Hay gente a la que los nervios la consumen.
La ansiedad, dicen, por un mecanismo hasta ahora desconocido por la Medicina, les provoca lo que viene a ser un “nudo-marinero” (o así) en el estómago y/o resto de órganos corporales que les impide hacer pasar ni una miguita de pan… he conocido casos, eh? No hablo por hablar…
Entonces es cuando mi cabeza se pone como loca y me martillea con la pregunta de siempre: “y por qué a ti no te pasa???”
Por qué demonios a mí, la ansiedad (o su prima-hermana, no sé bien) lo que me provoca es una carrera a contrarreloj hacia la nevera?
Por qué los nervios, si es que se les puede echar la culpa a los pobres, no se ponen de mi parte y me abandonan a mi suerte cuando ven que mis pies (traidores ellos) corren hacia la despensa???
Esto me lleva a otro dilema: si yo no practico deporte (no lo tengo registrado en mi ADN, lo siento), ni sé pronunciar bien la palabra vigorexia; si yo no me he comprado un chándal en mi vida porque sólo de imaginarme las “gometas” esas en los tobillos, me pongo malísima de la circulación; si yo aborrezco a Madonna cuando le da por ponerse sus pantalones de Adidas en pleno concierto y cuido mis looks hasta la extenuación para no parecer “arreglá pero informal” como Martirio con sus chándales y tacones; si a mí la palabra “sudadera” me produce vértigos por lo que implica y, hasta hace poco, estaba convencida que una plataforma vibratoria era algo así como un consolador gigante…. Por qué, entonces, por qué, Dios mío, corro como una cobarde tras los bollos de mantequilla??? Por qué sólo doy saltos (de alegría, se entiende) cuando alguien me invita a comer o me imagino el paraíso rodeada de bocatas de salchichón??? Por qué sólo concibo una buena reunión alrededor de un chuletón con patatas???
La ansiedad, dicen, por un mecanismo hasta ahora desconocido por la Medicina, les provoca lo que viene a ser un “nudo-marinero” (o así) en el estómago y/o resto de órganos corporales que les impide hacer pasar ni una miguita de pan… he conocido casos, eh? No hablo por hablar…
Entonces es cuando mi cabeza se pone como loca y me martillea con la pregunta de siempre: “y por qué a ti no te pasa???”
Por qué demonios a mí, la ansiedad (o su prima-hermana, no sé bien) lo que me provoca es una carrera a contrarreloj hacia la nevera?
Por qué los nervios, si es que se les puede echar la culpa a los pobres, no se ponen de mi parte y me abandonan a mi suerte cuando ven que mis pies (traidores ellos) corren hacia la despensa???
Esto me lleva a otro dilema: si yo no practico deporte (no lo tengo registrado en mi ADN, lo siento), ni sé pronunciar bien la palabra vigorexia; si yo no me he comprado un chándal en mi vida porque sólo de imaginarme las “gometas” esas en los tobillos, me pongo malísima de la circulación; si yo aborrezco a Madonna cuando le da por ponerse sus pantalones de Adidas en pleno concierto y cuido mis looks hasta la extenuación para no parecer “arreglá pero informal” como Martirio con sus chándales y tacones; si a mí la palabra “sudadera” me produce vértigos por lo que implica y, hasta hace poco, estaba convencida que una plataforma vibratoria era algo así como un consolador gigante…. Por qué, entonces, por qué, Dios mío, corro como una cobarde tras los bollos de mantequilla??? Por qué sólo doy saltos (de alegría, se entiende) cuando alguien me invita a comer o me imagino el paraíso rodeada de bocatas de salchichón??? Por qué sólo concibo una buena reunión alrededor de un chuletón con patatas???
Desconozco los motivos de mi situación, pero el resultado lo tengo clarísimo: me paso a régimen 8 meses al año para poder pasarme los 4 restantes haciendo de mi capa un sayo, “empacando” para el duro (durísimo) invierno… y en esto paso mis días, pensando, comiendo, ayunando y, por qué no decirlo, odiando a los del “metabolismo rápido”…
3 comentarios:
Amen.
jajajaja
OLE!!!! que bueno...
Ya sabes el chiste " he empezado otra dieta porque solo con una pasaba mucha hambre "
Yo también odio a los del metabolismo lento, a los que dicen que comer no les gusta (¿¿cómo puede no gustarles comer??), pero sobre todo, a los que comen de todos a montón y están flacos como un palillo. Y además, te lo restriegan por los morros:"Es que yo como un montón, pero chica, no engordo!! Es algo genético"
Pues yo quiero esos genes...
Jajjaaja,
Buen blog!
Saludos gatunos
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