
Lo que os voy a relatar no es una leyenda urbana. Ni un chiste. Ni siquiera una gracieta de esas que se cuentan entre amigos con dos copitas de más. Es un sucedido, real y tristemente verdadero, aunque ocultaré la identidad de la persona implicada por no cargarme su reputación en cuatro líneas, con lo que cuesta labrársela.
Érase una vez una novia enamorada hasta las trancas de su novio. Era tanto el amor que se profesaban, que decidieron conocer a las familias respectivas, para lo cual, organizaron un fin de semana rural en la casa de campo que tenía la familia del novio. Hasta aquí, todo iba bien: cochecito hasta el monte, los padres educadísimos, la casa una cucadita en lo alto de una cima, la novia radiante, el novio orgulloso de su novia, la cena de postín... entonces, llegó la noche.
Como manda la tradición más rancia, cada uno se alojaba en una habitación, por aquello del "qué dirán" y por no dar un disgusto a los padres, que eran un tanto antiguos. Se despidieron con un beso y a dormir, que mañana será otro día.
A eso de las 2 de la madrugada, la novia se despierta en un baño de sudor. Las tripas le suenan como el rugido de un tigre apaleado y los retortijones son tan fuertes que casi no puede ni tenerse en pie. Ella intenta encender la luz, pero en esas casonas de pueblo, la luz igual que viene, se va.
Vale, no hay luz. No pasa nada. No te pongas nerviosa. Abre la puerta sin hacer ruido, coge el pasillo todo recto y vete hacia el baño, que está justo al fondo y no tiene pérdida posible.
Ella echa a andar encorvada, toqueteando todas las puertas a su paso, hasta que llega a la del fondo. En ese momento, nota el retortijón más fuerte que ha sentido en su vida. Ay Dios, a que me cago encima, piensa la novia al borde de las lágrimas. Aprieta, aprieta, que ya llegas... Abre la puerta, corre a la taza, se sienta como puede a la vez que empieza a notar que su tripa se desinfla y su esfínter se vacía.... bufff, por un pelo. Me he librado por un pelo. Un momentito.... espera... un... momentitoooo.... ¿qué tengo debajo????? Aquí hay pelo, piel y lo que parecen ser.... ¿unas piernas? ¿Me he sentado encima de alguien?
Entonces escucha lo que ninguna novia casadera quiere escuchar jamás en su vida:
- Tranquila, bonita, que te has cagado en tu suegro, pero no pasa nada, no te preocupes que esto lo limpiamos en un momentito y no se entera nadie, dame un minuto para que me duche al menos...

La pobre sólo quiere llorar. Se limpia como puede, sale del baño y corre hacia su habitación, abandonando el orgullo y la dignidad en la taza del váter, para hacer la maleta y escapar de esa casa aprovechando el anonimato que brinda la noche.
Nunca más quiso saber del novio, de los suegros, ni de la casita en el campo. Han pasado los años y todavía le cuesta relatar la historia sin romper en llanto.
Qué cagada, Dios mío, qué cagada... literalmente...