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jueves, 24 de marzo de 2011

Empleos inútiles de la Humanidad (I parte)


Hay trabajos que me desconciertan.

Y no me refiero a la maquilladora de la Esteban, al peluquero de Kiko Matamoros o a un sexador de pollos (siempre he querido meter esta frase en un post y no encontraba el momento propicio, mira tú qué suerte he tenido...)
Para nada.

Estoy hablando de empleos ridículos, inútiles o prescindibles, directamente.
Porque a ver si es muy normal que haya gente que se dedique a “calentar camas de hotel”, sin ser el cliente que paga por la habitación, se sobreentiende.

Pues sí. Resulta que hay un hotel de Londres que ofrece este servicio exquisito a sus huéspedes. Usted no tiene que preocuparse por la hora de llegada, las inclemencias del tiempo o el sistema de climatización: su cama estará siempre calentita.
¿Y todo gracias a quién? Pues a un gachó contratado por el establecimiento que se dedicará a cubrir su catre durante las horas previas a su llegada, ayudado por un traje térmico, eso sí, para que a su señora no le dé frío la colcha y pueda dormir sin calcetos en las frías noches londinenses. Todo un lujo.

Me encantaría conocer a este pavo.
Tiene que ser un cachondo mental de aúpa

Me lo imagino chuleándose ante los colegas:

- ¿Y tú en qué curras?
- Yo me tiro a la bartola.
- ¿Que te tiras a quién?
- Nonono, quiero decir que me tumbo en una cama hasta que llega el pringao que paga por ella y así se la dejo fetén. Calentita-calentita.
- Me estás tomando el pelo, ¿verdad?
- Para nada. Si quieres, voy a tu casa mañana y, por un módico precio, le caliento la cama a tu señora. Ya verás qué contenta se queda…

Aunque el pobre habrá recibido candela más de una vez, porque este tipo de ofrecimientos no siempre son bien recibidos, pero bueno…


En el otro extremo, el de la plena actividad física, tenemos a las señoras que pasan el cepillo en Misa.

Siempre son del mismo tipo: rondando los sesenta (lustro arriba o abajo), con zapato cómodo de suela de goma (para no derrapar frente a la Sacristía o en la curva cerrada del Baptisterio), falda a media caña, chaquetita de punto monocolor y pelo corto un tanto monjil.
Vamos, el colmo de la lujuria.

Se dedican a pasar el cestillo entre los bancos los fines de semana y mandan a la prima para las funciones de los días laborables.

Cubren la doble sesión del domingo sin cansarse y tienen repartido el circuito de la Iglesia de forma precisa y quirúrgica. De modo que, si te estiras hacia la de las gafas porque la has visto cerca y resulta que tu banco le corresponde a la otra (suelen trabajar en pareja, al estilo Guardia civil, pero sin porra), te quitarán el cesto de delante ipso facto y te tocará aguantar las monedillas entre las manos un ratito más, hasta que tus dedos sudorosos huelan a cobre y ya no sepas qué hacer con los dichosos céntimos, si tragártelos, tirarlos bajo el banco o lanzarlos al aire como si fuera un Bautizo.

¿Cobrará esta gente por tan ímproba tarea?, me pregunto yo siempre.
Porque si no cobran… ¿para qué el esfuerzo?
¿Por amor al arte?
¿A Dios?
¿Al cura, quizás?
¿Aplica aquí la tan manida frase de “alguien tenía que hacerlo”?

Y ojo, que hay trabajos que ni sé (ni quiero saber) cómo se le han podido ocurrir a alguien, como el de “evaluador de aliento de perros” (¡puag!), “diseñadora de trajes para la Barbie” (como se entere mi hija, a la mierda los estudios), “el falso paciente” (conozco a varios), el “probador de comida canina” (¡puag puag!) o el “corrector de Sudokus” (¿pero esto no lo hacía una máquina?).

Sin embargo, entre todos ellos, destaca sin duda el que trae loco a mi amigo Segis, que dice que ha encontrado su misión vital: “medidor de pechos de modelos”.

Él insiste en que practica todo lo que puede para lograr la excelencia.

Yo intento hacerle ver que meter mano sin control a toda fémina que se le cruce en el Antro’s no es trabajar. Así tiene la cara, que parece una tahona de las leches que se lleva.

Pero él ni caso.
Erre que erre con que está haciendo “horas extras” y que no piensa claudicar.
Pues con su pan se lo coma.

Yo, mientras tanto, ya he mandado el currículum a tres hoteles, a ver si me sale lo de la cama y me paso el día durmiendo a la pata la llana.

Se me va a quedar un cutis, que ni con bótox

15 comentarios:

Los tacones.. dijo...

jajajjaja....Me he reído como una demente...¡Buenísimo!

burbujitabebe dijo...

jajajaja
yo creo haber pasado el cepillo alguna vez en misa cuando era peque :D
jajajaja
me he reido mucho!
besitos
http://eldiariodeshyris.blogspot.com/

Anonimo dijo...

La de calentar la cama es una lucha de resistencia en invierno para mis padres cuando van al pueblo

shopgirl dijo...

Jajajajaja la verdad es que a la gente se le ocurren unos trabajos... que a lo mejor yo estoy haciendo alguno sin darme cuenta y sin cobrar.
Si de verdad te lo preguntas, las señoras que pasan el cepillo en la iglesia no cobran :P Al menos en la que voy yo de vez en cuando se turnan la tarea. Pero desde luego el perfil que has descrito encaja con todas las voluntarias jajaja.

Arald dijo...

El trabajo de calentar la cama es genial. Lo que puedes hacer con los céntimos es guardarlos ;)

Neurotic Marianita dijo...

Esos trabajos sólo hacen que uno sienta dolor cuando va de camino al propio... o envidia

ODRY dijo...

Nena a mi me ha impresionado, estoy perdiendo mi tiempo trabajando sin parar, aunque claro es mejor que tumbarse sin hacer o alerle el aliento a un mastín, ja ja ja

Un besazo.

Anónimo dijo...

si yo tuviera que contratar a un mendas a que me calentara la cama me iba a dejar el sueldo, jeje ¿de qué nos hacen el culo a las chicas que no se calienta con nada ?

el Sr. Skywalker dijo...

A mí se me ocurre alguno más, como "maquillador de cadáveres", "mamporrero", "personal shopper", "aforador", ...
No sigo que no quiero chafarte el post como haría un "pisador de uvas". Ja ja ja.
Me encanta tu blog.

Leia Organa dijo...

Pues oye, con el paro que hay... probador de colchones no esta nada, pero nada nada mal.

NoSoySolterSoySingle dijo...

Estoy de acuerdo con el Sr. Skywalker... maquillador de cadáveres... uffff ese casi es peor... yo me imagino a una chica poniéndole brillo en los labios a la difunta y es que palmo...!!!

Calentador de camas... en ese trabajo, no existe el estrés!!!!!!!!

Claudia P. dijo...

UUUuuuf!!! q ascazo me ha dao el del aliento de perro, tng q trabajar yo de eso una sola vez y a mis parientes les toca ir de entierro!! q cosa más desagradable!!!!!!! jajajaja

Esthertxu dijo...

Yo de verdad que preferiría maquillar cadáveres que olerle el aliento a un chucho o probar su comida, chicos...
En cualquier caso, el trabajo de maquillador de difuntos no me parece tan prescindible. Alguien tiene que hacerlo y, en según qué circunstancias, es bastante necesario!!!
Y las señoras del cepillo de Misa son primas hermanas de las señoras que cantan en el coro sin ninguna gracia o las que perpetran cualquier tonada en el órgano parroquial.
Uy, ahora que lo pienso...¡qué idea me ha venido! A ver si la desarrollo...
Un saludo colectivo!!!

Dama Oscura dijo...

Ja! no habia pensando en eso de los trabajos inutiles hasta que lo lei en tu blog... extraño, creo que es un poco extravagante, pero bueno... creo que si hay algunos trabajos completamente inutiles... como el de "catador" en fin... desearia tener ese trabajo. Saludos Cordiales!!

Kobal dijo...

Lo de la cama no está mal, poca presión y siempre descansado. Si este medianamente bien pagado no se puede pedir más. El trabajo de tu amigo como que no lo veo, además de ser una profesión de alto riesgo.

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