échale la culpa al peinado. Yo también lo hacía al principio. Pero al llegar a los diez kilos de sobrepeso, dejó de colar, por más que me lo cardara…
- ¿Pero qué te ha pasado? Con lo mirada que tú eras con la báscula…
- Chica, el caso es que ni yo misma me lo explico. Por eso he venido. Para que me echéis un cable, porque ya no entiendo nada. ¡Si apenas pruebo bocado!
Acabáramos. Otra que engorda del aire que respira.
Pues ya somos… ¿diez millones? O por ahí…
Así que, por si acaso no tenía bastante con coserme la boca, ahora tengo que vigilar también la dieta de Maruja, que no prueba bocado… ¡pero porque no mastica, sino que traga directamente, la jodía!
- Despacio, Maru. Recuerda que tienes que triturar bien cada porción de comida. Si engulles como una oca, no te llega a tiempo la señal de saciedad al cerebro y comes más de la cuenta.
- A mí ese mecanismo no me ha funcionado nunca, prima, así que no insistas.
- ¿Cuál, la masticación?
- No, idiota, digo el de la señal cerebral. Yo nunca me he sentido llena.
- Eso es imposible, Maru, créeme. Lo que te pasa es que estás a dieta y eso te provoca amnesia selectiva y…
- …¡Que no, plasta! ¡Que te digo que yo nunca me he saciado! Te aseguro que yo puedo seguir comiendo hasta la eternidad y hasta reventar. ¡Si paro es porque doy con la despensa y me da pereza bajar al súper!
- Pues eso se te ha acabado. Ahora sólo puedes abusar de la escarola. Y te lo advierto: como te vuelva a pillar con un bollicao en una mano y un tigretón en la otra y encima me intentes convencer de que estás verificando si tu dieta está “balanceada”, te doy tres collejas que verás cómo te llega la señal al cocoroto por la vía rápida...
Dos días.
Sólo ha aguantado a lechuga dos días.
Al tercero, le ha perdido el respeto a lo más sagrado en mi casa: las galletas príncipe de mis hijos.
Haceos cargo de que son su alimento base: nos valen tanto para el almuerzo, como para la merienda o el postre tardío.
Hasta que llegó Maruja y arrampló con todo.
Ayer, sin ir más lejos, se ventiló de una sentada los callos que mi santo había descongelado, la sobrasada que me trajo mi cuñada de Mallorca y guardaba para las ocasiones especiales y un tupper de albóndigas de mi madre.
Y ni por esas.
Salió de la cocina con los ojos desorbitados, pidiendo a gritos algo dulce.
Y, claro, dio con los flanes, porque no me dio tiempo a esconderlos detrás de los yogures con bífidus (único alimento que no considera como tal y a los que desprecia sin disimulo) y brillaban descocados en la segunda balda de la nevera, como incitando al personal y suplicando: cómeme, cómemeee…
Ahora, los que se han “cuadrado” han sido mis hijos y mi santo.
Han acordado por unanimidad mandar a Maruja de vuelta al pueblo y me han dejado a mí el honor de comunicárselo. Así que estoy preparando una tarta de manzana con extra de caramelo, para soltarle el bombazo a traición en pleno festín.
¿No dicen que las penas con pan son menos?
Pues toma barra y media.

sábado, 2 de abril de 2011
Arroz Bomba-y

- Sí, bolis. Es que venden unos muy chulos y lo que recauden es para las niñas de la India, que sólo comen arroz, ya sabes…
