
Un cinéfilo de pro reconocería esta frase entre un millón. Se la dice Ilsa a Rick en una secuencia de Casablanca.
Pero tranquilos, que no pretendo haceros un test de cine, ni sacaros los colores. Tampoco hablaré de amores imposibles, ni de playboys anti-lujuria, ni de lo bien que queda la piel cuando la toma es en blanco y negro. Hoy quiero hablar de frases. Frases para el momento (se supone) más romántico en la vida de una pareja: el día de su boda.
¿Qué se le dice a los novios tras darse el esperado "sí, quiero"?
Todos vamos con la misma cantinela: que si enhorabuena, que si felicidades, que si no sabes cómo me alegro, que si tenéis los ojillos brillantes y la carita radiante... Las cursiladas de siempre.
Algunos, intentando superar al resto de invitados y queriendo justificar su invitación tardía, salen con aquello de "ojalá seáis tan felices como lo fui yo en mi tercer matrimonio". He llegado a oír a una señora diciéndole a la novia: "haz lo que sea, pero que te ingresen a ti su nómina, que ahora todo es muy bonito, pero ya verás cuando se la empiece a gastar en vino". La novia, como estaba en una nube, ni se enteraba de lo que le decían y sólo sonreía y agradecía los parabienes, sin registrarlos ni cribarlos previamente en su cerebro.
Bueno. Estas frases tampoco es que sean tan importantes. Han de decirse, porque es lo que manda la tradición. No hay boda que se precie sin los consabidos pisotones a la salida de la Iglesia/Juzgado por conseguir besar a los novios, patearle el vestido a la novia y colgarse del velo como Tarzán de su liana favorita. El problema viene después, cuando los grupos que se crean (invariablemente) comienzan con sus rivalidades. Me explico:
En toda boda hay un mínimo de 6 grupos (si la boda es muy concurrida, pueden llegar a formarse hasta 10 subgrupos). Todos ellos se componen de gente que no necesariamente se conoce, pero que enseguida se identifica como "del grupo". Y matan por ello. Si estuviéramos hablando de una boda romana, esta gente te echaría a los leones por pertenecer al grupo contrario. Sin titubear.
El primer grupo lo forman "Los amigos de la novia". Suele estar compuesto por mujeres, aunque siempre se cuela algún gay, despistado, o listillo a la caza de amigas-de-la-novia.
Por tanto, el segundo grupo serán "Los amigos del novio". Tíos, en su mayoría. De la edad del novio, en su mayoría. Y un viejales borrachuzo, en clara minoría, que les arenga en la competición de gritos a los novios. Suele ser un tío lejano del novio que no encuentra ubicación y prefiere arrimarse a la "chavalería".
El tercer grupo lo forma "La familia de la novia", claramente enfrentado al cuarto grupo: "La familia del novio". Aquí es donde se esconde la gente-bien. Nada de personajes alcoholizados, con la corbata ladeada y los zapatos perdidos por alguna esquina. No. Estos son los del traje de Canali, la pamela (si la boda es de día) y los bolsitos cuajados de kleenex. Incluimos en este grupo a los padres, hermanos, abuelos, tíos y primos de los respectivos novios. Y al cura, si es una boda religiosa, que siempre se apunta al papeo.
Al quinto grupo podríamos denominarlo "A mí me invitaron por compromiso". ¿Componentes? Compañeros de trabajo de ambas partes, jefes de los padres de los novios y directores de Bancos variados. Los Notarios también se encuadran en este grupo.
Y, por fin, el sexto grupo. El más chungo de ubicar en las mesas, porque son los apestados de las bodas: "Los que se zumbaron a los novios". Entiéndase por "zumbar" cualquier acto considerado pecaminoso por los mayores de 50 años, incluyendo relaciones de más de 8 años que quedaron en nada con alguno de los contrayentes. Papelón el de esta gente. No sé para qué van ni por qué les invitan. Tienen su mérito, por acudir y pagar el regalo. Así que les doy su grupo.
Entonces llega la competición de frases. Estos grupos no se mezclan. Así que tienen sus propias consignas. Las familias del novio y de la novia nunca soltarán aquello de "que se besen". Es más, en cuanto un miembro del grupo de "los amigos del novio" empiece a despepitarse con la frasecita, comenzarán a mirarse unos a otros en plan... "uyyy, qué soeeezzz". Y nunca responderán a la provocación. Ya vamos 1-0, para los amigos del novio.
Sin embargo, las amigas de la novia se sentirán ofendidas por no haber sido las primeras en hacer besarse a los novios. Y abundarán con lo de "encima de la mesa" tan pronto como la novia se levante abochornada y le plante el beso al novio sonriente. 1-1. Vale.
Ahí es donde entra el borrachuzo, que empieza con lo de "con lengua, con lengua" y su grupo, el de los amigos del novio, crecidos por la salida del beodo, levantarán sus servilletas al aire al son de "el polvo de esta noche, ya no es ilegal, el polvo de esta noche, ya no es ilegal, la la la laaaa la la la, ya no es ilegaaalll". 3-1.
Las amigas, que son más finas en estas cosas, comienzan con "que se besen los padrinos", con variantes, como el conocido "que se besen los consuegros". 3-3.
Y cuando está todo tan liado y hay tales gritos que eres incapaz de discernir si se está besando la abuela con el cura o la cuñada con la pamela, se escucha una vocecita femenina desde la mesa de "los que se zumbaron a los novios" que exclama: "Que enseñe el tatuaje, que enseñe el tatuaje".
Silencio absoluto. Todas las cabezas giradas hacia el novio, que mira a la novia y pone cara de "a mí que me registren". No aletean ni las moscas. 10-0 para la mesa de los despechados. Sí señor. Menuda goleada...
Pero tranquilos, que no pretendo haceros un test de cine, ni sacaros los colores. Tampoco hablaré de amores imposibles, ni de playboys anti-lujuria, ni de lo bien que queda la piel cuando la toma es en blanco y negro. Hoy quiero hablar de frases. Frases para el momento (se supone) más romántico en la vida de una pareja: el día de su boda.
¿Qué se le dice a los novios tras darse el esperado "sí, quiero"?
Todos vamos con la misma cantinela: que si enhorabuena, que si felicidades, que si no sabes cómo me alegro, que si tenéis los ojillos brillantes y la carita radiante... Las cursiladas de siempre.
Algunos, intentando superar al resto de invitados y queriendo justificar su invitación tardía, salen con aquello de "ojalá seáis tan felices como lo fui yo en mi tercer matrimonio". He llegado a oír a una señora diciéndole a la novia: "haz lo que sea, pero que te ingresen a ti su nómina, que ahora todo es muy bonito, pero ya verás cuando se la empiece a gastar en vino". La novia, como estaba en una nube, ni se enteraba de lo que le decían y sólo sonreía y agradecía los parabienes, sin registrarlos ni cribarlos previamente en su cerebro.
Bueno. Estas frases tampoco es que sean tan importantes. Han de decirse, porque es lo que manda la tradición. No hay boda que se precie sin los consabidos pisotones a la salida de la Iglesia/Juzgado por conseguir besar a los novios, patearle el vestido a la novia y colgarse del velo como Tarzán de su liana favorita. El problema viene después, cuando los grupos que se crean (invariablemente) comienzan con sus rivalidades. Me explico:
En toda boda hay un mínimo de 6 grupos (si la boda es muy concurrida, pueden llegar a formarse hasta 10 subgrupos). Todos ellos se componen de gente que no necesariamente se conoce, pero que enseguida se identifica como "del grupo". Y matan por ello. Si estuviéramos hablando de una boda romana, esta gente te echaría a los leones por pertenecer al grupo contrario. Sin titubear.
El primer grupo lo forman "Los amigos de la novia". Suele estar compuesto por mujeres, aunque siempre se cuela algún gay, despistado, o listillo a la caza de amigas-de-la-novia.
Por tanto, el segundo grupo serán "Los amigos del novio". Tíos, en su mayoría. De la edad del novio, en su mayoría. Y un viejales borrachuzo, en clara minoría, que les arenga en la competición de gritos a los novios. Suele ser un tío lejano del novio que no encuentra ubicación y prefiere arrimarse a la "chavalería".
El tercer grupo lo forma "La familia de la novia", claramente enfrentado al cuarto grupo: "La familia del novio". Aquí es donde se esconde la gente-bien. Nada de personajes alcoholizados, con la corbata ladeada y los zapatos perdidos por alguna esquina. No. Estos son los del traje de Canali, la pamela (si la boda es de día) y los bolsitos cuajados de kleenex. Incluimos en este grupo a los padres, hermanos, abuelos, tíos y primos de los respectivos novios. Y al cura, si es una boda religiosa, que siempre se apunta al papeo.
Al quinto grupo podríamos denominarlo "A mí me invitaron por compromiso". ¿Componentes? Compañeros de trabajo de ambas partes, jefes de los padres de los novios y directores de Bancos variados. Los Notarios también se encuadran en este grupo.
Y, por fin, el sexto grupo. El más chungo de ubicar en las mesas, porque son los apestados de las bodas: "Los que se zumbaron a los novios". Entiéndase por "zumbar" cualquier acto considerado pecaminoso por los mayores de 50 años, incluyendo relaciones de más de 8 años que quedaron en nada con alguno de los contrayentes. Papelón el de esta gente. No sé para qué van ni por qué les invitan. Tienen su mérito, por acudir y pagar el regalo. Así que les doy su grupo.
Entonces llega la competición de frases. Estos grupos no se mezclan. Así que tienen sus propias consignas. Las familias del novio y de la novia nunca soltarán aquello de "que se besen". Es más, en cuanto un miembro del grupo de "los amigos del novio" empiece a despepitarse con la frasecita, comenzarán a mirarse unos a otros en plan... "uyyy, qué soeeezzz". Y nunca responderán a la provocación. Ya vamos 1-0, para los amigos del novio.
Sin embargo, las amigas de la novia se sentirán ofendidas por no haber sido las primeras en hacer besarse a los novios. Y abundarán con lo de "encima de la mesa" tan pronto como la novia se levante abochornada y le plante el beso al novio sonriente. 1-1. Vale.
Ahí es donde entra el borrachuzo, que empieza con lo de "con lengua, con lengua" y su grupo, el de los amigos del novio, crecidos por la salida del beodo, levantarán sus servilletas al aire al son de "el polvo de esta noche, ya no es ilegal, el polvo de esta noche, ya no es ilegal, la la la laaaa la la la, ya no es ilegaaalll". 3-1.
Las amigas, que son más finas en estas cosas, comienzan con "que se besen los padrinos", con variantes, como el conocido "que se besen los consuegros". 3-3.
Y cuando está todo tan liado y hay tales gritos que eres incapaz de discernir si se está besando la abuela con el cura o la cuñada con la pamela, se escucha una vocecita femenina desde la mesa de "los que se zumbaron a los novios" que exclama: "Que enseñe el tatuaje, que enseñe el tatuaje".
Silencio absoluto. Todas las cabezas giradas hacia el novio, que mira a la novia y pone cara de "a mí que me registren". No aletean ni las moscas. 10-0 para la mesa de los despechados. Sí señor. Menuda goleada...
