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sábado, 12 de marzo de 2011

El extraño caso de la memoria anterógrada (o cómo olvidarse un hijo en la gasolinera, pero recordar con soltura la lista de los reyes godos)


Hoy, a lo tonto y sin avisar, mientras preparaba el bizcocho que mi hijo debe llevar a clase el lunes por su cumpleaños, ha brotado de mi memoria, cual champiñón al sol, un número de teléfono, con su prefijo y todo.

Al principio, me he quedado parada y desconcertada, pensando para mí misma: ¿y este número tan largo, a qué viene? ¿Será parte de la receta? Pero no. Imposible. ¿O será una fecha que he de recordar por algo? Tampoco. Nada cuadraba.

He rebuscado un poco más en mi subconsciente y, al momento, he sabido a quién pertenecía: A Carminita. Una compañera del colegio que emigró a Zaragoza en 5º de E.G.B. de forma abrupta y cruel (ni siquiera terminó el curso, ya ves tú qué prisas), dejándonos a todas sumidas en el más terrible abatimiento. De hecho, me pasé años preguntando a mi madre a ver cuándo iba a volver Carminita y llorándole a la foto del anuario. Para que hoy, a mis 37 años recién cumplidos, su fantasma vuelva a poseerme por culpa de nueve dígitos cachondos que surgen de la nada.

Tócate el clavel, Maribel.

Ya me contarás para qué demonios quiero yo semejante recuerdo.
Y de estas me pasan miles. Que me he puesto a pensar (lo hago de vez en cuando, soy así de estrafalaria) y resulta que te puedo decir la lista de alumnas de mi clase de 1º de B.U.P. y sus direcciones, código postal incluido.

¿Para qué este desperdicio de memoria?
¿Tiene algún sentido?
¿No sería mejor disponer de un botón que permitiera resetear tu memoria atávica para determinados datos inútiles y dejar así espacio a las nuevas incorporaciones?
¿O es que soy la única incompetente para memorizar el móvil de su madre, pero experta en declamar los afluentes del Tajo en el sentido de las manecillas del reloj? ¡Hombre, por Dios, si los niños de hoy en día ya ni saben qué son las manecillas del reloj! Si ya todo es digital, van a saber ellos pa dónde gira eso…

A mí todo esto me parece una confabulación contra el género humanoide.
La memoria está mal parida, no me digas.
Así no se puede funcionar bien.

No es de recibo que, cada vez que voy a visitar a mi cuñada, me encuentre frente a su portal (el cual identifico por la tienda de chuches colindante, no porque consiga retener el número), marcando su móvil (el cual tampoco recuerdo, porque sin la memoria del teléfono yo soy como el espantapájaros del Mago de Oz, sin cerebro aparente) y preguntándole por enésima vez: ¿qué piso era, cielo, que ya me han contestado tres señoras y me dicen que no me abren porque ahí no vive ninguna Maripili?

Tampoco me parece muy normal que mi amiga Paqui me tenga que mandar un SMS cada vez que tenemos merendola en su casa, porque sabe que ningún ser vivo con un cociente intelectual inferior a 800 es capaz de recordar que ha de marcar tres veces en sendas puertas el código mágico 14D8A. Que si por lo menos viviera en casa de C3PO o de R2D2 (bien por George Lucas, a ver pa qué coño me sirven los nombres de los primos de E.T.), pues la cosa sería más sencilla. Pero tampoco. Tiene que vivir en el portal 14, torre D, piso 8 puerta A (si es muy “lógico”, va de más a menos- insiste Paqui; yo es que me troncho). Pues ya de paso que me añadan el número del trastero y el de la plaza de garaje también, no vaya a ser que dejemos algo a la improvisación…

Y luego voy y me enervo cuando mi niño, a sus tiernos 5 años, se las ve y se las desea para memorizar nuestra dirección…

- Es que no lo sé bien, mami. ¿Era camino de la vía o calle del paseo?
- No, hijo, no: “Calle Vereda del Camino”, si está chupao
- Lo que tú digas. Pues “eso”, número 7, 4º piso. Y no me lo preguntes más, que estoy viendo Bakugan.
- Si es que te lo voy a tener que tatuar en la frente. Como te pierdas, ya te hemos visto el pelo…

Pero no me preocupo demasiado.
Total, sé que dentro de 30 años no habrá Dios que se lo quite de la cabeza, así que antes o después sabrá llegar a casa…


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PS: Desde aquí, aprovechando la notoriedad que me da el blog, hago un llamamiento a la insensible de Carminita. Tía, qué te costaba haber mandado una cartita, una postal, un algo… que me tuviste una década pensando que te había raptado una secta caníbal… ¡ya te vale, Carminita, qué flojera la tuya! Aunque lo mismo agarro el número que tengo en la cabeza y me marco una llamadita, a ver si te pillo viva…


12 comentarios:

AiRaMeR dijo...

Hola Esthertxu, cómo me he reído leyendo la entrada!!! muy buena!! la verdad es que hay cosas que retenemos en la memoria y no la soltamos, y luego para otras no hay quién se las aprenda!!

Siento no comentarte más a menudo, últimamente escribo pocas entradas en el blog por falta de tiempo y no puedo visitar los blogs amigos tanto como me gustaría, o los visito pero no comento...

Un saludo y sigue así!!

A. Sandler dijo...

pues yo me acuerdo de todas las matrículas con letra y todo de los coches de amigos y familiares. Y luego soy capaz de olvidarme que hoy habíamos quedado...

en fin!

Rocío dijo...

jajaj ya te digo, tenemos memoria selectiva y lo veo una atraso de la naturaleza, no entiendo para que sirve para nuestra supervivencia recordar los apellidos de nuestra seño de infantil y que no tengamos sitio para recordar algo tan basico como dónde viven nuestros amigos (me siento super-identificada con lo de tu cuñada y lo de tu amiga jejeje) En fin lo que tu dices "la memoria está mal parida" que buena frase!! jeje besos

Elvis dijo...

Siempre he dicho que la mente humana es una máquina de almacenar datos inservibles...
Besos.

Ariadna dijo...

Me encanta, y al tiempo asusta, ese lápiz tan afilado que usas. Tienes un desparpajo absolutamente genial para explicar las situaciones más cotidianas. Seguiré leyéndote!
Un abrazo!

semilla dijo...

Yo tengo memoria de pez...¿de qué?

Anónimo dijo...

Jajaja muy bueno, lo del botón sería una mágnifica idea, mi padre dice q mi madre tiene memoria histérica y yo le digo a mi hermana q tiene memoria histórica y la mia es rara, vamos como la tuya más o menos

Mr. Rific dijo...

Jaja, te entiendo perfectamente!!!
Hace poco tuve una reunión con gente de la EGB a la que hacía 20 años que no veía, y hablando de pijadas nos acordábamos hasta de fechas de cumpleaños y números de teléfono de allá por el pleistoceno ochentero... uf, y ahora incapaza de recordar esos datos de nadie, por muy cercano que sea :S

Ana dijo...

Yo no recuerdo nada de nada. sólo un numero de teléfono que intento olvidar... vaya tela eh

el Sr. Skywalker dijo...

¿Cómo que los primos de ET?
Tamaña afrenta a mis dos robots favoritos te puede costar cara. Que-lo-se-pas.
El pequeño problema es que igual, cuando tenga oportunidad de devolverte el golpe bajo, se me ha olvidado por qué.
Ay, hija, cómo merma la dichosa memoria con los años. Ya lo verás.

Kobal dijo...

La memoria es muy cabrona, solo se acuerda de lo que le da la gana y hace extrañas correlaciones por las cuales empiezas pensando en una formula de termodinámica y terminas recordando la receta de arguiñano que vistes hace 4 años. Eso si, cuando quieres recordar algo concreto olvídate del tema.

GUSI dijo...

Jajaja. Buenísimo, me encanta tu humor!!!

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